Archivo | May 2022

HIJO DE DIOS E HIJO DEL HOMBRE ALLAN KARDEC

HIJO DE DIOS E HIJO DEL HOMBRE

Allan Kardec

Obras Póstumas

El título de Hijo de Dios, lejos de implicar igualdad, es, por el contrario, indicio de sumisión; y que se está sometido a alguien, no a sí mismo.

 Para que Jesús fuese absolutamente igual a Dios, preciso sería que como él, existiese de toda eternidad, es decir, que fuera increado, y el dogma dice que Dios lo engendró de toda eternidad.

Pero quien dice engendra, dice creó, sin que influya en que deje de ser una criatura el que haya o no sido creado de toda eternidad, y como tal criatura, se halla subordinado a su Creador. Esta es la idea implícitamente contenida en la palabra Hijo.

¿Nació Jesús en el tiempo? Dicho de otro modo: ¿Hubo un tiempo en la eternidad pasada en que no existía? O bien, ¿es coeterno con el Padre? He aquí las sutilezas sobre que se ha discutido durante siglos enteros. ¿En qué autoridad se apoya la doctrina de la coeternidad elevada a la categoría de dogma? En la opinión de los hombres que la han establecido. Pero estos hombres, ¿en qué autoridad han fundado su opinión? No en la de Jesús, puesto que se declara subordinado; tampoco en la de los profetas, que le anuncian como enviado y servidor de Dios.¿En qué documentos desconocidos más auténticos que los Evangelios han encontrado semejante doctrina? Aparentemente en la conciencia de la superioridad de sus propias luces.

 Dejemos, pues, estas vanas discusiones sin término, y cuya elucidación, aun suponiéndola posible, no haría mejores a los hombres. Digamos que Jesús es Hijo de Dios como todas las criaturas, y que le llama Padre en el mismo sentido en que nos enseñan a llamarle Padre nuestro. Es el Hijo muy amado de Dios; porque, habiendo llegado a la perfección que aproxima a Dios, posee toda su confianza y todo su afecto. Se llama a si mismo Hijo único, no porque sea El único ser llegado a semejante grado, sino porque solo Él estaba predestinado a cumplir en la tierra la misión que cumplió.

 Si la calificación de Hijo de Dios parecía apoyar la doctrina de la divinidad, no sucedía lo mismo con la de Hijo del hombre que Jesús se dio durante el curso de su misión, y que ha sido objeto de no pocos comentarios.

Para comprender su verdadero sentido, es preciso acudir a la Biblia, donde es dado por Dios mismo al profeta Ezequiel.

 “Me dijo: Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, y hablaré contigo. Y luego que me habló, entró el Espíritu en mí y me afirmó sobre mis pies, y oí al que me hablaba. Y me dijo: Hijo de hombre, yo te envío a los hijos de Israel, a gentes rebeldes que se rebelaron contra mí; ellos y sus padres se han rebelado contra mí hasta este mismo día.». (Ezequiel, Cáp. Il, versículos 1, 2 y 3).

“Y tú, oh hijo de hombre, he aquí que pondrán sobre ti cuerdas, y con ellas te ligarán, y no saldrás entre ellos.». (Cáp. III, v. 25).

“Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Tú, hijo de hombre, así ha dicho Jehová el Señor a la tierra de Israel: El fin, el fin viene sobre los cuatro extremos de la tierra. (Cáp. VIl, v. 1 y 2).

 «Vino a mí palabra de Jehová en el año noveno, en el mes décimo, a los diez días del mes, diciendo: Hijo de hombre, escribe la fecha de este día; el rey de Babilonia puso sitio a Jerusalén este mismo día.” (Cáp. XXIV, v. 1 y 2)

“Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, he aquí que yo te quito de golpe el deleite de tus ojos; no endeches, ni llores, ni corran tus lágrimas. Reprime el suspirar, no hagas luto de mortuorios; ata tu turbante sobre ti, y pon tus zapatos en tus pies, y no te cubras con rebozo, ni comas pan de enlutados. Hablé al pueblo por la mañana, y a la tarde murió mi mujer; y a la mañana hice como me fue mandado.» (Cáp. XXIV, v. 15 a 18)

“Tú, hijo de hombre, profetiza a los montes de Israel, y di: Montes de Israel, oíd palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto el enemigo dijo de vosotros: ¡Ea! también las alturas eternas nos han sido dadas por heredad» (Cáp. XXXVI, versículos l y 2).

 “Y oí uno que me hablaba desde la casa; y un varón estaba junto a mí, y me dijo: Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar donde posaré las plantas de mis pies, en el cual habitaré entre los hijos de Israel para siempre; y nunca más profanará la casa de Israel mi santo nombre, ni ellos ni sus reyes, con sus fornicaciones, ni con los cuerpos muertos de sus reyes en sus lugares altos.». (Cáp. XLIII, v. 6 y 7)

«Porque no son las amenazas de Dios como las de los hombres, ni se enciende su cólera a la manera de los hijos de los hombres». (Judith, Cáp. VIII, v. 15).

Es evidente que la calificación de Hijo de los hombre quiere decir aquí que ha nacido del hombre, por oposición a lo que esta fuera de la humanidad. La última cita, tomada del libro de Judith, no deja duda sobre la significación de las tales palabras, empleadas en un sentido muy literal. Dios no designa a Ezequiel más que con ese nombre, sin duda para recordarle que a pesar del don de profecía que le ha concedido, no deja de pertenecer a la humanidad, y para que no se crea de una naturaleza excepcional.

Jesús se da a sí mismo esta calificación con una persistencia notable, puesto que solo en muy raras circunstancias se llama Hijo de Dios. En sus labios no puede tener otro significado que el recordar que también Él pertenece a la humanidad, asimilándose así a los profetas que le precedieron y a los cuales se compara, aludiendo a su muerte, cuando dijo: JERUSALÉN QUE MATAS A LOS PROFETAS. La insistencia que emplea en designarse como Hijo del hombre parece una protesta anticipada contra la cualidad que prevé que se le dará más tarde, a fin de que quede bien sentado que no salió de sus labios.

Es de notar que, durante esta interminable polémica que ha apasionado a los hombres por espacio de una larga serie de siglos, y aun dura, que ha encendido las hogueras y hecho derramar torrentes de sangre, ha disputado sobre una abstracción: la naturaleza de Jesús, de la que se ha hecho piedra angular del edificio, aunque Él nada haya hablado de ella; y que se ha olvidado una cosa, la que Cristo ha dicho ser toda la ley y los profetas, es a saber: el amor a Dios y al prójimo, y la caridad, de la que hizo condición expresa para la salvación. Se han aferrado a la cuestión de afinidad de Jesús con Dios, y se han tenido en completo silencio las virtudes que recomendó y de que dio ejemplo.

El mismo Dios desaparece ante la exaltación de la personalidad de Cristo. En el símbolo de Nicea se dice simplemente: Creo en un solo Dios, etc.; pero, ¿cómo es ese Dios? No se hace mención alguna de sus atributos esenciales: la soberana bondad y la soberana justicia. Estas palabras hubieran sido la condenación de los dogmas que consagran su parcialidad para con ciertas criaturas, su inexorabilidad, sus celos, su cólera, su Espíritu vengativo, en el que se apoyan para justificar las crueldades cometidas en su nombre.

 Si el símbolo de Nicea, que ha venido a ser el fundamento de la fe católica, estuviese conforme con el Espíritu de Cristo, ¿a qué el anatema con que termina? ¿No prueba esto que es obra de la pasión de los hombres? ¿A qué se debe, pues, su adopción? A la presión del emperador Constantino, que había hecho de ello una cuestión más política que religiosa. Sin su mandato, no hubiese tenido lugar el concilio de Nicea; y sin la intimidación que puso en juego, es más que probable que hubiera triunfado el Arrianismo. Ha dependido, pues, de la voluntad soberana de un hombre, que no pertenece a la iglesia, que reconoció más tarde la falta que cometió políticamente, y que en vano procuró deshacer lo hecho conciliando los partidos; ha dependido, pues, de la voluntad de un hombre el que no seamos arrianos en vez de católicos, y que el Arrianismo no sea hoy lo ortodoxo y el Catolicismo lo herético.

 Después de dieciocho siglos de lucha y disputas vanas durante las cuales se ha dado completamente de mano a la parte más esencial de las enseñanzas de Cristo, la única que podía asegurar la paz de la humanidad, se siente uno cansado de esas estériles discusiones, que solo perturbaciones han producido, engendrando la incredulidad, y cuyo objeto no satisface ya a la razón.

 Hay en el día una tendencia manifiesta de la opinión general a volver a las ideas fundamentales de la primitiva Iglesia, y a la parte moral de la enseñanza de Cristo; porque ella es la única que puede hacer mejores a los hombres. Es clara, positiva y no puede dar motivo a controversia. Si desde un principio hubiera seguido la Iglesia este camino, sería hoy omnipotente, en vez de hallarse en su ocaso; hubiese aliado a la inmensa mayoría de los hombres, en lugar de haber sido desgarrada por fracciones.

Cuando los hombres sigan esta bandera, se tenderán fraternalmente la mano en vez de anatematizarse y maldecirse por cuestiones que la mayor parte de las veces no comprenden. Esta tendencia de la opinión es señal de que ha llegado el momento de plantar la cuestión en su verdadero terreno.

EL HERMANO GOTUZO ANDRÉ LUIZ CHICO XAVIER

EL HERMANO GOTUZO

André Luiz/Chico Xavier

LIBRO. OBREROS DE LA VIDA ETERNA

Al ser presentado al hermano Gotuzo, una espontánea satisfacción alegró mi espíritu. Inmediatamente, reconocí que nos acercaban vigorosos lazos de simpatía. En él, las afinidades con los servicios de la esfera carnal eran aún, muy fuertes. La conversación, gestos y los pareceres denunciaban su condición. Impregnado de intensos recuerdos de la vida física, a la que se sentía imantado por una fuerte atracción, no se había elevado todavía a nuestros círculos de trabajo, contando apenas con unos pocos años de conciencia despierta, después de desencarnar.

 De entrada, me comentó un poco su andadura. Había desencarnado antes que yo, peregrinó por mucho tiempo a través de sendas purgatoriales, y aunque había permanecido varios años semiinconsciente, entre sombras y luces, se presentaba al día con todos los conocimientos de Medicina, propiamente humanos.  –Siempre supuse –me confió de buen humor, cuando nos vimos a solas– que después de la muerte del cuerpo nada más tendríamos que hacer, que cantar beatíficamente en el cielo o chirriar los dientes en el infierno, pero la situación es extremadamente diferente.  Hizo un significativo paréntesis y continuó:

  –Me refiero a la vieja definición teológica, porque nunca pude aceptar que no existiese nada en absoluto. Era imposible que la vida estuviese circunscrita sólo al escenario de la carne, donde el hombre desempeña los más extravagantes papeles, desde la infancia hasta la vejez. Siempre creí, que algo debería existir, más allá de la morgue y del sepulcro.

 Admitía, sin embargo, que la muerte fuese un maravilloso ardid de magia orientando a las almas camino del paraíso de paz inmortal o de la región oscura de castigos eternos. No era nada de eso.

Encontré la vida en sí misma, con el mismo sabor de belleza, intensificación y misterio divino. Nos trasladamos de residencia, pura y simplemente, y traemos hacia acá indisposiciones y dolencias, así como las investigaciones y los procesos para curarles. Aquí hay mayor número de enfermos y médicos. El cuerpo astral es una organización viva, tan viva como el aparato fisiológico en el que vivíamos en el plano carnal.

 Como percibiese, tal vez, en mis ojos, la sospecha de que, en los círculos más altos, quizás fuese diferente, añadió:

 –Por lo menos, en nuestro plano, la situación es análoga. Y continuó, sonriente:  –Nos enseñaban, en la Tierra, que el hombre es simple género de la orden de los primates, con estructura anatómica de los mamíferos superiores, postura vertical, dimensiones considerables del cráneo y lenguaje articulado. Se referían los catedráticos a los hombres fósiles y prehistóricos, introduciendo afirmaciones dogmáticas de la ciencia oficial en nuestra cabeza, como si colgasen avisos publicitarios en el techo de los tranvías.

 Nos explicaba la religión, a su vez, que el ser humano es un alma creada por Dios, en el instante de la concepción materna, y que, con la muerte, regresa al seno divino para el juicio definitivo, en toda la eternidad, en la hipótesis de que el paciente no estuviese obligado a permanecer un tiempo en las desagradables estaciones del purgatorio.  Imprimió un nuevo acento a la conversación y comentó: –De hecho, supongo que deben existir lugares más deliciosos que el Edén imaginado por los sacerdotes humanos y, con mis ojos, he visto sufrimientos que sobrepasan a todas las imágenes infernales ideadas por los inquisidores. Pero, y es lamentable reconocerlo, ni la ciencia, ni la religión nos preparan convenientemente, para enfrentar los problemas del hombre desencarnado.  Se estableció una pausa más larga en la conversación.  Al lanzar mi mirada por la amplia sala, reparé el cuidado de Gotuzo, en la zona de su especialidad. En las paredes había planos variados del cuerpo humano, como si fuesen preciosos adornos. Pequeñas esculturas de órganos diversos asomaban, aquí y allí. Pero lo que más llamaba la atención, era una imagen del sistema nervioso, realizada en una substancia delicadísima y algo luminosa, en posición vertical, con la altura aproximada de un hombre, en la cual se destacaban, con extraordinaria perfección, el cerebro, el cerebelo, la médula espinal, los nervios del tronco, el mediano, el radial, el plexo sacro, el cubital y el gran ciático.  Acariciando, extasiado, la obra, dije: –¡Tienes mucha razón, mi querido Gotuzo. Si los hombres encarnados comprendiesen la importancia del estudio del cuerpo periespiritual!…  – ¡Sí –confirmó espontáneamente, interrumpiendo mis consideraciones– la ignorancia que nos sigue hasta aquí es simplemente deplorable! La personalidad humana, entre las criaturas terrestres, es más desconocida que el fondo de los océanos. Yo por mi parte, fui católico militante y siempre aguardé el beatífico sosiego después de la muerte.  Puso una expresión casi cómica y afirmó:

  –Vine con todos los sacramentos y pasaportes de la política religiosa, en solemnes exequias. Creo, sin embargo, que el servicio diplomático de mi iglesia no está bien atendido en el cielo. No traje bastante documentación que me garantice la paz en la transferencia. En vano reclamé derechos que nadie conocía y supliqué bendiciones indebidas. Viendo el desconocimiento predominante aquí a mi respecto regresé a mi viejo templo, donde nadie me identificó. Desesperado, entonces, me sumergí por largos años en una dolorosa ceguera espiritual. Y, francamente, recordando los hechos, me río, aún hoy, de la confianza ingenua con que cerré los ojos en el hogar, por última vez. El padre Gustavo me prometía la convivencia de los ángeles ¡tú verás! –y afirmaba que sería llevado en triunfo a los pies del Señor, y eso apenas porque había dejado cinco “contos de reis” a nuestra antigua parroquia. Mis familiares acompañaban, en llanto, nuestro diálogo final, en el que mi palabra sofocada participaba, con monosílabos, de cuando en cuando, en la extrema hora del cuerpo. No obstante, si era casi imposible para mí el comentario inteligente de la situación, el párroco hablaba por nosotros, exponiendo la felicidad que me correspondía en el Reino de Dios. Médico de corta jornada, pero de intensa observación, la molestia no me engañó, pero, inexperto en los asuntos de alma, me confundieron plenamente las promesas religiosas. Penetrando el portón del sepulcro y dándome cuenta que no estaba en la corte de los santos, volví, como si fuese un sonámbulo, para interpelar al sacerdote que había encomendado mi cadáver a las estaciones celestes. Incomprendido y ciego, peregriné por mucho tiempo, entre la aflicción y la demencia, en las creaciones mentales engañosas que había traído del mundo físico.  –Sin embargo, seguramente –comenté, en una pausa– no te faltaron buenos amigos.  –Con toda seguridad –asintió. Mientras tanto, invertí algunos años para volver al equilibrio indispensable, única condición en la que podemos comprender el auxilio y recibirlo.  –Pues debes sentirte feliz, ahora.  – ¡Sin duda! –Comentó Gotuzo, de buen humor– me reajusto con la mayor tranquilidad posible.

La mayor sorpresa para mí, en el presente, es el servicio que la vida espiritual nos proporciona. Siento hoy una profunda compasión por todos los hombres y mujeres encarnados, que desean insistentemente la muerte física y la buscan de varias formas, utilizando recursos indirectos imperceptibles a los demás, cuando les faltan disposiciones para el suicidio. Nos esperan actividades y problemas tan complejos de trabajo, que sería mejor para ellos una existencia totalmente desprovista de encanto, con pesadas tareas que inhiban sus divagaciones. 

Recordando la dedicación laboriosa de la dirigente de la casa, por las observaciones oídas, dije:

 –El volumen de nuestras tareas asombraría a cualquier hombre común, y hay que reconocer que la necesidad del sacrificio en los servicios de esta institución es enorme. Me asombró la cantidad de deberes atribuidos a la directora.  – ¡Totalmente de acuerdo!

 –Asintió, modificando el tono de voz– la hermana Zenobia, dedicada orientadora, de sublime corazón y pulso firme, nos ofrece, invariablemente, magníficas demostraciones de renuncia. Y es tan grande el servicio en este refugio, dedicado a diversos tipos de socorro, que la jefatura se ejerce en períodos anuales. En este año, la administración le compete a ella, en el venidero, tendremos las directrices del hermano Galba.  – ¿Cada administrador recibe un descanso de un año? –pregunté, admirado.  –Sí, aprovechan el período de reposo, en planos más altos, en contacto con experiencias y estudios que enriquezcan el espíritu del misionero y beneficien las obras generales de la institución, con miras al futuro. Sé que Zenobia y Galba dirigen esta casa, hace precisamente veinte años consecutivos, alternativamente.  No obstante, , han pasado por aquí diversos administradores, hacia otros caminos, en el plano de elevación…

De cuando en cuando, vuelven a visitarnos, proporcionando sagrados incentivos a la comunidad de trabajadores del bien.  – ¿Y tú? –Pregunté, tal vez con indiscreción– ¿dónde pasas tus ratos de ocio?  –De acuerdo con nuestras normas, poseo también mis horas de reposo. Sin embargo, –y su voz se tiñó de velada tristeza– aún no puedo disfrutarlas en un plano más alto. Y voy a los campos de la Tierra, respirando el aire puro y tonificante de las huertas y jardines silvestres. El oxígeno, allí, es más suave que el que absorbemos en estos círculos sofocantes de transición, donde hay que luchar con los residuos del pensamiento humano. Los árboles y las aguas, las flores y los frutos de la naturaleza terrestre, libres de las emanaciones infectadas de multitudes ignorantes y caprichosas, permanecen repletos de substancias divinas para todos los que empezamos a vivir efectivamente en espíritu.

 Las ciudades humanas son inmensos y benditos crisoles de purificación de las almas encarnadas, donde se forja el progreso real de la humanidad, pero el campo sencillo y acogedor es siempre un punto de encuentro con las bendiciones de Dios, garantizando las bases de la manutención colectiva. No es de extrañar, por tanto, que recojamos allí grandes cosechas de energías de paz reconfortante. 

Conocía, de sobra, la propiedad de sus argumentos, recordando mis experiencias anteriores. Sin embargo, comenté, con sinceridad:

 –Pero es una lástima, que aún no hayas podido visitar planos más elevados. Descubrirías continentes de radiantes sorpresas, reforzando tus estímulos y esperanzas.  –Me prometieron esa alegría para dentro de poco –afirmó resignado.

 –Oye –pregunté con afectuoso interés–, ¿Cuál es la razón del aplazamiento? ¿Podría, por mi parte, interponer mi humilde influencia en el asunto?

 El compañero, que se había caracterizado por un sano optimismo desde la primera palabra, dejó reflejar una inquietante emoción. Sus ojos vivos y brillantes se nublaron de llanto, difícilmente contenido, y, fijándoles quizás en el cuadro interior de sus propios recuerdos, Gotuzo dijo, con inflexión de amargura:

 –Traigo todavía la mente y el corazón unidos al hogar que perdí con el cuerpo carnal. Me readapté al trabajo y, por eso, vengo siendo aprovechado, de algún modo, en actividades útiles. Pero, aún no me acostumbré con la muerte y sufro naturalmente los resultados de esa desarmonía. Sigo un curso adelantado de preparación interior, en el que progreso lentamente.  Esforzándose por asumir, delante de mí, una actitud tranquilizadora, prosiguió después de una ligera pausa:

 –Al volver en mí, después de largos años de semiinconsciencia, volvieron también la reflexión, el juicio, el equilibrio. ¡Amigo mío, que nostalgias torturantes de mi casa feliz! Marília y mis dos hijos, entonces muchachos estudiantes, eran los únicos habitantes de mi pequeño paraíso doméstico.

La Medicina, ejercida desde joven entre clientela rica, me proporcionaba grandes recursos económicos. Vivíamos plenamente despreocupados, entre las paredes acogedoras y calientes de nuestro nido. Ningún sinsabor, ni la más leve nube. Nos vino el primer dolor con la neumonía que me separó del plano físico. Al primer síntoma de sufrimiento, invertimos inútilmente el dinero y las relaciones afectivas. Todas las circunstancias favorables de orden material se quebraron, frágiles, ante la muerte. Marília, sin embargo, me prometió fidelidad constante hasta el fin, sellando su juramento con amargas e inolvidables lágrimas. Me aproximaba a los cincuenta años, mientras mi querida esposa no pasaba de los treinta y seis. Me dolía en el alma dejarla casi sola en el mundo, sin el brazo del compañero. Confiando en las promesas religiosas, creí que pudiese velar por ella y por mis hijos, desde la región celestial. Pero la realidad, fue muy diferente y, después de las luchas purgatoriales, volviendo ansioso a la casa, no encontré rastro de los entes amados que dejara allí.

 Mientras perseveraba en doloroso sonambulismo, buscando socorro junto a la religión, nunca pude volver al campo de la familia, porque, antes de intentarlo, fui arrebatado en violento y obscuro torbellino que me situó en un terrible paisaje de tinieblas y sufrimiento indescriptibles. En el primer instante de liberación, todavía, fui sordo a toda clase de análisis, rompí todos los obstáculos y, sediento de afecto, les encontré al fin… Pero, la situación me desconcertó. Mi primo Carlos, que siempre había envidiado mi fortuna, se introdujo en mi casa, y con el pretexto de proteger los intereses, se casó con mi compañera, perturbó el futuro de mis hijos y disipó mis bienes en diversas aventuras comerciales. Casi volví al primitivo estado de desequilibrio mental, enjuiciando los acontecimientos imprevistos. Después de ver la posición de mis muchachos, convertidos en agentes de malos negocios, encontré a Marília, justamente en el día siguiente al nacimiento del segundo hijo del nuevo matrimonio.

 Me arrodillé, sollozando, al pie del lecho humilde en el que reposaba y le pregunté por el patrimonio de paz que, al partir, había depositado, confiado, en sus manos. La infeliz, profundamente desfigurada, no identificó mi presencia, ni oyó mi voz, pero se acordó intensamente de mí, contempló al pequeño que dormía sereno y cayó en un llanto convulsivo, provocando la presencia de Carlos, al que dijo estar angustiada y nerviosa…

Cuando vi llegar al invasor, irascible y detestado, retrocedí, lleno de infinito horror. No tuve fuerzas. ¿Era eso lo que me esperaba, después de tamaña lucha? ¿Debía conformarme y bendecir a los que me herían? La escena era excesivamente oscura para mí. En perjuicio de mi espíritu, había disfrutado de una existencia regular, con todos los deseos atendidos. No me había iniciado en el misterio de la tolerancia, de la paciencia, del dolor. Y, por ese motivo, mis sufrimientos asumieron asombrosas proporciones. 

Gotuzo enjugó las lágrimas que corrían abundantemente de sus ojos y, en vista de la impresión fuerte que su llanto me causaba, terminó:  –Casi diez años han transcurrido y mi amargura continúa tan viva, como en el primer momento. 

Le dejé desahogarse durante algunos minutos.  –Gotuzo, escucha –le dije, por fin– no guardes semejantes cadenas de sombra en el corazón.  Pasé a describirle brevemente mi caso personal. Me oyó atento y reconfortado.  Al acabar, comenté: –¿Por qué razón condenar a tu esposa? ¿Y si fuésemos nosotros los viudos? ¿Quién podría asegurar que no hubiéramos sido padres nuevamente? No te quedes apegado por más tiempo. El viejo egoísmo humano es un gran creador de cárceles tenebrosas.  Notó mi sinceridad y se calló, humilde. Y como el ambiente se hacía poco agradable, debido a la exposición de nuestras intimidades, pregunté, para cambiar su impulso mental: 

–¿Tu trabajo se limita a la asistencia de los enfermos, en las tareas de tu responsabilidad?

 –Tengo otros campos de actividad –informó.  Mirándome fijamente, preguntó:  –¿Ya has cooperado en trabajos de reencarnación?  Recordé la experiencia que tuve de cerca, en otra ocasión 9 Mirándome significativamente, dijo:  , y le conté lo que sabía.  –Sí, conoces un caso de reencarnación de naturaleza superior, un caso en el que el interesado se había hecho acreedor de la gentileza de varios amigos que le auxiliaron, desveladamente.

Aquí, sin embargo, acompañamos situaciones dolorosas, a través de incidentes muy desagradables para la sensibilidad. Son trabajos de reencarnaciones de orden inferior,  más difíciles y complejos. No te puedes hacer una idea. Hay un gran movimiento de innumerables benefactores sabios y piadosos, de los planos más altos, que nos trazan las directrices necesarias. A veces surgen tan graves problemas en el esfuerzo de aproximación y unión de los interesados al ambiente en el que serán recibidos, que se hacen muy angustiosas para nosotros las situaciones, siendo imprescindible la ayuda de un elevado número de trabajadores.

 La reencarnación expiatoria suele ser seguida de inenarrables padecimientos, por las vibraciones contundentes del odio y de las humillaciones punitivas. En la esfera venturosa en que tú vives, hay institutos para considerar las sugestiones de la elección personal. El libre albedrío, que garantiza créditos naturales, puede solicitar cambios y presentar exigencias justas, pero, aquí, las condiciones son diferentes…

 Las almas groseras y endeudadas, no pueden ser atendidas en sus preferencias acerca del propio futuro, en función de la ignorancia deliberada en que se complacen, indefinidamente, y, de acuerdo con aquellos que les tutelan desde la región superior, son obligadas a aceptar las rutas establecidas por las autoridades competentes para sus casos individuales.

Por nuestra parte, somos ejecutores de los mandatos respectivos y estamos obligados a vencer los más extensos y oscuros obstáculos. En esos cuadros de dolor, vemos padres y madres que, instintivamente, repelen la influencia de los hijos, aun antes de nacer, dando lugar a discordias sin nombre, a antagonismos aparentemente injustificables, a molestias indefinibles e incluso a abortos criminales. Mientras esto ocurre, los adversarios que reencarnan, obedientes al trabajo redentor, programado por los mentores abnegados de esos personajes de dramas sombríos con larga representación en el escenario de la existencia humana, penetran en el campo psíquico de los antiguos enemigos y futuros progenitores, imponiéndoles sacrificios intensos y casi insoportables.

 Interrumpió las consideraciones, e hizo una corta pausa, para añadir: –Nota que la diversidad, entre sus informaciones y las mías, es efectivamente considerable.

Los espíritus que se esfuerzan en las adquisiciones de la luz divina, a través del servicio persistente en la propia iluminación, conquistan el intercambio directo con instructores más sabios, perfeccionándose consecuentemente, y, por los actos meritorios a los que se consagran, pueden escoger sus elementos de vida nueva en la corteza terrestre, como el trabajador digno que, por los créditos morales conquistados, puede exigir sus propias herramientas destinadas a su trabajo.

 Los siervos del odio y del desequilibrio, de la intemperancia y de las pasiones, que se preparen para las exigencias de la vida. A los primeros, la reencarnación les será una verdadera bendición en aprendizaje feliz; mientras tanto para los segundos será el destino creado por ellos mismos, por el menosprecio que concedieron a las dádivas de Nuestro Padre, en el espacio y en el tiempo. 

Escuchando sus observaciones, bajo una inmensa expresión de alegría y encanto, no pude contener la conclusión que salió, optimista y espontánea, de mi boca:

 –Gotuzo, pero ¿cómo tú, tan experto en los problemas de rescate espiritual, cómo guardas tanta nostalgia de tu antiguo hogar? ¿Cómo puedes caer en el desaliento, incluso a llegar a detener tu posibilidad de liberación?

 El compañero fijó en mí sus ojos inteligentes y lúcidos, como diciendo en silencio que sabía todo eso, se esforzó por parecer jovial y respondió:  –No te preocupes. En vista de las extremas dificultades para dominarme, estudio actualmente, la probabilidad de reincorporación en mi antiguo hogar, enfrentando la situación difícil con la debida bendición del olvido provisional en la carne, para reconstruir el amor en bases más sólidas, junto a aquellos que no comprendí tanto como debía.

  En ese instante, una enfermera asomó a la puerta de entrada, pidiendo permiso para interrumpirnos y nos notificó que un grupo, en tratamiento mental, esperaba en el salón contiguo.  Gotuzo dijo que iría inmediatamente. De nuevo a solas, me explicó, sonriendo:  –En el plano físico, en calidad de médicos, nuestras obligaciones se limitaban al detenido examen de las enfermedades, con indicación clínica o intervención quirúrgica, y a la elaboración de diagnósticos técnicos que otros colegas confirmaban, casi siempre por solidaridad, pero, aquí, esto cambia. Debo utilizar la palabra como estilete creador de vida nueva. La casa está repleta de cooperadores que trabajan, en programas de ayuda, y se someten a nuestros cuidados de orientación médica, simultáneamente. Pero, no basta, que yo les diga lo que sufren, como hacía antiguamente. Debo funcionar, por encima de todo, como profesor de higiene mental, auxiliándoles en la creación y desarrollo de ideas reformadoras y constructivas, que eleven su patrón de vida íntima. Distribuimos recursos magnéticos de restauración a todos los necesitados, reanimando su periespíritu, con los elementos de cura a nuestro alcance, pero enseñando a cada enfermo, algo de nuevo que reajuste su alma. En otro tiempo, teníamos el campo de acción en la célula física. En el presente, esa zona de actuación es la célula mental.  Observando la disposición activa del compañero, medité en el tiempo que pasé, antes de participar en los servicios médicos del plano superior al que fui conducido, y me preguntaba a mí mismo la razón por la cual fuera Gotuzo utilizado, allí, tan rápidamente, en la zona de socorro a los afligidos. Noté, sin embargo, que él no registraba mis pensamientos, ni siquiera de manera parcial, mostrándose menos ejercitado en las facultades de penetración y, al entrar al recinto, donde le aguardaban numerosos pacientes, noté que la asistencia allí se administraba a los enfermos en masa, dentro de las más groseras y lentas vibraciones, exigiendo la colaboración especializada de médicos desencarnados que, como sucedía con Gotuzo, aún conservaban sintonía con los intereses inmediatos de la corteza terrestre. 

  8 Un “conto de reis” equivalía a un millón de “reis”, moneda brasileña (nota del traductor).

EL GÉNESIS Y LA CIENCIA (AMALIA DOMINGO SOLER)

EL GÉNESIS Y LA CIENCIA

AMALIA DOMINGO SOLER

LIBRO: LA LUZ QUE NOS GUÍA

No diremos que las hipótesis sentadas por los grandes sabios, lleven todas ellas el sello de la verdad absoluta que nunca será patrimonio del hombre; porque entonces éste se igualaría a Dios; y siempre habrá tanta distancia de Dios al hombre, como de lo infinito a lo infinitesimal.

Esa eterna línea divisoria existirá en todas las edades, mas no por esto el trabajo de la inteligencia humana deja de ser admirable, encantador, asombroso, sorprendente. Nada más bello, nada más grande, nada más sublime y más consolador, que ver los titánicos esfuerzos de esas imaginaciones generosas, que con una ingeniosidad y actividad, y con un afán incansable, dedican todo el tiempo a estudiar los grandes principios que sirven de base a la vida de la humanidad.

Qué importa que el fruto de todos esos trabajos no esté aun completamente sazonado, si el fruto, en razón de la verdad suprema, nunca estará al alcance de la inteligencia del hombre. ¿Qué es el hombre en la Tierra? ¿Qué es la Tierra? Preguntemos primero. Astronómicamente considerada en el mundo de Mercurio, brilla en su cielo como una estrella de primera magnitud. En el cielo del mundo de Venus es visible a simple vista como una estrella de primera magnitud muy luminosa. En el cielo del mundo Lunar, el astro Tierra alumbra a media noche tanto como alumbrarían catorce lunas llenas. En el cielo del mundo de Marte, es una brillante estrella de la tarde, algo más pequeña de lo que nos parece Venus. En el cielo del mundo de Júpiter, débil estrella de la mañana y de la tarde, y puntito negro que pasa todos los años por delante de su Sol. En el cielo del mundo de Saturno, la Tierra es casi invisible, un punto telescópico que pasa cada quince años por delante del Sol. En el cielo del Mundo de Urano, la Tierra es completamente invisible, y en el cielo del mundo de Neptuno, es completamente desconocida. Ahora bien, si en nuestro mismo sistema planetario, la Tierra a cierta distancia es completamente desconocida, ¿Qué papel representará ante los demás Universos?

Será menos que un átomo perdido en la inmensidad. ¿Y qué serán los habitantes de este globo comparados con otras humanidades? Menos, mucho menos de lo que son los infusorios para nosotros. ¿Y estos seres microscópicos, (los hombres terrenales) podrán ni aun remotamente creer que son la esencia de Dios? ¡No! Tendremos, todo lo más, nobles aspiraciones, trabajaremos atraídos por el foco de la verdad Suprema, haremos esfuerzos superiores a nuestras condiciones morales e intelectuales, tendremos intuición de algo inmenso, maravilloso, divino, sentiremos latir nuestras sienes y nuestro corazón con una sensación deliciosa pero inexplicable, suspiraremos por una tierra prometida, lloraremos por una libertad inconcebible, veremos en el cielo de nuestros sueños algo que nunca podrá expresar el lenguaje humano, pero dejaremos la Tierra más pequeñitos en ciencia, que lo es el feto en el claustro materno cuando el Espíritu que debe animarle está turbado sin conciencia de lo que fue, ni de lo que será.

Por esto nos sonreímos con esa sonrisa compasiva de los ancianos que escuchan con melancolía los sueños entusiastas de sus nietos, cuando vemos que los hombres se afanan por demostrar, con las más concluyentes afirmaciones, que el Génesis mosaico es la misma palabra de Dios, es la  obra obtenida por la divina revelación. ¿Y cómo puede ser su palabra augusta cuando la ciencia destruye sus aseveraciones? ¡Si Dios hubiese escrito un libro, sus argumentaciones serían incontrovertibles! Y el mero hecho de que el estudio de los hombres, avanza mucho más que las páginas sagradas de las biblias de todas las religiones. Es prueba inequívoca que esos viejos manuales de los siglos están escritos por los legisladores primitivos, hombres superiores a la generalidad, pero nunca fueron intérpretes divinos, porque de haberlo sido, los principios sentados en sus páginas, jamás la ciencia humana los hubiera podido destruir, porque siendo Dios la suprema sabiduría, sólo podría inspirar la verdad.

La historia de los libros sagrados la describe muy bien Allan Kardec, veamos lo que dice: La historia del origen de todos los pueblos se confunde con la de su religión: por eso los primeros libros han sido religiosos. Y como todas las religiones se refieren al principio de las cosas, que es también el de la humanidad, han dado acerca de la formación y ordenación del Universo explicaciones que están en relación con el estado de los conocimientos del tiempo y de sus fundadores. Ha resultado de eso que los primeros libros sagrados fueron al mismo tiempo los primeros libros de ciencia, como han sido también por mucho tiempo el código de las leyes civiles.

La religión era entonces un freno poderoso para gobernar. Los pueblos se sometían gustosos a los poderes invisibles, en nombre de los cuales se les hablaba y los gobernantes se decían mandatarios, ya que no se proclamaron los iguales de esas mismas potencias. Para dar más fuerza a la religión, era preciso presentarla como absoluta, infalible e inmutable; sin lo cual hubiera perdido su prestigio entre seres casi brutales en quienes apenas apuntaba un destello de razón. No convenía que sobre ella pudiera discutirse ni tampoco sobre las órdenes del soberano; y de ahí el principio de la fe ciega y de la obediencia pasiva que tuvieron en su tiempo su razón de ser y su utilidad. La veneración en que se tenían los libros sagrados, que se creían descendidos del cielo o inspirados por la divinidad misma, hacía sacrílego su examen.

En los tiempos primitivos los medios de observación eran necesariamente muy imperfectos, y por consecuencia, las primeras hipótesis relativas al sistema del mundo tenían que estar sobrecargadas de groseros errores; pero aun cuando estos medios hubiesen sido tan perfeccionados como los que hoy tenemos, los hombres no hubieran sabido servirse de ellos, no pudiendo ser por otra parte sino el fruto del desarrollo de la inteligencia y del conocimiento sucesivo de las leyes de la naturaleza.

A medida que el hombre ha ido adelantando en el conocimiento de esas leyes, ha ido penetrando en los misterios de la creación y rectificando las ideas que se había formado acerca del origen de las cosas. Así como para comprender y definir el movimiento correlativo de las agujas de un reloj, es indispensable conocer las leyes que presiden a su mecanismo; apreciar la naturaleza de los materiales y calcular la potencia de las fuerzas que funcionan: para comprender el mecanismo del Universo, es preciso conocer las leyes que rigen todas las fuerzas, puestas en acción en éste vastísimo conjunto.

El hombre ha sido impotente para resolver el problema de la creación hasta el momento en que la ciencia le ha dado la clave. Ha sido preciso que la Astronomía le abriese las puertas del espacio infinito, y le permitiese penetrar en él con su mirada, que pudiera determinar por la potencia del cálculo con una precisión vigorosa, el movimiento, la posición, el volumen, la naturaleza y el oficio de los cuerpos celestes, que la Física le revelara las leyes de la gravitación, del calor, de la luz, y de la electricidad, la potencia de esos agentes sobre la naturaleza entera, y la causa de los innumerables fenómenos que de ellas proceden, que la Química le enseñara las transformaciones de la materia, y la Mineralogía las materias de que se componen la corteza del globo, que la Geología le enseñase a leer en las diferentes capas terrestres la formación gradual de este mismo globo; la Botánica, la Zoología, la Paleontología, la Antropología, debían iniciarles en la filiación, y en la sucesión de los seres orgánicos.

Con la Arqueología se ha podido seguir los pasos de la humanidad a  través de las edades. Todas las ciencias, en fin, completándose unas con otras y dándose la mano, tenían que aportar su contingente necesario para el conocimiento de la historia del mundo; a falta de lo cual el hombre no tiene por guía sino sus primeras hipótesis, ni por auxiliares, más que sus sentidos. Por eso también, antes que el hombre estuviera en posesión de todos esos elementos indispensables de apreciación, todos los comentaristas del Génesis, cuya razón fatalmente se estrellaba contra imposibilidades materiales, se revolvían en un mismo círculo sin poder salir de él, hasta que la ciencia ha abierto el camino a través del viejo edificio de las antiguas creencias.

Todo ha cambiado entonces de aspecto. Una vez encontrado el hilo conductor, las dificultades se han desvanecido, y en vez de un Génesis imaginario, se ha tenido un Génesis positivo y en cierto modo experimental: los horizontes del Universo se han extendido a lo infinito, se ha visto que la Tierra y los astros se forman gradualmente según leyes eternas e inmutables que revelan mejor el poder y la sabiduría de Dios; que una creación milagrosa salida de un golpe de la nada, como un cambio de decoración por una idea súbita de la divinidad, después de una eternidad de inacción y de soledad son incomprensibles.

Puesto que es imposible conocer el Génesis sin los datos que la ciencia suministra, puede decirse con toda verdad que, la ciencia es verdaderamente llamada a constituir el Génesis según las leyes de la naturaleza. No cabe duda que la ciencia es la única que puede formarlo, porque la ciencia es la verdad; pero este trabajo no es de un año, no es de un lustro, no es de una centuria, es de mil y miles de años, y nunca estará terminado porque siempre encontrará el hombre un más allá desconocido, y en todos sus estudios verá, que al comprender una página de sus volúmenes científicos, le quedan mil y mil líneas de jeroglíficos que descifrar, y de problemas que resolver. También es paciente porque es eterna.

 Por esto los esfuerzos de los sabios debemos respetarlos, que como dice Víctor Hugo: El esfuerzo de todos compone la suma del progreso. Haga cada cual lo que pueda y el ser inmenso se dará por satisfecho. Él sabe equiparar la importancia de los resultados con la energía de las intenciones y el más mínimo esfuerzo es tan venerable como el esfuerzo máximo. Ningún ser de la creación hará desaparecer los ecos de la palabra divina. Si la palabra de los primeros siglos se extingue, repetimos lo que hemos dicho anteriormente: Dios no ha revelado nada, porque Dios bajo el  sentido científico no es un cuerpo, no es una individualidad, es la ciencia profunda germinando en la creación, es una causa incomprensible para el hombre que sólo puede apreciar los efectos.

 Las revelaciones de Dios están en la inteligencia del hombre, pero no esa revelación atribuida a los primeros legisladores, éstos hablaron, y escribieron obedeciendo a inspiraciones humanas, de espíritus más adelantados que ellos. Todo fue obra de hombres, por esto las religiones deben obedecer a principios no inmutables, y sí reformables.

 ¿Qué son esos libros sagrados? ¿Qué es esa cosmogonía genesiaca tan decantada, tan venerada, donde solo se trata de la formación de la Tierra, comparada con la cosmogonía universal, con la Uranografía general, estudios donde la mente se abisma, donde el hombre se encuentra tan pequeño, que ni aún su cuerpo le proyecta sombra? Escuchemos por un momento a Kardec: “Para figurarnos cuanto es posible hacerlo con nuestras limitadas facultades, la infinidad del espacio, supongamos que partiendo de la Tierra  perdida en medio de lo infinito, hacia un punto cualquiera del Universo, y esto con la prodigiosa velocidad de la chispa eléctrica que recorre millares de leguas a cada segundo apenas hemos dejado ese globo; y habiendo recorrido millones de leguas, nos encontramos en un sitio donde nuestro globo nos aparece bajo el aspecto de una pálida estrella. Un instante después siguiendo la misma dirección, llegamos hacia las estrellas lejanas, que apenas se distinguen desde la estación terrestre, y desde allí no se distingue la Tierra en las profundidades del cielo, sino que aún el Sol con todo su esplendor queda eclipsado por la distancia que de él nos separa”. “Animados siempre por la misma velocidad del relámpago, dejamos atrás sistemas de mundos a cada paso que avanzamos en la extensión, islas de luz etéreas, vías estelíferas, regiones suntuosas donde Dios ha sembrado mundos, con la misma profusión que hay flores en la primavera en las praderas terrestres”. “Sólo hace algunos minutos que vamos marchando y ya centenares de millones de millones de leguas, billones y trillones nos separan de la Tierra, y millones y millones de mundos han pasado por nuestra vista; y sin embargo, escuchad… no hemos avanzado un solo paso en el Universo”. “Si continuamos durante años y siglos, y millones y millones de periodos, cien veces seculares e incesantemente con la misma velocidad inicial, no por eso habremos adelantado más, y esto en cualquier dirección que vayamos y hacia cualquier punto que nos dirigiésemos, a partir de este grano invisible que llamamos Tierra.

 Eso es el espacio”. “Ante esos horizontes infinitos ¿Qué es el Génesis mosaico? Un cuentecito de niños ¡Nada más!” “Ayer la ciencia en estado de embrión para el hombre terrenal, podía fundar su base en la fe, pero hoy la ciencia hija de la razón, después de haber hecho sufrir a su madre un parto muy laborioso, hoy tiene vida propia, y es la fe la que ha de buscar su apoyo para poder vivir, que  así como para cada estación hay sus frutos, para cada centuria hay su distinta civilización, y la luz de ayer es pálida hoy.

Las religiones caen al impulso de las grandes verdades y la ciencia hará renacer la fe en las demostraciones científicas”. No extendamos más nuestras consideraciones, porque sabido es de todos como describe el Génesis mosaico nuestro planeta, y las persecuciones que han sufrido los sabios astrónomos por tener distinta opinión que la de nuestros padres sobre la formación y rotación de la Tierra. Respetemos como dice Allan Kardec esas enseñanzas que hoy nos parecen pueriles, así como respetamos los apólogos que han divertido y aleccionado nuestra infancia, y abierto nuestra inteligencia, enseñándonos a pensar con esos cuadros que ha inculcado Moisés en el corazón de los primeros hombres, la fe en Dios y en su poder, fe sencilla que más tarde debía depurarse a la luz de la ciencia. Porque sepamos hoy, leer de corrido, no despreciemos la cartilla y el cartón en que aprendimos a deletrear. Creemos que la última palabra de la ciencia no se pronunciará jamás. Creemos que los libros sagrados, (sagrados por su antigüedad) deben conservarse cuidadosamente, deben mirarse con religioso respeto porque son el termo-barómetro que señalan nuestras pasadas civilizaciones.

DOLOR Y CORAJE BECERRA DE MENESES

DOLOR Y CORAJE

Por: Becerra de Meneses

En la Tierra todos tenemos enemigos. Todos, sin excepción. Hasta Jesús los tuvo. Más eso no es importante.  Importante es no ser enemigo de nadie, teniendo dentro del alma la lúcida presencia del incomparable Rabí, comprendiendo que nuestro sentido psicológico es el de amar indefinidamente.

Estamos en el proceso de reencarnación para sublimar los sentimientos. Por necesidad de la propia vida, el dolor forma parte de la jornada que nos llevará al triunfo.

Es inevitable que experimentemos lágrimas y aflicciones. Más ellas constituyen un desahogo para los momentos de desafío. ¿Hijos del alma, Hijos del corazón!

El Maestro Divino necesita de nosotros en razón directa en la que necesitamos de Él.  No permitamos que se nos aloje en el sentimiento la presencia notoria  de la venganza o de sus áulicos: el resentimiento, el deseo de esforzarse, las herencias macabras del egoísmo, de la presunción, del narcisismo. Todos somos frágiles. Todos atravesamos los picos de la gloria más, también los abismos del dolor.

Mantengámonos vinculados a Jesús. Él dijo  que Su fardo era leve, y Su yugo suave. ¿Cómo nos juzga Jesús?  Nos juzga a través dela misericordia y de la compasión.

…Y Su fardo es el esfuerzo que debemos emprender para encontrar la plenitud.

Id de retorno a vuestros hogares y llevad en lo recónditos de vuestros corazones la palabra libertadora del  amor. Nunca devolver mal por mal. A cualquier ofensa, el  perdón. A cualquier desafío, la dedicación fraternal. El Maestro espera que contribuyamos en favor de un  mundo mejor, con una sonrisa gentil, una palabra amiga, un apretón de mano.

Hay  tanto dolor en el  mundo, tanta caos para esconder el dolor, tanta violencia generando el dolor, que es resultado del sufrimiento íntimo.

Es que Yo os mando como ovejas mansas en  medio de lobos rapaces, dijo  Jesús. Mas vendrá un día, completamos nosotros, que la oveja y el   lobo beberá la misma agua del arroyo, juntos, sin agresividad.

En los días en que el amor florezca en el corazón de la Humanidad, entonces, no habrá abismos, ni sufrimiento, ni ignorancia, porque la paz que viene  del  conocimiento de la Verdad tomará cuenta de nuestras  vidas y  la plenitud nos establecerá el  Reino de los Cielos.

Que el  Señor os bendiga, hijas e hijos del corazón, son los votos del servidor humilde y paternal, en nombre de los Espíritus-espíritas que aquí están participando de este encuentro de fraternidad.

Traducido por: M. C. R

CORAZONES INSPIRADOS MERCEDES CRUZ

CORAZONES INSPIRADOS.

La inspiración es algo que cuando te viene, sientes que en tu interior brotan un montón de ideas y cosas que aunque parecen naturales en ti, no lo son, hay veces que quieres escribir, y no puedes no tiene nada que decir, y si lo haces es gracias a que copias, cosa  no te deja la misma sensación, es como algo mecánico, que no brota de ti.  Yo os confieso que me gustaría tener muchas cosas para contaros, pero mi mundo es muy pequeño, se reduce al hogar y a la familia, y ahora últimamente viajo más, pues mi hija vive fuera y voy a su casa muy a menudo, cosa que me favorece, porque así nos vemos un poco, en otros ambientes, vemos gente nueva, y las ideas se refrescan, y te sientes más en el mundo, pero el mundo en si lo llevamos dentro, hay tantas cosas que nos pasan desapercibidas, si, no solo buenas, sino malas, de todas clases, porque vivimos en una sintonía especialidad de cada uno, y no todo lo que se asoma a nuestro paisaje, lo vemos….

Puedo deciros que la mayor satisfacción que siento es cuando me siento inspirada y puedo escribir, me gustaría poder trabajar, ayudando a gente, pero sé que en esta ocasión, en esta existencia, no ha sido ese mi cometido, tengo para escribir un libro, pero sé que sería una historia más, de las infinitas que existen en el mundo, y no se trata de destacar, se trata de tocar los corazones, para que se animen a hacer de su mundo un mundo mejor, perdonando, sin odios ni rencores, y levantar el ánimo,  para  inscribirse de una vez, en el mundo nuevo, donde el mal va a desaparecer, y desgraciadamente hemos de dar la talla para poder acceder.

Se necesita de muchos voluntarios, desinteresados, dispuestos a trabajar, la Luz ya está instalada en el mundo, con las lámparas luminosas que Dios dejó caer en la Tierra, ya eso es suficiente para nuestra mentalidad aun tan precaria, ahora hace falta, que nos interesemos, y veamos en nuestro horizonte esas luces, y nos sirvamos de ellas, para abastecer nuestra alma de la energía suficiente, para iluminar e iluminarnos con nuestra propia luz. Nunca mejor esas palabras de “Vosotros sois la luz del mundo, y con poco que os esforcéis podréis alcanzar la luz de Divina que os abastecerá  para ayudar e iluminar a vuestros hermanos más rezagados, aquellos que aún no se decidieron.

Al haber tanta enseñanzas diseminadas por todas partes, no debemos pretender destacar, ser un Jesús, un Divaldo, y tantos otros como Mahoma, Ala, Chico Xavier y tantos otros que nos asombraron e iluminaron, ya  como en la mediumnidad que antes se necesitaba de los fenómenos de materialización y demás, para llamar nuestra atención sobre la inmortalidad, ahora ya tenemos energía suficiente y conocimientos para  ser luces y diseminar la luz, por eso los corazones que caminen de buena fe, con amor y desinterés, podrán servir de celemín para muchos que están rezagados y a oscuras. Esto no se consigue en unas horas de trabajo, el trabajo ha de estar impregnado de nuestro interés e ilusión, constantes, porque si no esa ráfaga de luz habrá sido para nosotros como esa estrella fugaz que pasa por el cielo y solo dura a nuestro ver unos instantes.

Nunca os desaniméis en las cosas de Dios, la ilusión y el deseo de servir y ayudar no reside solo en la limosna que podemos dar puesto que muchos no tiene ni para su propio sustento, los ricos y poderosos lo son en este mundo, para realizar esa función, y a ellos Dios les pedirá cuenta de lo que hicieron con los bienes materiales que obtuvieron,  al igual a los que han recibido el mensaje y la luz del Evangelio se les pedirá cuenta de lo que han hecho con toda esa energía sublimada de la que muchos aún carecen, y que es necesaria para la transición planetaria en donde  todos los que perdieran la oportunidad de entrar, lamentaran y será para ellos el llorar y crujir de dientes.

Amigos, es Navidad, comienzan las fiestas y celebraciones que el hombre festeja cada uno a su manera, todas respetables, por eso se que muchos días, al estar reunidos con la familia, al estar de fiesta, y muchas ocasiones que suelen surgir en estas fechas, no podré con la regularidad que suelo hacerlo, enviar mensajes, pero como siempre os digo, mi doctrina va conmigo a todas partes, y vosotros también, por eso habrá días en que los recibiréis y otros no, os pido por ello disculpas, además de desearos con todo mi corazón que seáis muy felices, al lado de vuestros seres queridos, nosotros sabemos que la Navidad  es en todo momento para aquel que nació Jesús en su corazón y cuida esa relación con mucho amor y esmero todos los días del año, sin dudar, ni desesperar en cualquier tipo de relación, porque sabe que Jesús vive en él y lo acompaña a todas partes.

La compañía de Jesús, es el mejor salvavidas que podemos llevar con nosotros, y llevarlos a los corazones enfermos para que se curen ha de ser nuestro principal cometido.

Que Dios os bendiga a todos. Merchita

COMPRAR LA VERDAD PARA REFLEXIONAR

COMPRAR LA VERDAD

El hombre estaba sorprendido. Pensó que era un nombre de fantasía, pero no pudo imaginar qué vendían. Entró, se acercó a la señorita que estaba en el primer mostrador y preguntó:… -Perdón, ¿ésta es la tienda de la verdad?

-Sí señor, ¿Qué tipo de verdad anda buscando: Verdad parcial, verdad relativa, verdad estadística, verdad completa?

Mmmm…. Así que aquí vendían verdad.

Nunca se había imaginado que eso era posible, llegar a un lugar y llevarse la verdad, era maravilloso.

Verdad completa, contestó el hombre sin dudarlo. “Estoy tan cansado de mentiras y de falsificaciones” pensó, “No quiero más generalizaciones, No justificaciones, engaños ni defraudaciones. -Verdad plena – ratificó –

Bien, señor, sígame. La señorita acompañó al cliente a otro sector y señalando un vendedor de rostro adusto, le dijo: -El señor lo va a atender.

El vendedor se acercó y espero que el hombre hablara. -Vengo a comprar la Verdad Completa. -Ah, perdón, ¿el señor sabe el precio? -¿No, cuál es? – contestó rutinariamente. En realidad, él sabía que estaba dispuesto a pagar lo que fuera por toda la verdad.

Si usted se la lleva – dijo el vendedor el precio es que nunca más podrá estar en paz.

Un frío corrió por la espalda del hombre, nunca había imaginado que el precio fuera tan grande. -Gra… gracias, disculpe… – balbuceó.

Se dio la vuelta y salió del negocio mirando el piso. Se sintió un poco triste al darse cuenta de que todavía no estaba preparado para la verdad absoluta, de que todavía necesitaba algunas mentiras donde encontrar descanso, algunos mitos e idealizaciones en los cuales refugiarse, algunas justificaciones para no tener que enfrentarse consigo.

AUTOR DESCONOCIDO

El río de la verdad va por cauces de mentiras. Es fácil hablar claro cuando no va a decirse toda la verdad. La verdad levanta tormentas contra sí que desparraman su semilla a los cuatro vientos. Lo falso, por mucho que crezca en poderío, nunca puede elevarse a la verdad.

A la verdad se llega no sólo por la razón, sino también por el corazón. La verdad es útil a quien la escucha, pero desventajosa a quien la dice, porque lo hace odioso. Ni la contradicción es indicio de falsedad, ni la falta de contradicción es indicio de verdad.

A la verdad se llega no sólo por la razón, sino también por el corazón. La verdad es útil a quien la escucha, pero desventajosa a quien la dice, porque lo hace odioso. Ni la contradicción es indicio de falsedad, ni la falta de contradicción es indicio de verdad.

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2012 Y LOS FALSOS PROFETAS POR JACQUES PECCATTE

2012 Y LOS FALSOS PROFETAS

JACQUES PECCATTE

“¡Según el decir de varios oráculos, el fin del mundo estaría previsto para el 2012! El calendario maya se acaba el 21 de diciembre de 2012, fecha que indica un cambio radical y global a escala mundial. Será el fin del mundo o el fin de un mundo… Asistiremos a una actividad excesiva del sol, a numerosas catástrofes naturales y guerras… La Tierra cambiará el eje y su campo magnético se invertirá, la Tierra se saldrá de su órbita… Los extraterrestres descenderán sobre la Tierra y se llevarán a los mejores de nosotros… Los mayas han profetizado los acontecimientos, Nuestra Damus igualmente, la Biblia también anuncia el fin del mundo…”

Así pues resurgen las profecías milenaristas entre los aficionados al esoterismo que nos reinventan el fin del mundo o el advenimiento de una nueva era. Los autores son prolijos, y cada uno en su versión anuncia lo mejor o lo peor, según su grado de optimismo o de pesimismo. Las grandes profecías están de vuelta, a pesar de los repetidos fracasos del pasado y, puesto que el año 2000 no produjo nada de particular, se ha encontrado otra fecha tope cuyo vencimiento habrá que volver a retrasar cuando después del 2012 hayamos comprobado que, ni la transformación radical de la humanidad, ni el fin de un mundo, están inscritos en las cifras. Algunos seres humanos se complacen jugando con las fechas, como si simples cifras pudieran tener el menor significado. Soñamos con que los calendarios son diferentes según las civilizaciones y, por ejemplo, la era cristiana sitúa el año cero en el presunto año del nacimiento de Jesús (que por otra parte es inexacto) mientras que el antiguo calendario chino comienza en el 2637 antes de nuestra era. Buscando en el calendario maya se han encontrado nuevas fuentes anunciadoras de predicciones de fechas, que esta vez no corresponden más que a cifras redondas como el año 1000 o el año 2000, una vez llevada la fecha al calendario cristiano. Como último recurso, se buscan fechas más exóticas en otras civilizaciones, olvidando simplemente que las grandes fechas no han sido más que convenciones arbitrarias según los puntos de partida de calendarios que son diferentes según las culturas. Estas fechas son sólo hitos históricos que nos facilitan la vida, así el calendario cristiano nos permite ubicarnos en los períodos de la historia con números de los siglos antes y después de Jesucristo. Pero es muy evidente que si quisiéramos fechar la historia a partir de la aparición de los primeros hombres, tendríamos que contar varios millones de años sin conocer exactamente su comienzo. Es así, algunos seres humanos siempre han tenido esa necesidad de mezclar la metafísica o la búsqueda espiritual con datos cifrados, astrológicos o numerológicos, como si el mundo y la vida pudieran descifrarse a partir de convenciones aritméticas que nosotros mismos hemos fabricado. Es así como ha vivido el esoterismo, tratando siempre de hacer coincidir el estado intelectual y moral de la humanidad, con cálculos que no tienen ninguna relación con la psicología humana. Y además, el ser humano siempre ha necesitado ser tranquilizado acerca de su porvenir, de allí esa curiosidad por los datos proféticos que estarían inscritos en las conjunciones astrales o en los misterios de los calendarios. Como espíritas, evidentemente estamos lejos de esas consideraciones esotéricas de otra época, pero todavía necesitamos repetirlo y justificarlo… En efecto, en la percepción común y errónea del espiritismo, la gente siempre hace la amalgama con la magia, la astrología, el ocultismo y todas las variantes del esoterismo. Prueba de ello es que regularmente nos plantean preguntas muy en serio respecto a la inminencia del 2012, como si los espíritas debiéramos estar mejor informados que los demás sobre lo que se ha convertido en una certeza… ¡sí, la certeza de un gran descalabro en el 2012! “Y ustedes, los espíritas, ¿qué precisión adicional nos pueden dar sobre el 2012? ¿Qué predicen los espíritus? Etc.” Se nos hace la pregunta como si se tratara ya de una evidencia para todo el mundo, y sobre todo para nosotros… pues estamos asimilados a un movimiento esotérico como los demás, y naturalmente, pues, deberíamos estar en primera línea en esta esfera de influencia profética. Cuando damos algunas explicaciones acerca de lo que es el espiritismo y sobre todo acerca de lo que no es, la gente a veces queda decepcionada, pero la mayoría de las veces se tranquiliza cuando comprende que el espiritismo es asunto de responsabilidad y libertad, al margen de toda predicción buena o mala. En todo caso, eso significa que el espiritismo no es lo suficientemente conocido por la imagen de lo que es, pues tiene aún la representación indefinida de una nebulosa mística o mágica. Por otra parte, algunos malos adeptos del espiritismo mantienen la confusión, lo cual puede comprobarse en varios sites de Internet donde todos los conceptos espíritas, esotéricos y ocultos son mezclados alegremente sin distinción, con una total ignorancia de los principios fundamentales de la filosofía espírita.

LA NECESIDAD DE ADIVINACIÓN Ante sus torpezas existenciales, el ser humano ha necesitado con frecuencia de la magia, la adivinación y la predicción, ya sea para tranquilizarse, o para producir espanto, como en las películas de ciencia ficción. Si bien el pensamiento mágico ha sido sustituido por el pensamiento racional, no se puede impedir que las viejas creencias resurjan como para expresar una búsqueda espiritual mal definida. El espiritismo había llegado para reconciliar la ciencia y la fe, lo racional y lo irracional, dentro de una complementariedad filosófica donde el corazón se unía a la razón; pero con frecuencia se prefiere distraerse con cuentos de nunca acabar para soñar y espantarse con los grandes misterios.

Sabemos que si la evolución del mundo siempre ha sido caótica, sin duda lo será todavía mucho tiempo más antes de que una sociedad globalizada alcance la armonía deseada. El progreso del género humano no será dominado por grandes fechas, sino por la evolución general en los planos intelectual y moral. De modo más inmediato y sin hacer pronósticos, estamos evidentemente en un momento decisivo en lo que se refiere a las finanzas, la economía, la ecología y la política mundial. Luego de la crisis financiera que ha debilitado los equilibrios mundiales, estamos esperando una nueva situación a sabiendas de que las finanzas y la economía muy bien podrían volver a caer en los extravíos del pasado sin que nadie extraiga la más mínima lección de los hechos recientes. Si la recuperación esperada se cumple sobre las mismas bases con un sistema bancario idéntico, será sólo una reactivación destinada al final a las mismas consecuencias. Dentro de la perspectiva más optimista, se podría esperar un cambio radical del funcionamiento de las finanzas mundiales por un nuevo sistema económico todavía inédito. Y se podrían situar entonces las transformaciones más importantes a fines del 2012, de modo que los milenaristas se saldrían con la suya diciendo: “¡Vean que ha pasado tal cosa excepcional!” Si hiciera falta que esta simple hipótesis se convirtiera en realidad, eso no sería de todos modos más que un desarrollo progresivo que se decide en un período de varios años. Y si verdaderamente importara que el año 2012 representara un momento decisivo para la humanidad, sólo sería un azar del calendario. Deseemos pues que a la vista del 2012, sobrevengan cambios significativos, pero es sólo un deseo, desdichadamente muy frágil y que no tiene nada de profético… En cuanto a los trastornos astronómicos a nivel del sistema solar tal y como se proyectan en estas predicciones, no tienen como fuente más que la imaginación de algunos iluminados. Y aun cuando hubiera alguna modificación del campo magnético terrestre o alguna erupción solar, esos no serían sino fenómenos conocidos, independientes de la situación espiritual de la humanidad en su conjunto. Se mezcla todo como para dar testimonio de un castigo divino que se traduciría en cataclismos, con el salvamento por los extraterrestres de los humanos más meritorios como premio… Olvidemos pues todos estos cuentos fantásticos, dejemos la ficción a las creaciones literarias y al séptimo arte, y volvamos a los valores que hacen nuestra filosofía. A pesar de los tormentos de una humanidad en busca de sentido, dirijamos todas nuestras esperanzas a un futuro por construir. El espiritismo deberá encontrar allí su lugar, continuando su lucha dentro de su participación en el mundo por medio de la oración, la acción del pensamiento, la toma de conciencia y la enseñanza de sus principios capaces de conducir a la humanidad hacia otros horizontes.

JEANNETTE HA REGRESADO AL MUNDO DE LOS ESPÍRITUS Reparamos aquí el olvido de una información que debió aparecer en la última revista, la del fallecimiento de Jeannette Thomas, ocurrido en marzo del 2009. Jeannette nos dejó a la edad de 83 años, después de una trayectoria de 28 años dentro de nuestra asociación. Adherida al círculo de Nancy en la época en que se fundaba, ella vivió gran parte de nuestra historia común, desarrollando por su parte una facultad de clarividencia. Ahora se ha reunido con los espíritas que han partido ya, a veces demasiado prematuramente, y entre ellos nuestros más antiguos como Gastón y Odette Debever, Marcelle Pigois y Paulette Frache. Le dejaremos la palabra de despedida recogiendo un extracto de sus testimonios publicados en nuestra cartilla destinada a los simpatizantes en 2006 y 2008:

“Mi llegada al Círculo Allan Kardec no fue una casualidad, pues siempre he pensado en lo más profundo de mí que la vida no podía terminar después de un solo paso por la Tierra. Para mí no podía existir la nada, era imposible que todo terminara así. Por relación, entré en contacto con el Círculo Allan Kardec. Allí conocí a Michel y a Jacques. Después de discusión y por fin, respuestas sensatas a mis preguntas, decidí unirme al grupo. En 28 años, practiqué la clarividencia mediúmnica y la liberación de espíritus en turbación y espíritus endurecidos. Actualmente, participo en la redacción de la cartilla de los simpatizantes. Lo que he comprendido, es que estamos en el mundo para realizarnos armoniosamente en todos los planos, ya sean éstos físico, psíquico, intelectual, afectivo o espiritual y para cumplir el objetivo que la mayoría de nosotros se ha fijado antes de reencarnar. Dios nos ha creado perfectibles y la reencarnación es un medio para avanzar en el camino de la perfección”.

LE JOURNAL SPIRITE N° 78 OCTUBRE 2009

MISIONES DE LOS ESPÍRITUS ERRANTES (JUAN NUNES MAIA)

MISIONES DE LOS ESPÍRITUS ERRANTES

Las actividades de los Espíritus errantes son variables en la creación de Dios; conforme es el estado espiritual del alma, será su tarea junto a la naturaleza y al lado de los hombres.

Hay muchas actividades para los Espíritus llamados errantes, y es bueno que muchas de ellas queden ocultas, por cuanto, debido a la falsa interpretación que los hombres podrían dar a esa labor bien diferente de lo que conocen en la Tierra. Todo lo que existe, y que es hecho entre los hombres, es con el permiso de Aquel que es la vida. Todo lo que se hace en el mundo y en el mundo espiritual es objetivando el bien. Dios sabe transformar todas las cosas en cosas útiles.

Si todo lo que se hace es con permiso de Dios, como nos dice “El Libro de los Espíritus”, Él está con nosotros, para que ejecutamos Sus obras. En este sentido, vamos a oír al apóstol Pablo:

¿Qué diremos, pues, a la vista de estas cosas? ¿Si Dios es por nosotros, quien estará contra nosotros? (Romanos, 8/31)

Si el Señor nos concedió hacer lo que estamos haciendo, son lecciones que debemos aprovechar, procurando nuestras cualidades espirituales cada día que pasa. Los Espíritus que desean servir son aprovechados en servicios compatibles con su tamaño evolutivo y en esa labor, ellos van creciendo, de modo que su liberación va quedando cada vez más cerca, y la conquista de su paz en la conciencia, más favorable.

Si los Espíritus puros tienen su conciencia en imperturbable paz, debemos caminar para ella, y esa paz sale de nuestros esfuerzos individuales, en el entendimiento y en la práctica de la caridad y del amor. Procuremos entender las leyes  de Dios que vibran en todas las cosas, principalmente dentro de nosotros, esperando que abramos las puertas del corazón por la harmonía de la mente, de manera que resplandezca en la conciencia el paraíso hecho por el Señor en nosotros y para nuestra felicidad.

Los Espíritus errantes son trabajadores de la Divinidad en favor de la paz universal. Ellos cuidan de las plantas, de las aguas, de la Tierra, del fuego, del aire, no en tanto, se nos ha mostrado, de vez en cuando, que los agentes más directos de Dios están  comandando a esos compañeros, sin que ellos perciban esa dádiva para sus aprendizajes.

Lo que ya sabemos sobre ese asunto de los trabajos de los Espíritus basta para que podamos respetarlos. Donde quiera que ellos trabajen, es el bien irradiando para los corazones. Al tomar un vaso de agua, agradezca a Dios y a Sus agentes que trabajan allí, purificando ese líquido sagrado todos los días. Al comer una fruta, haz lo mismo, así procediendo también en relación al aire que respiras, que se mueve por millares de manos invisibles, operando por amor. Todo lo que tocas ya fue tocado por ellos, por la voluntad del Creador. En todo trabajo que haces, alguien que no está visible te ayuda para que el salga mejor, sin ninguna ostentación.

Si son solamente los enfermos que precisan de médicos, ayudemos con nuestras posibilidades a los Espíritus enfermos que están trabajando para la paz de todos. Muestra, aun mismo como encarnado, lo que puedes donar. Tu eres un alma de Dios, y debes mostrarte como tal, que se te dará lo que dieras, por la ley de justicia y de amor.

Filosofía Espírita – Volumen XII

João Nunes Maia – Miramez

Traducido por: M.C.R

SISTEMAS Y SOLES, PROBLEMAS DE SINTONIA Y EL PODER DE LAS TINIEBLAS HERNANI SANTHANA

SISTEMAS Y SOLES, PROBLEMAS DE SINTONIA y el poder de las tinieblas

Hernani T. Santana

Universo y Vida

En el inmenso vivero de fuerzas en tensión, que es el espacio sideral, donde los soles viajan a la velocidad media de cien kilómetros por segundo, los Cristos de Dios, porteros de mundos y pastores de humanidades, no solo vigilan y gobiernan las Vías-Lácteas, como organizan y protegen los huevos cósmicos de los que nacen las galaxias.

Soles microscópicos de sistemas atómicos, que son estructuralmente similares a los sistemas solares y sistemas de almas, los núcleos complejos de los átomos primordiales se rodean de electrones, cuya poderosa acción, llamada electricidad, provocada por la extrema velocidad de sus movimientos orbitales, genera lo que se llama magnetismo.

En esas ecuaciones de fuerza y ​​luz, electricidad y magnetismo, la huella de unión y equilibrio

es siempre el Amor Divino, la fuente suprema de la que nace y se nutre toda vida.

El Universo es el Imperio Divino de Rayos y Fuerzas, donde todo y todos se intercomunican y se sustentan. Los árboles, los animales, la tierra, las aguas y el aire, todo, en fin, que rodea al ser humano, lo alcanza con sus radiaciones y es igualmente afectado por sus radiaciones.

Si de las profundidades de la tierra salen rayos gamma, de una diezmilmillonésima de milímetro, en dirección del Sol, el corazón que canta en el pecho de un hombre es un generador de rayos que opera en la frecuencia de una oscilación por segundo.

Estrellas gloriosas, sembradas por todos los rincones del Espacio, envían, sin cesar, en todas direcciones, un aluvión de rayos cósmicos, desde la fantástica pequeñez de una trillonésima de milímetro, tan penetrante y poderoso que ninguna barrera material puede detenerlos.

Si no fuera por la radiación solar de luz naranja, de 0,0066 mm de longitud, las células vegetales no serían capaces de realizar la síntesis de sustancias orgánicas, mediante la fijación del dióxido de carbono del aire; y sin este trabajo fundamental, ningún hombre o animal terrestre viviría, ya que todos dependen, para su supervivencia, de alimentos primarios que sólo los vegetales son capaces de elaborar.

Trono del Cristo, el Sol controla y alimenta nuestro pequeño planeta, a 150 millones de kilómetros de distancia, que su luz recorre en unos ocho minutos y medio. Para mantener su familia planetaria, genera aproximadamente 83.000 caballos de fuerza, es decir, más de 61.000.000W de energía, en cada metro cuadrado de su superficie, que envía al espacio que le rodea, al mismo tiempo que convierte alrededor de 616 millones de toneladas de hidrógeno en helio por segundo.

Es de las 3.600.000 por metro cuadrado que aporta el Sol las que son absorbidos por las aguas de nuestros océanos, ríos y lagos, las calorías que se convierten en las nubes que precipitan las lluvias.

Todo eso es, sin embargo, una imagen muy pálida del gran sistema anímico de que forman parte nuestros espíritus, el gran sistema cuyo Sol es Cristo-Jesús, de cuyo amor y fuerza vivimos, en el Infinito Imperio Universal, cuya alma es Dios Padre Eterno.

Consolémonos de no ser, en ese sistema, los menos evolucionados, pues incluso en términos estrictamente físicos, la relación es la misma entre un átomo y un cuerpo humano y entre éste último y el Sol, ya que, según cálculos razonables, el cuerpo humano está compuesto por unos diez millones de átomos, el mismo número de hombres que se imagina se necesitarían para poblar, si eso fuera posible, el espacio interior del Sol.

Fue por esa razón que dice, cierta vez, ilustre científico, que, en los dominios del Universo, está el hombre «entre el átomo y las estrellas».

PROBLEMAS DE SINTONIA

En su forma de aparato electromagnético, de extrema y delicada complejidad, el ser humano tiene la singularidad de nunca poder desconectarse ni ser desconectado. Incluso en las peores condiciones de mono deísmo, el despojo de la vestidura del periespiritu, después de los dolorosos acontecimientos de la segunda muerte de la forma, y ​​aun en las más ingratas condiciones de letargo mental, el espíritu humano permanece activo y en sintonía con los naures a los que está en sintonía.

Siendo el pensamiento continuo una conquista definitiva del alma, no puede esta, aunque lo quiera, desligarse del circuito a través del cual se ajusta a las fuerzas vivas y conscientes del Universo.

Entretanto, cada cual emitirá y recibirá sensaciones en la faja de frecuencia que le es propia, y de la misma cualidad que le marca el tenor de los intereses.

Aunque ondas de todas las longitudes cruzan constantemente el aire que respiramos, ningún receptor de frecuencia modulada puede captar emisiones de onda corta para el que no está programado. Sin embargo, una vez que esté funcionando, recogerá obligatoriamente los sonidos de la frecuencia a la que esté sintonizado.

En razón de eso, cada uno de nosotros convivirá siempre, en todas partes y en todo tiempo, con aquellos con quien se afina, efectuando permanentemente, con sus semejantes, intercambios energéticos que, ante la ley, aseguran el mantenimiento de todas las vidas.

Teniendo en cuenta las disposiciones de afinidad, ese imperativo también fundamenta la primacía de la ineludible justicia que preside todos los destinos, en la inmensa estela de la evolución. Cualquier mudanza de sintonía, o diferenciación de niveles de intercambio de energía vital, siempre resultará necesariamente de alterar el potencial íntimo de cada espíritu y la naturaleza de sus pensamientos y emociones.

Las fuerzas que nos unen son, por eso mismo, las que emitimos desde nosotros mismos y alimentamos en nuestro propio interior.

Los compromisos que de ello se derivan son más que evidentes, como nadie lo hará, en todo momento, integrar y engrosar alguna corriente de fuerzas, activa y dirigida hacia un determinado objetivo. Cada uno de nosotros, por lo tanto, está trabajando incesantemente, de momento a momento, ya sea para el bien o para el mal, en la construcción del amor o el odio, la alegría o la desgracia, la felicidad o el desequilibrio.

Claro que el problema de la responsabilidad es siempre proporcional al nivel de consciencia de cada uno. En su gran mayoría, los espíritus terráqueos no son, en la actualidad, deliberadamente malos, aunque esté muy lejos de ser conscientemente buenos. Bogan, por eso, alternada y desordenadamente, entre los impulsos superiores y los inferiores, experimentando, en la angustia de su indefinición, todas las gamas de sensaciones de una experiencia multifacética, que aún se procesa a merced de la improvisación, entre crisis de animalidad y anhelos de integración con el Cielo. Haciendo y deshaciendo, construyendo y derribando, plantando rosas y espinas, el alma humana común es como una hoja golpeada por todos los vientos y arrastrada por todas las corrientes.

Cuando, sin embargo, un corazón ya ascendió a planos más altos y ya se acostumbró al pan divino de ideales elevados y de sensaciones sublimadas, no sintonizará, sin terribles padecimientos interiores, las fajas de emociones más deprimentes de la experiencia humana. Independientemente de las responsabilidades que asuma y de los males que siembre, y que tendrá que recoger, esa consciencia amargada, sentirás, en sus acentos más tristes, la nostalgia del paraíso perdido. Y como nadie traiciona la ley, ni siquiera a sí mismo, con impunidad, ese espíritu infeliz todavía corre el riesgo de enorme poder de, por su mayor poder de percepción y sintonización, ser víctima de procesos demoníacos de hipnosis obsesiva, bajo la guía despiadada del poder de la Oscuridad.

Es así que se crean, frecuentemente, doloridos y complicados procesos de rescate y recuperación de Espíritus substancialmente nobles, que se dejaron voluntariamente sumergirse en densos lagos de lodo.

Esa es la razón de la advertencia del Divino Maestro, que hace dos mil años repercute en el mundo:

«Aquel que comete pecado se hace esclavo del pecado.» Ni es por ninguna otra razón que Cristo nos ha invitado, compasivamente, desde hace veinte siglos a ser «hijos de la Luz».

EL PODER DE LAS TINIEBLAS

Algunos compañeros de aprendizaje se sorprenden ante las demostraciones de fuerza del llamado Poder de las Tinieblas, capaz de organizar verdaderos imperios, en zonas umbrales y en las regiones de la sub corteza, desde donde logra actuar organizada y maléficamente sobre las personas e instituciones de la Corteza Terrestre.

El espanto, sin embargo, es desproporcionado, no solo por motivos de buena lógica, más, igualmente, por motivos de orden técnico.

Por más intelectualizados que puedan ser los genios do mal, y por más sofisticados que sean sus recursos tecnológicos, no pueden ellos, nunca pudieron y jamás podrán afrontar la sabiduría y el Poder de Cristo y de sus grandes mensajeros, que controlan, con absoluta seguridad, todos los fenómenos ocurrentes en el planeta y en el sistema de que este es parte.

Todo lo que las Inteligencias rebeladas pueden hacer es rigurosamente condicionado a los límites de justicia y tolerancia que el Gobierno de la Vida establece, en interés del sumo bien.

Está fuera de duda que los»dragones» y sus agentes poseen una ciencia y una tecnología muy superiores a las de los hombres encarnados y, siempre que pueden, las utilizan. Sin embargo, los poderes Celestiales saben más y pueden más que ellos.

Las Tinieblas pueden organizar y organiza infiernos de expresión vasta y aterradora; con todo, cada vez que tales quistes amenazan la estabilidad planetaria, la intervención superior promueve su desintegración.

Los «demonios», que se arrogan los títulos de «jueces», y que hace muchísimo tiempo utilizan, en larga escala, procesos e instrumentales de desintegración que ni la más moderna ficción científica de los encarnados aun siquiera imagina, realmente conocen mucho más que los hombres sobre la estructura y la dinámica de los átomos y de las partículas elementales. Ellos saben considerablemente más que los científicos e pesquisidores terrenos, acerca de muchas más cosas que masa, carga, espín, número variólico, extrañeza y vida media de lambdas, sigmas, csis, omegas,etc., y logran verdaderos «milagros» tecnológicos a partir de sus conocimientos prácticos avanzados sobre resonancias y recurrencias, usando con maestría leptones, mesones y bárions, además de otras partículas, como el gravitón, que el ingenio humano experimentalmente desconoce.

A pesar de eso, los operadores celestes no solamente barren, con frecuencia, la basura de saturación que infecta demasiado peligrosamente ciertas regiones del Espacio, aniquilándolo a través de interacciones de partículas con antipartículas atómicas, como se valen de otros recursos, infinitamente más poderosos, rápidos y decisivos, para más allá de todas las fuerzas electro magnéticas y fisicoquímicas al alcance de las Tinieblas.

También la capacidad de destrucción del hombre encarnado queda bajo el estricto control del Poder Celestial. La energía producida por las reacciones nucleares, que los belicistas de la Corteza ya

pueden usar, no va más allá de la centésima parte de la masa total de los reactivos. ellos saben que

el encuentro de un positrón con un electrón cargado negativamente resulta en la destrucción total de ambos, transformando sus masas en dos fotones de muy alta energía. Sin embargo, no pueden obtener positrones naturales para estas reacciones y aún no pueden producirlos excepto a expensas de un gasto energético prácticamente insoportable.

Siendo así, la Oscuridad realmente puede asustarnos y lastimarnos cada vez que nuestros errores deliberados nos ponen al alcance de su maldad. Basta, sin embargo, que nuestra opacidad refleje un solo rayo de Amor Divino, para que ninguna fuerza del mal pueda ejercer ningún poder sobre nosotros.

PREGUNTA 521 DE EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS ALLAN KARDEC

521. Ciertos Espíritus ¿pueden coadyuvar al progreso de las artes al proteger a los seres humanos que de ellas se ocupan?

–  Hay Espíritus protectores especiales y que asisten a aquellos que los invocan, cuando los juzgan dignos de esto. Pero ¿qué queréis que hagan con los que creen ser lo que no son? No pueden lograr que los ciegos vean ni que los sordos oigan. 

Los antiguos habían hecho de esos Espíritus divinidades especiales. Las Musas no eran otras que la personificación alegórica de los Espíritus protectores de las ciencias y artes, de la misma manera que designaban ellos con los nombres de lares y penates a los Espíritus protectores de la familia. Entre los modernos, las artes, las diversas industrias, las ciudades y comarcas tienen también sus patronos o protectores, que no son sino Espíritus superiores, pero bajo nombres diferentes. 

Puesto que cada hombre tiene sus Espíritus simpáticos, de ello resulta que, en los todos colectivos, la generalidad de los Espíritus simpáticos están en relación con la generalidad de los individuos; que los Espíritus extraños son atraídos hacia aquéllos por la identidad de gustos y pensamientos; en suma, que tales aglomeraciones de personas (así como ocurre con los individuos aislados) están más o menos bien rodeadas, asistidas e influidas, según sea la naturaleza de los pensamientos de la multitud. 

En los pueblos, las causas de atracción de los Espíritus son las costumbres y hábitos, el carácter dominante y, sobre todo, las leyes, porque el carácter de una nación se refleja en el conjunto de sus leyes. Los hombres que hacen que reine entre ellos la justicia están combatiendo el influjo de los malos Espíritus. En todas partes donde la legislación apoye las cosas injustas, contrarias a la humanidad, los Espíritus buenos estarán en minoría y la muchedumbre de los malos que allí afluyen mantienen a la nación en sus ideas y paralizan las influencias bienhechoras de carácter parcial, que se pierden en la multitud, como una espiga aislada en medio de las malezas. Estudiando las costumbres de los pueblos, o de todo conglomerad humano, es fácil formarse, pues, una idea de la población oculta que interviene en sus pensamientos y acciones. 74                                              

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 74 En este comentario a las respuestas de los Espíritus nos ofrece Kardec dos indicaciones importantes: la primera de ellas se refiere a la interpretación espírita de la mitología, que modifica cuanto hasta hoy han afirmado al respecto los estudios de la cuestión puramente humanos, pues muestra que los dioses mitológicos existían en realidad, como Espíritus. La segunda es, relativa a la sociología, que a la luz del Espiritismo se reviste también de un nuevo aspecto, exigiendo el estudio de la interacción de

NO TODOS LOS QUE ANDAN VIVEN AMALIA DOMINGO SOLER

NO TODOS LOS QUE ANDAN VIVEN

Son muchos los seres que cruzan la tierra sin haber vivido un solo segundo, (metafóricamente hablando) porque para nosotros no es vivir el satisfacer únicamente las necesidades materiales, es otro alimento necesita el alma, más nutritivo aunque es más impalpable.

Hace diez años que conocimos a una niña que entonces tendría seis primaveras; sin saber por qué, nos inspiró profunda simpatía; vivía en el piso bajo de nuestra casa y continuamente oíamos su vocecita, cantando como los pajarillos que anidaban en un viejo ciprés de un jardín contiguo al nuestro, ya lanzando lastimeros ayes y conmovedores gemidos.

 En honor de la verdad, era más el tiempo que empleaba en llorar que el que se ocupaba en reír; he aquí la razón porqué siempre que la veíamos le hacíamos una caricia y mirábamos largo rato su melancólico semblante. De constitución endeble, casi raquítica, su cuerpecito enflaquecido apenas lo cubría un vestidillo de percal hecho jirones, sus cabellos rubios siempre estaban enmarañados, su carita blanca y pálida rara vez dejaba al descubierto la tersura de su cutis puesto que nadie se ocupaba en lavarla ni en cuidar de su aseo.

 ¿Era huérfana? Quisiera Dios que lo hubiese sido, porque quizá no se hubiera visto tan desamparada. Tenía madre, pero ésta no cuidaba de su hija; frívola y mal inclinada pensaba en otras afecciones, deshonrando la memoria de su marido que no fue digno de que así olvidaran sus excelentes cualidades, su inocente hija no consiguió conmover el corazón de su madre, ésta no cuidaba de ella más que para golpearla brutalmente; y la infeliz Pepita si quería satisfacer el hambre tenía que decirlo a los vecinos para que le dieran un poquito de pan.

¡Pobrecita!. Qué lástima nos inspiraba cuando la veíamos sentada al pie de un árbol llorando con el mayor desconsuelo después de haber recibido una gran paliza, o temblando que viniera su madre y se encontrara que había roto un plato o que había perdido alguna moneda de las que le daba para comprar, pues a pesar de su corta edad le hacía desempeñar el trabajo de una mujer, yendo a la compra y fregando los platos los que casi siempre lavaba con sus lágrimas.

 Para Pepita no había días de fiesta; jamás la vimos peinada y arreglada como las demás niñas de la vecindad. Cuando no la necesitaba, su madre la dejaba ir a la calle donde muchas veces la vimos sentadita en el umbral de su casa sin tomar parte en los juegos de sus compañeras; parecía como si la infeliz se avergonzara de verse tan sucia entre las demás niñas, que todas aunque pobremente vestidas iban bien peinadas y en comparación de Pepita parecían grandes duquesas; porque la limpieza es el mejor adorno en la niña, en la joven y en la anciana.

 Pepita, como todo ser desgraciado, era cariñosa y ofrecida, siempre estaba dispuesta para hacer mandados a todas las vecinas de la calle, y más de una vez tuvimos ocasión de hablar con ella sondeando su pensamiento. Era un espíritu reservado y bueno a pesar que de su madre no recibía más que malos tratos, cuando pedía pan siempre añadía que si tenía hambre era porque su madre no tenía dinero para comprar; no carecía de inteligencia, que bien cultivada hubiera dado sazonados frutos, pero del modo que crecía Pepita sólo le sirvió para comprender que su madre tenía amores ilícitos, y que tenía que obedecer las órdenes de un hombre que en medio de todo era más humano con ella que su madre.

Siempre que la veíamos andando por el jardín de su casa decíamos con profunda tristeza: ¡Qué porvenir le espera a esta pobre criatura una melancolía, una mancebía en su juventud y un hospital para morir! ¿Qué ha visto en su infancia? La prostitución de su madre, ¿Qué educación ha recibido? Ninguna, ella ignora todo lo bueno y en cambio sabe todo lo malo; para ella su madre no ha tenido besos ni halagos, siempre la ha llamado con los más repugnantes apóstrofes, ¿Para qué habrá venido esta infeliz a la Tierra? Su destino es horrible, ante sí no tenía más que el caos, si se muriera ganaría ciento por uno, pero no murió ¡No! A pesar de su tisis hereditaria Pepita resistía las mayores privaciones.

Su madre cambió de casa y dejé de verla. Pasaron tres o cuatro años cuando un día vino a vernos Pepita completamente transfigurada; sus rubios cabellos estaban cuidadosamente peinados, llevando un vestido de percal de color rosa pálido, limpio y arreglado, estando su rostro mucho más risueño. Nos dijo que su madre se había casado y que vivían con mucha más abundancia. ¡Cuánto nos alegramos por ello! Porque queríamos mucho a Pepita sin explicarnos la causa, pero lo cierto es que llorábamos con su dolor y reíamos con su alegría. Le encargamos que viniera a vernos, pero no volvió más; siempre que teníamos ocasión preguntábamos por ella, y supimos que la desgracia era su inseparable  compañera.

El marido de su madre vivía con desahogo ahogando a los demás ya que robaba cuanto podía, y esto le proporcionó a Pepita ver otras facetas del vicio y volver a la mayor miseria cuando la justicia cumplió con su deber. Su madre murió en el hospital y ella entró en una casa de niñera, de allí pasó a una casa de mancebía, y después de esa horrible enfermedad que diezma de continuo a las rameras, murió en el hospital, cuando diecisiete primaveras aún no le habían ofrecido el perfume de sus flores.

Hace pocos días que nos dieron la noticia de su muerte, y aunque su modo de morir no nos ha sorprendido, porque era lógico que así muriera la que había vivido sin vivir, a pesar de eso nos impresionó tristemente su muerte. ¡Pobre Pepita! ¡Qué existencia tan improductiva ha sido la suya! Si era un espíritu estacionado en el vicio, en esta encarnación ha permanecido en su miserable centro, ¡Qué destino tan triste fue el suyo! ¡Nadie la amó… ni aún su madre!… quizá seamos nosotros los únicos que dediquemos un recuerdo a su memoria. ¡Qué profunda tristeza nos embarga! Desde que hemos sabido el desenlace de la historia de aquella niña que tanta compasión nos inspiraba, nos parece que no estamos solos, y aunque no tenemos mediumnidad vidente, sin embargo tenemos la completa certidumbre que un Espíritu está muy cerca de nosotros.

 ¿Será quizá el de la pobre Pepita? ¡No! Nos dice un ser de ultratumba, es otro Espíritu que hace algún tiempo te rodea. pero tú no te dabas cuenta de su melancólica influencia hasta que las circunstancias me han favorecido y se ha llegado a verificar lo que yo más deseaba,  que era ponerme en relación contigo, porque siempre te he querido, siempre te he guardado un recuerdo de inmensa gratitud.

Te quedas meditabunda preguntando a tu mente quién será el Espíritu que hoy se comunica contigo. Yo te ayudaré en tus pesquisas para que más pronto me encuentres. Lo primero que has de hacer es retroceder en la penosa marcha de tu vida, más de veinte años atrás, cuando estabas en lo más fuerte de tu expiación, cuando te encontrabas en una gran ciudad y cruzabas sus calles, pensando en una tumba que guardaba los restos de tu madre, cuando no creías en nada, cuando al dejarte caer en tu lecho rendida por el trabajo de doce o catorce horas pensabas en los medios de poner fin a tu existencia, cuando mirabas en torno tuyo y no encontrabas un ser amigo, cuando no sabías resignarte con tu infortunio y renegabas de tu adversa suerte: cuando mirabas a los muertos con dolorosa envidia, entonces me conociste, ¿No te acuerdas? Tú llegaste a mi morada rendida de cansancio. Habías sufrido una de esas crisis horribles, una de esas sacudidas que dejan la mente fatigada y el cuerpo extenuado; cuando entraste donde yo habitaba, no me viste, porque en aquellos instantes mirabas sin ver, y te entregaste al descanso perdiendo la conciencia del tiempo, puesto que al levantarte al medio día creías buenamente que habías dormido toda una noche.

Al sentarte en la mesa fue cuando reparaste en mí, me miraste con dulzura y preguntaste a una de mis parientas, si yo también era de la familia. Comprendiste desde luego que yo era la cenicienta de la casa, y desde aquel día tuve en ti una protectora pues aunque entonces estaba muy desvalida me protegió tu cariño, las caricias que me prodigabas cuando nadie nos veían, después de haber sido yo víctima de algún castigo brutal me daban la vida. Ya habrás comprendido que soy aquella pobre niña llamada Rafaela: ¿Te acuerdas? ¡Sí! Ya me recuerdas, ya ves en tu mente mi feo semblante, mi pequeña estatura, mi cuerpo enflaquecido, mis incorrectas facciones, mi cabello negro y espeso cortado sin el menor gusto artístico, mi humilde traje, mi sonrisa picaresca y triste a la vez, todo esto contemplas en tu imaginación, ¿No es verdad?

 Mira si tengo razón al decir que me conociste cuando eras muy desgraciada. Yo también lo era, por eso nuestras almas se entendieron, y aunque era distinta nuestra edad y educación, el dolor acorta las distancias por eso al sentarme en el suelo cerca de ti, las dos nos mirábamos y nos sonreíamos con melancólica complacencia; ¡Vivíamos tan solas! Tú sin familia y yo con ella. ¡Cuánto nos queríamos! Cuando tu destino nos separó ¿Te acuerdas? Yo fui la única que lloró tu partida, y muchas noches cuando nadie me veía, lloraba pensando en ti porque fui mucho más desgraciada desde que nos separamos; tu cariño, tu preferencia me servía de baluarte y los parientes que me tenían recogida me miraban con más consideración, pero cuando tú te fuiste comenzó otra vez mi martirio, me golpeaban sin piedad y se mofaban de mi llanto, me privaban del alimento y me hacían sufrir mil y mil vejaciones; entonces ¡Cuanto te echo de menos! ¡Como recordaba tus maternales caricias, tus sonrisas de inteligencia, tus palabras de consuelo, y tus prudentes advertencias! Me tenían por idiota, y no lo era, ¡No! Yo sabía distinguir perfectamente lo bueno de lo malo, yo sabía obedecer, yo amaba; lo que me faltaba era medio de expresarlos.

Mi rostro no variaba entre dos expresiones, o le animaba una sonrisa estúpida o le contraía un gesto doloroso; no tenía palabras, las ideas bullían en mi mente pero mis labios sólo articulaban frases incoherentes, y por un contrasentido incomprensible cuando más indignación me inspiraban los atropellos de que era víctima, una risa imbécil me hacía lanzar carcajadas y dar saltos como si la alegría me dominase, cuando en realidad hubiera pulverizado en mi enojo a los seres que castigaban tan brutalmente mis torpezas y mis travesuras.

 Cuando mi familia se diseminó, me encontré sin saber donde refugiarme, tenía quince o dieciséis años y sólo representaba unas doce primaveras, yo no tuve juventud exterior, pero interiormente sentí todas las sensaciones que siente la mujer; pero como todos se reían de la pobre Rafaela, y mientras más procuraba arreglarme más despiadadamente se burlaban mis parientes, cuando me vi libre de ellos me alegré, respiré mejor; pero mi destino era vivir esclava, y apenas hube salido de mi cautiverio, la dueña de una mancebía se apoderó de mí, no para utilizar mi cuerpo porque mi fealdad me salvaba de la deshonra, pero sí para servir en la cocina de galopillo.

Si allí me hubieran dejado, menos mal, porque la mujer encargada de utilizar mis servicios no me maltrataba; pero pronto todas las mujeres del lupanar se creyeron con derecho de disponer de mí, y aunque fueron más humanas conmigo que mi familia, porque ninguna me golpeó; sufrí otra clase de tormento. Al lado de aquellas mujeres todas hermosas y llenas de atractivos, mi fealdad entre ellas se destacaba con toda su repugnante deformidad, lo que hacía reír a aquellas desgraciadas que distraían sus penas vistiéndome con sus galas y haciéndome poner en el corro que formaban ellas, sirviéndole de bufón; ofreciéndome a los libertinos que me rechazaban riéndose estrepitosamente.

Aquella burla cotidiana, ¡Qué daño me hacía! Aquella vida de desenfrenado libertinaje despertaba mis pasiones y mis deseos; envidiaba a aquellas desgraciadas que vendían sus caricias, y cuando me reclinaba en mi lecho mi sueño era intranquilo, y más lo fue cuando me enamoré locamente de uno de los concurrentes de la casa, el Conde de San Genaro, que era un joven hermosísimo y de sentimientos compasivos, puesto que nunca se rió de mi fealdad, y hasta decía a sus compañeros: ¡No os moféis de esa infeliz! ¿No os da lástima? ¡Pobre Rafaela! ¡Quizá tu corazón vale más que el de todos nosotros! ¡Cuánto gozaba yo escuchándole! A veces se desprendían lágrimas silenciosas por mis cobrizas mejillas, siempre que podía cuando se marchaba sin que nadie me viera, besaba su mano con verdadera adoración, y él mirándome compasivamente me decía ¡Pobrecilla! O mucho me engaño o tú eres muy buena.

 Una tarde comencé a sentirme muy mal, entró el Conde de San Genaro y al verme me dijo ¿Qué tienes? ¡Pobrecita! No sé señor lo que tengo, pero creo que estoy muy mala ¡Como sudas infeliz! y sacando su pañuelo él mismo me enjugó el sudor de la frente y dejó el pañuelo sobre mis rodillas. ¡Qué hallazgo para mí! En cuanto el Conde volvió la espalda me apresuré a esconder mi tesoro y me fui a mi cuarto. Al día siguiente me condujeron al hospital temiendo fuese la viruela. Sobre mi corazón coloqué el finísimo pañuelo del Conde, y aquellas pobres mujeres que tanto se habían reído de mi fealdad, muchas de ellas lloraron al decirme adiós y otras me decían con cariño: ¡A ver si te pones buena muy pronto, que tú eres la alegría de esta casa! Dejé la mancebía casi con pena, porque intencionalmente ninguna de sus moradoras me habían hecho sufrir; ellas no comprendían que aquel cuerpecillo raquítico estuviese animado por un alma de fuego, y que dentro de una cabeza casi deforme  hubiese una inteligencia en completo desarrollo; ellas como mi familia me creían casi idiota, porque en verdad lo parecía; sólo tú y el Conde de San Genaro comprendieron que había en mí un Espíritu y un corazón sensible.

 Más de un mes estuve en el hospital sin que un ser amigo viniese a verme, las  prisioneras de la mancebía algunas de ellas hubiesen ido a visitarme, pero mi enfermedad era contagiosa y el cuerpo de la ramera pertenece a su explotador. Una hermana de la Caridad me tomó vivo interés y gracias a ella pude conservar el pañuelo del Conde debajo de mi almohada. Una mañana noté mucho movimiento entre las hermanas y las enfermeras, vistieron a las enfermas de limpio, cambiaron la ropa de las camas, pregunté qué novedad ocurría y dijeron que íbamos a recibir la visita de un Obispo que había llegado de la India, y que vendría acompañado de muchos señores de la corte.

Sin saber por qué mi corazón apresuró sus latidos, pensé en el Conde de San Genaro y dije entre mí ¿Vendrá él entre esos caballeros? ¡Quién sabe! ¡Quizá Dios me habrá oído! Porque mi único ruego era pedirle a Dios que no me dejase morir sin ver antes al ídolo de mi corazón. ¡Con qué afán escuché el ruido de los carruajes que fueron llegando delante del hospital!… un rumor sordo al principio fue aumentando hasta oírse el eco de muchas voces; por fin apareció el Obispo que era un anciano muy venerable, rodeado de gran número de sacerdotes y seguido de muchos caballeros. Entre ellos venía el Conde de San Genaro. Al verle no pude contener un grito que llamó la atención de la numerosa comitiva, todos volvieron la cabeza, el Conde me reconoció y se acercó a mi lecho, diciéndome con acento compasivo ¡Pobre Rafaela! ¿Aún te acuerdas de mí? Nada le contesté, pero saqué su pañuelo de debajo de mi almohada y lo llevé a mis labios con religiosa veneración. El Conde me miró con ternura y me dijo: ¡Ya volveré a verte! ¡Adiós Rafaela! Yo me quedé atónita. Me parecía imposible que el Conde se dignara venir a verme; mi ansiedad era indescriptible, mi fiebre intensa, pero mis ideas adquirían por momentos más lucidez.

Al declinar la tarde, cuando las sombras dejaban en la oscuridad parte del salón, vi adelantarse la esbelta figura del Conde de San Genaro acompañado de un anciano; el Conde estrechó mi diestra entre sus manos, diciéndole a su compañero: doctor mire usted bien a esa infeliz, es una mártir en la Tierra: vea si aún tiene remedio. El médico me miró profundamente, movió la cabeza en señal de descontento, y murmuró en voz muy baja: ya es tarde y además no hay medicina para los males del alma: pero mientras hay vida hay esperanza.

El Conde se inclinó sobre mi lecho y me dijo ¡Pobre Rafaela! ¡Eres muy buena! Has conservado mi pañuelo como una reliquia y yo te probaré que no es ingrato el Conde de San Genaro. Esta es la última noche que pasarás en el hospital, mañana te trasladaré a mi quinta de la Esperanza y allí vivirás tranquila y respetada. No supe que contestar, la emoción ahogó mi voz, pero mis lágrimas le dieron la mejor respuesta. A la mañana siguiente vino el Conde por mí y me llevó en su coche a su casa de campo, yo no sabía lo que me pasaba, le contemplaba con religiosa veneración porque sus hermosos ojos se fijaban en mí con la más tierna y profunda compasión.

 Me entregó a los colonos que me recibieron con el mayor respeto colocándome en una alegre habitación. Cuando estuve acostada entró el Conde a despedirse de mí diciéndome: mi buena Rafaela, aquí nadie se reirá de ti, aquí no vivirás encenagada en el vicio que la elevación de tu alma y tu delicado sentimiento habrán rechazado siempre; ahora comprendo cuanto habrás sufrido ¡Pobrecita mía! Yo agradezco tu purísimo afecto y corresponderé a él siendo tu padre y tu hermano; mientras estés enferma todos los días vendré a verte. Adiós.

 Mis ojos le debieron decir cuánto yo sentía, porque el Conde se sonrió dulcemente y se marchó diciéndome: hasta mañana. Cuando me quedé sola me senté en mi lecho para cerciorarme de que no soñaba, me levanté y andando de puntillas, temiendo que me sintieran, recorrí toda la habitación, toqué los muebles, miré el hermoso paisaje que se descubriera desde una anchurosa ventana y al volver a mi lecho ví reproducida mi escuálida figura en un gran espejo; al verme lancé un grito de angustia y me apresuré a esconderme debajo de la colcha para llorar por primera vez en mi vida ante lo horrible de mi fealdad. Sentí pasos y traté de serenarme y hasta de sonreír cuando entró en el cuarto la esposa del colono, la buena Tadea, excelente mujer que cumplió conmigo como si hubiera sido mi madre, durante muchas noches veló mi intranquilo sueño.

 La ciencia y sus cuidados verdaderamente maternales, alargaron mi vida tres meses,  pero mi Espíritu tenía vivos deseos de dejar la Tierra, pues comprendía perfectamente que por aquella vez no podría ser dichosa. El fraternal cariño que el Conde me dispensaba, aumentaba mi loca pasión por él; primero me contentaba con el pequeño ratito que me dedicaba casi todos los días, después comencé a ser más exigente ¡Yo le quería tanto, tanto que mi cariño hacía abstracción completa de mi fealdad! El Conde comprendía perfectamente lo que en mí pasaba. Bueno y tolerante no me negaba nada de lo que yo le exigía, pero cuando me quedaba sola me miraba al espejo y decía con profunda convicción: ¡Rafaela, tienes que morir para huir de nuevos sinsabores! Tadea llegó a conocer la terrible lucha que yo sostenía y redobló sus cuidados; al fin Dios tuvo piedad de mí, y cuando menos lo esperábamos, una tarde que el Conde decidió quedarse en la quinta porque negros nubarrones, continuos relámpagos y un viento huracanado decían claramente que se aproximaba una horrible tempestad, cuando yo estaba más contenta porque iba a realizar mi deseo de pasar una velada al lado del Conde, y al dulce calor de la chimenea, de pronto sentí una punzada agudísima en el corazón, tan fuerte que me hizo lanzar un grito desgarrador, el Conde corrió hacia mí y sólo tuvo tiempo para cogerme entre sus brazos y depositarme en un sofá, ¡Todo había concluido para mí!

 Al día siguiente me dieron sepultura, y el Conde asistió a mi entierro acompañado de todos los criados y jornaleros que había en la quinta; de aquella pobre niña que tú conociste y supiste compadecer, de la joven que vivió durante algún tiempo sirviendo de bufón en una mancebía, no queda más en la Tierra que el poético recuerdo de su amor por el Conde de San Genaro. El Conde amaba mi Espíritu, pero le hacía sombra mi cuerpo; cuando éste desapareció en la tumba, dio rienda suelta a su cariño, y lloró a mi memoria, se apartó por completo de sus vicios y se casó con una joven muy bella de modesta cuna que llevaba mi nombre, a su primera hija le puso Rafaela, a su segundo hijo Rafael y tengo la inmensa alegría de que muchas veces el Conde de San Genaro suspira recordando mi tierno amor.

 Cuando desperté en el espacio mi asombro fue indescriptible, pero no me faltó quien me hiciera comprender que la ley de Dios era siempre justa; miré a la Tierra con horror; te lo confieso, me hicieron mirar nuevamente, entre sus densas sombras vi dos lucecitas de una palidez azulada, hicieron que me acercara a los pequeños focos y primero te vi a ti triste y meditabunda, trabajando con la pluma con la misma asiduidad que con la aguja, te di un beso en la frente y me dirigí al otro foco; entonces vi a mi amor en la Tierra en amorosa plática con la que había de ser más tarde la madre de sus hijos; aun sentí celos ¡Sí! Pero estos se fueron borrando conforme fui viendo más claro, y mi amor de ese mundo se fue purificando, en el espacio aumentó su grandeza y hoy… ¡Hoy es inmenso! Soy se puede decir el ángel tutelar de una noble familia. Yo velo el tranquilo sueño de Rafaela y Rafael, cuando están enfermos les envuelvo con mis fluidos, y el Conde de San Genaro al mirar a sus hijos sin poderse explicar la causa piensa en mí. A ti también te amo porque recuerdo que cuando nadie me compadecía tú me compadeciste. Prosigue tu camino, también la jornada se acabará un día, también despertarás en el espacio y entonces saldrá a darte la bienvenida la que nunca te ha olvidado. ¡Oh! ¡Si yo te quiero mucho! ¡Me hiciste tanto bien!… ¡Es tan triste ser objeto de mofa!… ¡Es tan doloroso oírse llamar idiota! Tú nunca pensaste que lo fuera, ¡Gracias Amalia!

La gratitud de mi Espíritu es el arco iris de bonanza que tienen los terrenales; tú estás bajo el arco de la gratitud de muchos espíritus; no olvides nunca lo que hoy te dice: RAFAELA. Gracias te damos buen Espíritu por tu espontánea comunicación. Tristes recuerdos has hecho renacer en nuestra mente, pero si bien se considera, bueno es recordar lo que se ha sufrido, porque así se aprecia mejor las innegables ventajas del presente. No todos los que andan viven, esto dijimos al poner el epígrafe de este artículo, contándonos en el número de los desgraciados cuya expiación les ha condenado a vivir sin vivir; más al terminar nuestro trabajo, al considerar como vivieron en la Tierra Pepita y Rafaela casi nos debemos llamar felices: porque tuvimos una madre que nos bendijo con sus besos, y hoy tenemos una gran familia en el espacio que continuamente se comunica con nosotros y nos hace comprender que Dios da a cada uno según sus obras; y bajo este supuesto, seamos buenos si queremos ser felices, seamos justos para ser dignos de vivir en el reinado de la justicia.

LA AFABILIDAD Y LA DULZURA MERCEDES CRUZ

LA AFABILIDAD Y LA DULZURA

Queridos amigos, una vez más el Evangelio nos alerta sobre la necesidad de   trabajar sinceramente, de no engañar y no engañarnos, para que en el más pequeño descuido no sorprendamos a los que nos rodean con la imagen real de quienes somos en la realidad, y al mismo tiempo también nos sorprendamos de nosotros mismos al ver el alcance de nuestras acciones, pues muchas veces, nosotros mismos sentimos el fracaso por no haber sabido hasta donde podemos llegar en dado momento.

La delicadeza y la afabilidad son hijas predilectas de la mansedumbre.

Por la mansedumbre el hombre conquista amistades en la tierra y es bienaventurado en el Cielo.

Enemiga de la irritabilidad que genera la cólera, la mansedumbre siempre triunfa en las luchas, vence las dificultades, enfrenta los sacrificios.

Los mansos y los humildes de corazón poseerán la Tierra, porque se elevan en la jerarquía espiritual y se constituyen otros propugnadores invisibles del progreso de sus hermanos, guiando sus pasos en la verdad del Amor y de la Ciencia – nobles ideales que nos conducen a Dios.

Jesús nos dijo: “Aprended de mi, que soy humilde y manso de corazón”. Y es en Jesús donde debemos buscar las lecciones de la mansedumbre de que tanto carecemos en las luchas de la vida.

Nadie consigue vivir sin armonía en el grupo social en el cual se encuentra. La relación social es de gran importancia para desarrollar los valores que se encuentran adormecidos en lo recóndito del inconsciente, aguardando los estímulos que los hacen exteriorizarse y eso solo es posible, en la convivencia con otros individuos de la misma especie.

El ser humano, viviendo en sociedad observa que debe limar las aristas interiores y ajustarse al grupo, aprendiendo, que su perfecta sintonía con los demás resulta de su perfeccionamiento moral para todos.

Su crecimiento es conquista general, su fracaso es desastre colectivo. En ese menester, descubre la belleza de la armonía, que resulta de la perfecta identificación con los componentes del conjunto.

Aprendamos a vivir con los hombres, y ver en ellos unos compañeros necesarios, pues en soledad no se progresa.  El buen humor es la salud del alma. Debemos dejar que nuestros corazones se abran a las impresiones sanas, y fuertes, expresando la dulzura de las almas que saben comprender y otorgar la respuesta sincera, sin esforzarse por contradecir su personalidad, nada acorde con lo que dice ser.

La afabilidad y la dulzura apaciguan a los hombres, los atraen hacia nosotros, los disponen a prestar atención   a nuestras palabras, confiando sus cuidados para que les socorramos y auxiliemos, mientras que la severidad les hace alejarse por temer nuestras reacciones adversas.

 Hagamos de esta virtud una antorcha con cuya ayuda podamos llevar la luz a las inteligencias más oscuras, esto es una tarea muy delicada, pero que hará más fácil un poco de amor hacia nuestros hermanos unido por el sentimiento profundo de la solidaridad.

La mansedumbre es una forma de caridad que debe ser ejercida por todos los que buscan a Cristo. De la mansedumbre nace la indulgencia, la simpatía, la bondad y el cumplimiento del amor al prójimo.

El hombre prudente es siempre manso de corazón: persuade a sus semejantes sin excitarse; proviene los males sin apasionarse; extingue sus luchas con dulzura, y grava en las almas progresistas las verdades que supo estudiar y comprender.

El ejemplo que Jesús nos dio en la parábola del siervo incompasivo, es una muestra de lo que sucede a aquel que no es en realidad, aquello que dice ser. El siervo le debía a su señor una gran suma de dinero, y como no tenía con que pagarle pidió a su amo, se apiadase de el y su amo le perdono la deuda, pero al salir encontró a un siervo que le debía dinero a el, y con modales groseros, y palabras obscenas, le exigía el pago de la deuda. Al ser visto por sus   compañeros que lo avían observado todo, fueron al rey y le contaron todo lo acontecido.

De hay la nueva resolución del Señor: entrego al siervo malvado a los verdugos, a fin de que lo hiciesen trabajar, hasta que le pagasen la deuda, todo lo que le debía.

Así actuara la justicia Divina con los mentirosos e hipócritas. Con aquellos que fingen humildad, amor, dulzura, y son todo lo contrario, en gañan a los hombres, incluso a si mismo, por atribuirse cualidades que en realidad no poseen, pero no para Dios que lo ve todo.

Valoricemos la contribución de la sonrisa gentil, de la palabra amiga, de la audición comprensiva, del interés por el dolor ajeno, de la paciencia fraternal, con el pretexto de evitar el mal no desdeñemos la ocasión de hacer el bien.

Ofrezcamos  nuestras manos,  donemos nuestras posibilidades a la beneficencia,  y comprenderemos  que el mal no merece consideración, porque, predestinados  a la luz y a la verdad, sean cuales fueran nuestras intenciones ellas quedaran reflejadas, imborrables y serán las que nos delataran al otro lado, si somos   aspirantes al bien, procurémoslo con la sinceridad de nuestro sentir interior, pues son  los mansos y humildes los que  poseerán la Tierra, y serán felices, tanto como se puede ser en el mundo en el que nos encontramos.

Merchita…

LAS CUESTIONES POLÍTICAS J HERCULANO PIRES

LAS CUESTIONES POLITICAS

Libro: El Centro Espirita

j. Herculano Pires

Los residuos del totalitarismo religioso, procedentes de las fases teocráticas de la evolución social y política del mundo, están aún bien vivos y actuantes en nuestro medio y en la mayoría de las naciones. Es natural que eso acontezca, pues la evolución de los pueblos y de sus estructuras socioculturales es siempre lenta y difícil, en razón de la complejidad de las organizaciones macizas con sus múltiples intereses, tradiciones, costumbres, supersticiones y otros muchos elementos mezclados  en los grupos sociales.

 El  robo  social se funda en las fijaciones de padrones de comportamiento, usos y costumbres, modos de pensar y de ser, todo eso constituyendo la trama de lo que podemos llamar instinto social de conservación, mucho más fuerte y poderoso que el instinto de conservación individual. No es raro que  nos espantemos con situaciones visiblemente estúpidas o injustas que prevalecen en los medios sociales, sin que nadie se preocupe por modificarlas. Es que las raíces del hábito se entrelazan en el inconsciente colectivo, sustentando conveniencias muchas veces incómodas, pero que la estructura social conserva para protegerse de desfiguraciones o infiltraciones de elementos extraños. 

 La estructura arcaica del Estado continuó influyendo en los Estados modernos, por mayores que sean sus modificaciones. La ligación genésica de los elementos sociales básicos de las estructuras antiguas: gobierno, poder militar, religión dominante, justicia, represión policial, lengua y folclore corresponden, en su conjunto, a un arquetipo colectivo de la estructura sociocultural. En los países modernos la separación del Estado y la Religión, determinada por las revoluciones religiosas, que lograron gran parte de las masas y de las elites, representa sólo un proceso de acomodamiento. La separación es formal, pues en realidad, en las repúblicas, como en los antiguos imperios, la conjugación Estado-Iglesia se mantiene casi inalterada. Ante eso, los grupos religiosos minoritarios procuran, a su vez, la reivindicación de sus derechos y mantener relaciones similares con el Estado, en defensa de su propia conservación. Y lo hacen por medio de los derechos políticos de la sociedad, procurando elegir sus representantes para cargos gubernamentales. Los intereses inmediatistas hablan más alto que los ideales en el espíritu práctico de los renovadores. 

 Esa es la razón por qué, en el Brasil y en la mayoría de las naciones en que el Espiritismo floreció suficientemente, las instituciones espíritas se enfrentan a veces con  problemas de infiltraciones políticas en los Centros. Muchos de ellos se transforman, en tiempos electorales, en verdaderos comités que patrocinan candidatos que surgen del mismo medio espírita o de otros que se ligan a él por algunas afinidades reales o supuestas. Surge  entonces el  peligro de las deformaciones doctrinarias en los Centros, generalmente conquistados por la posibilidad de la elección de un compañero o aliado para representarlo ante el poder político.

 Los espíritas son ciudadanos como los demás y tienen derechos y deberes en el plano político, pero no tienen el derecho de involucrar a una institución doctrinaria en las disputas electorales. Es en ese momento que surge para el medio espírita el viejo problema de la separación del Estado y la Iglesia. No existe iglesia espírita, sino el Centro Espírita. Cuando los dirigentes de éste no están debidamente esclarecidos sobre el tema, pueden transformar el Centro en un comité electoral. Y esto es lo que se debe impedir.

La Política es el arte de la administración pública, de la dirección de los negocios públicos. El espírita, como ciudadano, puede y debe participar e ella, de acuerdo con los dictámenes de su conciencia, mas no tiene el derecho de presentarse ante el electorado como candidato espírita, porque el Espiritismo no es, no tiene y no puede tener una posición política. El Espiritismo es la Ciencia del Espíritu y no de la res pública. Es en el examen de este problema que comprendemos la respuesta de Cristo a quienes deseaban involucrarlo en los problemas políticos de su tiempo: “Dad a César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios”. Que el ciudadano dé al Estado lo que le cabe dar, mas no se olvide de reservar para Dios lo que sólo a Él pertenece: su calificación específica de espírita en el plano religioso. En ese plano el espírita tiene deberes específicos, que son los de la fidelidad a la Doctrina de los Espíritus, a la preservación de su pureza, evitando el desviarla de su objetivo exclusivamente espiritual. La Política es un campo de disputas, intrigas y conflictos de todo orden. Comprometer al Espiritismo en esa área de discordancias en que hierven las pasiones doctrinarias e ideológicas, es llevar al ámbito espírita las divergencias mundanas, como vemos a través de la historia del pasado y ahora mismo, en la historia contemporánea: las inquietudes y los desajustes del mundo en todo orden. La función política del Espiritismo existe, pero en otro sentido.

 No le cabe ningún lugar en la disputa de los cargos políticos, pero sí le cabe la formación espiritual de los hombres para que ejerzan, como ciudadanos, una influencia benéfica en la solución de los problemas políticos con la aplicación del buen sentido y la rectitud de su conciencia, y cuando es llevado por las circunstancias, llamado o convocado para cumplir labores administrativas en áreas del Estado. Su esfuerzo por el perfeccionamiento de las estructuras políticas, así como el desinterés puro que demostrare en el ejercicio de sus funciones, sacrificándose por el bien público, no constituyen, tales casos, mixtura de intereses materiales con objetivos espirituales. 

 Para comprender bien eso, debemos recordar que Cristo nunca ejerció ninguna labor política, nunca pretendió asumir posiciones administrativas en la cosa pública, negándose a involucrarse hasta en las luchas por la liberación de Israel, dominada por los romanos (cuestión que los judíos consideraban sagrada, pues mezclaban las cosas de la Tierra con las del Cielo), mas, a pesar de su total abstinencia política, consiguió inyectar en las estructuras políticas del mundo la savia divina de la orientación evangélica.

Lo mismo aconteció con Kardec, que pasó incólume en medio de las agitaciones políticas de Francia, en una etapa tumultuosa, sin intentar aprovecharse de sus vinculaciones políticas y dar al Espiritismo, exclusivamente, la función que le cabe como impulsor del desenvolvimiento espiritual de la Tierra. El Espiritismo se relaciona con todos los campos de las actividades humanas, no para enclavarse en ellos, sino para iluminarlos con las luces del espíritu. Servir al mundo a través de Dios es su tarea, y no servir a Dios a través del mundo, que nada puede ofrecer a Dios, sino su obediencia a las leyes divinas.

 La política es un campo magnético de fuerzas cruzadas que ejerce varias formas de atracción sobre los hombres, conforme a los múltiples y contradictorios intereses que los inspiran. Pero el punto de conexión de las energías políticas con los intereses materiales tiene nombre y sobrenombre: Egoísmo Vanidoso. En las fases de crisis políticas vemos a los políticos engullirse cobras y lagartos para salvar las situaciones más difíciles. El espírita engarzado en la política tiene que enfrentar todos esos problemas sin proyectar la sombra de sus actitudes contradictorias o falsas en el campo doctrinario de su electorado. En el ejercicio de tareas periodísticas observamos a diversos espíritas de renombre fracasar con sus esperanzas en la lucha política, contrariando las ideas a las que se proponían servir. Perdieran la oportunidad para sí mismos y salieran de la lucha mutilados. Por eso entendemos que el espírita sólo debe actuar en política cuando es convocado para funciones o situaciones que no pueda rechazar, dado que entonces dispondrá del amparo de su independencia, de su desinterés por la carrera y de su disposición para superar las fascinaciones traicioneras del medio. Cuando consigue mantenerse en esa rara posición, presta realmente servicios útiles a la causa pública y a sus ideales, pagando, por ese heroísmo, el precio de profundas desilusiones. 

 El espírita no es ni puede ser ajeno a los interese públicos, pero no debe arriesgarse a los azares de la política si no estuviera impregnado hasta la médula del firme propósito de resistir a todas las fascinaciones del cargo que va a ejercer y sólidamente apoyado sobre los principios de la Doctrina de los Espíritus. Entre los apóstoles de Jesús había un hombre ambicioso, embriagado de sueños y aspiraciones políticas para su pueblo, que acabó arrojando a los pies de los rabinos del templo las treinta monedas de su traición. 

El Espiritismo es el fermento de un nuevo mundo en que la política estará libre de esa condición amarga y peligrosa. Si quisiéramos ayudar a la política a elevarse con rumbo hacia el futuro, no es a ella que debemos entregarnos, sino a la introducción de los ideales espíritas en la conciencia humana, dado que sin el fermento la masa no crece. 

 Tuvimos la ocasión de ver candidatos espíritas a cargos públicos elaborando proyectos de ley para la constitución oficial de la Iglesia Espírita, con la correspondiente jerarquía eclesiástica, a efecto de dar al Espiritismo –como alegaban- mayor fuerza política. (Repetición de la entrega del Cristianismo al Imperio Romano.) Vimos y oímos prédicas entusiastas de políticos espíritas propiciando la necesidad de crearse la liturgia espírita, con toda la serie de sacramentos, desde el bautismo y el casamiento hasta la intercesión por los difuntos en los Centros. (Capitulación del Cristianismo en le siglo 4 ante las infiltraciones del sincretismo religioso.) Luchamos duramente contra políticos espíritas que intentaban la creación del Partido Político Espírita, que desencadenaría la lucha religiosa en el medio político electoral. Participamos de asambleas de grandes instituciones doctrinarias que consideraban la tesis de una organización general de los espíritas con objetivos electorales rígidamente programados y ejecutados por las federaciones. (Caída de la Iglesia en los compromisos políticos dominadores.) Fuimos testigos de publicaciones oficiales de instituciones espíritas entregadas a la propaganda política en el medio doctrinario y Centros Espíritas honestos y activos transformados en comités permanentes de candidaturas políticas igualmente permanentes. La cáscara de la banana de las ambiciones políticas, puesta intencionalmente en el camino de las federaciones, provocó resbalones y caídas de espíritas trabajadores y bien intencionados. 

 La ilusión política desorientó a muchas figuras del medio espírita, debilitando con ello el movimiento, y varias de esas figuras llegaron a portar velas encendidas en procesiones nocturnas para no perder prestigio político en los ámbitos de los católicos simpatizantes de la Doctrina Espírita. Vimos también a algunas de esas personalidades entregadas al tratamiento de des obsesión en Centros que brindan este socorro, y otras, en recogimiento y estado de completa perturbación, participando de esos trabajos en Hospitales Espíritas. Leímos libros de conocidos espíritas, estudiosos y cultos, defendiendo ideologías de derecha y de izquierda en nombre de la Doctrina, y también asistimos a los estragos de las juventudes espíritas, dotadas de toda la agresividad propia de los jóvenes, promoviendo movimientos políticos y sustentando tesis violentas a favor de un Espiritismo más integrado con la realidad social.

Felizmente esa zarabanda de locuras pasó sin perturbar a la mayoría absoluta de los espíritas. La amenaza fue resistida por el movimiento doctrinario y por la Doctrina, pero ella nos mostró, vivamente, la lamentable falta de conocimiento de la Doctrina Espírita y de las consecuencias a que esa ignorancia (incluso de parte de personas ilustradas y estudiosas) puede llevar al movimiento doctrinario. En todos esos casos, la fascinación política se conjugaba con interpretaciones sofistas de principios doctrinarios que justificaban (no intencionalmente) los peligrosos desvíos del pensamiento espírita. 

 En el Centro Espírita, por esas y otras razones, no se puede restringir las actividades apenas al aspecto religioso y asistencial. Además de los cursos que deben ser impartidos sobre la Doctrina, con método y persistencia, es necesaria que en todas las sesiones sean pronunciadas breves exposiciones, seguidas de diálogos entre los asistentes con el expositor. Sin el constante y libre estudio de la Doctrina –dirigido sin pretensiones, pero también sin el temor a abordar los puntos más difíciles de la Doctrina- no conseguiremos superar el estado embrionario en que aún permanece una gran parte de nuestro movimiento doctrinario. Y si no superáramos ese estado, continuaremos expuestos a todos los peligros que consideramos y a otros que podrán sobrevenir. 

 El Centro Espírita posee los elementos seguros para la realización de ese objetivo. Basta que los dirigentes, por más modestos que sean, no se olviden de la brújula que les permitirá navegar con seguridad por las aguas más tumultuosas: la Codificación de Allan Kardec. Basta con un esquema de los puntos esenciales de la Codificación, mantenido obligatoriamente en los trabajos públicos, y un rechazo de la mixtificación roustanguista y de las novedades sin ninguna autoridad que son sembradas en nuestro medio por personas sistemáticas y vanidosas, para lograrse buenos resultados. Kardec es la base y la cúpula de la Doctrina Espírita, con el apoyo, que nunca le faltó, del Espíritu de Verdad. 

 Si no queremos novedades es porque los noveleros sólo se apoyan en sus lucubraciones individuales pretenciosas. Nadie –ni incluso Kardec, si estuviese solito en la elaboración de la Doctrina- conseguiría construir el monumento de lógica insuperable que él, con ayuda de los Espíritus superiores y su trabajo gigantesco de investigación, logró dejarnos como legado. Si no respetamos ese monumento, lo mejor que podemos hacer es cambiar de campo doctrinario, dejando al Espiritismo avanzar por sí mismo.

EL GRAN RESTAURADOR AMELIA RODRIGUEZ DIVALDO FRANCO

EL GRAN RESTAURADOR

  Mateos, 4:24 Y 25; Juan, 9:2 y 3; Mateos, 11:28 

Las  palabras que El pronunciaba, se amoldaban  con los actos que Él realizaba. Identificado con Dios, Sus manos producían las curas más diversas, y que nunca habían acontecido antes. De todo lugar, por tanto, particularmente de Siria, traían enfermos: paralíticos, ciegos, sordos, lunáticos, infelices de todo porte, que llegaban exhibiendo sus dolores más crueles y padecimientos sin solución.

 Jesús, tomado por la compasión, los atendía, administrándoles el bálsamo de la misericordia que escurría por las manos y alteraba la tejedura orgánica desorganizada, restaurándoles la salud. Era natural que, a la  medida que libertaba a los enfermos de sus males, que ellos propios habían buscado a través de la insensatez, de la perversidad y del crimen, más necesitados Lo buscasen con avidez y tormentos. El, aunque, no atendía a todos cuantos se Le presentasen procurando la recuperación orgánica, emocional o mental. La Suya era una terapia de profundidad, que siempre convocaba al  paciente a no volver a pecar, evitándose nuevos comprometimientos tormentosos, para que no le aconteciese nada peor. Esa, sí, seria la cura real, la de naturaleza interior, mediante la transformación moral, en razón de encontrarse en lo íntimo del ser la causa de su padecimiento. Conociendo que todos los seres proceden de otros caminos, de los más variados, que fueron  recorridos por los múltiples  renacimientos carnales, cada cual imprime en los tejidos delicados del espíritu los actos que practicaran, haciendo justicia  a las ocurrencias de dolor y sombra en la  que se encontraban, así como de las alegrías y de la  salud que los visitaban.

La  criatura es la sembradora, mas también la segadora de los propios actos, que se insculpen en las profundidades del ser, diseñando las futuras experiencias humanas en el cuerpo. Y porque no todos los enfermos Le recibían la atención que esperaban encontrar. No estaban en condiciones de ser liberados de las aflicciones que engendraran antes para ellos mismos, corriendo el riesgo de luego que se encontrasen menos penalizados, corriesen en busca de nuevas inquietudes.

La  sabiduría de Jesús es  inigualable, porque penetra en el ámago de los acontecimientos, de donde retira el  conocimiento que faculta entender lo  que sucede con cada cual que Lo procura.

Aquellos hombres y mujeres alienados, de miembros paralizados, sin audición ni  claridad ocular, procedían de abismos morales en los que se hundieron espontáneamente, desde que la luz en toda criatura la noción de la Verdad, del deber  se encuentra ínsitos los impulsos del amor y de la paz. No obstante, la testarudez rebelde desprecia las señales  de peligro e impone los caprichos de la personalidad inquieta, deseando alterar los impositivos de las leyes universales  a su beneficio, en detrimento de las demás personas, por lo que resultan los dramas inmediatos y futuros que siempre alcanzan a los infractores.

 Jesús no se permitía alterar los soberanos códigos, beneficiando aquellos que se encontraban incursos en los rescates no concluíos, dejando otros al abandono.  Su justicia es la ideal, que no privilegia, ni  olvida. Tenemos la real demostración en el atendimiento al nato-ciego. Aquel hombre naciera ciego y sufría, mas no reclamaba. Cuando Jesús pasó próximo a él, los amigos interrogaron: — Rabí, quien peco, este o sus padres, para que naciese ciego? Como él era ciego de nacimiento, no podría haber pecado en la actual existencia e igualmente no podría rescatar deudas  de sus padres, en el caso fuesen pecadores. Jesús, que penetrara en  la causa de la ceguera, respondía, sereno: — Ni el pecó ni sus padres; mas si fue  para que se manifiesten en el las obras de Dios. Se trataba de un voluntario, que se presentaba en el ministerio de Jesús, a fin de que se pudiesen manifestar las obras de Dios, el poder de que se encontraba poseedor el Maestro. Y, acto continuo, curó al hombre, utilizándose de un proceso especial, que pudiese impresionar a los circunstantes.

Su autoridad moral producía vibraciones que apartaban a los Espíritus perversos, para los cuales el verbo franco y gentil no lograba el éxito que se hacía necesario. Perdidos en sí mismo, conocían de la vida apenas el temor que experimentaban y que infligían en sus víctimas. Otros enfermos, no en tanto, al leve contacto de Sus manos recibían las energías vitalizadoras, que restauraba el campo vibratorio donde se encontraban las matrices generadoras de las aflicciones, modificándoles  las estructuras y rehabilitando el  equilibrio.

De esa forma, era facultado al endeudado recuperarse moralmente por el  Bien que pudiese hacer, por la utilidad de que se tornaba portador, auxiliando a otras personas que a él se acercasen. La  humanidad aún padece esas coyunturas aflictivas que merece. Existen muchos seres humanos que andan, sin embargo, son paralíticos para el Bien, encontrándose mutilados moralmente, de esa manera sin intereses por incentivar a la máquina orgánica de que se utilizan para la propia como para la edificación de  su prójimo. Caminan, y sus pasos los dirigen para las sombras, a las que se arrojan con entusiasmo y expectativas de placer, inmovilizándose en las pasiones disolventes que habrán de vencer…

Hay otros que piensan, más la alucinación forma parte da su agenda mental: devaneando en el gozo, asfixiándose en los vapores entorpecedores, lejos de cualquier realización ennoblecedora. Intoxicados por la ilusión de los sentidos, no consiguen liberarse de las fijaciones perniciosas que los atraen y los dominan. (…)

¿Y cuántos mientras tienen  ojos y oídos, mas apenas de ellos se utilizan para os intereses serviles a los  que se entregan raramente direccionando la visión para lo Alto y la audición para el mensaje de eterna belleza de la vida? Aun buscan a Jesús en los templos de fe,  a los  que recurren, una que otra vez, manteniendo la fantasía de merecer privilegios, de disfrutar regalías, sin cualquier compromiso con la realidad o expectativa dichosa para el mañana,  sin la mórbida inclinación para el vicio, para la perversión. Algunos consiguen encontrarlo, y se fascinan por breves momentos, luego Lo abandonan, porque no tuvieron la sed de gozo atendida, ni fueron capaces de sacrificar la dependencia tormentosa a fin de ser libres.

No son pocos aquellos que se encuentran esclavizados a la  infelicidad por simple placer a los que se acostumbraron, disputando la alegría de permanecer en el pantanal de los vicios morales. Están en la  luz del día y deambulan en las sombras de la noche. Poseen razón y discernimiento, no en tanto, los direccionan exclusivamente para los apetitos condimentados del insaciable gozo. Viven iludidos y se exhiben extravagantes, en el palco terrestre, hasta cuando las enfermedades dilaceradoras — de que nadie se puede evadir —, o la muerte los dominan y consumen. Despiertan, más tarde, desilusionados y sin glorias, sin poder, empobrecidos de valores morales, porque nunca los acumularon. Jesús es, por tanto, el gran restaurador, mas cada espíritu tiene  el deber de permitirse el trabajo de auto renovación en favor de la propia felicidad. Su voz continua eclosionando en la acústica de las almas: – Venid  a mí, (…), y yo os aliviare! Es  necesario, sin embargo, ir a El…

Traducido por: M. C. R

EDUCACIÓN Y OBSERVACIÓN MERCEDES CRUZ

EDUCACIÓN Y OBSERVACIÓN

Cuando nos asomamos al exterior vemos que aunque el Sol este oculto por las nubes, el sigue infiltrando la energía necesaria para la vida en la Tierra, vemos que toda la obra en sí de Dios, cumple su cometido, sirviendo a la madre Naturaleza, es el hombre el que muchas veces encerrado en sí mismo, se olvida que está aquí para aprender amar y servir, realizar su cometido.

Vivir por vivir es algo automático, y nada más triste para el hombre que sentirse un objeto, del cual uno se sirve y si te vi no me acuerdo.  A casi todos nos gusta que se nos escuche, que se nos necesite para colaborar en las hazañas de esta vida, aunque sea mínimo nuestro concurso, siempre unido al de otras personas, puede significar una gran causa. Pero lamentablemente el hombre suele ser egoísta, le gustaría ser él solo, el importante y es por esa razón que cuando ve que no lo puede conseguir, abandona las mejores causas de su vida, donde desde abajo podría crecer para Dios.

Hay quien nunca se asoma a la ventana, nunca se interesa por los problemas que surgen en el mundo, situados bien en el paraíso que ellos han podido acceder, no quieren saber de penas ni conflictos, estas personas parecen que no tienen corazón, que sus sentimientos están basados en darse placer y gusto, de ahí que un día muchas de ellas hastiadas de la vida, intenten quitarse la vida, estas almas no suelen confiar en nadie, pues a nadie conocen todo lo obtuvieron a través del dinero, por eso sus sentimientos en la mayoría quedan sepultados creando en su corazón una cicatriz cada vez más dura, una cicatriz que se convierte en su propia cárcel, y es muy difícil hacerles salir al exterior.

Es hermoso contemplar el paisaje aunque este esté lleno de problemas que no podamos solucionar, para Dios lo que cuenta es la intención de nuestro sentir, y una oración mecánica tampoco puede hacer mucho, y si inmiscuirse en las causas perdidas de tu alrededor, del vecino que no tiene para comer, del amigo que necesita un consejo, del jardinero que riega los jardines y al cual tú le das más trabajo, tirando la basura en cualquier parte, para que él la recoja, hay que vibrar con la vida, no podemos ser parásitos, cada uno donde quiera que nos encontremos podemos hacer y colaborar para un mundo mejor, menos egoísta.

Es importante que eduquemos a nuestros hijos, pero sin olvidarnos que nosotros necesitamos de educación, que el egoísmo de muchos ha restado el patrimonio a los pobres, estamos acostumbrados a tener una zapatería en casa por poner un ejemplo, y nuestros pies solo pueden ponerse un par de zapatos, parece risorio, ¿y que vamos hacer ahora con tanto zapatos, porque no habernos dado cuenta antes? Nuestros antepasados no necesitaban tanto, nos desbordamos en los caprichos y solo servimos para el consumismo desmesurado, ya lo hecho, hecho está, y eso nos debe doler en el fondo del corazón, sobre todo cuando pensamos que nos vamos a ir descalzos al otro lado de la vida. El ayer ya paso, no tiene remedio, pero si el presente, eduquemos no con las marcas, eduquemos con el buen sentido de las cosas a nuestros hijos, si les enseñamos a dar, a compartir con los compañeros, a comprarles solo lo que es necesario, ellos valoraran cualquier cosita. Hay mucho trabajo por hacer, y u lo hacemos, o se nos enseñará a través de dolor y sufrimiento, de carencias, que parecen injustificables para muchos, pero que le son necesarias para aprender, porque no se nos olvide que el Padre abastece para todos, su granero es inmenso, y debemos preguntarnos: ¿en Su granero que somos, usuarios o ladrones?

Hemos de ser cautelosos, en la comida, en la ropa, en los caprichos, la vida es hermosa y dicen que desde las alturas no se ven a los pobres, pero sí, hay un día, que los ves, y ves lo que podrías haber hecho  y no hiciste, lo que por tu causa sufrió deficiencias, deterioro,  bien es verdad que hay sufrimiento en el mundo al que económicamente no podemos llegar, ni en sueños, pero si hay una parte que podemos hacer y esa parte está cerca de nosotros, hemos de verla, y si no nos ponemos manos al asunto, todo se deteriora, formando un conjunto como el que estamos sufriendo, por todas partes el caos y la adversidad, nos hace temer y presentir  el desequilibrio que podría afectar a  nuestras propias vidas, porque todo está descompasado, los usureros no se ven artos, son ignorantes despreocupados todo lo sitúan en el presente y la mendicidad no le asusta, porque creen que nunca la pasaran, pidamos por todos, toda la ignorancia merece nuestro respeto y conmiseración, pero es de sabios advertir, sin censurar, cada uno que se aplique la lección a si mismo, esto no es para nadie especial, es para todos… Abramos la ventana, y no nos escondamos, la brisa de la mañana puede despojar nuestra mente y ayudarnos a despertar, a ver la realidad de la vida, y ponernos manos a la obra, a poner nuestro granito de arena para conseguir hacer un mundo mejor.

Necesitamos educarnos todos, nadie se crea sabio, porque no estamos en un planeta de sabios, y para educar la propia afectividad hay que cultivar esos sentimientos de persona de buen corazón y profundamente humana; que desea ayudar a quien lo necesita, consolar al que está triste, acompañar al que ha sido despreciado, perdonar a ése que le ofendió, querer a todos; que se siente afectado por el sufrimiento de los demás, que comprende, que perdona.

DESEQUILIBRIO APARENTE CHICO XAVIER





DESEQUILIBRIO APARENTE

Chico Xavier

Libro: Derrotero

Habrá quien afirme que la Doctrina de los Espíritus es un vivero de creyentes indisciplinados, por el exceso de interpretaciones y por el arraiga do individualismo de los puntos de vista de quienes tratan de difundirla. Otros proclaman que la Nueva Revelación desorganiza ¡ávida mental de quienes la adoptan y los impulsa a la renunciación. 

A pesar de ello, tales enunciados no encuentran cabida en los fundamentos de la verdad. El Espiritismo, naturalmente, amplía los horizontes del ser. 

La visión más segura del Universo y una más alta concepción de la justicia dilatan en la mente la sed de liberación y hacen posible más elevados vuelos del espíritu; la comprensión más clara, sumada a una más viva noción de responsabilidad, crea sublimes sentimientos del alma y favorece la renovación de los centros de interés en el campo íntimo, el cual se ve de inmediato atraído hacia problemas que trascienden la experiencia vulgar. 

Para quien estima moldes de conducta convencionales y se adapta plenamente al menor esfuerzo, no resultará fácil manejar caracteres libres en los dominios de la fe, porque los desvaríos de la personalidad nos acechan constantemente, tentándonos a imponer a los demás la impronta de nuestro modo de ser. 

Sin embargo, dentro de la Nueva Revelación no hay lugar para ningún proceso de obstinación dogmática o de tiranía intelectual. 

La inmortalidad revelada invita al hombre a afirmarse, y el centro espiritual del aprendiz se desplaza hacia intereses que están más allá de la esfera común. 

Las inteligencias de todo tipo, tanto como los mundos, gravitan en torno de núcleos de fuerza que las influencian y sustentan. 

El panorama del infinito desplegado ante el hombre por nuestro ideal, atrae al cerebro y al corazón hacia otros poderes, y la criatura encarnada, imperceptiblemente inducida a operar en servicios diferentes, parece inadaptada y sedienta en la búsqueda de valores efectivamente importantes para su destino en la vida eterna. 

Las congregaciones religiosas, oficializadas u organizadas, presas a imperativos de estabilidad económica, por lo general gravitan alrededor de la riqueza perecedera o de la autoridad temporal de la Tierra y yacen magnetizadas por la idea de dominio e influencia que, en el mundo, facilita la solidaridad y la unión. Esto se debe a que la mayoría de los espíritus encarnados, todavía ciegos a la divina luz, se reúnen alrededor del oro o del poder sobre los más débiles y obedecen despreocupadamente. 

Pero en el Espiritismo es difícil aglutinar caracteres liberados bajo el estandarte nivelador de lo convencional. 

Así como aconteció en los trescientos años que antecedieron a la esclavitud política del Evangelio redentor, el discípulo de nuestra Doctrina Consoladora pretende encontrar un camino de acceso a la vida superior. 

Acepta las facilidades humanas – para dar con generosidad y desprendimiento lo que posee. Disputa la satisfacción de trabajar – para servir. Busca la libertad – para someterse a las obligaciones que le corresponden. Adquiere la luz – para ayudar a extinguir las tinieblas. «Está en el mundo sin ser del mundo». Es alguien que se niega a sí mismo, en busca del Maestro de la Verdad, y recibe de buena voluntad la cruz del propio sacrificio para avanzar en la jornada de resurrección. 

Y como cada discípulo permanece en una esfera diferente de trabajo, observamos que todos ellos, a la manera de viajeros que van peregrinan do escaleras arriba – cada cual contemplando la vida y el paisaje desde el peldaño en el que se encuentra -, ofrecen el espectáculo de almas inadaptadas y extremadamente separadas entre sí a los habitantes del valle o de la planicie, que acostumbrados a los mismos escenarios de cada día, y a la repetición de los mismos matices de la claridad solar, no consiguen olvidar de improviso los hábitos arraigados por el tiempo, ni pueden entender el derrotero de los que indiferentes a las quimeras, caminan en sentido contrario al de ellos, al encuentro de otra luz.  

TU ACTITUD FRENTE A LA VIDA MERCEDES CRUZ

TU ACTITUD FRENTE A LA VIDA

La ignorancia es siempre la culpable de nuestros fracasos, los hermanos que miran la vida de una forma positiva son capaces de terminar con lo que no es saludable en sus vidas. Las personas positivas suelen mirar la vida de una forma particular que les permite enfrentar cualquier adversidad con sentido del humor y buena onda.

Nuestras actitudes escriben nuestro destino. Nosotros somos responsables de la vida que tenemos. Culpar a los demás por lo que nos sucede es cultivar la ilusión. El aprendizaje es nuestro y nadie podrá hacerlo por nosotros, así como nosotros no podremos hacer nada por los demás, ya que debemos hacer todo lo que nos compete. Cuanto más rápido aprendamos, menos sufriremos en nuestra vida. El aprendizaje puede ser colectivo, pero la práctica es siempre individual.

Es inevitable el dolor en nuestras vidas, ya que es inherente a ella. Lo que si depende de cada uno de nosotros es no engancharnos al dolor, lo que lo convierte en sufrimiento y esa es nuestra elección personal. Por otra parte, todos los acontecimientos, hasta los que calificamos como “terribles”, tienen siempre un aspecto positivo, debemos afinar nuestra óptica para encontrarlo, porque siempre está allí. Asimismo, “la aceptación”, de los hechos que no podemos cambiar, es determinante para seguir en nuestro camino de vida, con paz y bienestar.

Las actitudes son predisposiciones y formas habituales de sentir, pensar y actuar según los valores de la persona. La actitud positiva implica estar predispuesto a encarar los problemas para intentar resolverlos y a ver las cosas con optimismo y esperanza.

El modo en que nos sentimos con respecto a nosotros mismos, afecta en forma decisiva todos los aspectos de nuestra experiencia, desde la manera en que funcionamos en el trabajo, el amor o el sexo, hasta nuestro proceder como padres y las posibilidades que tenemos de progresar en la vida.

Nuestras respuestas ante los acontecimientos dependen de quién y qué pensamos que somos. Los dramas de nuestra vida son los reflejos de la visión íntima que poseemos de nosotros mismos. Por lo tanto, la autoestima es la clave del éxito o del fracaso. También es la clave para comprendernos y comprender a los demás.

Sonríe a la vida y agradece.

Dedica un tiempo para ti, en tu rutina diaria. En ocasiones, no tener tiempo para uno mismo, y sólo ocuparnos de nuestras obligaciones, hace que nos sintamos tristes y deprimidos. Dedica unos minutos al día para hacer algo que te agrade, no importa lo sencillo que sea.

No te compares con los demás. Es fatal. Tanto las comparaciones como las idealizaciones de cómo deberías ser tú y de cómo deberían ser las cosas, son muy perjudiciales para tu salud mental y tu autoestima. La frustración y la envidia que se genera al ver en otros lo que uno quiere ser o tener, son pensamientos altamente negativos que debes controlar para evitar sentirte deprimido.

Valora todas las cosas y experiencias de tu vida. Dice un refrán popular, “Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”. Valora las pequeñas cosas, los momentos simples, todo. No te imaginas el mundo que se abre ante ti, cuando lo haces.

Vive el presente. Suena fácil, pero no lo es. La mayor parte del tiempo estamos ansiosos por el futuro, preocupados por lo que va a sucedernos, o tristes cargando con sucesos de nuestro pasado. Incluir en nuestro día a día, el mayor número de momentos de conexión con el presente, requiere dedicación, estar atentos, conscientes y despiertos. La meditación, el yoga y la práctica de algún deporte, son excelentes herramientas.

Cuida tu Cuerpo y tu Mente. Cuida tu alimentación, haz ejercicio, y vigila tus pensamientos. Evita encerrarte en la casa. Sal aunque sea a caminar, a sentir el entorno, a comunicarte con otras personas, a colocarle un “pare” a la repetición de pensamientos que te pasan por la mente. Además, te obligará a arreglarte y a modificar tu aspecto. Verse bien es una manera de sentirse bien. Realizar una actividad física, elevará tus niveles de adrenalina y serotonina, aumentando el optimismo y disminuyendo los pensamientos negativos.

Comprométete con lo que decides hacer. Si piensas una cosa y terminas haciendo otra totalmente diferente, te sentirás inconforme contigo mismo. Trata de evitar las conductas contradictorias, sobre todo si no quieres que te invada un profundo sentimiento de fracaso.

Deja el perfeccionismo de un lado. Si deseas que todo esté de acuerdo a tu esquema de valores te pasarás parte de la vida tratando de acomodar esos detalles, para que se vean perfectos; pero te quitará la posibilidad de disfrutar las cosas tal cual se presentan. Busca un equilibrio y te sentirás mejor.

Sintonízate en la estación del bienestar. Enfócate en disfrutar “todo”, lo que este a tu alcance por más simple que parezca. La vida es más corta de lo que pensamos.

Detente, revisa tu visión personal. Dedica un poco de tiempo, a revisar tu brújula personal, para que no te pierdas en el camino. Contacta contigo, siéntete, trátate con amabilidad y evita la constante autocrítica.

Dedica el tiempo necesario a un sueño reparador. Mejorará tu estado de ánimo durante el día y te será más fácil mantener una actitud positiva

Conciénciate de que usted determina las acciones de su vida, y nadie puede quitar esta asignación. Sus actitudes siempre guiaran su viaje en la vida.

Es importante ser agradecidos por todas las cosas que tenemos. Anota las cosas que tenemos y que el dinero no puede comprar. Trata de hacerlo a diario. Esto contribuye a crear una actitud positiva.

SOMOS LO QUE PENSAMOS MERCEDES CRUZ

SOMOS LO QUE PENSAMOS

EL pensamiento es fuerza creadora, y es el que se descubre tal cual es, en el plano espiritual, cuando estamos encarnados estos permanecen ocultos, no los vemos, ni se ven, es por esa razón que muchos que hicieron algo bueno en la tierra dicen que ellos actuaron bien, pero ven horrorizados que pensaron de forma muy distinta, con otras intenciones, que nada tenía que ver con su forma de actuar.

Una criatura que vive entregada al pesimismo y a los malos pensamientos, tiene alrededor de si una atmosfera espiritual oscura, a la cual se aproximan Espíritus enfermos. La angustia, la tristeza y la desesperanza aparecen, formando un cuadro físico-psíquico deprimente, que puede ser modificado bajo la orientación de las enseñanzas morales de Jesús.

Todas las cosas existen en el Universo invisible antes de manifestarse en el visible, en lo ideal antes de aparecer en lo real, en lo espiritual antes de mostrarse en lo material.

El reino de lo invisible es el reino de las causas. El reino de lo visible es el reino de los efectos. La naturaleza del efecto está siempre determinada y condicionada por la naturaleza de la causa.

“La mente es el natural protector del cuerpo… Todo pensamiento propende a multiplicarse, y las horribles imaginaciones de males y vicios de toda clase producen en el alma lepras y escrófulas que se reproducen en el cuerpo. La cólera transforma las propiedades químicas de la saliva en ponzoña dañina para la economía del organismo.

Los pensamientos son fuerzas con forma, cualidad, substancia y potencia. Todo cuanto existe en el Universo físico tuvo su origen en el pensamiento y de éste tomó su forma. Cada edificio, cada estatua, cada pintura, cada máquina, todo tuvo su cuna en la mente de quien lo concibió antes de plasmarlo en material expresión.

Todo existe en lo invisible antes de que se manifieste o realice en lo visible. Y si esto es así, las cosas invisibles son las reales, mientras que las visibles son las ilusorias, porque las invisibles son causas y los visibles efectos. Las invisibles son eternas. Las visibles, mudables, transitorias y perecederas.

“Todo pensamiento tiene positivo valor en la conducta. De la naturaleza de nuestros pensamientos depende la fortaleza de nuestro cuerpo, el vigor de vuestra mente, el éxito de nuestros negocios y la alegría que a los demás hombres comunica nuestro trato… Y en cualquier disposición que pongáis vuestra mente, recibiréis las influencias del mundo invisible en correspondencia y armonía con ella.

Concretad en vuestro alrededor pensamientos placenteros, retenedlos cuanto podáis, y en mar o en tierra atraeréis sin cesar, consciente o inconscientemente, pero de exacta manera, cuanto esté en armonía con la naturaleza de vuestros pensamientos, que son nuestro particular patrimonio y podemos ajustarlos firmemente a nuestra inclinación con sólo reconocer nuestra capacidad para ello.”

La misión primordial de la Doctrina Espirita  es el despertar al hombre para su naturaleza especialmente espiritual, ayudándolo a convivir  con su mundo  de apariencias y el de  los seres del mundo invisible, que ejercen sobre nosotros  una acción muy fuerte capaz de influir profundamente  en nuestra vitalidad, en nuestro libre albedrio y hasta en nuestro destino, próximo o remoto.

El Espiritismo está destinado a liberar al hombre encarnado de la acción del medio que lo rodea,  de modo que pueda determinarse, concientizarse de sí mismo y actuar bajo el comando de su libre albedrio. En una palabra, a mejorarse interiormente.

Allan Kardec, en la cuestión 459 de El Libro de los Espíritus pregunto: ¿Influyen los Espíritus en los pensamientos y acciones de los encarnados? Y los Espíritus contestaron que su influencia es mayor de lo que pensamos, pues la mayoría de las veces son ellos los que nos dirigen.

El interés que mueve a los Espíritus inferiores a dominar la mente de los encarnados y conducirlos por los caminos que ellos desean llevarlos es a semejanza de la de los hombres, su interés es la satisfacción de sus instintos y de su orgullo.

En la Tierra, vivimos cercados por aquellos que nos procedieron en la gran jornada de la desencarnación. 

En razón de eso, somos lo que pensamos, permutando vibraciones que se armonizan con otras vibraciones afines. Debido a las imposiciones del renacimiento, el hombre es llevado a la depresión, a la exaltación, vinculándose a los pensamientos vulgares compatibles con las circunstancias del medio, situación y progreso.

Por tanto se hace necesario, e imprescindible el ejercicio habitual de la oración mental para fortalecer las fulguraciones psíquicas que llegan al cerebro, haciendo de nuestra vida normal un vehículo para la propagación de pensamientos superiores.

MAMON Y JESÚS DIVALDO FRANCO

MAMON Y JESÚS

Por el Espíritu Vianna de Carvalho/Divaldo Franco

Anhelando la felicidad de los fieles católicos en Praga, capital de la República Checa, entonces perteneciente a Alemania, Jan Hus adoptó la predicación del Evangelio de Jesús en la sencillez del lenguaje de los necesitados y pobres del país, para exaltar la vida y proporcionar paz a todos.

La intolerancia religiosa entonces imperante lo persiguió con impiedad, por todos los medios posibles, culminando en llevarlo al Concilio de Constanza, en Alemania, engendrado por sus enemigos bajo el mando del cardenal Antonio, quien lo detestaba, habiendo sido quemado vivo el día 6 de julio de 1415.

Enfermo de neumonía, fruto de los malos tratos sufridos en prisión, sufrió vejaciones insólitas sin prácticamente derecho a defensa alguna.

Bajo la furia de los opositores a la Verdad y usurpadores de la fe cristiana, un año después, en el mismo lugar, tras sufrir las fuertes garras del Concilio, otro sacerdote que amaba a sus contemporáneos, Jerónimo de Praga, principal discípulo del mártir Jan Hus, también fue juzgado y quemado vivo el 30 de mayo de 1416.

La persecución implacable estuvo dirigida contra el sacerdote inglés John Wycliffe, profesor de la Universidad de Oxford, gran teólogo y reformador religioso que abaló Europa en los siglos XV y XVI, habiendo tenido el coraje de traducir la Biblia al inglés que conserva su nombre como su título. .

Entonces era muy difícil para los hijos de Dios seguir las enseñanzas de Jesús.

La persecución de la ignorancia estaba en todas partes, como resultado de los intereses creados en los que Mamón jugó un papel fundamental en el poder y la gloria terrenal.

Antes de ellos, innumerables aprendices del Evangelio fueron sacrificados por optar por el camino de la sencillez, de la renuncia a los bienes terrenales y por el amor con abnegación.

Después de ellos, muchos cristianos afectuosos fueron también desgarrados y martirizados por su fidelidad al Hombre de la Cruz, en desobediencia al Señor de la mirra o uno de sus áulicos en diversas partes del mundo.

Las extravagancias del poder temporal de Roma, con sus sucesivos escándalos y sus exageradas ambiciones, hicieron difícil comprender y amar el mensaje de Jesús, a pesar de que los mártires continuaron ejerciendo el ministerio del amor y entregando sus preciosas existencias a los crucificadores y exterminadores.

La Ley del Progreso, que es inevitable e imposible de detener, alteró el proceso de evolución sociocultural en la Tierra y lentamente llegó a igualar a todos los seres humanos que estaban separados en la adopción de mentiras y poderes terrenales y verdades eternas, llegando al período de total Separación entre la Ciencia y la Religión.

La fe ciega dominante se vio obligada a dar paso a los hechos que han sido constatados por los investigadores de la Ciencia, ampliando los horizontes del Universo y de la vida misma con extraordinarios beneficios para el planeta y las criaturas que en él habitan.

Las teorías absurdas, descendientes de la ignorancia y el oscurantismo, fueron siendo abandonadas por interminables investigaciones en el organismo de la sociedad y en laboratorios especializados.

Espíritus nobles reencarnaran para contribuir a la elevación de las costumbres, a través de la cultura en las más variadas expresiones del sentimiento.

Hoy, a pesar de los indiscutibles logros del pensamiento y la ciencia, vivimos en el presente, manteniendo la aparente obediencia a las Leyes de Dios y, en secreto, despreciándolas cuando no fueron reveladas antes.

Los conflictos permanecen en la sociedad, cuyos sótanos esconden las continuas e innombrables persecuciones, manteniendo la crudeza de los sentimientos ocurridos en el pasado.

La pena de muerte fue suspendida en muchas naciones, que sin embargo continuaron matando en sus bien disimuladas trampas.

Como resultado, los crímenes atroces continúan en estadísticas aterradoras, indefinidas y sin resolver…

Mientras tanto, Jesús regresó como había prometido a sus discípulos como el Consolador, y el aparente silencio de las tumbas fue reemplazado por voces que proclamaban la inmortalidad.

Médiums y sinceros estudiosos del Espiritismo renacían y salían a demostrar la grandeza de Dios frente a las ofrendas de Mamón, invitando a vidas desoladas y laureadas a la defensa de la Vida.

Una sinfonía insólita se apoderó del ambiente, y por todas partes estas voces triunfantes continúan llamando el nuevo tiempo de Jesús para la humanidad anhelante de belleza, salud y paz.

Periódicamente, las distracciones del camino, las artimañas de Mamon invitan a la bancarrota y algunos caen en una reñida pelea de cualquier tipo, aunque se logre la victoria, el campo queda sembrado de cadáveres…

En esta larga batalla, cada combatiente caído es reemplazado por otros que continúan valientemente, sin miedo, incansables en su entrega al Bien.

Es por esto que estos son días de conductas saludables difíciles.

La mentira asume autoridad por la fascinación que ejerce. Pero la verdad se impone lentamente y crea el reino de la justicia y de la verdadera alegría, en un presagio de un futuro de bendiciones.

Mientras eso no ocurre aumenta la locura personal y colectiva.

Los ideales de solidaridad son reemplazados por el individualismo egoísta, y cada uno se propone disfrutar del placer inmediato, como si el fin de la existencia fuera el agotamiento, el sueño para una nueva zambullida en la evasión de la realidad.

La verdad es imbatible y nada puede superarla, aunque a veces la oscurezcan, mediante los artificios e ilusiones que proporciona la propia fugacidad orgánica.

Como el sol tras la noche, siempre se presenta dominando ganando el ciclo.

Cuidado con las canciones embriagadoras de Mamon y sus compañías auxiliares, que marchan junto a los astutos engañadores del pensamiento en su constante búsqueda del disfrute físico.

Todo pasa, excepto el Amor de Dios.

No dudéis del éxito que os depara la Sabiduría Divina.

Es imparable la sucesión de las horas e invencible la lucidez de la conciencia, donde están escritas las leyes de Dios…

Regocíjate ante los desafíos del existir y utilízalos para crecer en moral y sabiduría.

…Y si un día sientes la prueba de la soledad, de un sufrimiento que te parece más grande que tus fuerzas, refúgiate en Jesús, que nunca nos deja solos.

Psicografía de Divaldo Pereira Franco, en la sesión mediúmnica del 22 de noviembre de 2021, en el Centro Espírita Camino de Redención en Salvador, Bahía. Del sitio web:

http://www.divaldofranco.com.br/mensagens.php?not=714.

MALES MENORES EMMANUEL CHICO XAVIER

MALES MENORES

 – Emmanuel

La maldad es siempre tinieblas en el corazón, que nos cabe evitar  para beneficio de los otros y en favor de nosotros mismos.

Entretanto, en los llamados males de la Tierra, es indispensable discernir las ligaciones del Señor en los mínimos ángulos de cada día, para que perciban la valiosa función en la garantía del Bien.

Observemos la Naturaleza.

Casi siempre, la plantación es amparada por los detritos del campo para atender la producción deseable.

Para que el lecho del rio no se deshaga, atendiendo a los requisitos del charco,  la dureza de la piedra y la secura de la arena le defienden la seguridad.

El minero anónimo, para entrar en el campo de las formas, no prescinde del fuego que le plasma las figuraciones.

Y el propio pan que  compone la mesa es siempre un fruto de la Bondad del Vida, filtrado a través de las incontables  dilaceraciones. Aprendamos a recibir los males menores  que nos aseguran paz y triunfo sobre los grandes males del mundo.

Raro porcentaje  de las suplicas que suben de la Tierra al Cielo recibe, de retorno, la asistencia precisa, de forma inmediatista de alegría o de confort. Casi todas, para alcanzar el objetivo a que se proponen, obtienen del Señor los males menores por respuesta providencial y oportuna.

Aquí, es  una enfermedad-socorro que te preserva el espíritu contra el asalto de las tentaciones.

Allí, es un obstáculo-bendición que te impide la adhesión la irresponsabilidad y la locura.

Más allá, es un amor herramienta que te obliga al sacrificio constante, en la sublimación de ti mismo.

Acullá, es un desencanto auxilio, limitándote al reajuste de la propia alma.

Más adelante, es una dificultad luminosa, impeliéndote a la comunión con las Esferas Superiores.

Bendigamos las pequeñas aflicciones y los humildes tropiezos del camino, una vez que la lucha bien vivida  y el trabajo bien realizado constituye los únicos recursos de ascensión al verdadero Bien.

Muchas Almas con los bienes aparentes del mundo compran apenas desilusión y tragedia, amargura y arrepentimiento, mientras que muchas otras se elevan diariamente de la Vida Física a las culminaciones de Luz, conducidas por los supuestos males que Les minaban la pasajera existencia.

Recordemos la cruz de Cristo.

Cuando se irguió, ante los Hombres, era humillación y derrota, más, acepta con Amor y Renuncia, se convirtió en Camino de Paz y Resurrección.

Libro: Cura – Emmanuel – Psicografia de Francisco Cándido Xavier

Traducido por: M. C. R

¿LAS MUJERES TIENEN UN ALMA?

REVISTA ESPIRITA 

JORNAL 

DE ESTUDOS PSICOLÓGICOS 

9a ANO/   NO.1   / JANEIRO 1866

¿Las mujeres tienen un alma? Se sabe que esta cosa no fue siempre tenida por cierta, una vez que fue, se dice, puesta en deliberación en un concilio. La negación es aún un principio de fe en ciertos pueblos. Se sabe a qué grado de humillación la redujo en la mayoría de los países de Oriente. Si bien que hoy en día, entre los pueblos civilizados, la cuestión esté resuelta a su favor, el preconcepto de su inferioridad moral se perpetuó hasta el punto que un escritor del último siglo, cuyo nombre no nos viene a la memoria, definió así a la mujer: “Instrumento de los placeres del hombre,” es una definición más musulmana que cristiana. De ese preconcepto nació su inferioridad legal, que no fue aun apagada de nuestros códigos. Por mucho tiempo ellas aceptaron esa esclavitud como una cosa natural, así es de poderoso el imperio del habito. Ocurre así con aquellos que, devotos de la esclavización de padre a hijos, acaban por creerse de otra naturaleza que sus señores. No en tanto, el progreso de las luces irguió a la mujer en la opinión; ella es muchas veces afirmada por la inteligencia y por el genio, y la ley, aunque considerándola aun como inferior, poco a poco afloja los lazos de la tutela.  Se puede considerar como emancipada moralmente, si ella no lo es legalmente; es a este último resultado al cual ella llegará un día, por la fuerza de las cosas. Se leyó recientemente en los periódicos que una señorita de veinte años venia de sustentar con pleno éxito el examen de bachillerato, ante la facultad de Montpellier. Y, se dice, que es el cuarto diploma de bachiller concedido a una mujer.  No hace aún mucho tiempo la cuestión fue agitada para saber si el grado de bachiller podía ser conferido a una mujer. Si bien que eso pareciese a algunos una monstruosa anomalía, se reconoció que los reglamentos sobre la materia no hacían mención de las mujeres, no hallándose excluidas legalmente. Después de haber reconocido que ellas tienen un alma, se les reconoció el derecho de conquistar los grados de la ciencia, es ya alguna cosa. Más su liberación parcial no es sino el resultado del desenvolvimiento de la urbanidad, del ablandamiento de las costumbres, o, si queremos, de un sentimiento más exacto de justicia; es una especie de concesión que se le hace, y, es preciso bendecirla, regateándolas todo lo más posible. La puesta en duda el alma de la mujer sería ridículo hoy en día, más una cuestión muy de otro modo sería si se presenta aquí, y cuya solución puede únicamente establecerse la igualdad de posición social entre el hombre y la mujer es de derecho natural, o si es una concesión hecha por el hombre. Notamos de pasada que esa igualdad no es sino una otorgación del hombre por condescendencia, lo que le da hoy se lo puede retirar mañana, y que teniendo en la fuerza material, salvo algunas excepciones individuales, en el conjunto el será siempre el superior; al paso que esa igualdad está en la Naturaleza, su reconocimiento es el resultado del progreso, y una vez reconocida, ella es imprescriptible.

¿Dios creo almas machos y almas hembras, e hizo a estas inferiores a las otras? Ahí está la cuestión. Si ocurre así, la inferioridad de la mujer está en los decretos divinos, y ninguna ley humana podría transgredirlos. Al, contrario, las creo iguales y semejantes, las desigualdades fundadas por la ignorancia y por la fuerza bruta, desaparecerán con el progreso y el reino de la justicia. El hombre entregado a sí mismo no podía establecer a ese respecto sino una hipótesis más o menos racional, más siempre controvertidas; nada, en el mundo visible, podía darle la prueba material del error o de la verdad de sus opiniones. Para esclarecerse, sería preciso remontar a la fuente, revisar en los arcanos del mundo extracorpóreo que él no conoce. Estaba reservado al Espiritismo resolver la cuestión, no más por el raciocinio, más si por los hechos, sea por las revelaciones del más allá del túmulo, sea por el estudio que él es capaz de hacer diariamente sobre el estado de las almas tras de la muerte. Y, cosa capital, esos estudios no son hechos por un único hombre, ni de las revelaciones de un único Espíritu, más si el producto de innumerables observaciones idénticas hechas diariamente por millares de individuos, en todos los países, y que recibieron la sanción poderosa del control universal, sobre la cual se apoyan todas las doctrinas de la ciencia espirita.

Ahora, esto es lo que resulta de estas observaciones. Las almas o espíritus no tienen sexo. Ahora, esto es lo que resulta de estas observaciones. Las almas o espíritus no tienen sexo. El afecto que los une no tiene nada de carnal, y, por esta razón, son más duraderos, ya que se basan en una verdadera simpatía, y no están sujetos a las vicisitudes de la materia. Las almas se encarnan, quiere esto decir, revisten temporalmente un envoltorio carnal semejante para ellas a un pesado envoltorio del cual la muerte las desembaraza. Ese envoltorio material, poniéndolas en relación  con el mundo material, en ese estado, ellas concurren para el progreso material  del mundo  que habitan; la actividad que están obligadas a desarrollar, sea para la conservación de la vida, sea para proporcionarse bienestar, ayuda a su adelantamiento intelectual y moral. En cada encarnación el alma vuelve más desenvuelta; trae nuevas ideas y los conocimientos adquiridos en las existencias anteriores; así se efectúa el progreso de los pueblos; los hombres civilizados de hoy son los mismos que vivieron en la Edad Medía  y en los tiempos de la barbarie, y que progresaron; aquellos que vivirán en los siglos futuros serán los de hoy, más avanzados intelectualmente y moralmente. Los sexos no existen sino en el organismo; son necesarios para la reproducción de los seres materiales; más los espíritus, siendo la creación de Dios, no se reproducen unos por los otros, es por esto que los sexos serian inútiles en el mundo espiritual. Los Espíritus progresan por el trabajo que realizan y por las pruebas que tienen que soportar, como el operario en su arte lo hace por el trabajo. Esas pruebas y esos trabajos varían según su posición social. Los Espíritus debiendo progresar en todo y adquirir todos los conocimientos, cada uno es llamado a concurrir a los diferentes trabajos y a soportar los diferentes géneros de pruebas; es por esto que renacen alternativamente como ricos o pobres, señores o servidores, operarios del pensamiento o de la materia. Así se encuentra fundado, sobre las propias leyes de la Naturaleza, el principio de igualdad, una vez que el grande del ayer puede ser el pequeño del día de mañana, y recíprocamente. De este principio proviene de la fraternidad, una vez que, en las relaciones sociales, reencontramos antiguos conocimientos, y que en el infeliz que nos tiende la mano puede encontrarse un pariente o un amigo. Es con el mismo objetivo  que los Espíritus se encarnan en los diferentes sexos¸ y tal como fue hombre podrá renacer mujer, y tal como fue mujer  podrá renacer hombre, con el fin de cumplir los deberes de cada una de esas posiciones, y en ellas soportar las pruebas. La Naturaleza hizo el sexo femenino más frágil de lo que el otro, porque los deberes que le incumben  no exigen una igual fuera muscular y será aun mismo incompatible con la rudeza masculina. En el la delicadeza de las formas  y la fineza de las sensaciones son admirablemente apropiadas a los cuidados de la maternidad. A los hombres y a las mujeres  son, pues, dados deberes especiales, igualmente importantes en el orden de las cosas; son dos elementos que se complementan uno por el otro. El espíritu encarnado sufriendo la influencia del organismo, su carácter se modifica según las circunstancias y se doblan las necesidades y los cuidados que le imponen ese mismo organismo. Esa influencia no se apaga inmediatamente después de la destrucción del envoltorio material, del mismo modo que no se pierden instantáneamente los gustos y hábitos terrestres; pues, puede ocurrir que el espíritu al desencarnar recorra una serie de existencias en un mismo sexo, lo que hace que, durante mucho tiempo, él pueda conservar, en el estado de Espíritu, el carácter de hombre o de mujer cual marca permaneció en él. No es sino lo que ocurre a un cierto grado de adelantamiento y de desmaterialización que la influencia de la materia se apaga  completamente, y con ella el carácter de los sexos.

Aquellos que se presentan a nosotros como hombres  o como mujeres, es para recordar la existencia en la cual nosotros  los conocimos. Si esa influencia repercute de la vida corpórea a la  vida espiritual, ocurre lo mismo cuando el Espíritu pasa de la vida espiritual a la  vida corpórea. En una nueva encarnación, el tratará el carácter y las inclinaciones que tenía como Espírito; si fuera avanzado, será un hombre  avanzado; si fuera atrasado, será un hombre  atrasado. Mudando de sexo, podrá, pues, bajo esa impresión y en su nueva encarnación, conservar los gustos, las tendencias y el carácter inherentes al sexo que acaba de dejar. Así se explican ciertas anomalías aparentes que se notan en el  carácter de ciertos hombres y de ciertas mujeres. No existe, pues, diferencia entre el hombre  y la mujer sino en el  organismo material que se aniquila con la muerte del cuerpo; mas   en cuanto al Espíritu, el alma, al ser esencial, imperecible, ella no existe una vez que no hay  dos especies de alma; así lo quiso Dios, en su justicia, para todas sus criaturas; dando a todas un mismo principio, fundó la verdadera igualdad; la desigualdad no existe sino temporariamente en el grado de adelantamiento; mas todas tienen  el derecho  al mismo destino, al cual cada uno llega por su trabajo, porque Dios en eso no favoreció  a nadie a expensas  de los otros. La doctrina materialista coloca a la  mujer en una inferioridad natural de la cual ella no es erguida sino por la buena voluntad  del hombre. Con efecto, según esa doctrina, el alma no existe, o, si existe, ella se extingue con la vida o se pierde en el  todo universal, lo que viene  a ser lo mismo. No resta, pues, a la  mujer sino  su flaqueza corpórea que la coloca bajo la dependencia del más fuerte. La  superioridad de algunas no es sino una excepción,  una rareza de la Naturaleza, un funcionamiento de los órganos,  y no podría hacer bien, la doctrina espiritualista vulgar reconoce la existencia del alma individual e inmortal, mas es impotente para probar que no existe una diferencia entre la del hombre y  la de la mujer, y por tanto una superioridad natural de una sobre la otra. Con la Doctrina Espírita, la igualdad de la mujer no es más una simples teoría especulativa; no es más una concesión de la fuerza de la debilidad, es un derecho fundado sobre las propias leyes de la Naturaleza.  Haciendo reconocer estas leyes, el Espiritismo abre la era de la emancipación legal de la mujer, como abre la de la igualdad y la de la fraternidad. ____________________

Traducido por: M. C R

HOMOSEXUALISMO U HOMOSEXUALIDAD RICHARD SIMONETTI

¿HOMOSEXUALISMO U HOMOSEXUALIDAD?

Richard Simonetti

Libro: En el Clamor de las Almas

Alcoholismo: dependencia del alcohol.

Biotropismo: baja resistencia orgánica.

Botulismo: intoxicación provocada por bacterias que se desarrollan en la comida mal conservada.

Paludismo: infección causada por parasito, más conocido como malaria.

Raquitismo: desenvolvimiento precario del niño y del adolescente.

Reumatismo: dolores intensos causados por alteraciones de músculos y huesos.

Tabaquismo: dependencia del tabaco.

Traumatismo: lesión de un tejido, órgano o parte del cuerpo, provocado por un agente externo.

Observe amigo lector, que los términos citados tienen algo en común: el sufijo ismo para situarlos como enunciado de enfermedades.

Por eso, se escribe la palabra homosexualismo con ese mismo sufijo, para explicitar que alguien que tenga atracción por un individuo del mismo sexo sufre de trastornos mentales.

Sería una enfermedad, con estigma tal o más terrible que los de la lepra en los tiempos pasados. Muchos padres prefieren ver al hijo portador del mal de Hansen.

Las familias entran en crisis cuando constatan que uno de sus miembros está encuadrado. Los hijos son expulsados de casa cuando se atreven a salir del armario, asumiendo esa condición.

Bajo el punto de vista religioso acontece peor. Desde las culturas más antiguas, la atracción por personas del mismo sexo ha sido considerada con un gravísimo pecado. En los tiempos bíblicos, en el Viejo Testamento, quien se atrevía a ejercitar esa postura era punido con la muerte.

Determinadas sectas acostumbran a caracterizarlo como efecto de influencias demoniacas. Sería preciso exorcizar al demonio para curar el mal.

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En la actualidad, la Medicina propone que no se trata de una enfermedad o desvío del comportamiento.

Seria apenas una manera de ser de origen genético, sin configurar anormalidad. El individuo ya nació así, a partir de determinados niveles de andrógeno, el harmonio masculino, en el feto, durante la gestación.

De ahí subsistir el término homosexualidad, que indica un comportamiento proveniente de la condición física.

Entonces el homosexual no puede sentirse culpable, ni ser rechazado por sus familiares y amigos como alguien comprometido con la inmoralidad.

La única actitud posible de critica seria el desvió para la promiscuidad y la prostitución, algo igualmente condenable en el heterosexual.

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A respecto del asunto, hay observaciones, en el Libro de los Espíritus, que merecen nuestra atención.

Cuestión 200

¿Tienen sexo los Espíritus?

No como lo entendéis, pues los sexos dependen de la organización. Hay entre ellos amor y simpatía, más basados en la concordancia de los sentimientos

Cuestión 201

¿En una nueva existencia puede el Espíritu que animó el cuerpo de un hombre animar el de una mujer y viceversa?

De cierto; son los mismos los Espíritus los que animan a hombres y mujeres.

Tenemos en esas respuestas decisiva contribución en favor de la igualdad de los sexos, al demostrar que la distinción entre hombre y la mujer es apenas en el aspecto morfológico, físico.

Los llamados cerdos machistas, machistas incorregibles, que proclaman la superioridad masculina, reencarnaran, más tarde o más temprano, como mujer, y enfrentaran la discriminación y los preconceptos que cultivan.

Al afirmar que la sexualidad existe en el Espíritu, más no como la entendemos, el mentor espiritual sitúa el sexo como condición psicológica.

Será masculina cuando predominen características de masculinidad, para privilegiar la inteligencia.

Femenina, cuando predominen características de feminidad, para privilegiar el sentimiento.

El hombre, el cerebro.

La mujer, el corazón.

Internado en ambos los sexos, a lo largo de los milenios, el Espíritu ira desenvolviendo tanto la feminidad como la masculinidad, hasta llegar al pleno desenvolvimiento de ambos, con perfecto equilibrio entre lo que hay de mejor en ellos. 

Entonces será un Espíritu puro, que podríamos situar como entidad angelical.  Cuando alguien dice que el ángel no tiene sexo dice una realidad. No lo tiene como morfología, ni como psicología, porque tanto la masculinidad como la feminidad están plenamente desarrolladas y equilibradas en él. 

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Se transita por ambos sexos, en las experiencias de la reencarnación, obviamente el Espíritu nunca será totalmente femenino ni totalmente masculino, lo que la propia psicología admite.

El masculino siempre tendrá algo de feminidad y viceversa.

Un espíritu masculino puede, por ejemplo, tener treinta por ciento de feminidad, un Espíritu femenino puede tener igual proporción de masculinidad.

Cuando un Espíritu masculino reencarna como mujer, el componente femenino de su personalidad será polarizado, valorizado. Tendrá una psicología femenina, sin problemas. Al revés acontece cuando se trata de un Espíritu femenino al reencarnar en el seso masculino.

 Esa polarización puede no acontecer.

Entonces surgirá el problema, un conflicto entre la psicología y la morfología. Mujer por fuera, hombre por dentro. U hombre por fuera y mujer en la intimidad de sí mismo.

Como la Ciencia detecto una alteración en los niveles de estrógenos en el homosexual, determinando su orientación sexual, se sugiere que la causa será física.

En verdad el origen es espiritual, ya que todos los eventos, todas las limitaciones y marcas en el cuerpo apena reflejan la condición del Espíritu.

Un niño, por ejemplo, nace con el síndrome de Down, que es explicado por la ciencia médica como fruto de una alteración cromosómica, en la formación del feto. Ocurre que esa anomalía no ocurre al acaso.  Tienen su origen en el Espíritu. El cuerpo apenas refleja sus desajustes y necesidades kármicas. 

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El apreciado lector, ciertamente, estará pensando cual seria, espiritualmente hablando, el origen de la homosexualidad.

También, puede ocurrir que, habiendo reencarnado seguidas veces como hombre, o como mujer, el Espíritu afronte alguna dificultad en relación a la polarización al cambiar de sexo.

Puede ser un problema de expiación, a partir de abusos y viciaciones sexuales, también como exploración al sexo opuesto.

En cualquiera de esas situaciones hay siempre un malestar para el Espíritu, al enfrentar el desajuste entre la psicología y la morfología.

No raro, cara a sus imperfecciones, en el ansia de realizar sus impulsos en los dominios de la sexualidad, el individuo así encuadrado resuelve asumir la condición psicológica.  Y surge el travestí, el hombre que simula ser mujer y viceversa.

Cierto día converse con una bella joven, rubia, alta de ojos verdes. Enfrentaba serios problemas afectivos y acabó confesando que era un hombre. Fue la primera vez que vi de cerca de un legítimo travesti, una psicología femenina en morfología masculina. Mujer en cuerpo de hombre.

Atendiendo a mis preguntas, me informo que desde niño se sentía mujer. Eso la afligía mucho en la adolescencia, al despertar de la sexualidad, cuando solo sentía atracción por los chicos. En la edad adulta resolvió vestirse de mujer, cambiando de identidad.

Sin embargo, era infeliz. No conseguía una relación amorosa legítima. Los hombres se aproximaban apenas para la búsqueda de aventuras sexuales.

Es una situación difícil. Más allá de lo demás, hay preconceptos terribles contra el travesti. Execrado y anatematizado, es víctima de gozos y anécdotas vulgares.

Si es vinculado a actividades artísticas, se sitúa como personaje de circo, por lo inusitado de su condición, caricatura del sexo que pretende vivenciar.

 Los más inmaduros acaban envolviéndose con la prostitución, atendiendo a personas desequilibradas que buscan aventuras sexuales.

Para que los respetemos como ser humano, es preciso ver en el travesti un Espíritu en dificultad, enfrentando el insuperable problema de una psicología que no se ajusta a la morfología.

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Puede ocurrir, también, que el Espíritu opte, al reencarnar como hombre, por privilegiar el lado femenino, o viceversa, lo que tendrá que inhibir   aspiraciones afectivas, envolviendo cónyuges e hijos.

El objetivo sería canalizar la energía sexual, que es el impulso creador en el ser humano, para realizaciones en el campo del arte, de la filosofía, de la religión.

Un Leonardo Da Vinci (1452 – 1519), un Rafael (1483- 1564), un Miguel Ángel (1475 – 1564), podrían ser indebidamente encuadrados como homosexuales, porque había en ellos en la sensibilidad y la emoción de la femineidad.

Probablemente, muchos artistas de su naipe ni efectuasen relación sexual.

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Hay una situación grave, comprometedora: la homosexualidad surgida de la visitación.

Así como hay individuos que se vician por el humo, el alcohol o las drogas, hay viciosos del sexo que, por la procura de sensaciones, acaban desenvolviendo prácticas homosexuales.

Puede acontecer, también, en la adolescencia, como experiencia motivada por la curiosidad juvenil, o en prisiones, como alternativa para satisfacción del sexo.

Por eso hay homosexuales masculinos muy viriles, así como hay lésbicas que son extremadamente femeninas.

En este caso, como ocurre con todos los vicios, es posible superar tal comportamiento. Depende de la voluntad del homosexual, de su esfuerzo, considerando que, como todos los vicios, acabará por traerle problemas en el futuro.

Algunos estudiosos del asunto en el campo espiritan, consideran que inversión psicología/morfología, que caracteriza la homosexualidad, puede ser el resultado de ese desvío en vidas anteriores.

***

Sea cual sea el origen de la homosexualidad me parece, querido lector, que la postura espirita debe ser de respeto, sin discriminar a nadie.

Hay quien pregunte si el homosexual puede frecuentar reuniones mediúmnica, aplicar pases, ser asociado del Centro Espirita.

Esas indagaciones sugieren pensamiento pre conceptuoso, que no debe estar presente en nuestro medio.

Todo lo que se debe exigir de nuestros hermanos encuadrados en esa experiencia no es nada más allá de lo que se espera de cualquier voluntario espirita: disciplina, dedicación, deseo de servir, respetando su libertad de conciencia.

Es oportuno, al respecto, un comentario de Emmanuel en el Libro Sexo y Vida, psicografía de Francisco Cándido Xavier:

Observadas las tendencias homosexuales de los compañeros reencarnados en esa faja de prueba o de expiación, es forzoso se les del amparo educativo adecuado, tanto como se administra instrucción a la mayoría heterosexual.

Y para que eso se verifique en líneas de justicia y comprensión, camina el mundo de hoy para más alto entendimiento de los problemas del amor y del sexo, por cuanto, frente a la vida eterna, los errores y aciertos de los hermanos de cualquier procedencia, en los dominios del sexo y del amor, son analizados por el mismo elevado garabito de Justicia y Misericordia.

Eso es porque todos los asuntos en esa área de la evolución y de la vida se especifican en la intimidad de la conciencia de cada uno.

A UNA ESPIRITISTA AMALIA DOMINGO SOLER





A UNA ESPIRITISTA

Amalia Domingo Soler

Libro:   La Luz de la Verdad 

Muchas veces te he oído decir que deseas irte de la Tierra, pensando que al dejar en la fosa, tu débil envoltura, te vas a ir por esos mundos de Dios, y vas a disfrutar de los goces purísimos que forman el patrimonio de los espíritus felices.

 Yo, al oírte también me entusiasmaba y me contagiaba con tus quiméricas ilusiones, y ya me veía envuelta en nubes de color de rosa contemplando vergeles cuyas flores hermosísimas me brindaban su embriagador perfume, mas he aquí, que hablando un día con el Espíritu del Padre Germán, éste me dijo así: ¿Y en qué te fundas para creer que al dejar la Tierra te podrás presentar en otros mundos más adelantados que el que habitas y allí vivir y gozar del progreso alcanzado por sus moradores? ¿Qué méritos extraordinarios has hecho valer en esta existencia? ¿Qué descubrimiento, qué invenciones maravillosas has ofrecido para su desarrollo a los hombres de tu tiempo? ¿Qué obra evangélica, qué sacrificio, qué acto heroico has llevado a cabo en bien de la humanidad que te rodea? ¿Qué libro científico has escrito que haya causado una verdadera revolución en el mundo de los sabios? ¿Qué planetas has descubierto que hayan aumentado el número de las islas del cielo? ¿Qué pruebas asombrosas de amor sin límites, has dado a aquellos que te han rodeado? ¿Qué has hecho, en fin, que merezca en justicia el premio inapreciable de la felicidad? Mírate bien a ti misma con verdadera imparcialidad, no te dejes llevar ni por una modestia mal entendida, ni por un amor propio exagerado; pesa tus actos sin inclinar la balanza ni a uno ni a otro lado, mide el alcance de tus hechos sin temor infundado ni esperanza ilusoria, dedícate a viajar dentro de ti misma por más que esto te parezca imposible realizarlo, pero los viajes del Espíritu dentro de su mundo, de su esfera de acción, de la órbita donde gira, son de tanto provecho para el Espíritu, son de tan profunda y racional enseñanza, que le valen tanto, o quizá más aún, que la exploración más arriesgada, más llena de peligros que pudiera hacer cruzando mares de hielo, o escalando montañas cuyos volcanes arrojaran incandescente lava formando ríos de fuego. En vez de pensar en mundos de luz habitados por humanidades venturosas, estudia detenidamente las impresiones que recibes hablando con los seres que te rodean. Pregúntate a ti misma qué es lo que sientes cuando hablas con los desgraciados, con los felices, con los justos y los pecadores, con los sabios y los ignorantes, y allí donde te encuentres más inspirada, donde tengas más facilidad para expresar tus pensamientos, allí está marcado el grado de tu adelanto, la medida exacta de tu altura moral y de tu alcance intelectual, allí no te verás más grande ni más pequeña de lo que eres, y allí conocerás si te ha llegado el momento de decirle a la Tierra: adiós, no volveré a pisar tu suelo, otros mundos reclaman mi presencia, mis conocimientos y mi actividad; o si aún durante muchos siglos tienes que pedirle hospitalidad a los terrenales, para ensayar tus fuerzas y tu inteligencia y adquirir lo que nadie te puede dar, grandeza y sentimiento, sabiduría y ternura, heroísmo para luchar y vencer, abnegación para llegar al sacrificio con la sonrisa beatífica del mártir y el amor purísimo del justo.

 Tan sabios consejos se grabaron en mi memoria de un modo indeleble, y desde entonces hermana mía, emprendí mis viajes dentro de mí misma, y créeme, en lo que me queda de existencia, apenas tendré tiempo de haber observado muy a la ligera vagos indicios de lo que he sido, lo que soy y lo que quiero ser.

Comencé mis viajes alrededor de mí misma, recordando mis impresiones más profundas, aquellas que dejaron una huella indeleble en mi corazón, y en mi pensamiento, y me remonté nada menos que 48 años atrás, cuando en unión de mi madre y de una de sus mejores amigas, visité la cárcel de Sevilla para decirle adiós a un joven soldado (casi un niño), que víctima inocente de un pronunciamiento, iba sin la menor culpa, a pagar las culpas ajenas en el penal de Melilla. Yo quería mucho a aquel adolescente vestido de soldado, se llamaba Ángel y de ángel tenía la cara. En un pequeño jardín iluminado por la luna llena le di el último adiós, y al cruzar la azoteílla, lugar donde se levantaba el cadalso, sentí tal horror, se apoderó de mí tal espanto, me pareció ver en torno mío tantas figuras amenazadoras, que si no me sacan pronto de la cárcel, creo que me quedo en ella, víctima de horribles convulsiones, sensación dolorosísima que se producía casi siempre que pasaba, al declinar la tarde, por delante de la prisión y oía cantar la salve a los presos. Canto monótono y melancólico, que me infundía profunda tristeza.

Muchos años después, visité la cárcel de Barcelona, hablé con un desgraciado que había matado a dos mujeres, miré con horror a un hombre que había violado a sus tres hijas, recorrí todas las dependencias, y cada vez que tras de mí se cerraban las puertas y rechinaban los cerrojos, sentía en todo mi ser un dolor tan intenso, miraba en torno mío con tanta pena y tanta angustia, que los que me acompañaban decían que no habían visto a nadie que se hubiese impresionado tanto en aquel triste lugar; y cuando salí de la cárcel y subí al coche que me esperaba, cuando me vi lejos de aquella mansión de horrores, sentí un placer tan extraordinario que lloraba y reía a un mismo tiempo y hablaba sin orden ni concierto, dando gracias a Dios de no merecer en esta existencia el cruel castigo de estar presa.

Después visité el presidio de Tarragona, entonces fui más dueña de mí misma, recorrí sus sombríos dormitorios, me detuve en un gran patio donde los presidiarios esperaban el rancho de la tarde, sentí por aquellos seres una piedad inmensa, yo quería en aquellos breves momentos adivinar todos sus dolores, leer en su pensamiento, infundirles esperanza y resignación, pero todo al vuelo, porque allí dentro me faltaba aire para respirar, y cuando salí miré al cielo y al mar, y me pareció que había salido de un infierno y me hallaba en un paraíso; ¡Entonces sí que mi alma elevó una plegaria que debió resonar de mundo en mundo! Recuerdo también que a poco de conocer el Espiritismo, me dieron en Madrid una credencial de segunda inspectora del penal de Alcalá de Henares. Para mí, que nada poseía en aquella época, que la miseria, la soledad, el abandono, y una dolencia incurable eran mi patrimonio, tener un destino el cual me proporcionaba casa, y un modesto sueldo, era adquirir una fortuna fabulosa, y parecía lo más natural que sintiera alegría al recibir la credencial, y sin embargo, fue todo lo contrario. Yo vivía entonces con una pobre familia y ocupaba un cuartito que tenía una gran ventana que daba al tejado y desde la cual se veía mucho cielo, las paredes blancas como la nieve, las iluminaba el sol desde la mitad del día, hasta que se escondía en Occidente. Nada más alegre y más risueño que aquel cuartito, se reía solo, como decía la buena mujer dueña de aquel humilde rinconcito; y al pensar que iba a dejarle, sentí una tristeza y un desaliento inexplicable; pero como siempre he creído que el hombre tiene obligación de ganarse la vida con el sudor de su frente, fui a Alcalá a tomar posesión de mi destino, mas al verme ante el presidio sentí tal horror y tal espanto, que estuve largo rato dudando, andaba veinte pasos, y retrocedía cuarenta, pensando en volverme a Madrid sin entrar en el penal, pero al fin dije: es preciso, aquí tendrás casa y pan, fuera de aquí a semejanza de una hoja seca, vas por el mundo a merced del viento; y entré en la oficina o despacho del jefe del penal.

Recuerdo que éste era un hombre anciano, alto, robusto, con blancos bigotes y traza de militar, al verme y al presentarle mi credencial me miró fijamente y en su semblante se dibujó una sonrisa medio burlona, medio compasiva diciéndome en voz muy queda: -Esto no es para Ud., la matarán a disgustos, ni un mes podrá Ud. resistir a esas fieras, son peores que los hombres. -Eso mismo me parece a mí, pero hay circunstancias tan apremiantes… hay épocas tan calamitosas que obligan a todo. En esto se presentó la primera inspectora, que al saber quién yo era, se echó a reír alegremente diciéndome con amable jovialidad. -No creo que sea Ud. muy a propósito para desempeñar este cargo pero en fin, yo le daré lecciones y todo se andará, creo que no reñiremos, recoja Ud. el título y cuanto antes la espero. Mientras ella hablaba yo también hablaba conmigo misma, miraba fijamente a mi interlocutora que era alta, muy guapa, con una mirada dura, amenazadora y decía en mi mente: “¡Señor! ¡Aparta de mí este cáliz!… no tengo fuerzas para apurar su amargo contenido.” Y salí de aquel lugar sosteniendo una lucha terrible. Miré los altos muros de la prisión, escuché palabras soeces, cantares obscenos de las reclusas que asomadas a las ventanas reían estrepitosamente, y me alejé diciendo: ¡Señor! No puedo, es preferible el hambre a este pan que me ofreces, no puedo vivir entre criminales, los compadezco con toda mi alma, pero una fuerza invencible me separa de ellos; entre ellos y yo hay algo que no me explico, que no sé definir, yo quisiera salvarlos, redimirlos, santificarlos, pero al pensar que he de estar en contacto con seres que han caído en el abismo y están contentos en su desgracia; ¡Dios mío! No puedo dar un paso más, me estaciono, y se paraliza mi pensamiento.

Cuando esto me acontecía, no había escuchado aún las sabias advertencias del Padre Germán, mas después, recordando sus consejos, al comenzar mis viajes alrededor de mí misma y al hacer suposiciones de adonde iré mañana, he sacado en consecuencia que podré volver a la Tierra en la posición más humilde, pero que estaré lejos de esos antros, de esos lugares sombríos donde acaban de embrutecerse los criminales. No, no es posible que mi Espíritu pueda vivir entre la degradación, porque en esta existencia ya ha preferido el hambre, el abandono más completo, la espantosa soledad de la miseria, a estar en contacto con seres abyectos. Podré vivir entre mendigos, pero no entre criminales, entre ellos y yo hay una distancia que no sé medir, pero que deberá ser inmensa, ¡Sin límites!… ¡Sin término!…

Siguiendo mis viajes, cuando he visitado los palacios de los Reyes como me sucedió en Sevilla y en Aranjuez, sus ricos muebles, sus pinturas, sus innumerables bellezas las he contemplado con la admiración que siempre se contempla las maravillas del arte, pero al salir de esas mansiones fastuosas he respirado mejor, me ahogo entre cortinajes de púrpura. Se conoce que estoy aún muy lejos de pertenecer a esas clases que han hecho superiores las necesidades de las civilizaciones, siempre he creído como decía Roque Barcia: “Que los grandes nos parecían grandes, porque los mirábamos de rodillas”. Nada me une a esas clases al parecer privilegiadas, sus trenes, sus coches, sus deslumbrantes trajes, los miro como una decoración de teatro, creo que su reinado pasará y que las sociedades no necesitarán de esas figuras que despiertan los odios y los rencores de los descamisados.

Si me encuentro al lado de algunas familias que viven en dulce paz, teniendo lo bastante para vivir, disfrutando de esa tranquilidad que da un bienestar asegurado, personas bien vistas en la sociedad, atendidas, respetadas, que desde que nacieron disfrutaron de todas las comodidades, sin conocer en lo más leve los azares de la vida, que no han tenido que avergonzarse por el menor desliz, mujeres que de los brazos de sus padres pasaron a los de su marido, sin lucha, sin fatiga, sin contrariedades, que se ven rodeadas de sus hijos, y que todo les sonríe, al contemplar esos cuadros de la felicidad terrena, me parece que mi Espíritu si pudiera empequeñecerse, quedaría reducido a la millonésima parte de un átomo, tan pequeño se encuentra avergonzado cuando compara su existencia actual tan combatida, tan accidentada, sin familia, sin amparo, teniendo que hacer uso de un organismo que no ha tenido la fuerza suficiente para luchar y resistir los embates de la miseria, y más de una vez se ha declarado vencido porque la luz de sus ojos se apaga, porque no ha tenido la inteligencia y el vigor necesario para ganarse la vida como se la ganan otras personas, pobres, que llegan a la ancianidad trabajando y siendo útiles a cuantos les rodean y a ellos mismos especialmente.

 Al considerar que para muchas cosas he sido verdaderamente inútil, una sensitiva, cuando necesitaba antes que sentir, pensar en la prosa de la vida ¡Cuán pequeña me encuentro! En particular ante las mujeres que han llenado su misión rodeadas de su familia, en el santuario de su hogar, sin luchas, sin azares, sin pasiones contrariadas. Sintieron, amaron, se despertaron, sonrieron, y un hombre les dijo: honra mi nombre y más tarde un querubín les entregó sus alas diciendo ¡Madre mía! Quiero ser cautivo de tu amor. Como siempre estoy al lado de personas relativamente felices, me encuentro tan pequeña pareciéndome que entre ellas y yo hay una distancia tan inmensa, que ningún matemático podrá medir con exactitud, creo en consecuencia, atendiendo al estado especial de mi ánimo, que al dejar la Tierra no iré a ningún mundo donde sus moradas sean más buenas que los terrenales, porque si ante los felices de aquí, se encuentra tan avergonzado y tan humillado mi Espíritu, ¿Qué le pasaría en un mundo donde todos sus habitantes fueran justos en comparación de él? Vivir entre santos el que se reconoce pecador, ¿Dónde hay mayor martirio ni peor humillación?

 Los mundos felices no son por ahora moradas agradables para mí, y pensando razonablemente, pasarán millones de siglos antes que mi Espíritu regenerado contemple su pasado con melancolía, diciendo: caí muchas veces, pero al fin me levanté, he tardado en ocupar mi puesto en el banquete de la vida, pero para Dios nunca es tarde, en el día de la eternidad no hay ni aurora ni ocaso, el Sol siempre está en el Cenit iluminando y vigorizando las inteligencias. Tengo pues, el íntimo convencimiento que ya no viviré entre criminales y la certidumbre absoluta que no puedo llamar durante muchos siglos a las puertas de los mundos felices.

Ahora bien, ¿Qué siento cuando estoy entre los pobres, entre los desgraciados? Los ciegos por ejemplo; compadezco de todas maneras su infortunio, quisiera ser inmensamente rica para que no sufrieran los horrores de la miseria, y al lado de ellos me encuentro inspiradísima para escribir, les hablo en verso con la mayor facilidad, traslado al papel mis pensamientos sin el menor esfuerzo, y en prueba de ello, te copiaré las últimas poesías que le dediqué a un grupo de ciegos con los cuales me une un entrañable afecto; en ocasión de haberme venido a felicitar en la fiesta de mi nombre.

LIBRO DE LOS ESPÍRITUS 789 ALLAN KARDEC

789. ¿Reunirá algún día el progreso a todos los pueblos de la Tierra en una sola nación?

 – No, no en una sola nación, pues resulta imposible. Porque de la diversidad de los climas nacen costumbres y necesidades diferentes, que constituyen las nacionalidades. De ahí que requieran siempre leyes apropiadas a tales necesidades y costumbres. Pero la caridad no conoce latitudes y no hace distinción entre los hombres por el color de su piel. Cuando la ley de Dios sea en todas partes la base de la ley humana, los pueblos practicarán la caridad recíproca, así como los individuos lo hacen de hombre a hombre. Entonces vivirán dichosos y en paz, porque nadie tratará de agraviar a su vecino ni de vivir a sus expensas. 

La humanidad va progresando por medio de los individuos, que poco a poco se mejoran e ilustran. Entonces, cuando éstos se convierten en mayoría, toman la delantera y arrastran a los demás. De tiempo en tiempo surgen entre ellos hombres geniales que imprimen a la humanidad un impulso, después otros que poseen autoridad y son instrumentos de Dios, los cuales en pocos años la hacen adelantar en varios siglos. 

El progreso de los pueblos hace inclusive resaltar la justicia de la reencarnación. Los hombres de bien realizan loables esfuerzos para llevar adelante a una nación, moral e intelectualmente. Admitamos que esa nación, transformada, será más dichosa en este mundo y en el otro. Pero, durante su lenta marcha a través de los siglos, millares de individuos mueren a diario. ¿Qué suerte cabe a todos aquellos que en el trayecto sucumben? Su inferioridad relativa ¿los priva de la dicha reservada a los recién llegados? ¿O su felicidad también es relativa? La justicia divina no podría consagrar semejante injusticia. Mediante la pluralidad de existencias el derecho a ser feliz es el mismo para todos, porque nadie ha quedado desheredado del progreso. Puesto que los que han vivido en tiempos de barbarie pueden regresar en épocas civilizadas, ya sea en el seno del mismo pueblo o en otro, de ello resulta que todos se benefician con la marcha hacia lo alto.

Pero la tesis de una existencia única presenta aquí otra dificultad. Según esta concepción, el alma es creada en el instante del nacimiento. Por tanto, si un hombre es más adelantado que otro lo será porque Dios creó para él un alma más evolucionada. ¿Cómo se explica este favor? ¿Qué mérito tiene ese hombre, que no ha vivido más que otro y que con frecuencia vivió menos, para que se le haya dotado de un alma superior? Mas la dificultad principal no reside ahí. En un milenio, una nación pasa de la barbarie a la civilización. Si los hombres vivieran mil años se concebiría que en ese lapso tuviesen tiempo suficiente para progresar. Pero todos los días muere alguno de ellos y a cualquier edad. Se van renovando sin cesar, de manera que a diario se les ve aparecer y extinguirse. Al cabo de un milenio no queda ya vestigio de los antiguos habitantes de ese país. De bárbaro que era, se ha tornado culto. ¿Qué es lo que progresó? ¿Los individuos, bárbaros de antaño? ¡Pero si están muertos desde hace tanto tiempo! ¿Los que han llegado últimamente, entonces? No, puesto que sus almas han sido creadas en el momento en que nacieron y no existían en tiempos de barbarie. Hay que admitir, pues, que los esfuerzos que se realizan para civilizar a un pueblo tienen el poder, no de mejorar sus almas imperfectas, sino de hacer que Dios cree almas más perfectas. 

Comparemos esta teoría del progreso con la que los Espíritus enseñan. Las almas llegadas a la vida en época de civilización tuvieron su infancia, igual que todas las demás, pero han vivido ya y han venido en un estado de adelanto que es consecuencia de un progreso anterior. Llegan atraídas por un ambiente que les es simpático y que se halla en relación con su actual estado. De esta manera, los esfuerzos realizados para civilizar a un pueblo no tienen por efecto hacer que se creen en el porvenir almas más perfectas, sino que sean atraídas hacia él aquellas almas que ya han progresado, o por haber vivido en esa misma nación en épocas de barbarie, o porque procedan de otra parte. Allí reside la clave del progreso de la humanidad entera. Cuando todos los pueblos hayan llegado a un mismo nivel mediante el sentimiento del bien, la Tierra sólo será el punto de reunión de Espíritus buenos, que vivirán juntos en fraternal unión, y puesto que los malos se verán rechazados y desubicados, irán a buscar en mundos inferiores el medio que más les convenga, hasta que sean dignos de volver al nuestro, ya transformados. 

La teoría vulgar tiene todavía esta otra consecuencia: los trabajos de mejoramiento social sólo benefician a las generaciones presentes y futuras, y tales conquistas les fueron vedadas a las generaciones anteriores, que cometieron el error de llegar demasiado temprano y que alcanzaron a ser lo que pudieron, cargadas como se hallaban con sus actos de barbarie. Según la Doctrina de los Espíritus, los progresos ulteriores benefician también a esas generaciones, que reencarnan en medio de condiciones mejores y pueden así perfeccionarse en el seno de la civilización. (Ver párrafo 222).

EL YUGO LIGERO MERCEDES CRUZ

EL YUGO LIGERO

Mercedes   Cruz Reyes

Jesús dice en Su Palabra: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:28-29).

El sufrimiento, sea físico o bien moral, es uno de los elementos  necesarios de la evolución, un poderoso medio  de desenvolvimiento y de progreso. Nos enseña a conocernos mejor, a dominar las pasiones y a amar a los demás.

El sufrimiento es la purificación suprema, la escuela donde se aprenden  la paciencia, la resignación y todos los austeros deberes. Es el crisol donde se funde el egoísmo, donde se disuelve el orgullo.

No maldigamos el dolor, ya que solo el nos arranca de la indiferencia, de la voluptuosidad. Esculpe nuestra alma, le da su forma más pura, su más perfecta belleza. Estas enseñanzas hacen perder a la muerte todo su carácter espantoso; la dejan reducida  a una transformación necesaria, para una  renovación. En realidad, nada muere. La muerte no es nada más que aparente. Solo la forma exterior cambia; el alma continúa  en su unidad permanente, indestructible. Se recobra más allá de la tumba, ella y su cuerpo fluídico, en la plenitud de sus facultades, con todas sus adquisiciones.

Desde el punto de vista humano, infortunio o desgracia significa todo lo que perturba la comodidad y contraria  las ambiciones inmediatas en la que se complace la criatura humana. los dolores de cualquier  procedencia, las enfermedades consideradas incurables, la pobreza material, todo sufrimiento son necesidades elaboradas por nosotros mismos, a fin de  reparar  las faltas cometidas, encontrando en el dolor  que se debe superar, los recursos valiosos para la liberación de gravámenes  desdichados y de la paz de conciencia.

Muchos imprudentes consideran que la “pérdida de los seres queridos”  es la verdadera desgracia, cuando en verdad, morir no es acabarse ni consumirse, sino liberarse.

El Dolor es la advertencia y lección que nadie debe  despreciar. Hay infortunios que nos elevan e infortunios que nos hacen desgraciados.

Cada uno somos constructores de nuestro propio destino, recibiendo conforme producimos, el dolor y el agravio, la angustia y la desesperación, son vigorosas terapéuticas de la vida para que el enfermo espiritual inveterado se preocupe  con la curación real y se dirija definitivamente hacia los elevados objetivos de la Vida Mayor, en cuyo rumbo se encuentra desde ahora, a ella legando cuando la desencarnación lo despoje  de la transitoria indumentaria en que marcha intentando la felicidad, que solo  más tarde alcanzará, después de haber rescatado los compromisos atrasados.

Por eso Jesús el médico excelso de las almas afligidas nos da la medicina para aliviar nuestros pesares, en su Evangelio de Amor y de Luz, donde morir es vivir, y donde la felicidad real existe, siempre que el hombre se haga merecedor de ella.

Somos ciudadanos del Universo; pertenecemos a los siglos pasados, como a los futuros hemos de preparar nuestra elevación, soportemos con calma los males elegidos por nosotros mismos.

La ascensión es ruda, y el sudor inundará con frecuencia nuestro rostro, pero  por la cima veremos asomarse la luz, veremos brillar el sol de la verdad y de la justicia…

La voz que nos habla así es la de los muertos, la de las almas amadas que nos han precedido en la región de la verdadera vida. Muy lejos de dormir  bajo las losas, velan por nosotros. Desde el fondo de lo invisible nos contemplan  y nos sonríen. ¡Adorable, y sublime misterio!  Se comunican con nosotros.  Nos dicen:

Basta de dudas estériles, trabajad y amad. ¡Un día, cumplida vuestra tarea, la muerte nos reunirá.

El hombre porta un yugo ligero, su misma palabra lo indica, Dios no da al hombre una carga tan pesada que no pueda sobrellevar. Ante los impedimentos, ante la adversidad, debe el hombre tener calma esperar, crecer y superar los obstáculos, hasta que la fin consiga superarlo, crecer por encima de el, y asi poco a poco conseguir llegar a la cima donde la felicidad es completa, porque habremos llegado al Seno de Dios,  allí nuestro gozo y dicha será grande, tanto que al sentirla y contemplar la inmensidad del Universo, no quedara en nosotros el menor resquicio de lucha, de nuestros pesares  que han desaparecido por ser un buen cristiano, amando a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos, pues esto es resumida la ley de Dios, y todo el que la cumple se hace merecedor de la Gloria Celestial.

EL GRAN PROBLEMA AMALIA DOMINGO SOLER

EL GRAN PROBLEMA

Amalia Domingo Soler

Libro: Sus más hermosos escritos.

    «En el mundo, lo más difícil, lo que  llega a ser poco menos que imposible, es que uno se pueda consolar cuando es presa de calamidades y contrariedades sin cuento».     Esto me decía una tarde mi buena amiga Glara Ledesma, mujer que nació con mala estrella (como se dice vulgarmente), puesto que su madre murió al darla a luz, y su padre, no sabiendo qué hacer con aquella chiquilla, se casó con la primera desesperada que encontró en su camino.

 Lo que Clara sufrió en su niñez y mientras estuvo bajo la tutela de su madrastra no es para contarlo, pues ésta hizo todo cuanto pudo y supo para martirizarla, uniéndose a su mala intención una serie de circunstancias todas desfavorables para la pobre niña, siendo la principal la fecundidad prodigiosa de la mujer de su padre, que daba a luz muchachos a pares. Clara fue la niñera y el ama seca de todos ellos y el blanco de todas sus diabluras y malignidades, dado que se trataba de una caterva de chiquillos capaces de acabar con la paciencia al mismo Job. Harta de sufrir por todos los estilos, en cuanto se le presentó un pobre diablo, poeta de profesión, con más hambre que un maestro de escuela y que un empleado cesante, se casó con él, poniendo en práctica el amoroso adagio: «Contigo pan y cebolla».

Tantas fueron las penalidades del enamorado matrimonio y tantísimos los días que ayunaron, que el marido no pudo resistir, y una tisis galopante hizo la caridad de concluir con su existencia.     La infeliz Clara quedó viuda con dos chiquillos y en estado interesante.     Su desconsuelo no tuvo límites, porque como algo había de sonreírle en su vida, su marido la había querido con delirio, con verdadera idolatría; hasta le había dedicado los más bellos versos de su fantasía.     En medio de su espantosa miseria, cuando ella llegaba a su casa después de trabajar todo el día en su taller de modista, encontraba los brazos de su esposo, de su enamoradísimo Romeo, los labios llenos de risa, a la vez que oía las frases más apasionadas y las palabras más bellas y consoladoras, anunciándole días de reposo y de próxima abundancia, en cuanto le pusieran en escena su ultimo drama.  

  No sólo de pan se mantiene el hombre y Clara tenía media vida asegurada con el entrañable cariño de su pobre marido, rico en ideas y pletórico de lirismos.     Así fue que al perderle, si no puso fin a sus días, se debió a sus hijos que los pobrecitos, vivo retrato de su padre en lo físico y en lo moral, se agarraban a su falda y a las puntas de su mantón y no la dejaban ni a sol ni a sombra. ¡Pobres criaturas!

  La desdichada Clara fue viviendo de milagro; no quedó asociación religiosa que no le diera limosna alguna semana, ni confesor ni predicador que no la recomendara a sus devotas; y entre unos y otros fue viviendo y vive todavía, siempre recordando a su marido, oyendo misas por su alma y llevando a sus hijos al Campo Santo para que se arrodillen sobre la tumba común, donde sabe que arrojaron los restos del difunto, y allí recen por el eterno descanso del padre.    

En medio de sus desdichas, que no son pocas, de su viudez, de su miseria, de sus enfermedades, pues su chiribitil parece un hospital en miniatura; cuando no tiene a dos de sus hijos enfermos, lo está ella… Clara tiene la suerte, la única, de ser muy simpática a todos cuantos la conocen, lo mismo a tirios que a troyanos. De una honradez ejemplar, nadie ha podido encontrar en ella el más leve defecto respecto a su probidad.     Ya le pueden entregar oro molido, que si ella nota que se cae al suelo una partícula del polvo aurífero, busca, mira, se desvive hasta encontrar el punto luminoso que al fin su noble voluntad acaba por descubrir; y adondequiera que va se la recibe con cariño,  y nunca falta una mano compasiva que deje en la suya el óbolo de la caridad.

Mas, como dijo muy bien Fernán Caballero, el pan de la limosna alimenta, pero no nutre, Clara está cansadísima de vivir. -Estudia el espiritismo -le dije-, y hallarás consuelos que no conoces, y descubrirás las leyes del infortunio y de la dicha, y podrás prepararte para más dichosas existencias.     -¡Para nuevas existencias…! -replicó Clara con amarga ironía- Pues, si la que tengo me pesa más que la cruz que le cargaron al nazareno, ¿he de estudiar para enterarme de si me tocará volver? ¡Cualquier día me meto yo en esas curiosidades!… ¡Si no fuera por mis hijos, me hubiera dejado morir sobre la tierra que cubre los restos de mi inolvidable esposo! Harto tengo que hacer con mi desgracia, mi aislamiento, mi falta de salud y mi sobra de escaseces; por dondequiera que miro no veo otra mujer tan desdichada como yo…   

 -Estás en un error -le dije-; hay otras muchas más desgraciadas que tú, muchísimo más.     -¡Imposible! Imposible de todo punto. Tú no sabes lo que sufro, porque no has tenido la inmensa dicha de encontrar un hombre que te amara como mi marido me amó desde que nos conocimos. Es verdad que estábamos muy pobres; es cierto que cuando él vivía yo no encontraba la protección que tengo ahora; pero al llegar a mi casa y encontrarle meciendo la cuna de nuestros hijos al mismo tiempo que escribiendo sus dramas o copiando hojas de una notaría; al encontrar en sus brazos un calor que no se parece a ningún otro, olvidaba todas mis penas y me sentía dichosa. Tal vez ahora no me quede un día sin comer; pero… ¡estoy tan sola! Mis hijos me quieren muchísimo, es indudable, sus caricias me ayudan a vivir, más el vacío que dejó aquella muerte en mi alma, ellos no lo pueden llenar.

Luego, ¡es tan triste vivir de limosna!… Tú bien lo sabes, no es que yo no quiera trabajar; pero de las cuatro partes del año estoy enferma tres, y la cuarta parte lo está mis pobres hijos; así es, que vivo incomodando a todo el mundo, expuesta a la crítica de los unos y a la burla compasiva de los otros. ¿Y aún tienes el valor para asegurar que hay otras mujeres más desgraciadas que yo? 

 -Y te lo repetiré cien y cien veces; las hay.     -¿Dónde están? Quisiera verlas.     -No te apures por eso;  las verás esta misma noche.     -¿Esta misma noche?     -Sí; saldrás conmigo, y te convencerás de que en la escala del dolor, lo mismo que en la del placer, nunca se llega al último peldaño; siempre hay gradas que subir o que bajar, ya que a la felicidad la han puesto en la cumbre y a la desventura en el fondo del abismo.

     Y efectivamente, aquella noche salimos Clara y yo y después de recorrer algunas calles, llegamos a la Plaza del Buen Suceso. Allí le dije:     -Ahora vamos a pasar por la calle de Ramalleras, donde hay algunas casas que albergan a varias mujeres más desgraciadas que tú.     -¿Y entraremos en esas casas? -preguntó Clara con febril ansiedad.     -No es necesario; en la puerta de esos tugurios encontrarás a algunas de ellas, cuya sola vista te causará inmensa compasión.  

  Entramos en dicha calle y a los pocos pasos encontramos una casucha en cuyo portal estrecho y obscuro se destacaban dos mujeres vestidas de blanco, reclinadas en el quicio de la puerta. A corta distancia me detuve diciendo a Clara:     -Fíjate en esas dos infelices, que pasarán largas horas de la noche en acecho de los transeúntes. Perdida en ellas la noción del pudor, que es el aroma de la mujer, manchan sus labios con las frases más soeces y repugnantes; sus ademanes desenvueltos revelan el olvido de todos los miramientos sociales; convertidas en cosas, venden su cuerpo al mejor postor; para ellas no existe la santidad del matrimonio ni el sacerdocio de la maternidad; si por acaso algún espíritu les pide albergue en su seno, tienen que desprenderse de su hijo en el momento que oyen su primer vagido.

 La meretriz es una esclava, y su esclavitud es peor mil veces que la que sufre la raza negra; las mujeres de color, aun cuando sea por egoísmo de sus dueños, pueden amamantar sus hijos y recibir sus primeras sonrisas escuchando a la vez sus primeras palabras; más la esclava blanca, o ha de convertirse en asesino del hijo de sus entrañas, o tiene que desprenderse de él para siempre.     Y si un día se arrepiente, si se propone entrar por la buena senda, todos los talleres le cierran sus puertas, y como al judío de la leyenda, todos le dicen: «¡Anda… anda!, no queremos calmar tu sed; no te detengas en nuestro hogar; llevas sobre ti la marca de la infamia y de tu degradación».  

  Algunas asociaciones religiosas les tienden sus brazos, pero para ellas esto no es más que un cambio de martirio; las buenas madres las obligan a trabajar de un modo brutal, echándoles en cara sus pasados extravíos con la malicia más refinada y la sátira más cruel, como maestras expertas del vicio… Diríase que para ellas escribió el Dante aquellas terribles palabras: «¡Renunciad a toda esperanza!» No; ninguna esperanza les queda. ¿Que están enfermas y van a parar al hospital? Allí no pueden recibir visitas de deudos ni de amigos y conocidos; todos los enfermos tienen el consuelo de ver a lo menos dos veces por semana a las personas queridas, todos menos ellas; y en cuanto pueden dejar el lecho algunas horas, las hermanas de la Caridad las obligan a que ejecuten los trabajos más groseros: ¡he ahí su convalecencia! 

   Sigamos andando… ¿ves? Otra casa de lenocinio y otra miserable a la puerta pidiéndole al vicio una limosna. Considera bien todo lo horrible de la existencia de esas mujeres. ¡La mujer! El ser que ha nacido poseído del más dulce sentimiento, el de la maternidad; que desde niña ensaya su papel de madre meciendo y arrullando a su muñeca, vistiéndola, desnudándola, arreglándole su casita, preparándole los utensilios de cocina, haciéndole su comidita viéndose en todas sus tendencias y aspiraciones el arreglo del hogar doméstico y su misión divina maternal…

 La prostituta es la negación de todo esto, la contradicción viviente de la naturaleza femenina; en ella nada queda de la mujer sino un organismo de barro, más o menos bello, más o menos grosero en su forma; de su mente podría decirse que es un desierto de ideas, si no dominara en ella un deseo, mejor dicho, un instinto, el de la explotación, el del engaño y muchas veces el del crimen… ¿Quieres mayor infortunio? Nacer para ser ángel, primero y santa después, con esa santidad sublime de la maternidad, y convertirse en el ser más abyecto y degradado, sin voluntad, sin libertad, hasta el punto que, cuando alguna de esas desgraciadas rompe violentamente su cadena, la autoridad civil la obliga a volver a su cautiverio, entregándola a su dueña, que recoge ansiosa a la esclava rebelde que huyendo de su tiranía se arrojó por un balcón a la calle ¿Quieres mayor desventura humana?

    -¡No quiero ver más; me doy por convencida! -dijo Clara temblando convulsivamente-. ¡Qué horror!… Mi marido me había hablado alguna vez de esas infelices, pero sus palabras no me habían causado la impresión dolorosísima que me producen las tuyas. En comparación de esas desventuradas, tienes razón, ¡yo soy dichosa!… Mi alma sedienta de cariño encontró su alma gemela cuando el sacerdote bendijo nuestra unión me encerré con mi amor en un nido muy pobre, es verdad, pero donde nunca llegó una mirada maliciosa que pudiera profanar nuestra dicha. Al morir mi esposo, su único ruego fue que no les diera padrastro a sus hijos; ruego inútil, porque para mí ya no había hombres en el mundo. Carezco de todo, es muy cierto, pero tengo el derecho sagrado de no separarme de mis hijos; abrazada a ellos me entrego al sueño, y me despiertan sus caricias; cuando están enfermos, me constituyo en su enfermera, y la caridad entra en mi choza y me deja lo más indispensable para alimentarlos. Cuando todo me falte, cuando la desesperación murmure en mis oídos palabras de muerte, vendré con el pensamiento a esta calle y contemplaré a las esclavas que esta noche me has hecho conocer.  

  Acompañé a Clara hasta dejarla en su casa y nunca vi su rostro más satisfecho que cuando sus hijos se disputaron sus caricias; todos querían ser los primeros en darle un abrazo y decirle que ya estaban  admitidos en la escuela, donde además de enseñarles las primeras letras, les darían la comida del mediodía.     Clara se dejó acariciar de sus hijos y me miró de un modo harto significativo.     ¡Cuánto, cuánto me dijo su mirada!…    

Muchísimos seres se creen los más desgraciados del Universo, se consolarían si supieran resolver el gran problema de saber mirar.     ¡Hay tantos lugares de expiación!: las mancebías, los presidios, los hospitales, los asilos de beneficencia, los tugurios de los mendigos, etc., etc., que, bien mirado, nadie tiene derecho, ninguno puede decir en absoluto: «no hay dolor que iguale a mi dolor».

EL ARTE EN LA DOCTRINA ESPIRITA MERCEDES CRUZ

EL ARTE EN LA DOCTRINA ESPIRITA

Mercedes Cruz

Cada Espíritu siente, ve, capta el arte de acuerdo a su estado evolutivo; en la medida que progresa la percepción se amplía en él como resultado de su progreso. Su experiencia individual lo lleva a captar el arte desde el sentimiento que imprime en su manifestación, dándole caracterización a su creación.

La liberación de sus pasiones lo conduce a la paz, a lo bello a encontrase con su entorno a admirar lo que le rodea, todo le parece hermoso, todo emana de su psiquismo, que lo une a la fuente generadora de la vida. El ser terrestre necesita recorrer las diferentes manifestaciones hasta encontrar la creación que lo identifique con su creador.

La música que penetra las fibras más íntimas del ser alcanza la sensibilidad despertando lo divino, es una de las primeras manifestaciones que lo lleva al despertar de la conciencia.

La continuación de la vida se confirmó en la mediumnidad por medio de la psicografía y psicofonía, y otras manifestaciones de dicho fenómeno; la psicopitografía es la expresión que utiliza el artista para demostrar que no todo termina con el cuerpo. Es utilizada por él imprimiéndole su carácter, su talante, su mensaje nos ofrece la continuación de la vida, plasma lo que ve y siente, la grandeza, lo sublime para nuestro gozo.

La doctrina espirita por su completa organización contribuye al entendimiento de los fenómenos, no dependiendo de la mediumnidad psi pictográfica. El fenómeno necesita de la doctrina, para su esclarecimiento, pero ella dispensa del fenómeno, por ser un compendio completo de lecciones profundas, siendo Allan Kardec su gran codificador.

“El arte es la búsqueda, el estudio, la manifestación de esa belleza eterna, de la cual, aquí en la Tierra, no percibimos sino solo un reflejo, una dimensión en la que el ser humano expresa y plasma la riqueza y creatividad de su espíritu: pensamientos, sentimientos, reflexiones, creencias y, sobre todo, su particular visión del mundo y del Universo que le rodea.

Según extraemos de las palabras de León Denis, el arte, en cualquiera de sus manifestaciones, bebe de la fuente Universal de la Belleza, de manera que el artista es tan sólo el alma sensible que a ella se aproxima y ofrece al mundo apenas un tibio bosquejo de ella.

El Espíritu Emmanuel nos dice, en la Obra mediúmnica dictada al médium Chico Xavier, El Consolador que prometió Jesús, que: “… el arte es la más elevada contemplación espiritual de los seres. Significa la más profunda exteriorización del ideal, la divina manifestación de ese Más Allá que polariza las esperanza del alma.

En las “Obras Póstumas”, Allan Kardec afirma:

“… Sí, el Espiritismo abre al arte un campo nuevo, inmenso e inexplorado aun, y cuando el artista reproduzca con convicción el mundo espiritual, tomará en semejante origen las más sublimes inspiraciones, y su nombre vivirá en los futuros siglos, porque a las preocupaciones materiales y efímeras de la vida presente, sustituirá el estudio de la vida futura y eterna del alma.”

Los artistas generalmente presentan características peculiares de la personalidad, que los hacen diferentes de las personalidades corrientes. Algunas veces son clasificados como personas psíquicamente inestables o de difícil convivencia, consideradas exóticas.

Los que se destacan magnánimamente por buscar la excelencia en sus manifestaciones artísticas son catalogados como genios virtuosos.

Entender la mente de un artista no es fácil, pues muchos de ellos traen las emociones exageradamente afloradas transitando rápidamente entre la alegría y la tristeza o la euforia y la depresión.

Su psiquismo es siempre la resultante de su mundo íntimo vibrante, lleno de recuerdos de las existencias pasadas o de las visiones sublimes que obtiene de los círculos de la vida espiritual a que mantienen contacto.

Para algunos espíritus que manifestaron su opinión eso ocurre porque el artista, de modo general, vive casi siempre más en la esfera espiritual que propiamente en el plano terrestre.

Los hombres de genio son inspirados, o sea, poseen un estímulo o lucidez repentina en la acepción trascendental de esa palabra.

Son muchos los ejemplos de artistas de diferentes épocas, escuelas y disciplinas que, conscientes de ello o no, se convirtieron en fieles cronistas de ese mundo invisible del que extraían sus ideas.

Ya sean filósofos, escritores o poetas, pintores o músicos, los hombres de genio han dejado obras magníficas que expresan la riqueza de su inteligencia, de sus sentimientos o de su compromiso político por una sociedad diferente. Estos hombres son, a veces, médiums en distintos grados, en órdenes diferentes, y relacionados con el más allá consciente o inconscientemente.

Por poner un ejemplo de entre los muchos que ha habido en la tierra citaremos a

Mozart, en una de sus cartas nos habla de su inspiración musical:

“Ustedes dicen que quisieran saber cuál es mi manera de componer y qué método sigo. Realmente no puedo decirles más que lo siguiente, pues yo mismo no sé nada y no me lo puedo explicar. Cuando estoy en buena disposición y completamente sólo durante mi paseo, los pensamientos musicales me llegan en abundancia. No sé de dónde vienen estos pensamientos, ni cómo llegan; mi voluntad no interviene para nada.”

En la proximidad de su muerte Mozart llamó a su habitación a uno de sus amigos que se encontraba cerca de él: ‘Escucha’, le dijo, ‘¡Oigo música!’. Mozart, con el rostro iluminado a pesar de su palidez, seguía percibiendo aquella música celestial: ‘Ya oigo la música del cielo”. Compuso entonces su Réquiem, y luego, murió a la edad de 35 años.

Beethoven, Chopin, Mozart, Haendel, Wagner, todos ellos médiums, trajeron para nosotros las bellezas de otros planos, de otros mundos mientras estaban encarnados pero que también, como veremos más adelante, nos dejaron importantes contribuciones sobre la vida en el Más Allá después de su partida para el Mundo Espiritual…

EL ARMA INFALIBLE CHICO XAVIER

EL ARMA INFALIBLE

Por el Espíritu Neio Lucio. Psicografia de Francisco Cándido Xavier

 Cierto día, un hombre insubordinado creó un poderoso y largo pensamiento de odio, lo colocó en una carta ruda y malcriada, y lo mandó al jefe del taller del que fuera despedido.

 El pensamiento estaba basado en la forma de amenazas crueles. Y cuando el director del servicio leyó las frases ingratas con las que se expresaban, las acogieron, desprevenidamente, en su propio corazón, y se puso furioso sin saber por qué.

Encontró, de inmediato, al subdirector del taller, y con el pretexto de encontrar una pequeña pieza quebrada, dirigió sobre él la bomba mental que traía consigo.

Fue la vez del subdirector tornarse neurasténico, sin dar motivo. Guardó la proyección maléfica en el sentimiento, permaneció enfadado varias horas, y en el instante del almuerzo, en vez de alimentarse, descargó en la esposa el peligroso dardo intangible.

Tan solo por ver un zapato mal engrasado, profirió decenas de palabras feas; se sintió aliviado y la mujer pasó a guardar en el pecho la odiosa vibración, en forma de cólera inexplicable.

 Repentinamente trastornada por el rayo que la hiriera y que, hasta allí, ninguno supiera remover, se encaminó hacia la empleada que se encargaba del servicio del calzado y la regañó. Con palabras indeseables le inoculó en el corazón el estilete invisible. Ahora, era una pobre niña quien detenía el tóxico mental.

No pudiendo despejarlo con los platos y las tazas que tenía al alcance de sus manos, en vista de la enorme deuda en dinero que sería obligada a aceptar, se acercó al viejo perro, dormilón y paciente, y le transfirió el veneno sutil, con un puntapié de vastas proporciones. 

El animal gimió y salió disparado, tocado por la energía mortífera, y para librarse de ésta, mordió a la primera persona que encontró en la vía pública.

Era la señora de un propietario vecino, que herida en el coxis, se enfureció instantáneamente, poseída por la fuerza maléfica. En gritería desesperada, fue conducida a cierta farmacia; entretanto, se dio prisa en transferir al enfermero que la atendía la vibración maldita. Lo llenó de insultos y lo abofeteó.

El joven muy servicial, sosegado que era, se convirtió en una verdadera fiera. Replicó los golpes recibidos con observaciones ásperas y salió alucinado, para su residencia, donde la vieja y devota madre lo esperaba para la refección de la tarde. Llegó y descargó sobre ella toda la ira de que era portador.  – ¡Estoy harto! –Bramó– ¡La señora es la culpable de los sinsabores que me persiguen! ¡No soporto más esta vida infeliz! ¡Huya de mi vista!… 29 

Pronunció nombres terribles. Blasfemó, y gritó colérico como un loco.

La viejita, sin embargo, lejos de enfadarse, le tomó las manos y le dijo con naturalidad y blandura:

 – ¡Venga acá hijo mío!

 ¡Usted está cansado y enfermo!

 Sé la extensión de sus sacrificios por mí y reconozco que tiene razón en lamentarse.

No obstante, ¡Tengamos buen ánimo! ¡Acordémonos de Jesús!… Todo pasa en la tierra. No nos olvidemos del amor que el maestro nos legó… Lo abrazó, conmovida, y le acarició los cabellos.

 El hijo se demoró en contemplarle los ojos serenos, y reconoció que había en el cariño materno tanto perdón y entendimiento que comenzó a llorar, pidiéndole disculpas.

 Hubo entonces entre los dos una explosión de íntimas alegrías. Comieron felices y oraron en señal de reconocimiento a Dios. La proyección destructiva de odio murió, al final, allí, dentro del humilde hogar, delante de la fuerza infalible y sublime del amor.

Libro: Alborada Cristiana. Lección  nº 12. Página 57.

DIOS SIEMPRE (DIVALDO PEREIRA FRANCO)

DIOS SIEMPRE

AUN MISMO QUE NO ESTES CONSCIENTE DE ESE SUBLIME COMPROMISO, Dios siempre está contigo, desde el momento que fuiste creado.

Dios está contigo en todos los instantes de tu vida, auxiliándote, inspirándote, ayudándote en el desenvolvimiento espiritual y moral, con el fin de que alcances la cima más elevada del progreso.

En todos tus pasos y actividades estuviste bajo Su comando y así proseguirás.

Dios es la fuerza generatriz del universo y de todo cuanto existe.

Nada, ningún ser, jamás podrá alienarse de Su misericordia ni de Su Amor.

La presunción, hija directa del egotismo, no pocas veces asoma a la conciencia del ser pensante que, dominado por la prepotencia animal, niega Su existencia, incapaz en su pequeñez de comprender el milagro de la vida.

Prefiere ser hijo del estúpido acaso donde se habría iniciado y se consumirá, a proceder de la Divina Providencia.

Insensatez del psiquismo humano que, ante los desafíos que lo impulsan al desenvolvimiento de valores que se encuentran en germen, se rebela contra la fuerza inexorable de las Leyes, refugiándose en el nihilismo, ahogándose en el pesimismo.

Tomando actitudes de auto suficiencia, imposible de ser mantenida, se exacerba en la vana cultura que viene desenvolviendo a lo largo de los milenios, para oponerse a los impositivos a los que se encuentra sometido.

El dolor es el verdugo imperdonable, en razón de su poca madurez intelecto moral, que aguarda una existencia vacía de enriquecimiento espiritual, prefiriéndola fútil y destituida de estimulo para el desenvolvimiento ético e iluminativo.

Experimentando más a menudo la sensación, sus emociones aun son primitivas, proveniente de los placeres en los cuales se revuelca, olvidándose del proceso inevitable de la evolución, mediante el cual son superados los estados vivenciados en el rumbo de los altiplanos de la inmortalidad.

Distanciándose de la contemplación de la armonía cósmica, ante su percepción, se detiene en la insignificancia de las ocurrencias existenciales, valorizándolas más allá del crédito    que les debe conceder, mientras el torbellino de bendiciones    se encuentra al alcance para la conquista de impostergable plenitud.

Confiesa poseer capacidad intelectual para descifrar las incógnitas de la vida, perdiéndose en conjeturas falsas y conclusiones infantiles, atribuyendo todo a la nada, y suponiéndose señor de todo el conocimiento.

Descomprometidos con la realidad,  aspira al prolongamiento  del gozo incesante,  como si la  máquina orgánica  de la que se sirve  hubiese sido elaborada exclusivamente  para esa finalidad, no poseyendo mecanismos  sutiles y nobles  que se desarticulan  cuando el pensamiento vaguea  y se nutre de los tóxicos de la ilusión.

Intentando arrebatar las amarras del atavismo que le procede, a la actual existencia, se propone a la conquista de cosas y de recursos que ensucian espacios, y estimulan los bancos en su avaricia, temiendo al futuro que planea como siendo la continuación de la quimera adulta.

… Y por más que elabore mecanismos de fuga y establezca programas de autovaloración, se encuentra, aun ahí, siempre con Dios, aunque ignorándolo.

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Es cierto que entender a Dios se torna algo imposible en la actual coyuntura del proceso evolutivo.

El efecto no tiene capacidad de penetrar en su casualidad, entendiéndola, manipulándola disponiendo de los medios de alterar el curso de los acontecimientos. No en tanto, sentir Su presencia en todas las cosas es conquista de la sensibilidad moral y de las conquistas de la inteligencia que reconoce su incapacidad de descifrar todos los misterios a su alrededor.

Lentamente,  gracias a la evolución de la ciencia y de la tecnología, muchos misterios   de entonces  se tornaron realidad hoy, y cada día, en razón  de las incursiones  en los diversos campos   de la vida, más se comprende  la funcionalidad  de la harmonía cósmica  y de los aspectos que forman la vida.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 

No hace mucho, la electricidad era totalmente desconocida, aunque se encontrase en los campos fantásticos de las ondas de diversas extensiones…

No fue la ciencia la que elaboro, más si la que la identifico y aplico recursos extraordinarios en incontestables instrumentos de utilidad y de más rápido desenvolvimiento tecnológico.

Los microorganismos siempre existirán, permaneciendo ignorados y dando lugar, en relación a las dolencias, las imaginaciones concepciones místicas e ingenuas, hasta el instante en que fueron identificados y perseguidos   con seguridad, a fin de liberar la vida que le contorsionaba en la proliferación.

El conocimiento de los mecanismo del universo dieron más dignidad al ser humano, que se tornó capaz de dispersar   gran numero de ellos, sirviéndose  de sus inagotables recursos para mejor cumplir con los deberes  que le dicen al respecto.

Cuantos más son descubiertos las leyes mecánicas que rigen el Cosmo, más grandiosos desafíos se presentan en la grandeza de su infinitud.

A la medida que son identificadas nuevas galaxias y registradas otras nebulosas, incontables formaciones de gases, de polvo cósmico, la inteligencia humana se  engrandece y el ser pensante, en vez de empequeñecerse, se agiganta, tornándose también dios y pudiendo hacer mucho   más de lo que nunca supuso ser posible.

Todo eso, sin embargo, porque Dios está presente.

El Padre no desea que la ignorancia gobierne la vida, por eso mismo se encuentra íntimamente gravado en el amago del ser humano, con el fin de que se auto penetre y descubra la realidad existencial interna, identificándose con la grandeza de la Creación.

De ese modo, ábrete conscientemente al amor de Dios, y permite que el dios que es descubierto, facultándote contribuir a favor de todos aquellos que se encuentran en la retaguardia del progreso, atados al desconocimiento y a las supersticiones, perdidos en la peregrinación espiritual, necesitados de ayuda y de bondad.

Transforma tu vida en un evangelio de hechos, de tal modo que todos identifiquen a Dios en ti y deseen también alcanzar-LO mediante la comprensión de Sus sublimes leyes que, identificadas, transforman la vida.

Bajo el comando de Dios, nunca te encontrarás solo, jamás padecerás dificultades y experimentarás sufrimientos antes considerados absurdos, porque Su inspiración te auxiliará a comprender todos los conocimientos y a trabajar a favor del proceso de libertad y de espiritualidad.

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Cuando Jesús afirmo que el y el Padre es uno, deseo explicitar que la Unidad es la única realidad y que todos marchan en esa misma dirección, sin que ocurra la pérdida de su individualidad, de la esencia existencial, del ser espiritual que se es.

Demostró que el había alcanzado el puesto más elevado que la mente humana puede comprender en relación al Creador, ofreciendo la oportunidad para que todos puedan alcanzar  el mismo nivel de evolución.

Siendo así, déjate conducir por Dios, y todo se te presentará rico de bendiciones.

DIOS ESTÁ CONTIGO EN TODOS LOS INSTANTES DE TU VIDA, AUXILIÁNDOTE, INSPIRÁNDOTE, AYUDÁNDOTE EN EL DESENVOLVIMIENTO ESPIRITUAL Y MORAL, A FIN DE QUE ALCANCES LAS CUMBRES DEL PROGRESO. BAJO EL COMANDO DE DIOS, NUNCA TE ENCONTRARÁS A SOLAS. DÉJATE CONDUCIR POR DIOS, Y TODO SE TE PRESENTARÁ RICO EN BENDICIONES.

Del libro de Divaldo Pereira Franco “Entrégate a Dios” de Joanna de Angelis

Traducido por Mercedes Cruz Reyes