
MARÍA DE MAGDALENA
Mercedes Cruz Reyes
“Uno de los fariseos convido a Jesús para cenar con El” y entrando en la casa del fariseo, tomó lugar en la mesa. Había en la ciudad una mujer que era pecadora, y esta, sabiendo que Él estaba en casa del fariseo cenando, trajo un vaso de alabastro con perfume y, poniéndosele a los pies, llorando comenzó a regarlo con lágrimas, y los enjugaba con los cabellos de su cabeza, y le besaba los pies y los ungía con perfume. Al ver esto, el fariseo que lo convido, decía consigo mismo:
¡Si este hombre fuese profeta, sabría quien es quien le toca los pies, que clase de mujer es, pues es una pecadora!
Entonces Jesús dijo al fariseo:
¡Simón tengo una cosa que decirte!
El respondió: Dímela Maestro.
Cierto acreedor tenía dos deudores; uno debía quinientos LEER MÁS