Archivo | febrero 2022

MÁS CON JESÚS EMMANUEL CHICO XAVIER

MÁS CON JESÚS

Por el Espíritu Emmanuel

Del libro: Encuentro de Paz. Médium: Francisco Cândido Xavier.

Es poco razonable exigir de cualquiera de nosotros transformaciones intempestivas.

Por más hermosas y edificantes que sean las lecciones de perfeccionamiento moral, es forzoso acomodarnos con espíritu de secuencia, en la marcha del tiempo, adaptándonos gradualmente a los principios que nos preceptúen.  

Sin embargo, nos será posible hacerlo más deprisa y con seguridad si conseguimos la práctica de permanecer un tanto más con Jesús, cada día.

Surgirán intrincados problemas, concitándonos a soluciones ineludibles.

Si estamos con el sentimiento un poco más apegado a Jesús, aprenderemos a ceder de nosotros, sin cualquier tropiezo, apagando las cuestiones que nos induzcan a la perturbación y a la discordia.

Aparecerán desacatos, impulsándonos a la discordia.

Si los recibimos, un tanto más cercanos a Jesús, en nuestras actitudes y respuestas, todas las expresiones de desaprecio serán disueltas en las fuentes de la comprensión y de la tolerancia.

Sorprenderemos a los compañeros que se nos hacen difíciles de tratar.

Si les ayudamos en los obstáculos, conservando nuestras directrices y providencias, un poco más con la ayuda de Jesús, en breve se nos transfiguraran en valiosos colaboradores, convirtiéndose, por fin, en estandartes vivos de nuestras ideas.

Si encontramos desencantos en las siembras de la experiencia. Aceptándolos, no en tanto, más unidos  con Jesús en nuestro comportamiento, para luego transformarse en lecciones y bendiciones que pasamos a agradecer a la sabiduría de la vida.

En casa, en el grupo de trabajo, en la vida social, en la profesión, en el ideal o en la vía pública, experimentemos sentir, pensar, hablar y actuar, un tanto más con Cristo, y observemos los resultados.

Poco a poco, percibimos que el Señor no nos pide prodigios de transformación inmediata o espectáculos de grandeza, y sí que nos apliquemos al bien, de modo que caminando con El, paso a paso, edificaremos nuestra propia paz.

No te atemoricen los programas de reajuste, corrección, sublimación o mejoramiento.

Ante las normas que nos indiquen elevada para la Vida Superior, recibámoslas respetosamente, aficionándonos a ellas, y, siguiendo adelante, en la base del deber rectamente ejecutado y con la consciencia tranquila, practiquemos la regla de la ascensión espiritual segura y verdadera: siempre un tanto menos con nuestros puntos de vista personales y, a cada día que surja, siempre un tanto más con Jesús.

SOLUCIÓN DIVALDO FRANCO

SOLUCIÓN

LIBRO: TERAPEUTICA DE EMERGENCIA

DIVALDO FRANCO (DIVERSOS ESPÍRITUS)

Los nobles estudiosos de la psico patogénesis de las alienaciones mentales, porque están aferrados al materialismo vigoroso, no se permiten profundizar las sondas de las investigaciones sobre el milagro de la vida, investigando antes de la cuna y después de la tumba…

Analizando las causas predisponentes y preponderantes de las alienaciones que perturban a la criatura humana, estipulan los factores endógenos y exógenos, condicionamientos sociales, religiosos y económicos, los traumatismos cranianos y diversos otros aun no necesariamente investigados, dejando al margen los valiosos recursos e informes que difluyen de las comunicaciones mediúmnicos, cuyo soporte científico pode ser establecido por la experimentación en el organismo de la paranormalidad humana en laboratorios especializados.

Aclarando que la psicogénesis de diversos trastornos esquizofrénicos proviene del mapa genético transmitido por herencia, y por lo tanto resultando en un cuadro fatal, irreversible, de alienación mental.

Analizando al hombre apenas desde el punto de vista material, creen en la prevalencia de la maquina psicofísica a la realidad espiritual, donde proceden todos los mecanismos que favorecen el estabelecimiento de las distonías de variado porte, que ahora sobrecargan el organismo de la sociedad humana…

Barbitúricos y diversas terapias convulsivas, análisis demorados, psicodramas y otros métodos, son requisados, no raro, con éxito transitorio, desde que aminorando la problemática establecida, no actúan sobre los fulcros que generan desequilibrios y enajenaciones…

El hombre es el constructor de si mismo bajo la inalienable observancia y determinismo de las soberanas Leyes…

Legatario de las propias experiencias, plasma en una etapa el envoltorio de que se revestirá en la próxima, acurrucándose en el cepo

del remordimiento o elaborando las alas, con las que, libre, volará en los espacios de la conciencia correcta.

Los variados disturbios del comportamiento humano, encuentran, en la inmortalidad del alma, de que da testimonio la Doctrina Espírita, la terapia de profundidad, por cuanto, restaurando el mensaje del Evangelio, programa, en la caridad, madre de la esperanza y de la fe, la perfecta salud mental y emocional, promotora de la harmonía psíquica y física, a que se refería Jesús.

Mientras prevalezca el egoísmo arrimado a la agresividad en certificado irrefutable de desamor, el hombre pasará de uno a otro estado psicopatológico, o sufrirá disturbio orgánico, mecanismos bendecidos que son esos dolores, e de que se sirve la Vida para recuperar a los que se desvían de los deberes correctos o son cómplices de las huestes de alborotadores incorpóreos, que despiertan fuera del traje de buceo material con la ayuda de adquisiciones lamentables, que los atormentan y que ellos usan para atormentar, dando lugar a las dolorosas y groseras obsesiones que desgobiernan, en forma de locura, verdaderas muchedumbres desprevenidas y desatentas, en una intensa y alarmante convivencia  entre desencarnados y encarnados.

Sin que desconsideremos la contribución elevada de los insignes y preclaros padres de la Psiquiatría moderna y demás “ciencias del alma”, deseamos resaltar la urgente necesidad de examinar la vinculación entre hombres y Espíritus – en las obsesiones -, o en el estudio de las auto obsesiones, identificando al antiguo infractor enmarañado en las redes de los remordimientos inamovible, evocando los paisajes oscuros y las acciones tristes de las experiencias vividas en las reencarnaciones pasadas, que ahora experimenta, a través del inevitable proceso de formación para el deber del que huía bajo el superior aporte del dolor…

Encendiendo la fe en la mente y estableciendo el régimen de la esperanza en la acción de la caridad encontraremos toda la psicoterapia de optimismo y paz, inaugurando en la Tierra el período de la salud total, bajo la sublime directriz de Nuestro Señor Jesucristo; el excelente Médico para todos nosotros.

CARNEIRO DE CAMPOS

PAPEL DE LOS PADRES EN LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS MERCEDES CRUZ

PAPEL DE LOS PADRES EN LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS

 Muchas son las funciones de los padres dentro del nido familiar, pero la principal cuando son padres es la de cuidar y educar a los hijos, porque si no lo hacen así, además de la vida, ellos con el paso del tiempo les pasaran factura, echando en cara el descuido que han sufrido y demostrando las secuelas que han experimentado y que muestran sin piedad.

Las contrariedades de la infancia fortifican el temperamento de la criatura, para que más tarde, pueda enfrentar las desventuras de la vida humana. Si los miman y apoyan en sus caprichos, más tarde esos jóvenes vivirán en eternos conflictos con sus relaciones y también con la sociedad. Quien no aprende a dominar sus instintos primarios en la infancia, más difícil le será de adulto. Así como el jardinero corta los gajos inferiores de la buena planta, los padres necesitan eliminar de sus hijos, desde la infancia, los estigmas que aparecen por la fuerza salvaje de la formación animal.

Los padres deben hacer una toma de conciencia de sus tremendas responsabilidades, pues si renuncian a su más sagrada tarea de despertar y desenvolver en sus hijos las cualidades cívicas y morales que constituyen el coronamiento de la educación integral, conocerán – mañana, o después – el sinsabor de verlos formar entre aquellos que se sitúan bajo las diversas modalidades de delincuencia, o con los que a través de las extravagancias de la tristemente famosa “juventud desviada”, manifiestan su cínico desprecio y su total repudio a las mejores conquistas de nuestra Civilización.

El amor reciproco entre los miembros de la familia es esencial para que ella pueda cumplir las nobles finalidades que le están cometidas. “En el ambiente doméstico, el corazón maternal debe ser el exponente divino de toda la comprensión espiritual y de todos los sacrificios por la paz de la familia. Dentro de esa esfera de trabajo, en la más santificada tarea de renuncia personal, la mujer cristiana enciende la verdadera luz para el camino de los hijos a través de la vida”.

“El trabajo de la mujer es siempre la misión de amor, extendiéndose al infinito”

Él espirita debe comprender el gran papel de la Humanidad; comprender que, cuando producen un  cuerpo, el alma  que en la encarna viene del espacio para progresar; enterarse de sus deberes y poner todo el amor en aproximar a Dios ese alma; Tal es la misión que se le es encomendada y cuya recompensa recibiera; si fielmente se cumple. El cuidado, la educación que se le dé auxiliaran su perfeccionamiento y su bienestar futuro.

Recordemos que a cada padre preguntara Dios: ¿qué hiciste del hijo confiado a tu cuidado?  Si por culpa vuestra   se conservó atrasado, tendréis como castigo, verle entre los espíritus sufridores, cuando de vosotros dependía que fuese dichoso.”

Las Madres han de hacerse merecedoras de los gozos divinos que Dios conjugó a la maternidad, enseñando a sus hijos que están en la Tierra a perfeccionarse, amar y bendecir, eliminando por medio de la educación los malos principios innatos de existencias anteriores, pues esos principios se entretienen y desenvuelven por una culposa debilidad, o por descuido. Siendo así, más tarde, el corazón ulcerado por la ingratitud de esos hijos, será para ellas, ya en esta vida, un comienzo de expiación..

Los padres deben vigilar a sus hijos con el fin de ayudarles a aprender a vencer la faz imperativa del instinto animal.

El equipo familiar en el mundo no siempre es un jardín de flores. A veces, es una espina de preocupaciones y de angustias, reclamando sacrificios. Con todo, aunque necesitemos de firmeza en las actitudes para el control de la afectividad que nos es propia, jamás conseguiremos sanar las heridas de nuestro ambiente particular con el látigo de la violencia o con el emplasto de la dejadez.

Nada es  más importante, en materia de educación que preparar a los hijos para que se tornen libres, pero responsables, seguros y conscientes de la utilidad de las leyes y normas disciplinares, sin cuya  observación la vida en sociedad sería imposible, obteniendo de ellos una adhesión espontánea y un consentimiento pleno a las mismas.

Afirma la Psicología moderna que la educación infantil es perfectamente posible sin el uso del pescozón, golpes, zurras, gritos e insultos, siempre que sé de al niño el amor, la atención, el respeto y la protección que él necesita, merecen y debe recibir.

“Cuando Jesús nos recomendó no despreciar a los pequeños, esperaba de nosotros no solamente medidas providenciales alusivas al pan y a la vestimenta. No basta alimentar minúsculas bocas hambrientas o abrigar cuerpecitos helados. Es imprescindible el abrigo moral que asegure al espíritu renaciente el clima de trabajo necesario para su sublimación.

LIBRE ALBEDRIO ELEGIR RESPONSABLEMENTE (RUBENS SANTINI)

El libre albedrío es elegir responsablemente
Los Espíritus Superiores le dijeron a Allan Kardec, en “El Libro de
los Espíritus”, que el hombre tiene la libertad de actuar y pensar. Sin
libre albedrío, el hombre sería una máquina.
Mucha gente piensa que la expresión “libre albedrío” tiene el mismo
significado que la expresión “libertad”. San Agustín hizo una distinción
entre estas dos expresiones. “Libre albedrío” es la posibilidad de elegir
entre el Bien y el Mal, mientras que “libertad” es el buen uso del libre
albedrío.
Para ejercer el libre albedrío en forma ilimitada, el Hombre
nesesita una cierta evolución espiritual, ligada a un nivel de
inteligencia, para que pueda actuar con discernimiento y responsabilidad.
Cuando se habla de libertad, no puede entenderse como libertad individual. El hombre no vive solo, aislado en una isla. Vive en sociedad. La
humanidad debe vivir en solidaridad entre sus miembros. Todo lo que hacemos afecta a quienes están de nuestro lado. Toda acción genera una
reacción. Hacer lo que uno quiere sin pensar en las consecuencias no nos
hace más libres, ni garantiza nuestra felicidad.
Jesús nos advirtió sabiamente: “Haced a los demás sólo lo que
queramos que nos hagan a nosotros”.
En el libro “Livre Arbítrio” de Edgard Armond, en el capítulo
“Libertade de Ação”, este autor nos informa:
“En el esfuerzo de evolución, la libertad pertenece al hombre, las
leyes pertenecen a Dios. El hombre, usando esta libertad, traza sus
caminos y Dios, a través de la Providencia, marca sus límites, ilumina
sus caminos y lo sostiene en sus caídas. La libertad es, por tanto, la
base fundamental del libre albedrío y puede ser utilizada a través de los
atributos esenciales del Espíritu, que son: la inteligencia, la voluntad,
la razón y el sentimiento”.
Hagamos una analogía, dando un ejemplo muy práctico. Imaginemos una
empresa como si fuera nuestro planeta, para intentar entender cómo
funciona el libre albedrío. Dentro de esta empresa podemos participar en
reuniones para varias discusiones, podemos dar ideas para mejoras de
productos, podemos participar en equipos para crear nuevos proyectos.
Pero todo esto debe hacerse siguiendo las normas internas, respetando las
normas y políticas de esa empresa.

LA FAMA DE RICO HILARIO SILVA CHICO XAVIER

LA FAMA DE RICO

Hilario Silva/Chico Xavier

Libro: Almas en Desfile

El coronel Manuel Ravelo, influente hacendero en Brasil Central, fuera acometido de parálisis en las piernas.

Vivía en el lecho, rodeado por sus atentos hijos. Mucho cariño. Asistencia continúa.

En el transcurso de la enfermedad vino a conocer la Doctrina Espírita, que le abrió nuevos horizontes en su vida mental.

Poco a poco se desprendía de la idea de posesión.

¿Para que morir con fama de rico?

Quería ahora la paz, la bendecida paz.

Viudo, dueño de una expresiva fortuna y previendo la inminente desencarnación, llamó a los cuatro hijos adultos y repartió sus bienes entre ellos.

Tierras, sitios, casas y animales, valorados en seis millones de cruzeiros, fueron divididos escrupulosamente.

Con eso, sin embargo, vino las peleas.

Dueños de la riqueza propia, los hijos se fueron distanciando e indiferentes. A pesar de las súplicas paternas, las visitas eran escasas y la atención, inexistente.

Ravelo, muy triste y casi completamente abandonado, preguntaba a si mismo si no había cometido precipitación o imprudencia.

Los hijos no eran espíritas y mostraban una completa irresponsabilidad.

En esa coyuntura, se le apareció un antiguo e inesperado deudor. Coronel Antonio Matías, su amigo de la juventud, vino a liberarse de un gran préstamo, que había tomado bajo palabra, y le pagó dos millones de cruzeiros en billetes de caja.

En presencia de dos hijos, Ravelo colocó el dinero en una caja fuerte al pie de la cama.

Sucedió lo imprevisto.

Los cuatro hijos volvieron a las antiguas expresiones de ternura. Se turnaron con él.

Avena. Caldos de pollo Frutas y vitaminas.

Mantuvieron las mantas calientes y observaron el viento a través de las ventanas.

Raramente Ravelo quedaba algunas horas solo.

Y, así, vivió aun dos años más, desencarnando en gran serenidad.

Expuesto el cadáver para la visita pública, se encerraron los hijos en el cuarto del muerto y abriendo angustiadamente la caja fuerte, solo encontraron una nota escrita y firmada por la vigorosa letra paterna, entre las páginas de un ejemplar destartalado de “El Evangelio según el

Espiritismo».

El papel así decía:

“Hijos míos, Dios los bendiga a todos.

El dinero que me quedaba lo distribuí entre varios amigos para obras espíritas de caridad.

Lego, sin embargo, a ustedes, el capítulo décimo cuarto de “El Evangelio Según el Espiritismo”.

Y los cuatro, extremamente enojados, leyeron la lectura que seguía:

“Honrar a vuestro padre y a vuestra madre. — Piedad filial.”

****

Frases sobre la riqueza

La grandeza de un hombre no está en cuánta riqueza adquiere, sino en su integridad y su capacidad para afectar positivamente a los que lo rodean.

***

l excedente de la riqueza es un fideicomiso sagrado sobre el que su poseedor está obligado a administrar durante toda su vida por el bien de la comunidad.

***

La riqueza es la realización progresiva de objetivos merecedores, la capacidad de amar y tener compasión, relaciones significativas y afectivas.

EL PLATO PRINCIPAL RICHARD SIMONETTI

EL PLATO PRINCIPAL

Richard Simonetti

Libro: Historias que traen la felicidad

Lucas, 14:16-24

Cierto hombre dio una gran cena e invito a muchos.

A la hora de la cena, envió, a su siervo para decir a los convidados:

– Venid, porque todo ya está preparado-.

Más todos, uno a uno, comenzaron a disculparse,

-El primero dijo:

– Compre un campo y preciso ir a verlo. Le pido que me des por escusado.

Otro dijo:

– Compra cinco yuntas de bueyes y los probaré. Te pido que me disculpes.

Y otro dijo:

– Me case hace poco, por eso no puedo ir.

Volviendo, el siervo relató todo a su señor. Entonces el dueño de la casa, indignado, dijo a su siervo:

– Ve deprisa por las plazas y calles de la ciudad y tráeme aquí a los pobres, a los tullidos, a los ciegos y cojos.

El sirviente le dijo:

– Señor, lo que ordenaste fue hecho, y aún hay lugar.

Y el señor dijo al siervo:

– Ir por los caminos y por las vallas cercadas y obligarlos a entrar, para que mi casa quede llena. Pues yo te digo que ninguno de los que fueron invitados probará de mi cena.

***

Bueno, querido lector, no es difícil identificar a Dios como el anfitrión de esta historia. La cena representa la comunión con los valores espirituales.

La invitación divina se manifiesta de dos maneras: Objetivamente:

Se trata de la tradición familiar, la creencia de la cuna. Subjetivamente:

Se expresa en dudas existenciales, en indecibles inquietudes, en el indefinible anhelo de lo sagrado.

Pocos son receptivos.

Jesús se refiere a tres excusas:

* El que compró un campo y va a verlo.

Se involucra en la vida cotidiana, en una suma de actividades, intereses y placeres.

Los impedimentos se suceden -la telenovela, el cine, el fútbol, ​​la visita, la gira, el contratiempo, el compromiso ineludible…

¡No tiene tiempo!

• El que compró una yunta de bueyes.

Se enreda en su actividad profesional, su sustento, el dinero del mundo. El expediente que se prolonga, la cita, la convocatoria inesperada…

¡No hay tiempo!

• El que se acaba de casar.

Se aferra a las peticiones familiares. No encuentro espacios vacíos en la agenda Siempre hay alguien a quien atender..

¡No hay tiempo!

Parecen ignorar lo obvio;

El tiempo es una cuestión de preferencia.

Siempre encontramos espacio en la vida cotidiana para hacer lo que queremos.

***

Al ver que sus llamamientos son inútiles, el Señor decide invitar a los pobres, a los lisiados, a los ciego y cojo.

Esto recuerda un pensamiento corriente en los seguidores espíritas:

Nos acercamos al Espiritismo por la invitación del amor o por la invitación del dolor.

Amor al conocimiento: voluntad de aprender, ampliar horizontes, equiparar la existencia…

También existe el amor romántico. En el juego de la seducción vale todo, incluso la adhesión a la creencia de la persona amada.

Esto es antes de la boda. Después es otra historia, la mayoría vienen por el dolor.

Tienen problemas, están enfermos, están perturbados, están inadaptados, son infelices, están deprimidos… Son representados por los lisiados de la parábola…

Quizás usted, querido lector, haya buscado el Espiritismo por amor.

¡Estupendo!

Sepa que es una excepción.

Recuerdo mi propia experiencia, aunque soy hijo de familia espirita, hasta los veinte años estuve totalmente ajeno. Fue a partir de una grave lesión en un ojo que me aproxime.

Como toda madre espirita ante un hijo con problemas de salud, mi genitora pidió un día, en la reunión mediúmnica, el apoyo de un mentor espiritual. Él se propuso a ayudar. 

Quede animado, hasta saber la condición impuesta:

Era preciso que yo compareciese a las reuniones públicas del Centro, que eran diarias.

– ¿Todos los días?

-Si.

¡Dios mío, mamá! ¿No hay día libre, ni siquiera el domingo?

– Hijo mío, el dolor y la necesidad no eligen los días. Siempre hay gente necesitada de socorro.

Halle absurda la exigencia. No obstante, la enfermedad es extremamente persuasiva, principalmente cuando envuelve a uno de los dones más preciosos — la visión.

Cumplí mi parte. El guía cumplió la de él. Sane.

Mejor que la cura – tome gusto por el Espiritismo.

Hoy participo por amor, con ayuda del dolor, de vez en cuando, que es para que la gente no se distraiga.

Según la parábola, los convidados desinteresados no privaron la cena

Acrecentaremos que eso ocurrirá hasta que estén también lisiados, lo que, ciertamente, modificarán sus disposiciones. –

En el banquete de la espiritualidad, ofrecido en el Centro Espírita, tenemos las entradas.

Y el alimento leve e inmediato: el atendimiento fraterno, el pase magnético, el tratamiento espiritual, el recetario mediúmnico, las vibraciones dirigidas…

E curioso que muchos se quedan apenas en ese antipasto. Mejoran, experimentan algún bienestar; el problema de salud parece superado, mente pacificada…

¡Y luego procuran la salida!

Dejan lo mejor, el plato principal, representado por el conocimiento espírita. Es ese que realmente nos alimenta y fortalece, ayudándonos a vivir de forma más tranquila y feliz.

Si estuviésemos dispuestos a experimentar, debemos saber que ese maná de los cielos precisa ser bien masticado para ser digerido.

Eso envuelve el legítimo deseo de aprender, marcado por la lectura, el estudio, la asiduidad a les reuniones, superando la mera intención de recibir beneficios.

***

En Japón hay una curiosa costumbre.

Las personas compran, en restaurantes y supermercados, determinados alimentos, acondicionados en pequeñas cajas, lo que les permite tomar su refección en la calle, en la plaza, en el lugar de trabajo, en el metro…

Algo semejante puede ser hecho con el banquete de la espiritualidad. Acondicionar el plato principal en práctico embalaje – el libro espírita!

En cualquier momento, en cualquier lugar, podemos comer, como dice el italiano, finas iguarias que sacian nuestra hambre de espiritualidad, proporcionándonos momentos de lectura edificante.

***

Al oír sobre la importancia de tener el libro espírita al alcance de las manos, una señora comentó:

– Infelizmente, no tengo el hábito de la lectura.

Bien, sabemos que hábito es una tendencia adquirida con la repetición de determinadas acciones.

Hay algunas extremamente prejudiciales:

•Chismorrear.

Es Impresionante el placer mórbido que las personas sienten en comentar; aspectos negativos del comportamiento ajeno. Autoafirmación inversa. En lugar de fijarse en lo que son, pretenden hacerlo despreciando a los otros.

•Enfurecerse.

Hay quien resuelve todo con gritos. Irgue la voz, imponiendo miedo, sin conquistar respeto o estima. Cuando poseen cargos de mando, sal de aquí!

•Maldicen.

Hay personas que se cepillan los dientes, sin cepillar la conversación Principalmente cuando, irritadas, pronuncian obscenidades, que se expanden en vibraciones virulentas que conturban cualquier ambiente.

• Mentir.

Parece una segunda naturaleza. Está tan incrustado en el comportamiento humano que el profeta Isaías proclama, enfáticamente: todo ser humano es mentiroso.

Mejor cultivar buenos hábitos.

Uno de ellos, gratificante: ¡leer libros espíritas!

Inicialmente, algunos minutos diarios, si hay dificultad.

Poco a poco iremos ampliando la capacidad de fijarnos en la lectura, substituyendo las horas vacías, desperdigadas, jugadas fuera, por una excursión en el deslumbrante universo espírita.

Tengamos al alcance de las manos las cabezas bendecidas con el alimento principal, capaz de satisfacer nuestra hambre de paz y comodidad, en cualquier momento y en cualquier lugar!

EL EGOÍSMO LEÓN DENIS

EL EGOÍSMO

Mercedes Cruz

El egoísmo es hermano de la soberbia, y procede de las mismas causas. Es una de las más terribles manifestaciones del alma y el mayor obstáculo para los mejoramientos sociales. Sólo él neutraliza y hace estériles casi todos los esfuerzos del hombre orientados hacia el bien. Así pues, combatirlo debe constituir la preocupación constante de todos los amigos del progreso y de todos los servidores de la justicia.

El egoísmo es la persistencia de ése individualismo feroz que caracteriza al animal, como un vestigio del estado de inferioridad que hemos tenido que sufrir. El hombre es, ante todo, un ser sociable; está destinado a vivir con sus semejantes, y no puede hacer nada sin ellos. Abandonado a sí mismo, sería impotente para satisfacer sus necesidades y desarrollar sus cualidades.

Después de Dios, es a la sociedad a quien debe el hombre todos los beneficios de la existencia, todas las ventajas de la civilización. Goza de ello, pero precisamente este goce, esta participación de los frutos de la obra común le imponen el deber de cooperar en la obra misma. Una estrecha solidaridad le une a la sociedad; se debe a ella, como ella se debe a él. Permanecer inactivo, improductivo, inútil, en medio del trabajo de todos, sería un ultraje a la moral, casi un robo; sería aprovechar las labores de los demás, aceptar un préstamo que nos negásemos a restituir.

Formamos parte integrante de la sociedad, y todo lo que le atañe a ella nos atañe. Con esta comprensión del vínculo social y de la ley de solidaridad es con lo que se mide la dosis de egoísmo que existe en nosotros. El que sabe vivir con sus semejantes y para sus semejantes, nada tiene que temer de este grande mal. Posee un criterio infalible para juzgar su conducta. No hace nada sin indagar si lo que proyecta es bueno o malo para aquellos que le rodean, sin preguntarse si sus actos son nocivos o beneficiosos para la sociedad de la que es miembro. Si sólo parecen ventajosos para él y perjudiciales para los demás, sabe que, en realidad, son malos para todos, y se abstiene en absoluto de ponerlos en práctica.

La avaricia es una de las formas más repugnantes del egoísmo. Pone de manifiesto la bajeza del alma que, acaparando riquezas utilizables para el bien común, no sabe siquiera aprovecharse de ellas. El avaro, en su amor al oro, en su ansia de adquirirlo, empobrece a sus semejantes y permanece él mismo indigente, pues sigue siendo pobreza esa prosperidad aparente que acumula sin provecho para nadie; una pobreza relativa, pero tan lamentable como la de los desdichados, y justo objeto de la reprobación de todos.

Ningún sentimiento elevado, nada de lo que constituye la nobleza del Ser puede germinar en el alma de un avaro. La envidia, la insaciabilidad que le atormentan lo condenan a una penosa existencia, a un porvenir más miserable aún. Nada iguala a su desesperación cuando, más allá de la tumba, ve sus tesoros repartidos o dilapidados.

Los que busquéis la paz del corazón, huid de ese vicio bajo y miserable. Pero no caigáis en el exceso contrario. No derrochéis nada. Sabed usar de vuestros recursos con sensatez y moderación.

El egoísmo lleva en sí su propio castigo. El egoísta no ve más que su persona en el mundo; todo lo que le es extraño, le es indiferente. Así pues, las horas de su vida están sembradas de tedio. Encuentra en todas partes el vacío, tanto en la existencia terrenal como después de la muerte, dado que, hombres o Espíritus, todos le rehúyen.

Por el contrario, el que coopera en la medida de sus fuerzas en la obra social, el que vive en comunión con sus semejantes haciéndoles aprovecharse de sus facultades y de sus bienes, como él se aprovecha de los de ellos, todo lo que hay de bueno en él, ése se siente más feliz. Tiene la conciencia de obedecer a la ley, de ser miembro útil de la sociedad. Todo lo que se realiza en el mundo le interesa; todo lo que es grande y hermoso le conmueve y le emociona; su alma vibra al unísono con todas las almas esclarecidas y generosas, y el tedio y el desencanto no hacen presa de él.

Nuestro papel no es, pues, el de abstenernos, sino el de combatir sin descanso por el bien y por la verdad. No es sentado o acostado como hay que contemplar el espectáculo de la vida humana, sino de pie, como un zapador, como un soldado dispuesto a participar de todas las grandes tareas, a facilitar los caminos nuevos, a fecundar el patrimonio común de la humanidad.

Aunque el egoísmo se encuentra en todas las categorías de la sociedad, este vicio es más bien propio del rico que del pobre. Con demasiada frecuencia, la prosperidad seca el corazón, en tanto que el infortunio, haciéndonos conocer el peso del dolor, nos enseña a compartir el de los demás. El rico, ¿sabe siquiera a costa de cuántos trabajos y de qué duras labores se crean las mil cosas de que se compone su lujo?

No nos sentemos jamás ante una mesa bien servida sin pensar en los que padecen hambre. Esta idea nos hará sobrios y mesurados en nuestros apetitos y en nuestros gustos. Pensemos en los millones de hombres encorvados bajo los ardores del estío o ante las duras intemperies, y que, mediante un escaso salario, extraen del suelo los productos que abastecen nuestros festines o adornan nuestras moradas. Acordémonos de que, para alumbrar nuestros aposentos con una luz resplandeciente y para hacer brotar en los hogares la llama bienhechora, unos hombres, semejantes nuestros, capaces como nosotros, de amar y sentir, trabajan debajo de la tierra, lejos del cielo azul y del alegre sol y, con el pico en la mano, perforan durante toda su vida las entrañas del planeta. Sepamos que para adornar nuestros salones de espejos y cristales resplandecientes, para producir la multitud de objetos de que se compone nuestro bienestar, otros hombres, por millares, semejantes a condenados junto al fuego, pasan la existencia entre el calor devorador de los altos hornos y de las fundiciones, privados del aire, gastados, destrozados antes de tiempo, no tendiendo como perspectiva más que una vejez sufriente y de privaciones. Sepámoslo: toda esa comodidad de que gozamos con indiferencia es mantenida a costa del suplicio de los humildes y del padecimiento de los débiles. Que este pensamiento nos penetre y nos obsesione; como una espada de fuego, desterrará el egoísmo de nuestros corazones y nos obligará a consagrar al mejoramiento de la suerte de los débiles nuestros bienes, nuestro tiempo y nuestras facultades.

Pero, gracias al conocimiento de nuestro porvenir, la idea de solidaridad acabará por prevalecer. La Ley del retorno a la carne, la necesidad de nacer en condiciones modestas constituirá un estímulo que reprimirá al egoísmo. Ante estas perspectivas, el sentimiento desmedido de la personalidad se atenuará para darnos una noción más exacta de nuestro puesto y de nuestro papel en el universo. Sabiendo que estamos unidos a todas las almas, que somos solidarios de su adelanto y de su felicidad, nos interesaremos más por su situación, por su progreso y por sus trabajos. A medida que ese sentimiento se extienda por el mundo, las instituciones y las relaciones sociales mejorarán; la fraternidad, esa palabra trivial repetida por tantas bocas, descenderá a los corazones y se convertirá en una realidad. Nos sentiremos vivir en los demás, gozaremos con sus goces y sufriremos con sus males. No habrá entonces una sola queja que quede sin eco, ni un solo dolor que quede sin consuelo. La gran familia humana, fuerte, apacible y unida, avanzará con paso más rápido hacia sus magníficos destinos.

Léon Denis

Después de la Muerte. Capítulo 46.

EL DISPENSADOR DE BENDICIONES AMELIA RODRIGUEZ DIVALDO FRANCO

EL DISPENSADOR DE BENDICIONES

Desde  el punto de vista sociológico, se trataba de una camarilla.  Equipados e inexpertos, su importancia  advenía de la presencia de Jesús, que los conducía con sabiduría, esclareciéndolos en cuanto a los negocios de la Buena Nueva.

Ellos mismos no se daban cuenta de la grandeza del compromiso a que se habían vinculado.

Ni aun mismo habían propuesto interrogaciones. Se dejaron arrastrar por el magnetismo del Nazareno que los fascinaba, y lo siguieron, sin conciencia de la revolución que se estaba delineando y en la cual tendrían papel relevante.

Casi todos eran de procedencia humilde, algunos incluso analfabetos, conocedores de los textos sagrados mediante la tradición verbal, ignorando las interpretaciones teológicas  o el significado místico de sus contenidos. Acreditaban en Dios por atavismo, sin profundización en las informaciones,  reverenciándolo  conforme los hábitos simples que adoptaron y mantenían.

Jesús era un desafío constante, que les ultrapasaba la capacidad de entendimiento. Su porte físico y Su  estatura moral no podían ser mensurados y sin más reflexiones eso les bastaba para amarlo, seguirlo y confiar en El.

Muchos de sus discursos se escapaban a su comprensión; no obstante, cuando la masa se diluía, el Maestro le administraba particulares observaciones y esclarecimiento propio.

Nunca podrían imaginar que sus nombres y sacrificios quedarían inmortales en las páginas de la Historia y en los sentimientos humanos, ellos que nada o casi nada ambicionaban, más allá del entendimiento de sus necesidades y la de los familiares más inmediatos.

Las revoluciones, sin embargo,  no son constituidas por personajes importantes, de destaque en el mundo, famosas en el concepto social. Se tornaron conocidas después del holocausto, de la expansión ideológica, de haber extrapolado la propia dimensión.

Los mártires de la Doctrina, que los siguieron, eran también gente humilde, sedienta de paz y hambrienta de amor, que se nutrían del pábulo divino de la esperanza en un mundo mejor, rico en fraternidad y perdón.

Jesús se hiciera como uno de ellos, a fin de  conducirlos mejor, sirviéndose de su lenguaje y disminuyendo sus aflicciones. Aunque los Suyos fuesen motivos más importantes y casi inalcanzables para ellos, los simplifico y consiguió sensibilizarlos de tal forma, que se dejaron de pertenecer para inmolarse más tarde por el ideal.

Esa extraordinaria saga,  la de la construcción del reino de Dios en el mundo de los hombres, es la más notable conquista del espíritu inteligente en nombre de la solidaridad y del humanismo.

Se puede imaginar, aunque la gran distancia en el tiempo y la diferencia de circunstancias, lo que eran aquellas gentes modestas y afligidas por las asperezas existenciales. Sus objetivos muy inmediatos, se resumían  en las labores de lo cotidiano, en la resignación a la que eran sometidos por las imposiciones sociales arbitrarias, en la conquista del pan, de la ropa y de la pequeña propiedad en la que residían, sin más amplias aspiraciones… Las dolencias les eran crueles sicarios, al lado de la pobreza, del desprestigio, de las luchas entre sí…Jesús se les apareció   y les abrió un lenco de nuevas posibilidades, ofreciéndoles recursos incólumes, oportunidades antes jamás imaginadas y causa un rápido cambio de conducta. Se tejen los intereses serviles y las pasiones  se convierten en disputas constantes, de modo a beneficiarse de Su presencia, para merecer Sus concesiones…

El mensaje de Él, de renovación y de liberación interior, pasaba casi desapercibida, por cuya razón estaban siempre acumulando el número de parias morales  y desajustados sociales, para que pudiesen ser atendidos.

Así, Su fama se esparció por toda la región de Cafarnaum, en Galilea. Las personas famosas pierden el derecho  a la privacidad, al reposo, a sí mismas.

Sus actos son vigilados  y sus pensamientos analizados. Deben ser originales  y representativos de las ambiciones de sus aficionados. No les son facultadas  horas de paz, ni disfrutan las oportunidades de seres normales.

Con Jesús así acontecía, luego la multitud infeliz,  aquella señalada por dolores insoportables, se adensaba, aguardando milagros. La palabra milagro les significaba imposible, como hasta hoy y eso atraía la curiosidad.  Se negaban a creer en Su poder de alterar la estructura de muchas cosas, por conocerlas integralmente.

De ese modo, cuando El Llegó a Cafarnaum, después de haber discursado en la sinagoga, los amigos le pidieron que atendiese a la suegra de Pedro que ardía en fiebre.

Magnánimo y superior a las discusiones de la salud física, comprendía, no en tanto, lo que más le significaba, El cuidaba de la salud real, aquella que responde por la externa , más las personas se preocupaban de manera equivoca.

Así, deseando hacerse respetado, El se inclinó sobre ella, ordenó a la fiebre  y la dejó. Irguiéndose, inmediatamente, comenzó a servirlos.

Al ponerse el Sol, todos cuantos tenían enfermos, con diversas enfermedades, los llevaron  y ËL, imponiendo las manos a cada uno de ellos los curaba. También de muchos  salían Espíritus, que gritaban y decían: ¡Tu eres el Hijo de Dios! más El los reprendía y no los dejaba hablar, porque sabían que El era el Mesías, y la hora de la revelación aun no había llegado. Cada cuestión en su propio momento, y era necesario preparar el campo, fertilizarlo, con el fin de que las simientes de luz pudiesen germinar  y el Nuevo Día se instalase en los corazones.

Terminara la tarea junto a los afligidos por los propios errores, a los amarrados a los desvaríos obsesivos por la conciencia culpable, a los desesperados por haber perdido la dirección de sí mismos, el Maestro se retiró, para sintonizar con Dios, la Inexorable Fuente  de Vida.

Procurando insistentemente por las sucesivas olas de necesitados que llegaban, interminables, El explico: -Tengo también que anunciar la Buena Nueva del reino de Dios a otras ciudades, pues para eso fui enviado.

… Y  salió a predicar en los campos, en las aldeas, en las sinagogas, en las plazas, en las playas, en todas partes donde se hiciese necesario.

La primavera espiritual que El iniciaba jamás se transformaría en otoño de desesperanza o de invierno de sufrimiento insoportable porque El permanecía para siempre como  el incomparable dispensador de bendiciones, renovando el paisaje del mundo moral de la criatura humana de todos los tiempos futuros.

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(*) Lucas: 4 – 38 a 44

Nota da autora espiritual

Traducido al español por Merchita

Del libro hasta el fin de los tiempos de Amelia Rodríguez y Divaldo Pereira Franco 

DE NUESTRA QUERIDA AMALIA DOMINGO SOLER MERCEDES CRUZ

DE NUESTRA QUERIDA AMALIA DOMINGO SOLER

Mercedes Cruz

Las comunicaciones de los Espíritus nos enseñan mucho, siempre que veamos en ellas lo que nos puede servir, el tener resignación y esperanza.   Hay tanto que sufrir… que nos es muy necesario saber esperar, confiando en la misericordia de Dios y en el gigante esfuerzo de nuestra inquebrantable voluntad.

Tras de la Tierra hay otra vida de amor y de progreso indefinido, no solo están los espíritus ignorantes, aquellos que nos cuentan su malestar y su pesar, hay también comunicaciones en las que el médium ve figuras hermosísimas que son los Espíritus Luminosos.

El médium, para obtener videncias y comunicaciones, se aísla por completo de las miserias humanas, se desprende de amargos recuerdos y de tristes pensamientos y sólo piensa en la grandeza de Dios.

 Es tal la sensación que se siente cuando un Espíritu de Luz se manifiesta que el alma del hombre se emociona, se siente como en otra dimensión de la cual no querría volver, sus palabras melodiosas y dulcísimas llenas de amor y sentimientos nobles, no dejan de influenciar en el médium y en los que asisten a la reunión haciéndoles sentir paz, bienestar y alegría, estamos acostumbrados a hablar de las comunicaciones de espíritus  sufrientes, y nos olvidamos que por encima del mal existe el bien, que es siempre más notorio.

Las pruebas de la vida son borrascosas y nunca debemos desesperar, por el contrario hemos de pedir fuerzas y luchar con valor, y así como el navegante después de la gran tempestad pasa en el más días agradables y placenteros, cantando al compas de su buque al ser mecido por las olas, así nosotros podemos vivir alegres y dichosos en el reino de Dios, cuando hayamos triunfado en nuestras pruebas y sufrimientos.

“Los humildes debéis sentir satisfacción en llevar vuestra cruz, sino ¿en qué os pareceríais al Maestro?, ¿en qué podrías acreditar que sois sumisos y resignados, y qué testimonio daríais al Padre de que acatáis su ley? Vosotros debéis ser como el navegante viajando en alta mar, que en medio de la borrasca ve venir las olas tan furiosas que parece que han de sumergir el buque: tras una ola viene otra y otra, pero el navegante resiste y lucha hasta vencer, porque sabe que le va la vida. ¡Ay de él si pierde la serenidad!

“No esperes nada bueno de este mundo, porque muchos gustan de rendir culto a la vanidad y se apartan de la virtud. Ten valor y resignación para llevar la cruz de tu cautiverio.

“Levanta tu pensamiento y recuerda la multitud de mártires, recuerda la calle de la Amargura, el monte Calvario, la Cruz, la Muerte. ¿Has llegado tú a tal extremo? Conforta tu voluntad, ama el dolor, ama los sinsabores y las angustias y acata la ley, que el Padre todo lo ha hecho bien, y un día, que será de siglos, todo se volverá luz, dicha y paz”.

“Venid a mí, que yo os haré elevar las oraciones al Padre. Le dais ahora gracias por lo que os satisface, está bien; pero dádselas también cuando estéis en tribulación y os abrume el dolor, y dádselas con serenidad y amor, que precisamente eso es lo que os eleva.

“Rechazad toda clase de pensamientos que no os honren delante de Dios”.

“Si los que acatáis la ley divina queréis huir de la expiación y alcanzar días de paz, sed mansos y humildes de corazón y resignaos con vuestras pruebas, alejaos de la tentación y sed fuertes en la virtud y en el trabajo. Sembrad la paz y el amor para atraeros a los que combaten en esa lucha, en que como fieras se destruyen, que si lográis llevar la luz donde tantas tinieblas hay, mereceréis la recompensa de lo Alto”.

“Guardaos de hablar cuando estéis tristes y abatidos por los dolores que sufrís en la Tierra, si vuestras palabras no son de alabanza a Dios, porque el Padre todo lo ha hecho bien según la ley de justicia; y así como los astros no pueden cambiar su curso, tampoco se puede cambiar nuestro destino. Cuando estéis tristes y abatidos retiraos a vuestro aposento y entregaos a la oración, y yo vendré y os consolaré, y otros también vendrán y os consolarán”.

Amigos nuestra querida Amalia Domingo Soler, es un delicioso manjar que  hay que degustar, todas sus lecciones, tienen un broche  de amor y de ternura, de belleza celestial,  los corazones humildes sienten en ella su  amorosa mirada, abrazándoles, cobijándoles en su amoroso corazón, que siempre fue tierno y dulce porque supo cobijar a los pobres de espíritus haciendo de ellos una lección en el libro de la vida, que todos podemos leer y meditar a través de sus obras todas muy edificantes, y gracias a las cuales  podemos  para comparar y cambiar de forma de pensar.

DE LA ESPERANZA (POR CINCO DÍAS) DE CHICO XAVIER

DE LA ESPERANZA

Por cinco días

  • Más de seis lustros pasaron.

Francisco Teodoro, el industrial suicida, estaba experimentando duros suplicios en las tinieblas…

Enfrentando abrumadora crisis financiera, había aniquilado su existencia.

Tuvo vida prospera.  A costa de ingente esfuerzo, construyo una fábrica. Importando hilos, consiguió tejer notables casimires. Y el trabajo se le desarrollaba prometedor. Operarios y maquinas eficientes, almacenes y firmes lucros.

Sin embargo surgió, el retroceso de los negocios.

Su casa fue invadida por los cobros y serias amenazas, que aterraban sus oídos

-Coronel Francisco, le traigo los promisorios vencidos.

_Sr. Francisco, nuestra firma no puede esperar.

El capitán de servicio pedía más tiempo; presentaba disculpas; hablaba de nuevas esperanzas y comentaba todas las dificultades.

Los meses pasaron rápidamente.

Cartas alarmantes le llegaban a la caja postal.

Debía a diversos acreedores el montante de ochocientos mil reales.  La abundante, producción descansaba en depósito, sin compradores.

Procuraba consuelo en la fe religiosa.

Por todas partes, leía y oía referencias de que la Divina Bondad de Dios no desamparaba a las criaturas – pensaba. Aun así, intentaba la oración, sin abandonar la tensión.

Y porque alguien lo amenazaba de escándalos en la empresa, con protestas públicas, en donde seria acusado de comerciante deshonesto, escribió pequeña carta, anunciándose insolvente y se disparo un tiro en el cráneo.

Con inmenso pesar, descubrió que la vida continuaba, cargando, en las zonas sombrías de purgación, con la cabeza destrozada.

Ninguna palabra en la Tierra podría describir su martirio. Se sentía un loco encarcelado en la jaula del sufrimiento. Después de treinta años, pudo recuperarse, internándose en una casa de reajuste, reviendo afectos y reconociendo amigos…

Y ahora que retornaba a la ciudad que fue centro de desesperación, notaba, sorprendido, el progreso enorme de la fábrica que se le fue de las manos.

 Aunque invisible a los ojos físicos de viejos compañeros en la lucha, abrazó, llorando de alegría, a los hijos y nietos reunidos en trabajo victorioso.

Y después de reconocer su propio retrato, reverenciado por los descendientes en el gran escritorio, vino a saber que un importante acontecimiento sucedió cinco días después de los funerales en el que la familia llorara el gesto terrible.

Cara a la alteración en la balanza comercial del país, ante la gran guerra de 1914, el estoque de casimires, que acumulara celosamente, produjo importante capital que supero   los cuatro mil reales.

Mostrando melancólica sonrisa, el visitante espiritual comprendió, entonces que la Bondad de Dios no falto.

El apenas no supo esperar…

HILARIO SILVA

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Esperanza – dulce aliento

De quien sirve, ama y confía,

Anclaje en el sufrimiento

Pan nuestro de cada día.

OSCAR BATISTA

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Si sufres crecientes dolores

No desfallezcas en el camino

Cuando llega la medianoche

Es hora de madrugada.

LAURO PINHEIRO

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Ante la noche, no acuses a las tinieblas. Aprende hacer luz.

ANDRÉ LUIZ

COMPARTIENDO LA LUZ

COMPARTIENDO LA LUZ

Hu-Song, un gran filósofo chino contaba a sus discípulos la siguiente historia:

Varios trabajadores de una mina de carbón, debido a un derrumbe se habían quedado atrapados en total oscuridad y no podían ver casi nada.

Pasaron varias horas sin saber qué hacer, por momentos todo era un gran silencio, el pánico los estaba atrapando y pensaban que estaba todo perdido y que tenían muy pocas posibilidades de salir vivos de aquel lugar.

Todos sabían que había una salida, pero entre tanta oscuridad y el polvo del carbón que hacía más oscuro el ambiente, era imposible localizarla.

Uno de ellos, a tientas logró encontrar y encender una pequeña tea. Era muy poco lo que alumbraba, pero eso permitió que los demás pudieran encontrar otras teas y así lograron iluminar el lugar y encontrar el camino que los llevó fuera de la mina.

Uno de los discípulos preguntó a Hu-Song: -¿Qué podemos aprender de este relato?

Podemos aprender que nuestra luz si no la compartimos con el prójimo, sigue siendo oscuridad contestó Hu-Song.

Y también nos dice que el compartir nuestra luz no la desvanece, sino que por el contrario, la hace crecer.

“Compartir nos enriquece, en lugar de hacernos más pobres”

“Los momentos más felices son aquellos que hemos compartido con otros”

Que Dios nos dé siempre la luz para iluminar a todos los que pasen por nuestro lado.

Si con una vela enciendes otra y esta a otra y así sucesivamente, se pueden llegar a encender miles de ellas y con ellas iluminar al mundo.

De igual modo, si tu corazón está iluminado por el amor, podrás iluminar otros y de esta manera se pueden llegar a iluminar miles de corazones.

“El Señor nos dijo que somos la luz del mundo y para eso está la luz, para iluminar y traer luz a su alrededor”

Autor desconocido

AUTO DONACIÓN DIVALDO FRANCO

AUTO DONACIÓN

Aprende a  donarte, si deseas atender a la práctica legítima del Evangelio.

Predicador  que se eleva en tribuna dorada, derramando conceptos brillantes, más que no trabaja en las labores que propone es apenas una maquina de hablar, inconsciente e inconsecuente. El verdadero aprendiz de la Buena Nueva  está siempre dispuesto.

Si eres invitado a dar algo, abre la bolsa humildad y, acordándote de la parábola de la viuda pobre, ofrece su óbolo sin constreñimiento. Si es llamado a darse, se empeña en el trabajo, gastándose en el amor, consumiendo las energías, recordando al Maestro  en la noble carpintería.

Hay mucha gente  en las filas del Cristianismo que   enseña con facilidad, utilizando lenguaje correcto, hablando o escribiendo, más cuando es convocado a dar o donarse rechaza apresuradamente  herido en el amor propio.

Prefiere las posiciones superiores de mando, distante de las honrosas situaciones del servicio. Puede ser comparado a parásitos de alta posición en el árbol de que se nutren, los inútiles.

En conocidos ejemplos, encontrarás, en lo cotidiano,  el ayudar gastándose.

La piedra que afila la lámina  se consume en el ministerio.

La pluma  que escribe, se gasta   en la escritura.

El jabón que higieniza, se disuelve,  atendiendo al objetivo.

En razón de eso, no receles  el sufrir en las tareas que te propones.

Son los malos  los que necesitan de ti. Los enfermos te aguardan  y los infelices confían en ti.

Pídete a ti mismo algo por ellos y, aunque tu palabra  no tenga el calor  ni tu pena  sea portadora de frases retumbante, habrá siempre mucha belleza en tus actos y mucha bondad en tus gestos cuando sean dirigidos a aquellos para quien, al final, la Buena Nueva está en el mundo, recordando que Jesús,  después de cada predicación sublime, se daba a sí mismo para la felicidad general.

A estos ofrecía la palabra de aliento y paz.

A aquello administraba, lecciones de vida y gestos de amor.

A  unos abría los ojos cerrados y a los oídos sordos. A otros  lavaba   las maldades en forma   de pústulas o recuperaba la paz, apartando a los Espíritus infelices.

Y a todos se donaba, sin cesar, cantando la Buena Nueva y viviendo entre los sufridores hasta la Cruz, que transformó en punto de luz en la  dirección de la Vida imperecibles.

Por el Espíritu Joanna de Angelis – Psicografia de Divaldo Pereira Franco, de la obra Espíritu y vida.

Traducido por Merchita

EL ESPIRITISMO Y LA GUERRA MERCEDES CRUZ

EL ESPIRITISMO Y LA GUERRA

Un  velo de tristeza y de duelo cubre y se extiende sobre el país que sufre una guerra. Muchos son los hermanos que lloran por la perdida de sus seres amados.

Es preciso en presencia de tal cúmulo de males proyectar el pensamiento hacia los principios eternos que rigen a las almas y a las cosas. Solo en el Espiritismo encontramos  la solución de los múltiples problemas que un drama así plantea. En el beberemos los consuelos capaces de mitigar el dolor.

Muchos son los que preguntan:

-¿ Por qué permite Dios tantos crímenes y calamidades?.

Ante todo, digamos que Dios respeta la libertad humana, por cuanto ésta es el instrumento de todo progreso y la condición esencial de nuestra responsabilidad moral. Sin libertad – vale decir, sin libre arbitrio – no habría ni bien ni mal y, por tanto no existiría posibilidad de progreso.

Es ese principio de la libertad, que constituye a la par la prueba y la grandeza del hombre, puesto que le confiere el poder de escoger y de obrar; es el origen de los esplendores morales para aquel que esté resuelto a elevarse.

¿ Acaso en una guerra no se ve, a unos que se rebajan por debajo del nivel de la animalidad y a otros que, con su consagración y auto sacrificio alcanzan las alturas de lo sublime?.

Para los Espíritus inferiores, como lo son la mayoría de los que pueblan la tierra, el mal es el resultado inevitable de la libertad. Pero dios, en su honda sabiduría y su conciencia infinita, del mal cometido sabe extraer un bien para la humanidad.

Colocado por encima del tiempo, domina El  la serie de los siglos, en tanto nosotros, nos cuesta trabajo aprehender el eslabonamiento de las causas y sus efectos. De todos modos, tarde o temprano y sin lugar a dudas suena la hora de la justicia eterna.

Sucede a veces que los hombres, olvidando las leyes divinas y la finalidad de la vida, resbalan por la pendiente del sensualismo y se hunden en la materia. Entonces, todo lo que constituía la belleza de su alma queda velado y desaparece, dando lugar al egoísmo, la corrupción y el desarreglo en todas sus formas. Llegándose a no tener otros ideales que la fortuna y los placeres. El alcoholismo y la disipación ciegan las fuentes de la vida. Y para tantos excesos solo queda un remedio: ¡el sufrimiento!. Las bajas pasiones emanan fluidos que poco a poco van acumulándose y terminan por resolverse en catástrofes y calamidades: de ahí las guerras.

No faltan advertencias y consejos. Pero los seres humanos hacen oídos sordos a las voces del Cielo. Dios nos deja hacer, pues sabe que el dolor es el único medio eficaz para reconducir a los hombres a miras más sanas y sentimientos más generosos.

Desde el punto de vista material, Dios puede impedir que se desencadene una guerra. Pero, desde el punto de vista moral, no puede hacerlo, puesto que una de sus leyes suprema exige que todos – tanto los individuos como las colectividades – suframos las consecuencias de nuestros actos. La conciencia publica, el sentimiento del deber, la disciplina familiar son los atributos necesarios para que los pueblos sean grandes y no se debiliten con procesos de profunda corrupción.

En el Universo hay una Justicia que se pone en acción para dar fuerzas y asistir a la humanidad enferma y descontrolada.

No basta tener a cada instante el nombre de Dios en los labios, es mucho mejor para el hombre el guardar sus leyes inmutables en su corazón.

Las mentiras y la perfidia, la violación de los tratados y el incendio de las ciudades, la masacre de los débiles y de los inocentes no pueden encontrar justificación ante la Divina Majestad.

Todo mal cometido se vuelve, con sus efectos,  contra la causa que lo produjo. Así, la violación del derecho de los débiles se vuelve también contra los poderes que lo ultrajan.

De las regiones arrasadas ascienden hacia el Cielo gritos de angustia, y el Cielo no hace oídos sordos a los llamados de desesperación. Los poderes vindicativos del Más Allá entran en acción. Detrás de los que perecen en las guerras otros surgen, hasta que los invasores flaquean y horrorizados ven que el destino se ha puesto contra ellos.

Aquellos que han muerto regresan al Espacio con la aureola del deber cumplido: su ejemplo inspirara a las generaciones por venir.

La lección que se desprende de las guerras consiste en que el hombre debe aprender a elevar sus pensamientos por sobre los tristes espectáculos de este mundo y dirigir sus miradas hacia ese Más Allá de donde le vendrán los socorros, las fuerzas necesarias para emprender una nueva etapa hacia el grandioso objetivo que se le ha asignado.

El depositar la mente y el corazón en las cosas materiales nos demuestra que la materia es inestable y precaria. Las esperanzas y glorias que promete carecen de futuro. No hay fortuna ni poder terrenal alguno que este a cubierto de las catástrofes que puedan sobrevenir. Ninguna riqueza o esplendor es realmente duradero, sino son los del Espíritu inmortal. Solo el es capaz de transformar las obras de muerte en obras de vida. Pero, para comprender esta profunda ley es menester la escuela del sufrimiento.

Así como el rayo de luz debe ser descompuesto por el prisma para producir los brillantes colores del arco iris, de igual manera el alma humana tiene que ser quebrada por las pruebas para que irradie todas las energías y todas las grandes cualidades que en ella dormitan.

En medio de la desgracia, sobre todo, es cuando el hombre piensa en Dios. Tan pronto como las ardientes pasiones suscitadas por el odio y la venganza se hayan  apaciguado, y cuando la sociedad retome su normal ritmo de vida, comienza la misión de los espiritistas. Es entonces cuando tendrá que consolar duelos y curar las llagas morales, y reconfortar a las almas laceradas

Bajo la lenta, profunda y eficaz acción del dolor, incontables seres se tornan accesibles a las verdades cuyos depositarios responsables somos.

Sepamos, pues, los espiritas aprovechar las trágicas circunstancias que atravesamos en una guerra, y la Providencia sabrá obtener que de ellas resulte un bien para la humanidad.

Todas las almas fuertes que en medio de la tormenta han mantenido su serenidad pedirán, junto con nosotros y con total confianza, que las pruebas sufridas en una nación en guerra, hagan vibrar en las almas sentimientos de honor, unión y  concordia que son medios poderosos de elevación. Por su intensidad, esos sentimientos pueden reaccionar contra las plagas de la sensualidad, el egoísmo, y el personalismo excesivo en los ganadores.

Antaño la guerra tenía su trágica belleza, su grandeza. Se luchaba a campo raso, alta la frente y con las banderas desplegadas. Hoy en día, no hay más que trampas, emboscadas, asechanzas. En los trabajos de la paz como en los de la guerra, los hombres han desnaturalizado empequeñecido y rebajado cuanto fuese grande. Alevosía, perfidia y mentira, son los principios habituales.

Las almas de los muertos no son, como creen algunos, entidades vagas e imprecisas. Cuando han alcanzado los grados superiores de la jerarquía espiritual se convierten en poderes irresistibles, en centros de actividad y de vida capaces de ejercer su acción sobre la humanidad terráquea.

Por medio de la sugestión magnética  pueden inspirar a aquellos a quienes han elegido, haciendo germinar en ellos la idea directriz e incitándolos a actos decisivos que coronara su obra. De esta manera los invisibles se mezclan en las acciones de los vivientes para la realización del bien y el cumplimiento de la justicia eterna.

Cuando se lucha en defensa de los débiles y la liberación de los oprimidos los poderes invisibles, las fuerzas divinas se entregan a la labor por ser lucha grande y sagrada, la lucha de la libertad, el derecho y la justicia, contra la brutalidad armada y el despotismo cínico y grosero.

La lucha formidable que se desarrolla entre las naciones y las razas, y las convulsiones que agitan al mundo, plantean los más graves problemas. Ante este gran drama, la mente humana, ansiosa, se formula mil preguntas.

Y hay horas en que la duda, la inquietud y el pesimismo invaden los espíritus más firmes y resueltos.

El progreso, ¿es tan solo una quimera?.  ¿ Será sumergida la civilización por la ola ascendente de las pasiones brutales?.

Los esfuerzos de los siglos por realizar la justicia, la solidaridad y la paz dentro de la armonía social ¿resultaran vanos?.

Las concepciones del arte y el genio del hombre, los frutos del pesado e inmenso trabajo de millones de cerebros y de brazos, ¿ van a desaparecer arrasados por la tormenta?.

El pensador Espiritualista sondea ese abismo de males sin sentir vértigo. Del caos de los acontecimientos extrae la gran ley que todo lo rige. Antes que nada recuerda que nuestro planeta es una morada muy inferior, un laboratorio donde son bosquejadas las almas todavía jóvenes, con sus confusas aspiraciones y sus pasiones desordenadas.

 Para que las energías, que dormitan ignoradas y mudas en las tinieblas del alma, salgan a la luz, sean necesarios los desgarramientos, angustias y lagrimas. Ninguna grandeza puede haber sin el sufrimiento, ninguna elevación sin las pruebas.

Si el hombre estuviese exento de las vicisitudes de la suerte, privado de las rudas lecciones  de la adversidad, ¿podría templar su carácter, desarrollar su experiencia, valorizar las ocultas riquezas de su alma?.

Puesto que el mal constituye una fatalidad en nuestro mundo ¿no existe responsabilidad para los perversos?. Creer que no la hay seria un error funesto: en su ignorancia y ceguera el hombre siembra el mal y las consecuencias de este recaen pesadamente sobre él mismo, así como sobre todos aquellos que se asocian a sus acciones viles. Tal lo que esta sucediendo en esta hora que vivimos.

Dos poderosos monarcas uno protestante y otro católico por ejemplo pueden desencadenar una guerra , preparándolo, calculándolo y combinándolo todo para obtener una victoria aplastante.

Pero las fuerzas divinas, los poderes espirituales, intervienen en el conflicto, inspirando heroicas resistencias a las naciones amenazadas y haciendo surgir en ellas tesoros de valor, que anteriormente podrían venir acumulando en el fondo de las almas.

Detrás de la humareda de las pasiones que sube desde la tierra, se siente la presencia de un tribunal superior invisible que aguarda el desenlace de los conflictos, para reivindicar los derechos de la eterna justicia. De una manera vaga los combatientes sienten esas cosas, tiene la intuición de que la causa que están defendiendo es justa o injusta y tal impresión va cundiendo poco a poco por todo los rincones del país.

Estas tormentas barren las frivolidades y liviandades con todo lo pueril y mundano, para dejar en pie tan solo aquello que hay en el hombre de mas sólido y mejor.

Sin duda alguna, subsisten a un en las almas muchos gérmenes de inmoralidad, corrupción y decadencia después de una guerra, hasta el punto de que a veces podríamos preguntar si esta lección tremenda ha servido para curar los vicios. En cambio de ella, ¡cuantas existencias ficticias, estériles o desordenadas se han hecho mas sencillas y fecundas, o mas puras!.

En ciertos aspectos, la vida pública y la privada experimentan una transformación radical. Esa depuración de los hábitos y de los caracteres trae consigo la depuración del pensamiento, sea cual fuere  la forma en que este se exprese. El hombre parece haberse desembarazado para mucho tiempo de esa psicología mórbida, de esa pornografía de baja ralea, venenos de las almas que hacían considerar una nación en decadencia.

Claro esta, no echamos al olvido el penoso cortejo de calamidades engendradas en una guerra: las hecatombes espantosas, las vidas desperdiciadas, las ciudades saqueadas o destruidas, violaciones e incendios, ancianos, mujeres y niños despojados, asesinados o mutilados, el éxodo de los rebaños humanos que huyen de sus casa desbastadas: en una palabra, el espectáculo del dolor humano en lo que tiene de más intenso y pungente.

Pero,( todo espirita sabe) la muerte no es sino una apariencia: al desprenderse el alma de su envoltura material adquiere mayor fuerza, una mas justa percepción de las cosas, y el ser vuelve a encontrarse mas vivo en el Más Allá.

El dolor depura el pensamiento, ninguna pena es perdida, ninguna prueba queda sin compensaciones. Los que han muerto por su país cosechan los frutos del sacrificio, y los sufrimientos de los que sobreviven transmiten a su peri espíritu ondas de luz y gérmenes de felicidades venideras.

En cuanto a la cuestión del progreso: solo es real y duradero el progreso a condición de que se opere en forma simultánea en sus dos aspectos, el material y el moral.

Porque el progreso material es, con demasiada frecuencia, un arma puesta al servicio de las bajas pasiones.

La ciencia a provisto a los hombres modernos de formidables medios destructivos: maquinas de todo tipo, explosivos poderosos, cápsulas incendiarias, dispositivos para arrojar combustibles encendidos, gases asfixiantes o corrosivos etc. Aviones y tanques, amplían grandemente el campo de acción de las matanzas. Todos los perfeccionamientos de la ciencia, hacen desgraciados al hombre cuando este sigue siendo malo. Y tal situación se prolongara hasta que la educación del pueblo siga falseada y sigan ignorando los hombres las leyes del Ser y del destino, así como el principio de las responsabilidades, con sus repercusiones a lo largo de las renacientes existencias del hombre.

En lo que atañe al progreso moral, es lento y poco menos que imperceptible en la tierra, por cuanto, la población del globo va aumentando sin tregua con seres que provienen de mundos inferiores al nuestro. Y los Espíritus, que llegan, entre nosotros, a cierto grado de adelanto, evolucionan con provecho hacia humanidades mejores. De ello resulta que el nivel general varia poco y las cualidades morales de los individuos siguen siendo raras y ocultas.

El hombre deberá subir aun los duros peldaños del Calvario, a través de espinos y agudas piedras. Las calamidades son el cortejo inevitable de las humanidades atrasadas, y la guerra es la peor de todas. A no ser por ellas, el hombre poco evolucionado se demoraría en las futilezas del camino o se aletargaría en la pereza y el bienestar. Le hace falta el látigo de la necesidad, la conciencia del peligro, para forzarlo a poner en acción las fuerzas que dormitan en él, para desarrollar su inteligencia y afinar su juicio. Todo cuanto esta destinado a vivir y crecer se elabora en el dolor. Hay que sufrir para dar a luz: esa es la parte que toca a la mujer. Y hay que sufrir para crear: esa es la parte que toca al genio.

Las cualidades viriles de una casta se ponen de relieve con más brillo en las horas trágicas de su historia. Si la guerra desapareciera, se extinguirían con ella muchos males, gran numero de errores, pero ¿no genera también el heroísmo, el auto sacrificio, el desprecio por el dolor y la muerte?. Y esas son las cosas que hacen la grandeza del ser humano, las que lo elevan por encima del irracional.

Espíritu  imperecedero, el hombre constituye un centro de vida y acción que de todas las vicisitudes y pruebas – aun las mas crueles-  debe hacer otros tantos procedimientos para irradiar cada vez mas las energías, que duermen en los mas recónditos hondones de si mismo.

Las grandes emociones nos hacen olvidar las preocupaciones pueriles – a menudo frívolas –de la vida, abriendo en nosotros las influencias del Espacio.

 En los mundos evolucionados, entre las humanidades superiores a la nuestra, las calamidades no tienen ya razón de ser. La guerra no existe allí, pues la sabiduría del Espíritu ha puesto fin a toda causa de conflicto. Los que moran en las esferas venturosas, iluminados por las verdades eternas y poseedores de los poderes de la inteligencia y el corazón, no necesitan ya de esos estimulantes para despertar y cultivar los escondidos recursos del alma.

El sufrimiento es el gran educador, así de los individuos como delos pueblos. Cuando nos apartamos del recto camino y resbalamos hacia la sensualidad y descomposición moral, el sufrimiento, con su aguijón, nos hace volver a la senda del bien. Tenemos que padecer para desarrollar en nosotros la sensibilidad y la vida. Es esta una ley seria, y austera, fecunda en resultados. Hay que sufrir para sentir y amar, para crecer y elevarse. Solo el dolor pone termino a los furores de la pasión, despierta en nosotros las reflexiones profundas, revela a las almas lo que en el universo hay de más grande, bello y noble: la piedad, la caridad y la bondad…

Es tiempo ya de que el hombre aprenda a conocerse a si mismo gobernar las fuerzas que en él residen: si supiera que todos los pensamientos y todos los actos egoístas, o envidiosos, contribuyen a acrecentar los poderes maléficos que sobre el se ciernen, alimentando las guerras y precipitando las catástrofes, cuidaría más su conducta y con ello muchos males serian atenuados.

Solo el espiritismo puede ofrecer esta enseñanza. Todos los espiritas tiene el deber de difundir en su entorno la luz de las eternas verdades y el bálsamo de las consolaciones celestiales, tan necesarias en las horas de pruebas que atravesamos.

Es menester asistir a la humanidad dolorida y ofrecerle las perspectivas reconfortantes de lo invisible, del Más Allá, demostrándoles la certidumbre de la supervivencia del alma, el júbilo del reencuentro para aquellos a quienes la muerte separo.

Es menester que vallamos al pueblo que carece de ideal, a los humildes y pequeños a los cuales el materialismo engaña, pues solo sabe desarrollar en ellos la avidez de placeres y los sentimientos de odio y envidia, debemos ir a ellos llevándoles la enseñanza moral, la alta y pura doctrina que alumbra el porvenir y nos muestra como la justicia se consuma por medio de las vidas sucesivas.

Todos los que, amando la justicia, la buscan en el ámbito estrecho que su mirada abarca, rara vez la encuentra en las obras del hombre, en las instituciones de este bajo mundo. Ensanchemos, pues, nuestros horizontes: entonces la veremos expandirse en la serie de nuestras existencias  a lo largo de los tiempos, por el simple mecanismo de los efectos y las causas. Tanto el bien como el mal se remontan siempre a su fuente de origen. El crimen recae siempre sobre sus autores. Nuestro destino es obra de nosotros mismos, pero solo se esclarece por el conocimiento del pasado. Para captar su eslabonamiento hay que ir mas arriba y contemplar desde allí, en su conjunto, el panorama viviente de nuestra propia historia. Ahora bien, esto Serra solo posible para el Espíritu que se encuentre desprendido de su envoltura carnal, ya sea por medio de la exteriorización durante el sueño, ya debido a la muerte. Entonces, las sombras y contradicciones del presente surge para él viva luz. La gran ley se le aparece en la plenitud de su brillo y en su soberana majestad, regulando la ascensión de los seres.

La verdad, para descubrirla, hay que elevarse hasta las regiones serenas a las que no llegan las pasiones políticas y donde no reinan los intereses materiales. Interroguemos a los grandes muertos – e inspirémonos con sus consejos. Ellos nos confirmaran la existencia de esas leyes superiores fuera de las cuales toda obra humana es impotente y estéril. º

A pesar de ciertas teorías, lo que hace falta sobre todo, para realizar la paz social y la armonía entre los hombres, es el acuerdo íntimo de las inteligencias, las conciencias y los corazones. Solo puede darlo una gran doctrina, una revelación superior que trace el rumbo humano y fije los deberes comunes.

En la historia del mundo las calamidades son muchas veces signos precursores de nuevos tiempos, el anunciado de que se esta preparando una transformación y la humanidad va  a experimentar profundos cambios.

La muerte ha causado numerosos vacíos entre los hombres, pero Entidades mas evolucionadas vendrán a encarnar en la tierra. Las incontables legiones de almas liberadas por las contiendas bélicas se ciernen sobre los hombres, ávidos de participar en sus trabajos y esfuerzos, de comunicar- a los que aquí dejaron- confianza en Dios y fe en un futuro mejor. Su acción se extiende y va imponiéndose cada vez más. Y suscita testimonios inesperados que, a veces, provienen de muy arriba. Como un diario de 1919 titulado “El hombre libre” que en su edición decía:

“Nuestros muertos queridos, están al lado de nosotros y la humanidad se compone de mayor numero de difuntos que de vivientes. Somos gobernados por los muertos”.

Hoy en día, un gran soplo esta pasando sobre el mundo y lleva a las almas hacia una síntesis, en la que cuanto hay de bueno y verdadero en las antiguas creencias viene a agregarse a las obras de la ciencia y del pensamiento moderno, para estructurar el instrumento por excelencia de la educación y la disciplina sociales.

A veces, las sombras se tornan más densas y se hacen más negras la noche en torno nuestro. Se multiplican los peligros y terribles amenazas pesan sobre la civilización.

 Pero en esas horas sentimos que nuestros grandes hermanos del Espacio están más cerca de nosotros. Sus fluidos vivificantes nos sostienen y penetran. Gracias a ellos se encienden en el horizonte resplandores de aurora que iluminan nuestra ruta.

En medio del caos de los acontecimientos, un mundo nuevo se esboza…

—–Extraído del libro de León Denis….El mundo invisible y la Guerra—-

Trabajo realizado por Merchita.

Miembro fundador del Centro Espirita

Amor fraterno, de Alcázar de San Juan (Ciudad Real)

CARNAVAL

CARNAVAL

Llego la hora de un nuevo carnaval, más este que va a comenzar ahora no será como los otros. Esta vez, la fiesta de la carne ya no será tan caracterizada por el disfraz de las fantasías, con las cuales  las fuerzas malignas siempre se esmeraron en camuflar  y colorear sus temibles propósitos. Las mascaras no son  más tan necesarias, ni mismo deseables. Ahora  la desnudez es la norma,  con toda su agresiva desfachatez.  No solo apenas la desnudez de los cuerpos frenéticos, la desnudez de la carne soberana y sin fríos, más si sobretodo la desnudez de los pensamientos  que se descubren, puntualmente, sin cualquier pudor, en la ostensiva claridad de las pretensiones más objetivas.

En este fin de los tiempos, con el permiso divino, para la necesaria detección, que va finalmente a separar la paja del trigo, el mal dispensa las viejas  armaduras y no teme mostrarse en completa arrogancia  en su fría crueldad.

La delincuencia no escoge más ni hora, ni medios, ni ambientes, ni  a las víctimas.

La fiesta   que se pronuncia es de carne, más de carne sangrienta, sufrida y humillada, de carne en proceso  de franca descomposición, aun antes del proceso de la muerte física.

La violencia ya armó su escenario en el gran palco del mundo y la función no tardará en comenzar. En los bastidores de la realidad, ya comenzó, y dentro de poco la cortina de las conveniencias será rasgada, para que el drama  ejerza venganza, desenfrenada, en toda su plenitud abrumadora.

La subida de los infiernos es como levantarse del lodo de los abismos, que tolda todas las aguas, antes de cristalina  apariencia. No se podría, sin embargo, purificar verdaderamente los manantiales, sin que el lodo del fondo sea antes traído a la superficie, para ser entonces colado.

Los espíritus prevenidos, que tienen ojos para ver y oídos para oír, actuaran como aquellas criaturas prudentes  a la que los evangelios se refieren, en vez de dejarse arrastrar  por la corriente de los aluviones sin freno y sin rumbo.

Después de las orgias y de los excesos, de las violencias y de los engañosos triunfos de la fuerza humana, verán las lagrimas redentoras y las penas merecidas, más la noche se deslizara, con todas sus amarguras, en las claridades sublimes y definitivas de la Nueva Era Cristiana.

Es un bien ver que, para los discípulos leales a Jesús, las horas que se aproximan, tan ansiosamente aguardadas por los  gozadores y por los bellacos, no serán de fiesta, más si de vigilia, de  ayuno y oración, de testimonios de renuncia y de coraje.

Eso será, sin embargo, altamente compensador, porque se ha anunciado en el el momento  en el que los habitantes de los “valles” deben huir para los “montes”.

 Cara a la turbulencia que se avecina, os deseamos mucha paz en el corazón. Y mientras los tambores, los clarines, las balas y los impedimentos estén puliendo el aire en la Tierra, que haya en el interior de nuestras almas, la eclosión  como música celeste, el sonido excelso  de las promesas  de amor de Nuestro Padre.

Áureo (espíritu) / psicografia de Hernani Santana

Libro: Correo entre los dos mundos

SOLUCIÓN CORNEIROS DE CAMPOS DIVALDO FRANCO

SOLUCIÓN

LIBRO: TERAPEUTICA DE EMERGENCIA

DIVALDO FRANCO (DIVERSOS ESPÍRITUS)

Los nobles estudiosos de la psico patogénesis de las alienaciones mentales, porque están aferrados al materialismo vigoroso, no se permiten profundizar las sondas de las investigaciones sobre el milagro de la vida, investigando antes de la cuna y después de la tumba…

Analizando las causas predisponentes y preponderantes de las alienaciones que perturban a la criatura humana, estipulan los factores endógenos y exógenos, condicionamientos sociales, religiosos y económicos, los traumatismos cranianos y diversos otros aun no necesariamente investigados, dejando al margen los valiosos recursos e informes que difluyen de las comunicaciones mediúmnicos, cuyo soporte científico pode ser establecido por la experimentación en el organismo de la paranormalidad humana en laboratorios especializados.

Aclarando que la psicogénesis de diversos trastornos esquizofrénicos proviene del mapa genético transmitido por herencia, y por lo tanto resultando en un cuadro fatal, irreversible, de alienación mental.

Analizando al hombre apenas desde el punto de vista material, creen en la prevalencia de la maquina psicofísica a la realidad espiritual, donde proceden todos los mecanismos que favorecen el estabelecimiento de las distonías de variado porte, que ahora sobrecargan el organismo de la sociedad humana…

Barbitúricos y diversas terapias convulsivas, análisis demorados, psicodramas y otros métodos, son requisados, no raro, con éxito transitorio, desde que aminorando la problemática establecida, no actúan sobre los fulcros que generan desequilibrios y enajenaciones…

El hombre es el constructor de si mismo bajo la inalienable observancia y determinismo de las soberanas Leyes…

Legatario de las propias experiencias, plasma en una etapa el envoltorio de que se revestirá en la próxima, acurrucándose en el cepo

del remordimiento o elaborando las alas, con las que, libre, volará en los espacios de la conciencia correcta.

Los variados disturbios del comportamiento humano, encuentran, en la inmortalidad del alma, de que da testimonio la Doctrina Espírita, la terapia de profundidad, por cuanto, restaurando el mensaje del Evangelio, programa, en la caridad, madre de la esperanza y de la fe, la perfecta salud mental y emocional, promotora de la harmonía psíquica y física, a que se refería Jesús.

Mientras prevalezca el egoísmo arrimado a la agresividad en certificado irrefutable de desamor, el hombre pasará de uno a otro estado psicopatológico, o sufrirá disturbio orgánico, mecanismos bendecidos que son esos dolores, e de que se sirve la Vida para recuperar a los que se desvían de los deberes correctos o son cómplices de las huestes de alborotadores incorpóreos, que despiertan fuera del traje de buceo material con la ayuda de adquisiciones lamentables, que los atormentan y que ellos usan para atormentar, dando lugar a las dolorosas y groseras obsesiones que desgobiernan, en forma de locura, verdaderas muchedumbres desprevenidas y desatentas, en una intensa y alarmante convivencia  entre desencarnados y encarnados.

Sin que desconsideremos la contribución elevada de los insignes y preclaros padres de la Psiquiatría moderna y demás “ciencias del alma”, deseamos resaltar la urgente necesidad de examinar la vinculación entre hombres y Espíritus – en las obsesiones -, o en el estudio de las auto obsesiones, identificando al antiguo infractor enmarañado en las redes de los remordimientos inamovible, evocando los paisajes oscuros y las acciones tristes de las experiencias vividas en las reencarnaciones pasadas, que ahora experimenta, a través del inevitable proceso de formación para el deber del que huía bajo el superior aporte del dolor…

Encendiendo la fe en la mente y estableciendo el régimen de la esperanza en la acción de la caridad encontraremos toda la psicoterapia de optimismo y paz, inaugurando en la Tierra el período de la salud total, bajo la sublime directriz de Nuestro Señor Jesucristo; el excelente Médico para todos nosotros.

CARNEIRO DE CAMPOS

SOLUCIÓN

LIBRO: TERAPEUTICA DE EMERGENCIA

DIVALDO FRANCO (DIVERSOS ESPÍRITUS)

Los nobles estudiosos de la psico patogénesis de las alienaciones mentales, porque están aferrados al materialismo vigoroso, no se permiten profundizar las sondas de las investigaciones sobre el milagro de la vida, investigando antes de la cuna y después de la tumba…

Analizando las causas predisponentes y preponderantes de las alienaciones que perturban a la criatura humana, estipulan los factores endógenos y exógenos, condicionamientos sociales, religiosos y económicos, los traumatismos cranianos y diversos otros aun no necesariamente investigados, dejando al margen los valiosos recursos e informes que difluyen de las comunicaciones mediúmnicos, cuyo soporte científico pode ser establecido por la experimentación en el organismo de la paranormalidad humana en laboratorios especializados.

Aclarando que la psicogénesis de diversos trastornos esquizofrénicos proviene del mapa genético transmitido por herencia, y por lo tanto resultando en un cuadro fatal, irreversible, de alienación mental.

Analizando al hombre apenas desde el punto de vista material, creen en la prevalencia de la maquina psicofísica a la realidad espiritual, donde proceden todos los mecanismos que favorecen el estabelecimiento de las distonías de variado porte, que ahora sobrecargan el organismo de la sociedad humana…

Barbitúricos y diversas terapias convulsivas, análisis demorados, psicodramas y otros métodos, son requisados, no raro, con éxito transitorio, desde que aminorando la problemática establecida, no actúan sobre los fulcros que generan desequilibrios y enajenaciones…

El hombre es el constructor de si mismo bajo la inalienable observancia y determinismo de las soberanas Leyes…

Legatario de las propias experiencias, plasma en una etapa el envoltorio de que se revestirá en la próxima, acurrucándose en el cepo

del remordimiento o elaborando las alas, con las que, libre, volará en los espacios de la conciencia correcta.

Los variados disturbios del comportamiento humano, encuentran, en la inmortalidad del alma, de que da testimonio la Doctrina Espírita, la terapia de profundidad, por cuanto, restaurando el mensaje del Evangelio, programa, en la caridad, madre de la esperanza y de la fe, la perfecta salud mental y emocional, promotora de la harmonía psíquica y física, a que se refería Jesús.

Mientras prevalezca el egoísmo arrimado a la agresividad en certificado irrefutable de desamor, el hombre pasará de uno a otro estado psicopatológico, o sufrirá disturbio orgánico, mecanismos bendecidos que son esos dolores, e de que se sirve la Vida para recuperar a los que se desvían de los deberes correctos o son cómplices de las huestes de alborotadores incorpóreos, que despiertan fuera del traje de buceo material con la ayuda de adquisiciones lamentables, que los atormentan y que ellos usan para atormentar, dando lugar a las dolorosas y groseras obsesiones que desgobiernan, en forma de locura, verdaderas muchedumbres desprevenidas y desatentas, en una intensa y alarmante convivencia  entre desencarnados y encarnados.

Sin que desconsideremos la contribución elevada de los insignes y preclaros padres de la Psiquiatría moderna y demás “ciencias del alma”, deseamos resaltar la urgente necesidad de examinar la vinculación entre hombres y Espíritus – en las obsesiones -, o en el estudio de las auto obsesiones, identificando al antiguo infractor enmarañado en las redes de los remordimientos inamovible, evocando los paisajes oscuros y las acciones tristes de las experiencias vividas en las reencarnaciones pasadas, que ahora experimenta, a través del inevitable proceso de formación para el deber del que huía bajo el superior aporte del dolor…

Encendiendo la fe en la mente y estableciendo el régimen de la esperanza en la acción de la caridad encontraremos toda la psicoterapia de optimismo y paz, inaugurando en la Tierra el período de la salud total, bajo la sublime directriz de Nuestro Señor Jesucristo; el excelente Médico para todos nosotros.

CARNEIRO DE CAMPOS

MÁS CON JESÚS EMMANUEL CHICO XAVIER

MÁS CON JESÚS

Por el Espíritu Emmanuel

Del libro: Encuentro de Paz. Médium: Francisco Cândido Xavier.

Es poco razonable exigir de cualquiera de nosotros transformaciones intempestivas.

Por más hermosas y edificantes que sean las lecciones de perfeccionamiento moral, es forzoso acomodarnos con espíritu de secuencia, en la marcha del tiempo, adaptándonos gradualmente a los principios que nos preceptúen.  

Sin embargo, nos será posible hacerlo más deprisa y con seguridad si conseguimos la práctica de permanecer un tanto más con Jesús, cada día.

Surgirán intrincados problemas, concitándonos a soluciones ineludibles.

Si estamos con el sentimiento un poco más apegado a Jesús, aprenderemos a ceder de nosotros, sin cualquier tropiezo, apagando las cuestiones que nos induzcan a la perturbación y a la discordia.

Aparecerán desacatos, impulsándonos a la discordia.

Si los recibimos, un tanto más cercanos a Jesús, en nuestras actitudes y respuestas, todas las expresiones de desaprecio serán disueltas en las fuentes de la comprensión y de la tolerancia.

Sorprenderemos a los compañeros que se nos hacen difíciles de tratar.

Si les ayudamos en los obstáculos, conservando nuestras directrices y providencias, un poco más con la ayuda de Jesús, en breve se nos transfiguraran en valiosos colaboradores, convirtiéndose, por fin, en estandartes vivos de nuestras ideas.

Si encontramos desencantos en las siembras de la experiencia. Aceptándolos, no en tanto, más unidos  con Jesús en nuestro comportamiento, para luego transformarse en lecciones y bendiciones que pasamos a agradecer a la sabiduría de la vida.

En casa, en el grupo de trabajo, en la vida social, en la profesión, en el ideal o en la vía pública, experimentemos sentir, pensar, hablar y actuar, un tanto más con Cristo, y observemos los resultados.

Poco a poco, percibimos que el Señor no nos pide prodigios de transformación inmediata o espectáculos de grandeza, y sí que nos apliquemos al bien, de modo que caminando con El, paso a paso, edificaremos nuestra propia paz.

No te atemoricen los programas de reajuste, corrección, sublimación o mejoramiento.

Ante las normas que nos indiquen elevada para la Vida Superior, recibámoslas respetosamente, aficionándonos a ellas, y, siguiendo adelante, en la base del deber rectamente ejecutado y con la consciencia tranquila, practiquemos la regla de la ascensión espiritual segura y verdadera: siempre un tanto menos con nuestros puntos de vista personales y, a cada día que surja, siempre un tanto más con Jesús.

HACER EL BIEN Y PRACTICAR LA CARIDAD SON LOS FRUTOS DE LOS ÁRBOLES BUENOS

HACER EL BIEN Y PRACTICAR LA CARIDAD SON LOS FRUTOS DE LOS ÁRBOLES BUENOS

Libro: El Hombre Nuevo

J. Herculano Pires

Conocemos los árboles por sus frutos – Dios no hace distinciones humanas – El concepto espírita de la salvación.

De vez en cuando, recrudecen las campañas religiosas contra el Espiritismo. Sea a título de “esclarecimiento”, o a pretexto de “salvación”, en la piadosa intención de convertir las ovejas dispersadas, esas campañas, que surgen mansamente, acaban degenerando en movimientos agresivos. La intención piadosa se transforma, en la práctica, en violencia anti-fraterna. Evidente demostración de la falta de verdadero sentimiento religioso, que lleva a las personas a olvidarse de la paternidad universal de Dios, para apegarse al dualismo anticristiano del mazdeísmo, dividiendo el mundo entre dos poderes iguales: lo de Dios y lo del Diablo. 

De un lado son colocados los hijos de Dios, que están siempre con la buena causa. Del otro, los del Diablo, que usan siempre de artimañas para perder las almas. Ese viejo modo de pensar, que constituyó la arma de dominación de las religiones antiguas, en todas las civilizaciones desaparecidas, no puede encontrar más resonancia en nuestro tiempo. Desde que Cristo definió Dios con la pequeñita palabra “Padre”, enseñando que el buen samaritano era mejor que el más escrupuloso fariseo, el exclusivismo de las viejas sectas perdió el sentido. Lo que aún lo hizo prevalecer en el mundo cristiano fue simplemente la incomprensión del Cristianismo, y principalmente su tergiversación. 

El Espiritismo, como Consolador Prometido, viene a restablecer la enseñanza de Cristo en su pureza primitiva. Por eso mismo, restablece el concepto cristiano de Dios como Padre, y como Padre Supremo de toda la Humanidad, sin privilegios y divisionismos, a todos amparando en su amor infinito. Así como para Jesús, el samaritano no era peor que el fariseo, así también, para Dios: católicos, espíritas, protestantes, budistas, sintoístas, mahometanos, son todos iguales. Lo que importa no es el sistema de creencias que adopten, pues los sistemas son invenciones humanas, sino la manera como se conducen en la vida. Los que sean sinceros en sus creencias y sepan amar al próximo como a sí mismos, están más próximos a Dios que los otros, que transforman la religión en campo de luchas odiosas. 

Leemos, sin embargo, en un artículo contra el Espiritismo, esta curiosa afirmación: “La piel de oveja espírita es la caridad. Hacer el bien y practicar la caridad”. Viene al caso de decir: ¡bendita piel de oveja! ¡Quisiera Dios que todos los hombres la vistieran! Pues hacer el bien y practicar la caridad y hacerse la oveja, el viejo concepto del lobo disfrazado pierde su sentido. ¡Maravilloso poder del Espiritismo, que transforma así el hombre, desviándolo del camino tortuoso del mal y del odio, hacia el camino recto de la caridad y del bien! ¿Cómo podemos conocer el árbol, sino por sus frutos? ¿No fue eso lo que Jesús nos enseñó? Ahora, si los espíritas pueden ser reconocidos por la maravillosa piel de oveja de la caridad, no es de suponerse que, por bajo de la piel, ¿el corazón también sea de oveja? 

Más adelante dice el artículo, que los espíritas usan aún otra forma de piel de oveja, dando nombres de santos a los Centros, exponiendo imágenes y haciendo oraciones. Esta nueva forma, en la verdad, ya no tendría importancia, delante de la otra, que todo lo supera. Pero en este punto es preciso esclarecer que la cizaña de la mentira se mezcla al trigo de la verdad, y es bueno separarlos. Hay espíritas que dan nombres de santos a los Centros, porque la comprensión espírita les permite ver que Dios no hace acepción de personas. Un santo puede ser un espíritu realmente elevado. San Agustín, por ejemplo, dio luminosas comunicaciones a Kardec, que figuran en el “El Evangelio según el Espiritismo”, y San Luis hizo lo mismo. ¿Por qué usaron el título de “santo”? Para ser identificados, pues los hombres así los conocen hace muchos siglos. Solamente por eso. 

En cuanto al uso de imágenes en los Centros, es puro engaño. Los espíritas no usan imágenes. Sólo podemos encontrarlas en agrupaciones humildes, de gente sin instrucción y aún apegada a la religión popular que le fue enseñada de niño. También en el Cristianismo primitivo acontecía eso. Los nuevos cristianos se apegaban a los ídolos del paganismo. Pero el Espiritismo esclarecerá a esa gente humilde, porque él es una luz que espanta inevitablemente las tinieblas. En cuánto a hacer oraciones, no solamente los espíritas deben hacerlas, sino todas las personas realmente religiosas, conocedoras, por poco que sea, de la existencia de Dios y de los Espíritus Superiores. Lo que acontece es que los espíritas aprenden, en su doctrina, que al orar por sus hermanos de otras creencias deben tener el corazón puro, lleno de amor fraterno, en lugar de vibraciones de pesado rencor sectario. 

No es verdad, pues, que los espíritas usan la piel de oveja de la adoración de imágenes o de las plegarias falsas, para engañar a los otros. Lejos de eso. Los espíritas predican incesantemente, a través de charlas, artículos de periódicos y revistas, libros doctrinarios, y en las aulas de catecismos de los Centros, que no se puede ser a la vez espírita y de otra religión. El espírita tiene que ser espírita. Lo que le compite, no es fingirse practicante de ritos que su doctrina condena, pero ser fraterno, tolerante y comprensivo para con sus hermanos de otras creencias. Y eso no es vestirse de oveja. Es sólo comprender la religión en espíritu y verdad, como Jesús enseñó a la mujer samaritana.

CUANDO ME TORNE INVISIBLE PARA REFLEXIONAR

CUANDO ME TORNE INVISIBLE
La familia es el lugar donde lo valemos todo, por ser hijo, padre, hermano, esposo u esposa.
Yo no sé en qué fecha estamos.
En esta casa no hay calendario, y mi memoria toda esta revuelta.
Las cosas antiguas están desapareciendo.
Y yo también me fui apagando sin que nadie se diese cuenta.
Cuando la familia creció me cambiaron el cuarto.
Después, me pasaron a otra menor aun acompañada de mis nietas. Ahora ocupo la buhardilla, en la parte de a tras.
Me prometieron cambiar el cristal roto de la ventana, más se olvidaron.
Y en las noches, por allí sopla un viento helado que aumenta mis dolores reumáticos.
Un día me di cuenta que mi voz desapareció.
Cuando hablo, mis hijos y mis nietos no me responden.
Conversan sin mirar para mí, como si yo no estuviese con ellos.
Algunas veces, digo algo, acreditando que apreciaron mis consejos.
Más no me miran, no me responden.
Entonces, me retiro para mi cuarto antes de terminar tacita de café.
Lo hago para que comprenda que estoy enojada, para que vengan a buscarme y me pidan perdón… Más nadie viene al día siguiente le dije:

  • Cuando yo muera, entonces si van a sentir mi falta,
    . Y mi nieto pregunto:
    -¿Estas viva, abuela?
    Estuve tres días llorando en mi cuarto, hasta que cierta mañana, uno de los niños vino a jugar con pelotas viejas…
    Ni los buenos días me dio.
    Fue entonces cuando me convencí que soy invisible.
    Un día, uno de los niños vino a decirme que al día siguiente iríamos todos al campo. Quede muy feliz.
    ¡Hacia tanto que no salia! Fui la primera en levantarme. Quise preparar las cosas con calma. Nosotros los viejos tardamos mucho, así que me adelante en el tiempo para no retrasarlos.
    En poco tiempo, todos entraban y salían de la casa corriendo, cargando bolsas y juguetes en el coche.
    Yo ya estaba preparada y muy contenta.
    Pare en la puerta y quede esperando.
    Cuando se fueron comprendí que yo no estaba invitada. Tal vez porque no cabía en el coche.
    Sentí como mi corazón se encogía, deprimido me emocione como alguien que tenga la voluntad de llorar.
    Yo los entiendo. Son jóvenes. Ríen, sueñan, se abrazan, se besan.
    Y yo… Antes besaba a los niños, me gustaba tenerlos en los brazos, como si fuesen míos. Y, hasta les cantaba canciones de la infancia que había olvidado. Más un día…
    Mi nieta acababa de tener un bebe.
    Me dijo que no era bueno que los viejos besaran a los niños por cuestiones de salud.
    Desde entonces no me aproxime más a ellos ¡Me da tanto miedo de contagiarlos!
    Yo los bendigo a todos y los perdono, porque…
    ¿Que culpa tienen ellos, de que yo me haya tornado invisible?
    Autora-Silvia Castillejon Peral Cidade do México-2002

Amigos es muy triste, el sentirse invisible, ignorado, por los que nos rodean.
Siempre la piedra que lanzamos retorna a nosotros, por eso, si el amor hacia los mayores, si la indiferencia, y a veces la ingratitud es nuestro comportamiento hacia ellos, un día la vida nos pasará la factura, y experimentaremos en nosotros el frió de la indiferencia,
por los que hoy hacemos pasar a aquellos que nos dieron la vida, que procuraron darnos todo lo mejor, y si no lo hicieron así, tampoco nos libraremos, porque nada nos justifica ante Dios si no actuamos debidamente, porque no debemos olvidar que cada uno tenemos el padre o la madre que nos merecemos y que a ella se le pedirá cuenta sobre su actitud ante la vida y a nosotros también, somos independientes, la vida una veces nos hace padre y otras hijos, por eso debemos procurar pese a que los otros carezcan de los principios básicas en el lugar que la vida los situó, nosotros tendremos que también rendir cuenta de los nuestros, no olvidando nunca que debemos devolver bien por el mal que nos hacen, y si es en la familia con más motivo .
Quizás unos padres ingratos e ignorantes, sin conocimientos, tenga menos responsabilidad ante Dios, que nosotros que sabemos muy bien las reglas de una buena conducta, y las leyes de Dios.
Para comprender su situación, debemos recurrir al remedio de invertir los lugares, pongámonos en el lugar de ellos, pensemos que nuestros hijos hacen con nosotros lo mismo que nosotros les hacemos, y sentiremos dentro una mínima parte de lo que ellos sienten, ya con eso podemos entender su triste situación.

RACIONALISMO CRISTIANO Y LA EVOLUCIÓN MERCEDES CRUZ

RACIONALISMO CRISTIANO Y LA EVOLUCIÓN

Mercedes Cruz Reyes

La doctrina racionalista cristiana enseña que todos los actos de nuestra vida transcurren del empleo del libre albedrío, facultad espiritual controlada por el pensamiento, por el raciocinio y por la voluntad. Por eso, conforme pensemos así seremos; lo que de mal deseamos al prójimo a nosotros mismos estaremos deseando; lo que de bien hacemos, en nuestro beneficio redundará, pues seremos aquello que quisiéramos ser. Enseña, pues, a no cultivar sentimientos de odio, de envidia o de malquerer.

El ser humano apenas comienza a raciocinar en las primeras fases de la evolución, siente de manera vaga y confusa, la existencia de la Inteligencia Universal, que no es capaz de definir. De ahí nace su inclinación adoradora, plenamente justificada, por las condiciones de falta de preparación espiritual en que vive. Se comprende entonces, perfectamente, que determinada sociedad no tenga una concepción de la espiritualidad que vaya más allá del culto a los elementos de la naturaleza, por faltarle bases de entendimiento para removerla de la perplejidad adoradora a que se entrega.

El modo de adorar y lo que es adorado varían, a medida que la conciencia de la vida va despertando, hasta llegar al punto de poder alejar de sí el sentimiento de adoración. Los que hoy veneran cosas abstractas, después de alcanzar el necesario esclarecimiento espiritual, hallarán esa veneración tan impropia como ingenua.

En el conocimiento de la vida en su aspecto más amplio están los lúcidos elementos de convicción, por medio de los cuales las personas podrán liberarse de las concepciones que las mantienen presas a los milagros, a los misterios,  a lo sobrenatural. Cuando llegaren a comprender que son, como espíritus, fuerza, inteligencia y poder; cuando se convencieren de que poseen atributos morales para vencer, racionalmente, cualquier dificultad; cuando adquirieren la conciencia de su condición de partículas de un todo armónico –inseparable de él – que es el propio Universo, caerán por tierra las concepciones iniciales de protección.

No hay seres privilegiados ni protegidos. Todos, sin excepción, están sujetos a los mismos principios, a las mismas reglas, al mismo proceso evolutivo. Invariablemente, hacen igual curso y recorren igual ciclo, en el que existe un alto y meritorio principio de justicia. Precisan convencerse de que no podrán contar con el auxilio de nadie para liberarse de las consecuencias de los errores que cometieren y que tendrán que rescatarlos con acciones elevadas, cualquiera sea el número de existencias para eso necesarias. Por cierto pensarán más detenidamente, antes de practicar un acto impropio.

No hay seres privilegiados ni protegidos. Todos, sin excepción, están sujetos a los mismos principios, a las mismas reglas, al mismo proceso evolutivo. Invariablemente, hacen igual curso y recorren igual ciclo, en el que existe un alto y meritorio principio de justicia. Precisan convencerse de que no podrán contar con el auxilio de nadie para liberarse de las consecuencias de los errores que cometieren y que tendrán que rescatarlos con acciones elevadas, cualquiera sea el número de existencias para eso necesarias. Por cierto pensarán más detenidamente, antes de practicar un acto impropio.

Los estudiosos del Racionalismo Cristiano aprenden a confiar en sí mismos, en su capacidad espiritual y en el poder de la voluntad para luchar y vencer.

Por eso no son: ADORADORES, NI PEDIGUEÑOS,  NI QUEJUMBROSOS

Saben que son grandes los obstáculos que surgen, a cada paso en el camino de la vida, pero que los podrán vencer con los propios recursos morales de que disponen.

Así, se hace necesario que cada uno cumpla su deber, realizando la parte que le incumbe, con la atención, los ojos, el alma encauzada para el fin principal de la existencia, que es la evolución espiritual.

La evolución ha de ser debidamente considerada, por ser el principio  fundamental del Universo, ella siempre está presente, viva, actuante desde que la vida empieza a despuntar. 

Toda la tierra siente en si la evolución, desde la semilla que brota para transformarse en una flor; hasta la larva que se convierte en un insecto, todo evoluciona, las ciencias, las letras, las actividades sociales, etc.….

 El ser humano surgió en este mundo como resultado de la acción constructiva del principio inteligente en los diversos dominios de la naturaleza. Esa marcha evolutiva prosigue sin interrupción o alteración. Los espíritus que ahora inician su progreso en cuerpo humano encuentran en la actualidad condiciones más favorables al desarrollo mental.

Las leyes naturales e inmutables que rigen el Universo determinan,  que la evolución ha de operarse,  esas leyes evolutivas  son indiferentes  a la pretensión de quienes  intenten eludirlas o anularlas. Sin esa evolución, todas las personas permaneceríamos en el mismo grado de espiritualidad. La idea de la evolución, aplicada al vasto dominio de la espiritualidad, coordina y amplía nuestra concepción del Universo, dando significado a los diversos fenómenos de la vida.

Al iniciarse el proceso evolutivo, cada partícula de la Inteligencia Universal cuenta con las mismas posibilidades, los mismos recursos, se encuentra en idénticas condiciones y posee iguales valores latentes.

Por eso, se desarrolla en la misma proporción hasta alcanzar la condición de espíritu, que es cuando pasa a poseer cuerpo humano, y así a disponer del libre albedrío, para conducirse por su cuenta y riesgo.

El mal uso del libre albedrío retarda la evolución espiritual. Luego, las personas que usaren mejor el libre albedrío – es evidente – conseguirán evolucionar más que otras menos cuidadosas, en el mismo número de encarnaciones.

El observador que quisiere “ver” tiene delante de los ojos el cuadro de la evolución del espíritu en la vida terrena. No existen dos individuos iguales, aunque los haya semejantes. Cada uno está promoviendo su progreso a su modo y a su esfuerzo, de acuerdo con el procedimiento que ha adoptado en el transcurso de las existencias pasadas, en un periodo de miles de años.

Ahí está una de las razones que explican la gran heterogeneidad de mentalidades, disparidad de sentimientos y divergencias de conceptos que se observan en los pueblos. Es que el número de existencias vividas varía en cada individuo, como también varía el aprovechamiento que cada uno logró, así como el esfuerzo realizado. Puede haber quien haya perdido doscientas venidas a la Tierra como consecuencia de vidas y más vidas desordenadas, y, quien  en igual periodo, haya perdido, apenas, veinte. Éste, sin duda, está mucho más evolucionado que aquel.

La evolución espiritual es, por lo tanto, resultado del esfuerzo, de la voluntad y de las aspiraciones de progresar.

Por más agitadas que sean las conturbaciones terrenas, corresponde al ser humano pensar con elevación y proceder con benevolencia. En la escuela, no se puede recriminar al alumno de primer año por no saber tanto como el de quinto. De igual forma, los que evolucionan en este mundo escuela, la Tierra, por pertenecer a la más variada graduación espiritual, accionan según  corresponda a su grado de evolución y no van más allá de sus posibilidades.

Se engañan, entonces, los que se juzgan perfectos en materia de espiritualidad. De nada vale cerrar los ojos a la realidad espiritual, porque a costo de nuevas experiencias, de prolongadas meditaciones, de estudio, de trabajo, de sufrimientos derivados de las luchas que todos emprenden en la Tierra, tendrán que conquistar los grados de espiritualidad que les faltare para alcanzar el conocimiento de esa realidad, con la fuerza de convicción resultante de la evidencia de los hechos.

Espiritualidad e intelectualidad son atributos diferentes que la persona perfecciona independientemente, pudiendo avanzar más en el desarrollo de uno que del otro, en el curso de cada existencia. Indispensables, ambos, a la evolución del espíritu, tendrán que ser alcanzados con esfuerzo y determinación. El crecimiento espiritual obedece, como el intelectual, a una complejidad de aptitudes, de conocimientos, de experiencias que el espíritu obtiene cumpliendo fases de un proceso evolutivo, en el cual se incluyen las múltiples encarnaciones en diferentes lugares.

Todos saben que los pueblos difieren unos de otros. Esa diferencia es más acentuada, aún, de país para país, donde se verifican hábitos, costumbres, tendencias, gustos, inclinaciones y temperamentos muy desiguales.

En cada uno de esos agrupamientos humanos, el espíritu cuenta con determinadas condiciones para desarrollar facultades que, confrontando con el desarrollo ya adquirido por otros, siente que están atrasados. Ninguna persona posee solamente defectos o cualidades. Ambos son características que hacen parte de su personalidad moral. La lucha que emprende tiene por fin reducir las imperfecciones y aumentar las virtudes, desde que comienza a despertar para el lado evolutivo de la vida. Así como la suma de individuos representa un pueblo, su formación moral indica el resultado parcelado de las cualidades y defectos de ese mismo agrupamiento social. Por ser así, es que cada uno da su mayor o menor contribución  para la variación del nivel moral del pueblo en cuyo medio deliberó evolucionar.

Por lo tanto, quien hace evolucionar al planeta son sus habitantes. En los albores de la civilización, ellos poseían un grado de evolución muy  por debajo del actual. El conocimiento y comprensión de las cosas son frutos de la evolución del espíritu, y, parte de la humanidad ya considera la vida bajo un aspecto que se aproxima, cada vez más, de la espiritualidad.

Es lamentable que el ser humano transforme el extenso camino de la evolución espiritual en un estrecho, áspero y sinuoso camino repleto de obstáculos difíciles de transponer. Tendrá que comprender, tarde o temprano, que la humanidad camina en la misma dirección y para alcanzar idéntico fin – el perfeccionamiento espiritual -, solamente alcanzable por el esfuerzo propio bien orientado, por el trabajo individual disciplinado y por la conquista del saber a costo de intensa y permanente actividad.

Siendo así, es necesario ser consciente y aprender a confiar en sí mismo, seguro de que son inmensos los recursos que posee para llevar a buen término cada existencia física. Con ese pensamiento quedará sincronizado con la corriente de la evolución, por la que hará su ascensión espiritual, sin grandes tropiezos y sin mayores sacrificios.

EXTRAIDO DEL LIBRO RACIONALISMO CRISTIANO

LES TRAIGO MI ADIÓS SIN PROMETER VOLVER PRONTO HUMBERTO DE CAMPOS CHICO XAVIER

LES TRAIGO MI ADIÓS SIN PROMETER VOLVER PRONTO

Humberto de Campos

 Apreciando, en 1932, el “Parnaso del Más Allá del Túmulo”, que los poetas desencarnados mandaron al mundo a través de usted, llamé la atención de los estudiosos de lo desconocido que su caso presentaba. Los estudiosos, ciertamente, no aparecieron. Dejando, sin embargo, mi cuerpo minado por una hipertrofia renitente, recordé el acontecimiento.

Juzgará yo que los bardos “del otro mundo”, como su originalidad estelar, se comprometían por la eternidad de la producción, en el falso presupuesto de que se pudiesen identificar por otra forma. Encontrando deseos de hacerme oír, a través de sus manos, escribí esas póstumas crónicas, que el Sr. Federico Figner transcribió en las columnas del “Correo de la Mañana”.

No imaginé que el humilde escritor desencarnado estuviese aun en el recuerdo de cuantos lo vieron desaparecer. Y mis palabras provocaron celos. Se discutió y aun se discute.

Usted fue presentado como un hábil creador de pastiches y los periodistas vinieron a averiguar qué había de cierto en torno a su nombre.

Recogieron informes. Conocieron la honestidad de su vida simple y las dificultades de sus días de pobres. Y finalmente, querían ver cómo escribiste el mensaje de los muertos, con una Remington accionada por dedos invisibles.

Tuve pena cuando supe que iban a conducirlo a un “test” y me acorde del primer examen a que me sujete ahí con el corazón latiendo fuerte.

Hice cuestión de enviarle algunas palabras como el hombre que habla. de lejos a su patria lejana, a través de las ondas de Hertz, sin saber  si sus conceptos serán reconocidos por los patricios, teniendo en cuenta las deficiencias en el aparato receptor y desequilibrios atmosféricos.

Todavía, bien o mal, conseguí hablar alguna cosa. Yo debía esa reparación a la doctrina que usted sinceramente profesa.

Esperarían, talvez, que yo hablase sobre los fabulosos canales de Marte, sobre la naturaleza de Venus, describiendo, como los viajantes de Julio Verne, la orografía de la Luna. Juzgo, sin embargo, que por mientras me es más fácil una discusión sobre el diamagnetismo de Faraday.

Se asombran cuando ven su mano vertiginosa correr sobre las líneas del papel.

La curiosidad periodística es ahora levantada en torno a su persona.

Es posible que otros acudan para hacer sus visitas. Más oiga bien.

No me espere como la pitonisa de Ender aguardando la sombra de Samuel para hacer predicciones a Saúl sobre sus actividades guerreras. No sé mover los trípodes espiritistas y si traté de hablar esa noche es porque su nombre estaba en juego.  Colaboré, de esa forma, en su defensa. Más, ahora que los curiosos lo procuran, en su ociosidad, busque, en el desinterés, la mejor arma para desarmar a los otros. Yo volveré probablemente cuando

lo dejen en paz en su amargada vida.

No deseo escribir maravillando a nadie y tengo necesidad de huir de todo lo que tengo obligación de olvidar.

Quédese, pues, con su cruz, que es bien pesada por amor a Aquel que enciende la luz de las estrellas y la luz de la esperanza en los corazones. La mediumnidad posta al servicio del bien es casi el camino del Gólgota; más la fe transforma en flores las piedras del camino. Leí, cierta vez, en un cuento delicado, que una mujer en medio de sufrimientos acerbos, apelara para Dios, a fin de que se modificase la grandiosa cruz de su existencia.

Como hija de Cipião, viera en los hijos las joyas preciosas de su vanidad y de su amor, más como Niobe los viera arrebatados en el torbellino de la muerte, impelidos por la furia de los dioses. Todo le fallara en las fantasías del amor, del hogar y de la ventura.

– Señor – exclama ella – porque me distes una cruz tan pesada?

¡Arranca de mis débiles hombros este insoportable madero!

Pero en las suaves alas del sueño, su alma de viuda y huérfana fue conducida a un palacio resplandeciente. Un Ángel del Señor la recibió

en el pórtico, con su bendición. Se le dio una habitación luminosa e inmensa. Todo estaba lleno de cruces. Cruces de todas las formas.

– Aquí –le dijo una voz suave – se guardan todas las cruces que las almas encarnadas cargan en la cara triste del mundo. Cada uno de esos maderos trae el nombre de su poseedor. Atendiendo, sin embargo a tu súplica, ordena Dios que elijas aquí una cruz menos pesada que la tuya.

La mujer escogió a conciencia aquella cuyo peso competía con sus posibilidades, escogiéndola entre todas.

Mas presentando al Mensajero Divino su preferencia, verificó que, en la cruz escogida, se encontraba esculpido su propio nombre, reconociendo su impertinencia y rebeldía.

– ¡Ve! –le dijo el Ángel – con tú cruz y no descreas. Dios, en su justa misericordia,  no podría macerar tus hombros con un peso superior a tus fuerzas.

No se desanime, por tanto, en la faina que se encuentra, cargando ese fardo penoso que todos los incomprendidos ya cargaron. Y ahora que los espías lo buscan, me despido, sin prometer volver pronto.

Que el Señor derrame sobre usted su bendición que conforta a todos los infortunados y todos los tristes.

Recibido en Pedro Leopoldo a 28 de abril de 1935

TIEMPO Y VELOCIDAD HERNANI SANTANA

TIEMPO Y VELOCIDAD

Hernani Santana

Libro: Universo Y Vida

Sólo las más poderosas energías de naturaleza divina que estructuran la mente espiritual son capaces de renovarse sin desintegrarse, garantizando la vida eterna individualizada al espíritu y garantizándole la permanencia y la evolución infinita. Todo lo demás, en el universo de formas y sustancias, se transforma continua y estructuralmente, bajo la tensión de fuerzas pulsantes que imponen una renovación imparable, a través de procesos dinámicos de desagregación y agregaciones siempre nuevas elementos elementales que se encargan de la conservación, en régimen de equilibrio de los intercambios, de todo tipo y estados de energía.

Entendido eso, se puede comprender que, si la muerte no existe en el Universo, en términos de nihilismo, existe en los de transmutación incesante, significando siempre el fin de cada proceso temporal, fin que es también, en sí mismo, nuevo comienzo, en la química de las transformaciones. Habiendo, pues, para todo cuanto es temporal, un comienzo y fin, hay, igualmente, para todo cuanto es temporal, nacimiento y muerte. De ahí podremos decir que el tiempo es, por definición, la trayectoria de una onda electromagnética, desde su nacimiento hasta su muerte. Por eso él es una de las dimensiones fijas de nuestro Universo, porque es estable, en nuestro plano, la velocidad de las ondas electromagnéticas.

El tiempo, sin embargo, solamente puede existir en sistemas aislados, o cerrados, y tiene la naturaleza de cada sistema. Como todo, en el macro y en el microcosmo, y en todos los Universos, son sistemas, solamente en términos de Divinidad podemos imaginar la intemporalidad absoluta, que es el concepto extremado y perfecto de eternidad. Fuera de eso, en el mundo de las mensuraciones, cualquiera que sea el nivel, existirá el tiempo, con sus cargas electromagnéticas identificables, escalables y limitadas, y por lo tanto sujeto a la acción de las ondas mentales superiores.

En rigor, cada mente, al expandirse o contraerse, en su marcha evolutiva, estructura y dimensiona su espacio y su tiempo, en la exacta correspondencia de los ritmos vitales que le son propios. Es claro que, así como el espíritu sólo se libera gradualmente de los automatismos, a medida que desarrolla los valores conciénciales y la capacidad de autogobierno, también se acomodará inconsciente o semiinconscientemente a sus fajas de tiempo y espacio, hasta alcanzar etapas superiores de conocimiento y poder.

Cada ser vive y actúa en fajas propias de frecuencia vibratoria, en la comunión con sus afines, forjando la propia economía energética en la incesante permuta de fuerzas alimentarias, transformadoras y conservadoras, de los más diferentes tipos y condiciones. Articulando tejidos de fuerza que lo envuelven, el espíritu construye, a través de sinergias funcionales, el cosmos individual en el que se mueve y por cuyo equilibrio responde. Y como la energía es tan susceptible de sublimarse como de degenerar, puede la mente provocar, aun mismo inconscientemente, no apenas explosiones nucleares destructoras incontroladas en su propia aura, más igualmente implosiones atómicas en su cuerpo espiritual, creando pus energético, con el cual embriaga su mundo individual y contamina las naures a las que se adapta. Es con este lodo psicofísico, dotado de fuerzas físico-químicas y electromagnéticas degeneradas, que las inteligencias pervertidas construyen la argamasa de regiones y hasta de imperios infernales, donde la materia mental podrida y la baja energía vibratoria obedecen a principios de equilibrio corrompidos por diferenciaciones sin nombre, bajo el comando de mentes enloquecidas en el mal.

Es cierto que, actuando en nombre del Amor Divino, el Pensamiento Crístico interviene directamente, de ciclo en ciclo, provocando desastres electromagnéticos que desintegran estas construcciones y generan condiciones constrictivas que obligan al surgimiento de circunstancias regeneradoras.

En multitudes de espíritus aprisionados en estas infelices esferas fluídica; pero sin embargo, el tiempo actuaría por sí solo, en el agotamiento, aunque a muy largo plazo, de estos insólitos fulcros de degeneración.

Opuestamente a todo eso, la acción continua de ondas mentales de alta frecuencia provoca desintegraciones en cadena, susceptibles de aniquilar el cuerpo espiritual de los seres que alcanzan las más altas fajas de la evolución terrestre, determinando mayor velocidad a su pensamiento, que pasa a vibrar en ritmos aun insospechados por la ciencia terrestre, que juzga ser los 300 mil kilómetros por segundo a velocidad constante de cualquier especie de luz. Si eso es verdadero en lo que tañe a todos los tipos de ondas electromagnéticas conocidas por el hombre, también es cierto que, en el reino de las vibraciones supra cósmicas, actúan ondas mentales de insospechada corteza, emanadas de mentes angélicas y cristicas, cuya frecuencia vibratoria escapa enteramente a nuestra capacidad actual de investigación.

NO SABEIS LO QUE PEDÍS AMALIA DOMINGO SOLER

NO SABEIS LO QUE PEDÍS

Amalia Domingo Soler

Libro: La Luz del Camino

Es indudable que la disgregación de la materia impresiona dolorosamente, no sólo cuando esa crisis se verifica en individuos de nuestra familia o de seres amigos: un enfermo que camina lentamente al sepulcro y un muerto que cae en la fosa le causa pena su contemplación al más indiferente. Si es un niño se exclama: ¡Pobre ángel! ¡Pobre flor en capullo!… ¿Por qué no esperas a entreabrir tu corola entre nosotros para que aspiremos el perfume de tu sentimiento? Si es una joven de quince años que languidece y muere se murmura con melancolía: ¡Cuánta dicha perdida! ¡Una familia de menos en la Tierra, de la que pudieran haber salido héroes y genios! Si es una mujer de edad madura, rodeada de sus hijos y atendida y respetada de su esposo, la que sucumbe al peso de su pertinaz dolencia, se dice con tristeza: ¡Qué pérdida tan irreparable! ¡Niños sin madres son hojas secas arrancadas por el vendaval del infortunio del árbol de la vida! Y si es un anciano el que se va, aunque causa menos pena su desaparición, porque su muerte no trunca las leyes de la naturaleza, siempre se suspira melancólicamente; quizás porque nos asusta lo desconocido; más de todos los seres que abandonan la Tierra ninguna causa tanta pena (exceptuando a la madre rodeada de pequeñitos), como una niña de quince años y es que acostumbrados al cumplimiento de las leyes naturales, que todo da fruto, que todo se reproduce, el truncamiento de esa ley impresiona tristemente, más aún, impresiona dolorosamente y hablamos por experiencia.

 A pesar de nuestras ideas espiritistas, aunque estamos plenamente convencidos que los muertos viven y que al salir de la Tierra es ventajoso para el Espíritu, puesto que este mundo no es más que una penitenciaría donde se vive muriendo y que la existencia breve (si no se acorta por los abusos), es señal infalible (puede decirse), que no se tienen grandes cuentas que saldar, a pesar de saber con certeza todo esto, nos impresionamos tristemente siempre que vemos a Elvira, niña que aún no ha cumplido quince años, alta y gentil como las palmeras, de rostro agradable y risueño, con ojos grandes y expresivos, animados con el fuego de la fiebre lenta que la consume. Elvira nos parece uno de esos arbustos que crecen en el fondo de una sima, privados de la hermosa luz del sol, que toda su savia la emplean en subir y más subir, buscando los rayos solares; de igual manera ha crecido Elvira, es alta, muy alta, pero sin desarrollo alguno, en su pecho bastante hundido, no hay esas dos protuberancias esféricas tan necesarias a la mujer que, al ser madre, se convierten en dos fuentes de vida, donde los pequeñuelos encuentran el más preciado alimento. Su palidez cadavérica, el brillo extraño de sus grandes ojos, la melancólica sonrisa de sus labios, algo inexplicable que encontramos en ella, todo indica (a no verificarse una crisis inesperada en sentido favorable) que, Elvira, antes quizá de cumplir quince años, dirá a su pobre madre: ¡Adiós, madre mía, los ángeles me esperan! Y dejando caer su artística cabeza sobre la almohada cerrará sus ojos en la Tierra para abrirlos en la eternidad. Siempre que vemos a Elvira murmuramos con tristeza, sin que llegue hasta ella el eco de nuestras palabras: ¿Por qué te quieres ir?… ¡Tienes una familia cariñosa que se ha esmerado en educarte, que se ha complacido en instruirte, no has conocido los horrores de la miseria, tu muerte quizá haga otra víctima en tu madre! ¡Eres tan joven! ¡Tan simpática! ¡Tal vez encuentres la realidad de tus hermosos sueños permaneciendo en la Tierra! ¡No te alejes, Elvira! ¡No te apartes de nosotros!… y como si la niña comprendiera algo de nuestra dolorosa ansiedad nos mira sonriendo dulcemente, dirigiéndonos chanzas infantiles.

La última vez que la vimos estaba tan pálida que nos impresionó más que de costumbre y dijimos con profunda tristeza: ¡Señor!… ¿Por qué te la llevas? ¡Dejadla entre nosotros! ¡Es tan niña!… y al pronunciar estas frases alguien nos dijo al oído: ¡No sabéis lo que pedís! …

 Desde aquel instante nos domina una dulce melancolía, desde aquel día estamos meditabundos y hoy dejamos correr nuestra pluma al impulso de la inspiración, pues hay un ser de ultratumba que nos dice así: ¡No sabéis lo que pedís! Os dije hace algunos días y siempre os diré lo mismo si os oigo lamentar la muerte prematura de una joven. ¿No sabéis que morir es renacer? ¿No sabéis que mientras más corta es la existencia menos responsabilidad se adquiere? ¡Feliz el Espíritu que su adelanto le permite abandonar la Tierra en edad temprana! ¡Verdad que para una madre amantísima es muy triste contemplar a la hija de su alma acostada en un ataúd, cerrados sus ojos!…

 ¡Cruzadas sus manos!… ¡Descansando en su pálida frente una corona de rosas blancas!… ¡Más allí descansará pura!… ¡Aquel cuerpo no ha sido profanado!… ¡Dentro de aquella juvenil cabeza no se ha fraguado ningún crimen!… ¡Ah!… ¡Cuánto hubiera yo ganado si antes de cumplir quince años hubiese abandonado la Tierra! La última vez que estuve en ese mundo elegí una familia modesta y honrada, mis propósitos fueron buenos, pero no realicé ninguno. A pesar de verme muy querida de mi madre y de mis tres hermanas mi Espíritu se asustó ante la lucha de la vida y en lugar de ayudar al desarrollo del organismo que había escogido, procuraba más bien aniquilarlo con repetidos ayunos, puesto que mi inapetencia era tan extremada que mi pobre madre se volvía loca ante mis obstinadas negativas siempre que me querían dar alimento. Como fui la más pequeña de mis hermanas y antes de nacer yo murió mi padre (que había sido amantísimo de sus hijos), todos mis deudos quisieron indemnizarme de tal pérdida, queriéndome mucho, desviviéndose todos por la huerfanita, que así me llamaban; mi nombre de bautismo, (que fue el de Ana) nadie lo pronunció en mi familia, todos me siguieron diciendo la huerfanita que con el transcurso de los años, convirtieron en un nombre llamándome Fanita. Crecí lánguida, triste y voluntariosa; los mimos de mi familia los agradecía y al mismo tiempo me exasperaban, porque como yo tenía deseos de abandonar la Tierra sin darme cuenta de ello, aquella tiernísima solicitud de mi madre y de mis hermanos, me contrariaba tan profundamente, que respondía con desdenes a sus caricias, y ellas decían que la aspereza de mi carácter era efecto de la enfermedad que me consumía. Cumplí los quince años entre la vida y la muerte, y haciendo mi familia un gran sacrificio, me llevaron a un pueblecito situado en la cumbre de una montaña, a ver si la pureza de aquellos aires, me reanimaban, acompañada de mi hermana mayor que me quería tanto como mi madre. Allí lograron vencer la repugnancia que yo sentía a tomar alimento; miel, leche, frutas, manteca, vinos bien preparados, aves en abundancia, corderitos recién nacidos, y sabrosísimo pan de flor, todo me fue ofrecido por la familia del Padre Leoncio, cura del pueblo, que a la razón se encontraba fuera del lugar, y en cuya casa nos hospedamos mi hermana y yo. En breve tiempo se colorearon mis pálidas mejillas, se enrojecieron mis blanquecinos labios, se animaron mis muertos ojos, y adquirí la fuerza y el vigor de la juventud.

Mi pobre madre vino a verme y me estrechó contra su corazón, creímos todos que la intensidad de su alegría trastornaría su razón. ¡Qué júbilo tan inmenso! ¡Su Fanita su huerfanita adorada que le costaba tantas lágrimas! ¡Tantas angustias! ¡Tantas vigilias! Pues había velado mi intranquilo sueño noches y noches, pudiéndose decir, que desde que me dio a luz, no había dormido una sola noche tranquila; y aquella niña del milagro, (como muchos me decían) se había salvado de las garras de la muerte, y al salvarse se había transfigurado. De huraña me volví cariñosa, a mi habitual indolencia, a mi pereza nativa, la sustituyó la mayor actividad, tomando parte en todas las faenas domésticas con infantil regocijo. La familia del Padre Leoncio me quiso mucho por mi docilidad y buen deseo, y mi pobre madre me miraba y no podía convencerse que aquella joven activa y laboriosa, fuese su enfermiza y desdeñosa Fanita; cambio tan repentino asombraba a todos, y mi madre no sabía qué hacer, si dejarme en aquel lugar o llevarme a su lado, más el médico le dijo que en cuanto me llevasen a la ciudad desandaríamos el camino andado; y tanto me quería mi madre que, perjudicando los intereses de toda la familia, desoyendo las justas quejas de mis hermanas, que no querían dejar la capital para vivir en un pueblo de la montaña, se estableció en el punto donde yo había vuelto a la vida.

 Como toda mi familia me quería entrañablemente al verme risueña y contenta se resignaron mis hermanas de muy buen grado a perder los goces de una gran ciudad y durante un año nuestra casa fue un paraíso. Mi carácter se dulcificó tanto que no parecía la misma, ¡Qué días tan hermosos! ¡Han sido los únicos felices de mi vida!… ¡Todo sonreía en torno mío!… ¡Todo me brindaba amor y alegría! Le tomé afición a la vida y todo el empeño que antes tenía en no alimentarme lo tuve después en estudiar lo que mejor me convenía para adquirir fuerzas. El Padre Leoncio había vuelto de su viaje, era un hombre joven, simpático para todos, menos para mí; como el corazón rara vez se engaña, cuando en unión de su familia salí a recibirle a una legua del lugar y le vi bajar del caballo para abrazar a su madre sentí unos deseos de huir de aquel sitio, que tuve que dominarme para no cometer una imprudencia.

 Cuando me presentaron a él me miró fijamente y un temblor convulsivo se apoderó de mí; desde aquel día sentí una inquietud que se aumentó desde que oí una conversación que tuvo el cura con mi madre, a la vuelta de un largo paseo por el campo; había cerrado la noche y, sin saber por qué, me propuse expiar a mi madre y al padre Leoncio, que la llevaba del brazo y le decía. No le quede a usted duda que, Fanita, si no se tiene gran cuidado, es muy fácil que se vuelva loca; yo he estudiado medicina y en cuanto la vi conocí que su cabeza  no estaba muy segura, pero Dios mediante confío ponerle buena si la deja usted a mi cuidado. Mi madre y todos los míos, que estaban dominadísimos por el clero, creyendo ciegamente que los sacerdotes eran los elegidos del Señor, dieron crédito a sus palabras, pues tuvo buen cuidado de darle aviso a mis  hermanas, exigiéndoles el mayor secreto y desde entonces, con una habilidad satánica, el Padre Leoncio impuso a todos su voluntad, convirtiéndose en árbitro de mis acciones.

 Comprendí con espanto que toda mi familia me miraba con lástima, creyendo buenamente en el trastorno de mis facultades mentales y, temblando ante un peligro desconocido, ante un monstruo informe que no veía, pero que hasta mí llegaba su aliento abrasador, vi formarse el vacío en torno de mí y, creyendo conjurar la tormenta, llegué a decirle a mi madre que el Padre Leoncio era un miserable seductor, que me perseguía, que me asediaba, que me amenazaba con encerrarme en el hospital de locos, si no cedía a sus impuros deseos y, mientras yo más me exaltaba, cuanto más le decía a mi madre vámonos de aquí, sacadme de este infierno, más creía la infeliz en mi locura y contaba a mi perseguidor todo cuanto yo le decía. En esta horrible lucha estuvimos algún tiempo, hasta que aquel miserable me dijo claramente: Entre los dos hay un loco y ese soy yo; quiero tu cuerpo, tu hermoso cuerpo de grado o por fuerza, si te resistes te encerraré en un manicomio y de todos modos serás mía, en cambio si accedes a mi loca pasión vivirás con tu familia, diré que te has puesto buena y todo volverá a su antiguo régimen, elige.

Cuando me hicieron tan horrible proposición tenía yo poco más de diecisiete años, tuve miedo al manicomio y a los calabozos de la inquisición y cedí a los frenéticos halagos de aquel hombre, que abusó indignamente de mi temor y de mi inexperta juventud. Él siguió con su infame comedia, diciendo a mi familia que confiaba ponerme buena, más yo en tanto palidecía y sentía extraños antojos, mi pobre madre no sabía a qué atribuir mi decaimiento y mi inapetencia hasta que, llegando al colmo de la iniquidad, mi infame seductor le dijo a mi madre que sin duda alguien del pueblo había abusado de mi trastorno mental y llevaba en mis entrañas el fruto de mi extravío, y que para evitar el escándalo y la deshonra de mi respetable familia él se encargaba de colocarme en un lugar a propósito para que diera a luz, sin que nadie se enterara de lo ocurrido, pudiéndose decir a todos que me habían puesto en cura. Mi madre, alucinada por completo, aun besó con transporte las manos de mi verdugo, diciendo que gracias a él se salvaba el honor de su familia, que a él me entregaba, porque sólo en él tenía confianza; y yo aterrada ante tanta infamia de una parte y tanta credulidad de otra, enmudecí y me dejé llevar donde quisieron, acompañada del Padre Leoncio y de una parienta suya muy anciana.

 El tiempo que precedió a mi alumbramiento fue tristísimo para mí, las frenéticas caricias de aquel hombre me eran tan odiosas, tan repulsivas, y me daba tal horror y tal asco al pensar que iba a ver en el mundo un hijo de aquel monstruo, que antes de nacer ya le odiaba, y decidí ahogarle antes que sus miradas me enternecieran. La fatalidad favoreció mis planes, di a luz lejos muy lejos de la casita que habitaba, burlé la vigilancia de mi carcelera y me fui lejos, muy lejos de mi prisión, y sola, en medio de un bosque me sentí acometida de horribles dolores que me duraron no sé cuánto tiempo, dando a luz un niño que al lanzar su primer vagido le estrangulé con una rabia feroz sintiendo una satisfacción inmensa al destruir a aquel ser inocente.

 Después realmente perdí la razón y cuando la recobré, habían pasado diez años. Cuando me di cuenta que existía, me vi rodeada de seres indiferentes, sólo un anciano me fue simpático cuando dijo: ¡Gracias a Dios! ¡Ya está buena! ¡Pobrecita!… ¡Cuánto ha sufrido! Todos los sucesos pasados reaparecieron nuevamente en mi memoria, fui preguntando por mi madre, por mis hermanas, por el Padre Leoncio y evitándome impresiones violentas, supe después de algunos días que mi madre había muerto, que mis hermanas se habían casado, ignorándose el punto de su residencia y que el Padre Leoncio se había marchado a América. Mi familia me había olvidado por completo, ninguno de mis parientes recordaba a la infeliz Fanita víctima de la más odiosa iniquidad; pero como nunca le falta al desgraciado un ser que vele por él, yo tuve al médico del hospital que era a la vez propietario de aquel santo Asilo; y aquel hombre generoso, aunque hacía cinco años que ninguno de mi familia había preguntado por mí, él me siguió prodigando sus paternales cuidados, consiguiendo con ellos mi completa curación.

Muerta mi pobre madre, que la infeliz murió de pena, no traté de averiguar el paradero de mis hermanas, su vista me hubiera hecho sufrir mucho, al salir del hospital usé mi nombre verdadero, y Fanita desapareció para siempre quedando en su lugar Ana del Monte, mujer de veintiocho años desengañada de todo, escéptica, atea, negando hasta la existencia de mi ser, con un odio tan profundo, tan feroz, tan implacable a todos los sacerdotes, con un deseo tan vehemente de vengarme de aquel que había causado mi desgracia, mi deshonra, la muerte de mi santa madre, y la desunión de mi familia, que aquella fatal idea se convirtió en pensamiento fijo, más me guardé mucho de decirle a mi protector lo que pensaba; conseguí por su mediación que me admitieran en una casa noble en calidad de doncella de la señora, mujer muy recatada, de muy buenas costumbres, dominada en absoluto por su confesor.

Tres años permanecí en aquella casa adquiriendo noticias y hurtando cuánto dinero podía. Yo no tenía más afán que matar al autor de mi desgracia y para eso necesitaba oro, mucho oro, porque tenía que hacer una larga travesía por mar y no se me ocultaba que con dinero en todas partes se compraba la conciencia de los jueces y se adquiría la libertad. Secundó mis planes; (sin saberlo) el esposo de mi señora que me hizo su concubina, guardando la mayor reserva, y un obispo que se hospedó en la casa fue inconscientemente el encargado de decirme que el Padre Leoncio se encontraba en la ciudad de N… dirigiendo la educación de un centenar de niños nobles, en un colegio reputado por el primero en su clase, siendo el Padre Leoncio querido y respetado por la austeridad de sus costumbres y por sus magnánimos sentimientos. Mi alegría fue inmensa. Di motivos para que la señora me despidiera de su lado, y salí de aquella casa siguiendo mis ilícitas relaciones con el dueño de ella, y cuando tuve todo lo que creí necesario, me embarqué con rumbo a la ciudad N… a donde llegué la víspera de Navidad después de seis meses de viaje. Me hospedé en una fonda, y a la mañana siguiente me hice acompañar al colegio del Padre Leoncio, y llegué en el momento que (según me dijeron), se estaba preparando para dirigir una plática a sus discípulos en el oratorio de la casa; como era día festivo la entrada era pública, me confundí con los fieles que esperaban anhelantes oír la evangélica palabra del Padre Leoncio.

 Salió éste de la sacristía, yo estaba al pié del púlpito y le cerré el paso diciéndole con voz terrible. ¿Me conoces miserable?… y antes de que tuviera tiempo de pedir auxilio, le clavé con mano certera un puñal en el corazón. Ni un ¡Ay! pudo exhalar, quedó, muerto en el acto, la confusión que siguió a mi venganza fue horrible, estuve expuesta a morir despedazada por aquellos alucinados que miraban en el Padre Leoncio un enviado de Dios; por milagro me salvé de las garras de la indignación popular, pero no del poder de la justicia a la que yo misma pedí protección. No me importaba morir, la vida me era odiosa, pero quería antes execrar la memoria de aquel miserable, y ante los jueces declaré todos sus crímenes, toda su alevosía, toda su maldad sin olvidar el menor detalle: con lo cual me salvé de morir en un patíbulo, siendo condenada a prisión perpetua en la que entré con ánimo sereno porque estaba muy satisfecha de mí misma.

La vida me era una carga odiosa, lo mismo me daba vivir que morir, aquel miserable me había condenado a los más horribles remordimientos; la sombra de mi hijo me perseguía siempre, no terrible y amenazadora, sino triste, muy triste y dolorida, ¡Pobre hijo mío!… En la prisión concluí mis días rodeada de seres criminales que se reían de mis remordimientos, y cuando dejé la Tierra, ni una mano piadosa cerró mis ojos ¡Ni una plegaria se entonó a mi memoria! ¡Qué diferencia entre el nacer y el morir!… al llegar a la Tierra una madre me estrechó en sus brazos, jóvenes cándidas y buenas me rodearon, y todas exclamaron: ¡Pobre huerfanita!

 No tiene padre, pero todos la querremos tanto, que no echará de menos su cariño, y me amó mi familia con delirio, todos procuraron hacerme dichosa, quise irme de la Tierra, y su amor me tendió las redes del cuidado y del cariño, de la solicitud y del sacrificio; y cuando su abnegación triunfó de la muerte, cuando toda mi familia se sacrificó por verme sonreír, un hombre sin entrañas, sin corazón, sin sentimiento por satisfacer sus impuras, sus violentísimas pasiones, me arrancó de aquel edén, me cubrió de infamia; me hizo odiosa a mi familia; ¡Que tanto me había amado! Sembró la inquietud y la zozobra en mi hogar, formó el vacío en torno de mí, hasta el punto que cuando salí de mi casa todos se alegraron de mi partida, hasta mi pobre madre, que estaba avergonzada de su Fanita, de aquella niña que tantas lágrimas le había costado ¡Cuanta perversidad se encierra en algunos seres!…

Si a mi pobre madre, cuando me veía morir, le hubiesen dicho. Esa niña que tanto te empeñas en arrancar de los brazos de la muerte, más tarde será infanticida ¡Venderá después su cuerpo para adquirir oro, y atravesará los mares para matar a un hombre, yendo a morir en una prisión donde nadie cerrará sus ojos! Si mi madre hubiera comprendido lo que me esperaba, creo que ella misma me hubiera dado la muerte; por eso me disteis lástima cuando mirabais a esa niña pálida y decíais por lo bajo: ¡Elvira! ¡No te vayas! ¡Quédate con nosotros!…

 ¡Ay! ¡No sabéis lo que pedís! Cuándo deseáis que una mujer prolongue su estancia en ese mundo! Cuidad a vuestros enfermos, eso sí, prodigadles los auxilios de la ciencia y el consuelo de vuestro amor, pero si se doblan como lirios marchitos, si se inclinan como los sauces buscando una tumba, no os desesperéis, no los llaméis con esos gritos que hacen vacilar a los espíritus.

¡Dejadlos!.. ¡Dejad que los proscritos vuelvan a su patria! ¡Dejad que los prisioneros recobren su libertad! Cuando veáis a una niña que quiere irse, ¡Acordaos de mí! Acordaos de la pobre Fanita que tantas responsabilidades adquirió en su última existencia y dejad que las vírgenes abandonen la Tierra, ciñendo su frente la corona de níveas rosas, llevando en su diestra la palma, cual símbolo bendito de su pureza inmaculada.

 ¡Morir joven! ¡Morir sin manchar las hojas del libro de su vida!… ¡Qué más gloria… qué más felicidad para el Espíritu!… ¡Sabéis lo que vale una existencia sin crímenes!… sin horrores!… sin remordimientos!… Dejad que las jóvenes anémicas dejen ese mundo, son espíritus que huyen del contagio, y al desear que permanezcan en la Tierra ¡Pobres ciegos! ¡No sabéis lo que pedís!. 

Adiós. 

¡Aquí se vive tan mal!… los espíritus que piensan se encuentran tan aislados!.. Tan abandonados!,… y las fuerzas son tan escasas en la mayoría de los terrenales, que sucumben muy fácilmente por miedo, por ignorancia, por frío en el alma: que ávida de  calor, le busca a veces en el volcán del vicio, y hasta en el cráter del crimen. Permanezcan en la Tierra los espíritus fuertes aquellos que a semejanza de los viejos marinos desafían todas las tempestades, y salen victoriosos en la ruda batalla de la vida; y las almas débiles, las que se han formado un organismo endeble, las que a semejanza de la sensitiva repliegan su corona cuando una mano quiere profanarlas: váyanse en buena hora con sus castos recuerdos dejando en la Tierra una estela luminosa. ¿Te irás Elvira? ¿Dejarás tras de ti, el llanto de tu madre y la tristeza de tus amigos? Si te espera la expiación, si te aguarda la deshonra… vete!… ¡Huye del contagio de la Tierra! No manches con el cieno de este mundo tu virginal corazón, llévate los castos recuerdos de tu infancia, las inocentes alegrías de tu adolescencia! Los besos purísimos de tu madre, y la inmensa simpatía que mi Espíritu siente por ti.    

MÁQUINA DIVINA DIVALDO FRANCO

MÁQUINA DIVINA

Divaldo Franco

Libro: Terapéutica DE EMERGENCIA

DIVALDO FRANCO (DIVERSOS ESPÍRITUS)

Obra inimitable, estructurada con perfección y superando todo cuanto la imaginación pueda concebir, el cuerpo es un sublime instrumento para las superiores finalidades del proceso de evolución espiritual

Maquinaria compleja, constituida por trillones de células en mecanismos especializados, recibe y emite impresiones obedeciendo a equipamientos electrónicos de alta sofisticación, en conjuntos harmónicos y miniaturizados, imposibles de ser necesariamente explicados.

La estructura ósea de alta resistencia constituye las vigas maestras para equilibrar y defender los delicadísimos instrumentos de precisión, encargados de responder por la vida mental y por el equilibrio emocional, resguardando el sistema medular, los aparatos ópticos, auditivos, olfativa así como el ritmo de los movimientos y la totalidad del conjunto.

Capaz de resistir las presiones de varias atmosferas y soportar fardos superiores al propio peso, adaptándose a las más variadas condiciones climatéricas y de salubridad, refleja la sabiduría del Padre Creador, que lo construyó dentro de las reglas del amor, para la peregrinación terrena del espíritu.

No obstante, es frágil.

Su vida se hace breve pese a tener capacidad para superar un siglo de vida.

Una emoción violenta le perturba su mecanismo de alta sensibilidad.

Un coágulo, en su red de vasos cerebrales, le paraliza una parte motora, interrumpe las comunicaciones, lo deteriora; una burbuja de aire lo hace inútil; un corte que no es reparado por los capilares con la malla de fibrina a través de un coágulo taponado, lo conduce a la muerte.

Portador de autodefensas imprevisibles degenera con facilidad, mudando la estructura que se pudre en rápidos minutos.

Puede demorarse en dilaceraciones continuas y restablecerse innumerables veces. A pesar de eso, una dirimía cardíaca genera graves daños, y la desoxigenación cerebral de algunos minutos le provoca secuelas irreparables.

Auto-reparador, elabora los elementos necesarios para la sobrevivencia mediante los ingredientes que recibe del mundo exterior.

Portador del más perfecto sistema de circulación, la sangre recorre entre 150.000 y 180.000 kilómetros en un laberinto de vasos, venas, arterias que se intercomunican, siendo uno de los maravillas que la mente humana nunca examino. Aunque, sus redes se bloqueen o sean rotas periódicamente, no se destruye el sistema.

Un cuerpo humano constituye un tesoro de valor inestimable para el ser espiritual.

De este depende la elaboración de aquel.

De su conducción resultan las futuras formas y la harmonía del conjunto.

Del Espíritu se originan los elementos que lo forman, dándole equilibrio o provocándole desajustes en las diversas áreas de la emoción, de la psique, de la fisiología o de la anatomía…

Todo el es un complejo electrónico, en un sistema de condensación molecular, bajo la dirección de la consciencia espiritual.

Notables automatismos presiden la existencia, no en tanto, sin la dirección del Espíritu se desagrega y muere.

Merece respeto y conservación, atendimiento y cuidados con los cuales puede ser preservado para más largo y saludable ministerio.

Todo exceso y carga al que es sometido disminuye sus resistencias.

Ejercicios físicos correctos le dan vigor, aunque los ejercicios mentales y las acciones morales le ofrecen equilibrio, sustentándole las emociones, deseos y resistencias.

La oración lo vitaliza y la aplicación de sus fuerzas en el campo de la caridad — el más expresivo ejercicio del cristiano — lo favorecen con estabilidad y funcionamiento correcto.

Esta máquina divina de la que el hombre dispone, en la Tierra, es una oportunidad redentora que todos debemos aprovechar, en la vivencia del amor puro y en la experiencia del conocimiento, para  que logremos la perfección, como “el Padre Celestial es perfecto”, conforme el concepto superior de Jesús.

CARNEIRO DE CAMPOS

¿CÓMO ES TU CORAZÓN?

¿COMO ES TU CORAZON?

Un día un hombre joven se situó en el centro de un poblado y proclamo poseer el corazón más hermoso de la comarca. Una gran multitud se congrego a su alrededor y todos admiraron y confirmaron que su corazón era perfecto, pues no se observaban en el ni máculas ni rasguños. Era el corazón más hermoso que hubieran visto.

De pronto un anciano se acerco y dijo: ¿Por qué dices eso, si tu corazón no es tan hermoso como el mío? Sorprendidos, la multitud y el joven miraron el corazón del viejo y vieron que, si bien latía vigorosamente, estaba cubierto de cicatrices y hasta había zonas donde faltaban trozos y estos habían sido reemplazados por otros que no correspondían, pues se veían bordes y aristas irregulares en su derredor. La mirada de la gente se sobrecogió – ¿cómo puede el decir que su corazón es más hermoso?, pensaron…

El joven contempló el corazón del anciano y al ver su estado desgarbado, se echó a reír. «Debes estar bromeando», dijo.

«Comparar tu corazón con el mío… El mío es perfecto. En cambio el tuyo es un conjunto de cicatrices y dolor.»

¡Es cierto,» dijo el anciano, «tu corazón luce perfecto, pero yo jamás me involucraría contigo… Mira, cada cicatriz representa una persona a la cual entregué todo mi amor. Arranqué trozos de mí corazón para entregárselos a cada uno de aquellos que he amado. Muchos a su vez, me han obsequiado un trozo del suyo, que he colocado en el lugar que quedó abierto. Como las piezas no eran iguales, quedaron los bordes por los cuales me alegro, porque al poseerlos me recuerdan el amor que hemos compartido.»

«Hubo oportunidades, en las cuales entregué un trozo de mi corazón a alguien, pero esa persona no me ofreció un poco del suyo a cambio. De ahí quedaron los huecos – dar amor es arriesgar, pero a pesar del dolor que esas heridas me producen al haber quedado abiertas, me recuerdan que los sigo amando y alimentan la esperanza, que algún día tal vez regresen y llenen el vacío que han dejado en mi corazón.»

  ¿Comprendes ahora lo que es verdaderamente hermoso?  El joven permaneció en silencio, lagrimas corrían por sus mejillas. Se acercó al anciano, arrancó un trozo de su hermoso y joven corazón y se lo ofreció. El anciano lo recibió y lo colocó en su corazón, luego a su vez arrancó un trozo del suyo ya viejo y maltrecho y con él tapó la herida abierta del joven. La pieza se amoldó, pero no a la perfección. El joven miró su corazón que ya no era perfecto, pero lucía mucho más hermoso que antes, porque el amor del anciano fluía en su interior.

¿Y el tuyo cómo es?

AUTOR DESCONOCIDO

BENEFICIOS DE LA LECTURA

BENEFICIOS DE LA LECTURA

Mercedes Cruz

La lectura es un vehículo cargado de múltiples beneficios.  La lectura de las paginas espiritas  produce el efecto de ser más provechosas, a medida que el espíritu está más maduro y más experimentados en la lucha. Cada vez se hacen  resplandecen mejor sus conceptos  y se hacen más profundos, más nobles y significativos, ofreciéndonos paisajes anteriormente  no revelados, que penetran muy hondamente en el espíritu con la más expresiva significación. Por eso mismo, el Espiritismo es el “Consolador” prometido por Jesús. Su lenguaje  es siempre nuevo bello, impregnado  con la actualidad y con benéficas sutilezas.

Aquellos que se han decidido a estudiarlo en profundidad les han  arrancado de las amarras obsesivas e impedido muchas veces que se despeñen  en la locura, a la cárcel, o tal vez, al hondo foso del suicidio. Sus lucidas lecciones espiritistas ayudan a caminar sin mayores tropiezos, avanzando con la mínima contribución de la desesperación.

En este mundo turbulento con tantas almas inquietas, atormentadas y que andan sin rumbo, el Mensaje de Cristo Redivivo, es el consuelo ya que las ayudaría a sumergirse en el mar de la meditación saludable y salir de donde estén con nuevas disposiciones y con mejores posibilidades de triunfo en la coyuntura física actual.

Todo escritor merece nuestro respeto, pero no nos quepa la menor duda, que el conocimiento de la Doctrina Espirita nos sirve para poder leer todo y saber analizar lo que es y no puede ser, porque la Doctrina nos esclarece sobre todas las cuestiones que se nos pueden presentar, con total claridad, y no todo es malo, como tampoco hay espíritu totalmente malo, sabemos que a veces esos seres rebeldes sienten debilidad hacia algo que ellos valoran y prestan atención especial.

La lectura es una de las actividades más importantes y útiles que el ser humano realiza a lo largo de su vida. En primer lugar, la lectura, del mismo modo que todas las restantes actividades intelectuales, es una actividad exclusiva de los seres humanos, únicos seres vivos que han podido desarrollar un sistema intelectual y racional de avanzada. Esto quiere decir que la lectura es una de aquellas actividades que nos define por lo que somos frente al resto de los seres vivos. La lectura es una actividad que por lo general comienza a adquirirse muy lentamente desde temprana edad y se mantiene de por vida, es decir que no se pierde con el tiempo.

Los valores orientan las conductas, pero pueden modificarse dependiendo de la evolución psicológica y de las situaciones vitales del individuo. Los jóvenes en la actualidad tienen todas las oportunidades a su disposición. Técnicas perfeccionadas de comunicación, abundantes conocimientos, comodidades  que se multiplican y, sin embargo, entre ellos no faltan quienes marchen  por los terrenos de la anticultura, mientras se hunden en los sueños de toxica  alucinación t en que se entorpecen sentimientos e ideales, en la dolorosa imprevisión. De apariencia bella, son frecuentemente estéticos en la forma y primarios en el sentimiento.

Algunos el prototipo  de la belleza física, que darían envidia a la estatuaria de Fidias y de Praxiteles… Entretanto, a veces no son sino espíritus primitivos que vuelven a comenzar la jornada con una buena indumentaria y que la despedazan la golpes de locura y desesperación.

Sus necesidades se reducen  a rudimentos de belleza primitiva y a la inmediatez sexual, a la que llaman amor, cuando no son más que impulsos instintivos, no siempre procreadores y a veces aberrantes…

El hombre, que es la mayor inversión de la Creación, se encuentra relegado a un plano secundario, en el tiempo de los robots y  de los sueños biólogos y de estudiosos de la eugenesia, los cuales están fascinados por sí mismos, atribuyéndose poderes divinos, cuando realmente  no son sino hombres  atormentados interiormente. Esto es porque  se han olvidado de Dios, se ha olvidado de los deberes cristianos que, por procesos de comodidad religiosa, han sido transferidos y deteriorados por las falsas conveniencias sociales.

En este sentido el Espiritismo tiene su más grandiosa misión, tal como previó Allan Kardec: ¡la de transformar el hombre para modificar el mundo!

VIDA TEJIDA EN LUZ DIVALDO FRANCO

VIDA TEJIDA EN LUZ

Vianna de Carvalho/Divaldo Franco

Durante los dolorosos hechos trágicos registrados en el siglo III d.C., en Lugdunum (actual Lyon, Francia), en los que los discípulos de Jesús fueron, más de una vez, martirizados, se destacaron extraordinarios servidores de la Verdad, que vencieron el holocausto, cantando himnos de amor al Maestro Incomparable.

A partir De ahí, aureolados por el sacrificio de la propia vida, renacieron en diferentes períodos de la Historia de la Humanidad, a fin de preservar la magnitud de la doctrina de amor y de renuncia que El instalara en la Tierra, santificada por Su propio sacrificio en la cruz.

Desfigurada por los tormentos humanos en la sucesión de los siglos, siempre fue reactivada por el retorno de esos mártires lo proscenio terrestre, donde la vivenciaran integralmente, cuando marcaron su existencia con la mansedumbre y la misericordia, con la abnegación y la humildad, para volver a la pulcritud de las enseñanzas, tal como fueron ministradas y vividas por el Señor y sus discípulos dedicados.

Para que quedara inmortalizada en las mentes y los corazones, la doctrina incomparable los arrebató siempre, al tiempo que demostraba que sólo a través de la entrega total de las existencias era posible hacer que la vida tuviera sentido y fuera digna de ser experimentada.

Gracias a esta abnegación, el poder temporal que, a veces, la sofocaba, no pudo destruirla, aunque desfiguró sus profundos contenidos de amor y caridad.

Cuando fue programada la llegada del Consolador a la Tierra, a fin de restablecer los fundamentos y presentarla conforme és, misionarios del Bien, acostumbrados a inmolarse en favor de su grandeza, se ofrecieron para retornar al palco terreno y la vivieron en toda su pujanza y significación.

Allan Kardec, el vaso escogido, bajo la inspiración del Espíritu de la Verdad, eligió, entre los muchos candidatos que acudieron al llamado para ayudarlo, aquellos que permanecerían en la retaguardia, en la espiritualidad, inspirándolo y guiándolo, mientras otros volverían a la envoltura material para demostrar, a través de la experiencia y el conocimiento, el gran valor del pensamiento de Jesús redivivo en el Espiritismo.

Así, después del memorable día 18 de abril de 1857, cuando Allan Kardec publicó en París El libro de los espíritus, y el grandioso mensaje se propagó como una insólita bendición sobre la Tierra, uno de aquellos mártires de Lugdunum1, que se hacía llamar Adolfo Becerra de Meneses Cavalcanti, cuya existencia estaría marcada por la presencia constante del Cielo, para tejer en luz todos sus días hasta el momento de la liberación carnal.

Su existencia estuvo marcada por los nobles valores que caracterizan a los Espíritus bienaventurados, ricos en experiencias iluminadoras, demostrando la injerencia del Mundo Mayor en innumerables pujas, manteniéndolo en los intereses y luchas del siglo hasta el momento en que fue convocado para la rehabilitación del Mensaje bajo la inspiración de Ismael, el Ángel protector de nacionalidad brasileña.

Su entrega a la caridad y al correcto cumplimiento de los deberes mostró cómo es posible iluminarse sin sustraerse a la vida social e iluminar vidas que se encuentran en tinieblas y conflictos sin crearles nuevos tormentos.

Profundamente ligado al Evangelio, se convirtió en ejemplo de amor, como el Cantor de Deus, de Asís, en el pasado, en una versión moderna, perfectamente accesible a todos los que necesitan un sentido psicológico y ético para el camino humano.

Cumplida la tarea, volvió glorioso a las sublimes Estancias de donde salió, continuando dedicándose al ministerio de consuelo y sostén de los hijos del Calvario, en las verdes tierras de Brasil.

50 años después, todo entregado a la compasión y la misericordia, a la inspiración del bien y de las virtudes, fue honrado en las Altas Esferas, cuando la Santa Madre le propuso trasladarse a la región más feliz, por haber alcanzado un alto grado de evolución.

Amando, sin embargo, a los hermanos de la retaguardia, pidió permiso para permanecer en las sombras de la Patria del Cruzeiro, mientras hubiera dolores que socorrer y lágrimas que secar…

Atendido por la Sublime Señora, permanece hasta el día de hoy siendo el consuelo de los que sufren y el afectuoso amigo de los desdichados en el nombre de Jesús.

¡Gloria al Dr. Becerra de Meneses, en el trascendente cumplimiento de su ministerio iluminador!

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El libro que será leído (Becerra de Meneses – El hombre, su tiempo y su misión, de Luciano Klein, ed. Federación Espírita del Estado de Ceará – Memorial Becerra de Meneses) es un depositario de bendiciones, narrando la existencia planetaria del noble Benefactor de la Humanidad, todo ello tejido en luz.

         Que los conocimientos adquiridos tras su lectura y reflexión sirvan de guía de seguridad y consuelo espiritual, señalando el camino de la plenitud para todos los que nos encontramos en luchas por la recuperación espiritual.

Vianna de Carvalho

Pictografía de Divaldo Pereira Franco, en la tarde de

   19 de agosto de 2014, en Mansión del Camino, en Salvador, Bahía.

1La Colonia Copia Claudia Augusta Lugdunum fue una importante ciudad romana de la Galia, a orillas del río Ródano (arteria de conexión entre la Galia central y el Mediterráneo), situada en el actual espacio geográfico de Lyon, Francia. La ciudad fue fundada en el 43 a. C. por Lucius Plancus. Sirvió como la capital de la provincia romana de Gallia Lugdunenses. Dos emperadores, Claudio y Caracalla, nacieron en Lugdunum. En el año 177 d C tuvo lugar allí la terrible persecución de los cristianos, durante el reinado de Marco Aurelio (161 – 180).

LA MEDIUMNIDAD Y LOS HOMBRES DE GENIO MERCEDES CRUZ

LA MEDIUMNIDAD Y LOS HOMBRES DE GENIO MERCEDES CRUZ

La mediúmnidad, bajo los diversos nombres que ha tenido, se nos parecerá como lo que ha habido en el mundo de más grande y sublime. Casi todos los privilegiados: profetas, videntes, misioneros, mensajeros del amor, de verdad y de justicia, casi todos han sido verdaderos médiums, ya que se han comunicado con lo invisible, con lo infinito.

Se podría decir, desde muchos puntos de vista, que el genio es una de las formas de la mediúmnidad. Los hombres de genio son hombres inspirados en el sentido trascendental y fatídico de esta palabra; son los mensajeros del pensamiento superior. Su misión es necesaria. Por medio de ellos conversa Dios  con el mundo; por medio de ellos llama y atrae a la humanidad. Sus obras son faroles que enciende para alumbrar el largo camino de los siglos.

El genio, antes que nada, es, el resultado de pacientes estudios seculares, de una lenta y dolorosa iniciación, que ha desarrollado en el ser inmensas aptitudes, una profunda sensibilidad que le abre las puertas de las más elevadas influencias. Dios reserva la luz a aquel que, durante largo tiempo, la ha buscado, la ha deseado, y la ha pedido.

Los genios son hombres en lo que se refiere a su naturaleza terrestre, a sus pasiones, a sus debilidades. Sufren todas las miserias de la carne, las enfermedades los deseos materiales.  Pero son más que hombres por lo que en ellos constituye el genio, por la inmensa acumulación de riquezas del pensamiento, por esta lenta elaboración de la inteligencia y del sentimiento a través de innumerables caminos, fecundado todo por el influjo y por la inspiración de lo alto, por esta comunión constante en las esferas superiores del Universo.

El genio, bajo sus mil formas, es una colaboración con lo invisible, una verdadera ascensión del alma humana hacia Dios, son enviados del cielo, los ejecutores de los designios de Dios en el mundo. Orfeo, Hermes, Crisma, Pitágoras, Zoroastro, Platón, Moisés son los grandes iniciados del mundo antiguo, más tarde Juan Bautista, Cristo y todos los apóstoles vendrían después.

En los bosques, en las montañas, en el desprendimiento de todas las cosas sensibles, en la meditación y en la plegaria, es como el vidente y el inspirado se prepara para su obra. Lo invisible no se rebela  más que al hombre solitario y recogido. Platón recibía las grandes inspiraciones en la cima Imite; Mahoma en las montañas del Irá; Moisés en el Sinai; Jesús celebra la comunión con su Padre, en medio de plegarias y lágrimas, en el Monte de los Olivos.

Durante veinte siglos, la exégesis católica desnaturalizó el fenómeno, creía que todo se explicaba con una sola palabra: milagro.

El Espiritismo ha penetrado el  misterio de las cosas; proyecta claridades del más allá sobre la teología que completa y sobre la experimentación que ilumina.

Los profetas Israelitas fueron médiums inspirados, la historia de Israel es el más famoso poema medianímico, la epopeya espiritualista por excelencia. Un día la exégesis científica afirmará estos conceptos y con ello quedará disipadas las oscuridades de los libros sagrados, todo se explicará, todo será simple y a la vez grande.

Moisés eligió un día a 70 ancianos y los colocó en torno al tabernáculo. Jehová se muestra entonces, en forma de nube, y enseguida las poderosas facultades de Moisés se comunican a los ancianos, los cuales “profetizaron”.

El tabernáculo hace aquí el oficio de acumulador o condensador fluídico; es un medio de exteriorización, como lo son los espejos del metal bruñido, y contemplándolo se provoca el trance. En cuanto a la manifestación de Jehová en la nube, es un comienzo de materialización. Pues esta siempre comienza por un punto nubloso, vago primeramente, en el cual va precisándose  y dibujándole la aparición. Jehová es uno de los Elohin, espíritus protectores del pueblo judío y de Moisés en particular. Bajo su influencia, el poder espiritual de Moisés se transmite a los setenta ancianos, como el poder de Cristo se transmitió más tarde a los apóstoles en el Cenáculo, e igual en nuestros días vemos, en muchos casos, transmitirse la mediúmnidad de una a otra persona, por medio de pases y toques magnéticos. Así comenzó la mediúmnidad sagrada en Israel. Desde entonces, la mediúmnidad profética se hizo permanente en la raza judía, aunque algo intermitente en sus manifestaciones. Estuvo subordinada a ciertos estados psicológicos, que no siempre son constantes, ni en los individuos ni en los pueblos.

En la vida de las naciones, hay apocas de turbación intelectual y de depresión moral que obligan al espíritu a alejarse momentáneamente.

En tiempos de los Jueces, la mediúmnidad era cosa rara; reaparece con Samuel, brillando con nuevos resplandores. Samuel comprendió, que la mediúmnidad trascendental está subordinada a las disposiciones morales de los individuos y de las sociedades, instituyo escuelas de profetas, agrupaciones en las  cuales se iniciaba a los neófitos en los misterios de la comunicación fluídica.

Estas escuelas estaban en determinadas ciudades, pero principalmente en los valles solitarios, o en los repliegues de las montañas. El estudio, la contemplación del infinito en medio de la belleza y del silencio de las noches estrelladas, o en la luz de los días clarísimos de Oriente, preparaban al discípulo profeta para recibir el espíritu de lo alto.

La naturaleza entera, penetrada por la sustancia divina, es un médium, un verdadero intermediario entre el hombre y los Seres superiores. Una cadena magnética relaciona entre si a todos los seres, a todos los mundos.

Samuel fue profeta desde la infancia estando dormido en el templo, con frecuencia es despertado por voces que le llaman, le hablan durante la noche y le comunican las cosas futuras.

Esdras, reconstituye la Biblia entera, que se había perdido y esto lo hace en condiciones de diferentes géneros de mediumnidad.

Job tuvo una visión que es el tipo perfecto de la materialización espirita. Todo el libro de Job está lleno de iluminaciones y de inspiraciones medianimicas. Su vida atormentada por malos espíritus, es asunto de estudios muy sugestivos.

La Biblia menciona varios casos de Obsesión, entre otros los de Saúl, que frecuentemente se siente poseído por un poderoso espíritu colérico, es un fenómeno de inspiración bien caracterizado. Saúl fue primeramente un Médium “del Señor” pero a consecuencia de faltas graves y una vida desordenada perdió sus facultades. Esto son frecuentes en los que se dejan invadir por las malas pasiones.

Esos médiums inspirados tuvieron que sufrir humillaciones y sufrimientos además de luchas contra los impostores. Siempre ha habido falsos profetas, médiums movidos por espíritus perversos, cuyo único objeto es contrariar la acción de los verdaderos profetas, sembrando discordia en sus medios habituales.

Muchos grupos espiritas se han deshecho y disgregado bajo la influencia de espíritus inferiores. He aquí porque el gran arte del espiritualismo ha de consistir en preservar a los lugares que asisten de esas influencias nefastas que hayan placer en detener el paso de los misioneros de la paz y de la verdad.

La obra de los profetas hebreos ha sido considerable. Sus predicaciones monoteístas y moralizadoras prepararon el advenimiento del cristianismo y la evolución religiosa de la humanidad. Los médiums israelitas que eran hombres de meditación, de recogimiento, de plegaria, sabían y enseñaban que el comercio con lo invisible es un principio regenerador.

Los profetas combatían con energía el formalismo farisaico de la ley y decían a plena voz que la circuncisión del alma valía muchísimo más que la de la carne. Del mismo modo, en nuestros días, los Espíritus condenan las prácticas materiales y el fariseísmo estrecho de los falsos devotos y de todos aquellos que, bajo el pretexto de la religión, reemplazan preceptos del Evangelio por prácticas supersticiosas.

La virtud que los videntes de Israel recomendaban siempre más, era la Justicia. La palabra “justo” significaba el conjunto de todas las virtudes: “Dar a Dios lo que es de Dios y a los hombres lo que es de los hombres”.

Después del pecado de la idolatría, el de oprimir a los débiles y despreciar a los pobres, era el más duramente condenado por ellos.

Tres grandes revelaciones medianímicos dominan la historia: a los profetas de Israel siguió el médium divino Jesús. El Espiritismo es la última revelación, la difusión espiritual anunciada por Joel.

La acción psíquica del más allá ha de transformar el mundo futuro en una humanidad de videntes y auditivos. La mediúmnidad será el estado último de la raza humana caminando hacia el término de sus destinos.

En los actuales momentos una grandiosa labor se está cumpliendo en este sentido; una obra, potente se está elaborando. El estudio constante y profundo del mundo invisible, que es también el mundo de las causas, ha de ser el grandioso mar y la fuente inagotable de la que se alimenten el pensamiento y la vida del hombre sobre la tierra, y la mediumnidad será su llave. El hombre llegará a la ciencia que no se excluyen la una a la otra, sino que se unen para mutuamente fecundarse; se establecerá UNA MÁS INTIMA COMUNIÓN ENTRE LOS VIVOS Y LOS MUERTOS y se obtendrán más abundantes auxilios que descenderán de los espacios sobre la humanidad. El hombre del mañana sabrá mejor comprender y bendecir la vida; ya no temerá a la muerte… entonces realizará, con su propio esfuerzo, el reinado de Dios sobre la tierra, de paz y de justicia y al final del camino, su día postrero será luminoso y tranquilo, como el ocaso de las constelaciones celestes en los momentos en que el alba matutina apunta el horizonte.

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Trabajo realizado por Merchita

Extraído del el libro “En lo Invisible de León Denis.

BIOGRAFIA DE IVONNE DEL MORAL PEREIRA

IVONNE DO AMARAL PEREIRA

(BIOGRAFIA)

Ivonne do Amaral Pereira nació en la antigua Villa de Santa Terea de Valencia, hoy Rio de las Flores, sur del estado do Río de Janeiro, el 24-12-1906. El padre, un pequeño negociante, Manuel José Pereira y la madre, Elizabeth del Amaral Pereira.

Tuvo 5 hermanos más jóvenes y uno más grande que ella, hijo del primer casamiento de su madre.

 A los 29 días de nacida, después de un acceso de tos, le sobrevino una sofocación que la dejó como muerta (catalepsia o muerte aparente). El fenómeno fue fruto de los muchos complejos que acarreaba en su espíritu, ya que en su última existencia terrestre, muriera  ahogada por suicidio. Durante 6 horas permaneció en ese estado. El médico y el farmacéutico certificaron su muerte por sofocación. El velorio fue preparado. La supuesta difunta fue vestida con guirnaldas y un vestido blanco y azul. El ataúd blanco fue encargado.

La madre se retiró a un aposento, donde hizo una sincera y fervorosa oración a Maria de Nazaret, pidiendo para que la situación se definiese, pues, no creía que la hija estuviese muerta. Instantes después, la criatura despertó a los llantos. Todos los preparativos fueron deshechos. El funeral fue cancelado y la vida siguió su curso normal.

 El padre, generoso de corazón, desinteresado de los bienes materiales, cayó en la quiebra económica por tres veces, pues favorecía a los feligreses en prejuicio propio. Más tarde, fue nombrado funcionario público, cargo que ocupó hasta su desencarnación, en 1935.

 El hogar siempre fue pobre y modesto, conoció dificultades inherentes a su posición social, lo que, según ella, la benefició mucho, pues bien temprano se alejó de las vanidades mundanas y comprendió las necesidades del prójimo. El ejemplo de conducta de los padres tuvo influencia capital en el futuro comportamiento de la médium.

 Era común albergar en la casa personas necesitadas y mendigos.

A los 4 años ya se comunicaba audio-visualmente con los espíritus, a los cuales consideraba personas normales encarnadas. Dos entidades eran particularmente queridas: el espíritu Charles, a quien consideraba su padre terreno real, debido a los recuerdos vivos de una encarnación pasada, en que este espíritu fuera su padre carnal.

 Charles, el espíritu elevado, fue su orientador durante toda su vida y actividad mediúmnica.

 El espíritu Roberto de Canalejas, que fue médico español a mediados del siglo XIX era la otra entidad por la cual sentía un profundo afecto y con la cual tenía ligaciones espirituales de larga data y deudas a saldar.

 Más tarde, en la vida adulta, mantenía contactos mediúmnicos regulares con otras entidades no menos evolucionadas, como el Dr. Becerra de Menezes, Camilo Castelo Branco, Frédéric Chopin y otras.

 A los 8 años se repitió el fenómeno de catalepsia, asociado a un desprendimiento parcial. Aconteció en la noche y la visión que tuvo, la marcó por el resto de su vida. En espíritu, fue a pararse ante una imagen del “Señor de los Pasos”, en la iglesia que frecuentaba. Pedía socorro, pues sufría mucho. La imagen, entonces, cobrando vida, le dirigió las siguientes palabras: “Ven conmigo hija mía, será el único recurso que tendrás para soportar los sufrimientos que te esperan”, aceptó la mano que le era tendida, subió los peldaños y no recordaba más nada.

 De hecho, Ivonne Pereira fue una criatura infeliz.

 Vivía acosada por un inmenso recuerdo del ambiente familiar que tuviera en su última encarnación en España y que recordaba con extraordinaria claridad.

 Consideraba sus familiares, principalmente su padre y hermanos, como extraños. La casa, la ciudad donde vivía, eran totalmente extrañas. Para ella, el padre verdadero era el espíritu Charles y la casa, la de España. Esos sentimientos desencontrados y el afloramiento de las facultades mediúmnica, hacían que tuviese un comportamiento considerado anormal por sus familiares.

 Por ese motivo, hasta los diez años, pasó la mayor parte del tiempo en la casa de su abuelo paterno. Su hogar era espírita.

 A los 8 años tuvo el primer contacto con un libro espírita. A los 12, el padre le regaló “El Evangelio según el Espiritismo” y “El Libro de los Espíritus”, que la acompañarían por el resto de su  vida, siendo su lectura repetida, un bálsamo en las horas difíciles.

 A los 13 años comenzó a frecuentar las sesiones prácticas de Espiritismo, que mucho le encantaban, pues veía a los espíritus comunicantes.

 Tuvo como instrucción escolar la escuela primaria. No pudo, por motivos económicos, hacer otros estudios, lo que representó una gran prueba para ella, pues amaba el estudio y la lectura.

 Desde luego tuvo que trabajar para su propio sustento, y lo logró realizando costuras, bordados, encajes, flores, etc… La educación patriarcal que recibió, hizo que viviese apartada del mundo. Esto, por un lado, favoreció el desenvolvimiento y recogimiento mediúmnico, pero por otro, la tornó excesivamente tímida y triste.

 Como ya vimos, la mediumnidad se presentó en los primeros días de vida terrena, a través del fenómeno de catalepsia, llegando a ser éste, un fenómeno común en su vida a partir de los 16 años.

 La mayor parte de las informaciones de más allá del túmulo, de los romances, de las crónicas y cuentos relatados por Ivonne Pereira, fueron recolectadas del mundo espiritual a través de este proceso, y en la hora del sueño reparador.

 Su mediumnidad, sin embargo, fue muy diversa. Fue médium psicógrafo y recetista (hacía recetas Homeopáticas) asistida por entidades de gran elevación, como Becerra de Menezes, Charles, Roberto de Canalejas, Bethencourt Sampaio.

 Practicó la mediumnidad de incorporación y pasistas. Poseía mediumnidad de efectos físicos, llegando a realizar algunas sesiones de materialización, mas nunca sintió atracción por esta modalidad mediúmnica.

Los trabajos, en el campo de la mediumnidad, que más le gustaba hacer eran los de desdoblamiento, incorporación y recetar.

 Como médium psicofónica, podía entrar en contacto con obsesores, obsesados, y suicidas, a los cuales, les tenía un cariño especial, siendo que muchos de ellos se tornaron en espíritus amigos.

 Con las recetas homeopáticas trabajó en diversos centros espíritas de varias ciudades en las que vivió durante sus 54 años de actividad.

 Fue una médium independiente, que no se sometía a los obstáculos burocráticos que algunos centros ejercen sobre sus trabajadores, seguía siempre a la “Iglesia de lo Alto” y el ejercicio de la caridad a cualquier hora y cualquier día en que fuese requerida por los sufrientes.

 Fue una esperantista convencida y trabajó arduamente en su propaganda y difusión, a través de la correspondencia que mantenía con otros esperantistas, tanto en el Brasil, como en el exterior.

 Desde muy pequeña cultivó el estudio y a la buena lectura.

 A los 16 años ya había leído obras de los grandes autores como Goethe, Bernardo Guimarães, José de Alencar, Alexandre Herculano, Arthur Conan Doyle entre otros.

 Escribió muchos artículos publicados en diarios populares. Los cuales todos se han perdidos.

 La obra mediúmnica de Yvonne Pereira consta de 20 libros, entre los que se destacan: “Memorias de un Suicida” y “Recuerdos de la Mediumnidad” .

Yvonne do Amaral Pereira desencarnó en Río de Janeiro el 19-03-1984.

 Fuente: Jornal Macaé Espírita – Nº 289/290 – Enero y Febrero del 2000; Biografía compilada por Rocky Antonio Valencia Oyola,  y traducido al español por la Dra. Claudia Marta Maglio-Esteban.

Una hermosa anécdota:

Era la mañana del 18 de julio de 1998, en la ciudad Valencia de Río de Janeiro y comenzaban las actividades en la “Librería Espírita Yvonne Pereira”. Augusto Marque de Freitas, observó un señor de mediana edad que acompañado por su hija de 20 años se habían parado frente a la puerta del local. Ambos vestían ropas muy sencillas y aparentaban venir de un barrio pobre de la ciudad. De  pronto  la joven gritando emocionada le indicó a su padre, el libro “Enjugando Lágrimas” de F. C. Xavier y E. Barbosa-Diversos Espíritus.

Entraron ambos a la librería, y el padre emocionado le explicó a Freitas que habían venido de muy lejos a solucionar un problema que los tenía muy preocupado. Hacía pocos días había soñado con una “señora” que le indicaba con insistencia que leyera ese libro, pues mucho le iba a favorecer el entendimiento de ciertas cosas que estaba pensando hacer, incluso atentar contra su vida…

Freitas intentó averiguar quién era la “señora” del sueño, pero ni tiempo tuvo para eso, pues de pronto, el hombre declaró:

-“Mira, ella está allí, hija mía!”- señalando una fotografía de Yvonne Pereira expuesta en una pared de la librería. Y prosiguió eufórico:

-“Fue esa señora la que se me apareció en el sueño, diciéndome que debía leer este libro!. Voy a llevarlo!”

En ese momento Freitas tuvo la certeza de que el espíritu Yvonne Pereira, una vez más, había auxiliado a una persona con la mente confundida y preocupada con la problemática que atravesaba en la vida, la condujo hasta la librería.

 Éste era ya el cuarto caso semejante, donde varias personas con cierto desequilibrio emocional, y tendencias a la obsesión, mostrando actitudes peligrosas, conforme declararon, fueron hasta la librería a la cual Yvonne Pereira prestó el nombre, para recibir orientación y palabras de aliento.

(Extractado del “Anuario Espírita” 2004 (Lo posible acontece))

INTUICIÓN MERCEDES CRUZ

INTUICIÓN

«Porque la profecía jamás fue producida por voluntad de hombre alguno, sino que los santos hombres de Dios hablaron inspirados por el Espíritu Santo.» – (II Pedro 1:21) 

Intuición es la capacidad de comprender algo sin la necesidad del raciocinio consciente, algunas investigaciones apuntan que la intuición es elaborada por nuestro subconsciente, otra que está relacionada con algún tipo de  mediumnidad, espiritualidad y que la ciencia no consiguió avanzar en esos estudios.

Algunas personas tienen eso bien aflorado, como un don, que nace con ellas, sin embargo, ya se sabe que hay diversas maneras de trabajar la intuición y de poder mejorarla con el pasar del tiempo.

Investigaciones apuntan que muchas empresas han apostado  en las intuiciones de sus presidentes para hacer investimentos o trabajar nuevas propuestas.

La meditación ayuda a usted a pensar mejor, a encontrarse consigo mismo y organizar sus pensamientos, de esta forma es posible mirar más para sí y percibir lo que su cuerpo y mente está sintiendo o queriendo.

Muchas veces ejercitamos nuestra intuición involuntariamente, por ejemplo, cuando estamos perdidos, o incluso, cuando acabamos de conocer alguna persona. Estas situaciones exploran nuestro lado intuitivo  a través de nuestras experiencias sociales, auxiliándonos a tomar decisiones o construir opiniones.

La observación es muy importante en el desenvolvimiento de la intuición, nuestro cuerpo nos da algunas señales, precisamos aprender  a descifrarlos usando nuestro raciocinio deductivo. Algunas veces quedamos más sensitivos con algunas situaciones, en estos casos es que debemos intentar seguir nuestra intuición.

Sin embargo es importante comprender que no todo es intuición, algunas veces es apenas malestar o miedo, sepa interpretar sus sentimientos para que no se confunda.

Muchas veces somos capaces de presentir cuando alguna cosa va a dar errado, o aún, sabemos que el camino que estamos escogiendo es  el  mejor a seguir, mas no siempre estaremos ciertos, debemos saber lidiar también con esas frustraciones, pues como seres humanos estamos sujetos a errores.

Recuerde las veces que usted siguió su intuición y haga una valoración si usted acertó o erro en la mayoría de los casos, observando cuales fueron las situaciones y cuales las actitudes que tomó, de esta forma tendrá más base en la hora de hacer  sus elecciones, mas no tenga miedo de errar.

Observemos lo que nos dice Emmanuel sobre la intuición, en el libro: Camino Verdad y Vida

Todos los hombres participan de los poderes de la intuición, en el divino tabernáculo de la conciencia y todos pueden desenvolver sus posibilidades en ese sentido, en el dominio de elevación espiritual.

No son fundamentalmente necesarias las grandes manifestaciones fenoménicas de la mediumnidad para que se establezcan movimientos de intercambio entre los planos visibles e invisibles.

 Todas las nociones que dignifican la vida humana vinieron de la esfera superior. Y esas ideas ennoblecedoras no se produjeron por voluntad de hombre alguno, porque los razonamientos propiamente terrestres siempre se inclinan hacia lo material en su arraigado egoísmo.

La revelación divina, significando lo que la Humanidad posee de mejor, es cooperación de la espiritualidad sublime, traída a las criaturas por los colaboradores de Jesús, a través de la ejemplificación, de los hechos y de las palabras de los hombres rectos que, a golpes de esfuerzo propio, quiebran el circulo de vulgaridades que los rodea, tornándose instrumentos de renovación necesaria. La facultad intuitiva es institución universal. A través de sus recursos, recibe el hombre terrestre las vibraciones de la vida de lo Alto, en contribuciones religiosas, filosóficas, artísticas y científicas, ampliando conquistas sentimentales y culturales, colaboración esa que se verifica siempre, no por la voluntad de la criatura, sino por la concesión de Dios.

HACER EL BIEN Y PRACTICAR LA CARIDAD SON LOS FRUTOS DE LOS ÁRBOLES BUENOS J HERCULANO PIRES

HACER EL BIEN Y PRACTICAR LA CARIDAD SON LOS FRUTOS DE LOS ÁRBOLES BUENOS

Libro: El Hombre Nuevo

J. Herculano Pires

Conocemos los árboles por sus frutos – Dios no hace distinciones humanas – El concepto espírita de la salvación.

De vez en cuando, recrudecen las campañas religiosas contra el Espiritismo. Sea a título de “esclarecimiento”, o a pretexto de “salvación”, en la piadosa intención de convertir las ovejas dispersadas, esas campañas, que surgen mansamente, acaban degenerando en movimientos agresivos. La intención piadosa se transforma, en la práctica, en violencia anti-fraterna. Evidente demostración de la falta de verdadero sentimiento religioso, que lleva a las personas a olvidarse de la paternidad universal de Dios, para apegarse al dualismo anticristiano del mazdeísmo, dividiendo el mundo entre dos poderes iguales: lo de Dios y lo del Diablo. 

De un lado son colocados los hijos de Dios, que están siempre con la buena causa. Del otro, los del Diablo, que usan siempre de artimañas para perder las almas. Ese viejo modo de pensar, que constituyó la arma de dominación de las religiones antiguas, en todas las civilizaciones desaparecidas, no puede encontrar más resonancia en nuestro tiempo. Desde que Cristo definió Dios con la pequeñita palabra “Padre”, enseñando que el buen samaritano era mejor que el más escrupuloso fariseo, el exclusivismo de las viejas sectas perdió el sentido. Lo que aún lo hizo prevalecer en el mundo cristiano fue simplemente la incomprensión del Cristianismo, y principalmente su tergiversación. 

El Espiritismo, como Consolador Prometido, viene a restablecer la enseñanza de Cristo en su pureza primitiva. Por eso mismo, restablece el concepto cristiano de Dios como Padre, y como Padre Supremo de toda la Humanidad, sin privilegios y divisionismos, a todos amparando en su amor infinito. Así como para Jesús, el samaritano no era peor que el fariseo, así también, para Dios: católicos, espíritas, protestantes, budistas, sintoístas, mahometanos, son todos iguales. Lo que importa no es el sistema de creencias que adopten, pues los sistemas son invenciones humanas, sino la manera como se conducen en la vida. Los que sean sinceros en sus creencias y sepan amar al próximo como a sí mismos, están más próximos a Dios que los otros, que transforman la religión en campo de luchas odiosas. 

Leemos, sin embargo, en un artículo contra el Espiritismo, esta curiosa afirmación: “La piel de oveja espírita es la caridad. Hacer el bien y practicar la caridad”. Viene al caso de decir: ¡bendita piel de oveja! ¡Quisiera Dios que todos los hombres la vistieran! Pues hacer el bien y practicar la caridad y hacerse la oveja, el viejo concepto del lobo disfrazado pierde su sentido. ¡Maravilloso poder del Espiritismo, que transforma así el hombre, desviándolo del camino tortuoso del mal y del odio, hacia el camino recto de la caridad y del bien! ¿Cómo podemos conocer el árbol, sino por sus frutos? ¿No fue eso lo que Jesús nos enseñó? Ahora, si los espíritas pueden ser reconocidos por la maravillosa piel de oveja de la caridad, no es de suponerse que, por bajo de la piel, ¿el corazón también sea de oveja? 

Más adelante dice el artículo, que los espíritas usan aún otra forma de piel de oveja, dando nombres de santos a los Centros, exponiendo imágenes y haciendo oraciones. Esta nueva forma, en la verdad, ya no tendría importancia, delante de la otra, que todo lo supera. Pero en este punto es preciso esclarecer que la cizaña de la mentira se mezcla al trigo de la verdad, y es bueno separarlos. Hay espíritas que dan nombres de santos a los Centros, porque la comprensión espírita les permite ver que Dios no hace acepción de personas. Un santo puede ser un espíritu realmente elevado. San Agustín, por ejemplo, dio luminosas comunicaciones a Kardec, que figuran en el “El Evangelio según el Espiritismo”, y San Luis hizo lo mismo. ¿Por qué usaron el título de “santo”? Para ser identificados, pues los hombres así los conocen hace muchos siglos. Solamente por eso. 

En cuanto al uso de imágenes en los Centros, es puro engaño. Los espíritas no usan imágenes. Sólo podemos encontrarlas en agrupaciones humildes, de gente sin instrucción y aún apegada a la religión popular que le fue enseñada de niño. También en el Cristianismo primitivo acontecía eso. Los nuevos cristianos se apegaban a los ídolos del paganismo. Pero el Espiritismo esclarecerá a esa gente humilde, porque él es una luz que espanta inevitablemente las tinieblas. En cuánto a hacer oraciones, no solamente los espíritas deben hacerlas, sino todas las personas realmente religiosas, conocedoras, por poco que sea, de la existencia de Dios y de los Espíritus Superiores. Lo que acontece es que los espíritas aprenden, en su doctrina, que al orar por sus hermanos de otras creencias deben tener el corazón puro, lleno de amor fraterno, en lugar de vibraciones de pesado rencor sectario. 

No es verdad, pues, que los espíritas usan la piel de oveja de la adoración de imágenes o de las plegarias falsas, para engañar a los otros. Lejos de eso. Los espíritas predican incesantemente, a través de charlas, artículos de periódicos y revistas, libros doctrinarios, y en las aulas de catecismos de los Centros, que no se puede ser a la vez espírita y de otra religión. El espírita tiene que ser espírita. Lo que le compite, no es fingirse practicante de ritos que su doctrina condena, pero ser fraterno, tolerante y comprensivo para con sus hermanos de otras creencias. Y eso no es vestirse de oveja. Es sólo comprender la religión en espíritu y verdad, como Jesús enseñó a la mujer samaritana.

COMPROMISO PERSONAL ENMANUELCHICO XAVIER

COMPROMISO PERSONAL

Por el Espíritu Emanuel

Del libro: Entre Hermanos de Otras Tierras. Médiums: Francisco Cândido Xavier y Waldo Vieira.

 “Yo planté, Apolos regó, pero el crecimiento vino de Dios”. – PABLO. (1 Corintios, 3:6)

Nada de personalismo en el cultivo del espíritu.

Como sucede en cualquier campo terrenal, ningún cultivador, en la tierra del alma, puede jactarse de hacer todo en los campos de siembra o cosecha.

Después del esfuerzo de los que plantan, están los que cosechan la verdura naciente, los que la ayudan, los que la corrigen, los que la protegen.

Pensando, sin embargo, en la imposición de la descentralización, del servicio espiritual, muchos compañeros huyen de la iniciativa en las construcciones de un orden moral del que somos responsables.

Muchos de ellos, invitados a edificantes compromisos, en tal o cual sector del trabajo, dicen que no son aptos para la tarea, como si nunca debiéramos empezar a aprender sobre la mejora íntima, mientras otros afirman, casi siempre con ironía, que no nacieron. para líderes. Los que hacen esto tienden a relegar a Dios pequeñas obligaciones en cuanto a elevación, progreso, refinamiento o perfeccionamiento, pero las leyes del Creador no eximen a la criatura del deber de colaborar en la edificación del bien y de la verdad, en favor de sí misma.

Miremos las palabras del Apóstol Pablo, cuando ya conocía los problemas de la superación personal, al referirse a la evangelización: “Yo planté, Apolos regó, pero el crecimiento vino de Dios”.

La necesidad de devoción individual a la causa de la Verdad surge claramente de tal conceptualización.

Sabemos que la esencia de toda actividad, en un campo agrícola, procede, originariamente, de la Divina Providencia. La semilla, el suelo, el clima, la savia y la guía para el desarrollo del árbol vienen de Dios, así como la inteligencia, la salud, el coraje y el discernimiento del cultivador de Dios, pero estamos obligados a reconocer que alguien debe plantar.

ANTE LAS PUERTAS LIBRES ANDRÉ LUIZ CHICO XAVIER

ANTE LAS PUERTAS LIBRES

Una antigua leyenda egipcia nos narra la historia de un pececito llamado Bermejo.

En el centro de un hermoso jardín, había un gran lago adornado de ladrillos  azul turquesa.

Alimentado, por un diminuto canal de piedra, escurría sus aguas  del otro lado, a través de una reja muy estrecha.

En ese reducto acogedor, vivía toda una comunidad de peces repapilándose, rollizos y satisfechos. Eligieron a uno de los ciudadanos  más grandes  para los encargos  de rey, y vivían allí, plenamente despreocupados, entre la gula y la pereza.

Entre ellos había un pececito, menospreciado de todos. 

No conseguía pescar  la más leve larva, ni refugiarse en los nichos de barro.  Los otros voraces y gordinflones, arrebataban para si todas las formas y ocupaban, displicentes, todos los lugares consagrados al descanso.

El pececito Bermejo que nadaba y sufría. Era visto, en carreras constantes, perseguido  por la canícula atormentada por el hambre.

Sin encontrar estancia alguna, se puso a estudiar con mucho interés. Hizo un inventario de todos los ladrillos que adornaban el borde del pozo, registró todos los huecos existentes en el, y sabia, con precisión, donde se reuniría  la mayor masa de lodo por ocasión de los aguaceros.

Después de mucho tiempo de observación, descubrió la verja del desagüe. Frente a la improvista oportunidad de aventura benéfica, reflexionó consigo mismo:

¿No será  mejor pesquisar la vida y conocer otros rumbos?

Optando por el cambio. En el traspasar de la verja perdió varias escamas, al atravesar el pasaje estrechísimo.

Pronunciando votos renovadores, avanzó optimista, encantado con los nuevos paisajes, ricos de flores  y sol que lo enfrentaban, y, siguió, embriagado de esperanzas…

En breve alcanzo el  gran rió, e hizo innumerables conocimientos.

Encontró peces de muchas familias diferentes, hombres y animales, embarcaciones y puentes, palacios y vehículos, cabañas y árboles.

Consiguió, de ese modo, alcanzar el océano, ebrio de novedad y sediento de estudio.  Fascinado por la pasión de observar, se aproximo a una ballena más de lo que debía y fue engullido por ella.

En apuros, afligido oro a Dios de los peces que le ayudase, y su oración fue escuchada, porque el valiente cetáceo comenzó a sollozar y vomito, restituyéndolo a las corrientes marinas.

Plenamente transformado en sus concepciones del mundo, pasó, a observar a las infinitas riquezas de la vida. Encontró plantas luminosas, animales extraños, estrellas movibles, y diferentes flores  en el seno de las aguas. Sobre todo, descubrió la existencia de muchos  pececitos estudiosos  y delgados, tanto como el, junto a los cuales se sentía maravillosamente feliz.

Ahora vivía sonriente y calmado, en el Palacio de Coral que el mismo eligió, con centenares de amigos, el supo por sus estudios, que solo en el mar las  criaturas acuáticas  disponían  de más sólida garantía, ya que cuando el estío se hiciese más arrasador, las aguas de otra altitud  continuarían corriendo hacia el océano.

El pececito pensó, pensó… y sintiendo inmensa compasión de aquellos con los que había convivido en su infancia, deliberó consagrarse a la obra del progreso y salvación de ellos.

¿No sería justo regresar y anunciarles la verdad? ¿No seria noble ampararlos  prestándoles, a tiempo, valiosas informaciones?

 No lo dudo.

Fortalecido por la generosidad de hermanos benefactores  que vivían con el, en el Palacio de Coral, emprendió en largo viaje de vuelta.

Tomo el rió, del rió se dirigió a los regatos y d y de los regatos se encaminó a los canalitos que lo condujeron al primitivo hogar.

Esbelto y satisfecho como siempre, por la vida de estudio y servicio a la que se consagraba, varó en la reja y procuró, ansiosamente, a los viejos compañeros.

Estimulado por la proeza del amor que efectuaba, supuso que su regreso causaría sorpresa y entusiasmo general. Seguramente la colectividad entera celebraría el hecho, pero, enseguida, verificó que nadie se movilizaba.

Todos los peces continuaban pesados y ociosos.  Grito diciéndoles que había vuelto, pero nadie le prestó atención ni se acordaban de el. Ridiculizado, procuró al rey y le comunicó la reveladora aventura.

El rey, algo entorpecido por la manía de grandeza, reunió al pueblo y permitió que el mensajero se explicase.

El benefactor despreciado, valiéndose de la ocasión, esclareció con énfasis, que había otro mundo liquido, glorioso y sin fin. Aquel pozo era una insignificancia  que podía desaparecer, de un momento a otro. Que más allá del desagüe aproximo, se desdoblaba otra vida, y otra experiencia. Allí fuera corrían regatos ornados de flores, ríos caudalosos repletos de seres diferentes  y, por fin, el mar donde la vida aparece cada vez más rica y más sorprendente. Poco a poco describió todas las maravillas que había descubierto. El les dijo que deberían adelgazar, convenientemente, absteniéndose de devorar tanta larva y tanto gusano, en las grutas obscuras y aprendiendo a trabajar y estudiar tanto como fuese necesario  para la venturosa jornada.

Tan pronto terminó, carcajadas estridentes  le coronaron la prédica.   Lo tacharon de fantasioso. Ninguno creyó en el, y el soberano acompañándolo a la reja del desagüe le manifestó con ironía ¿No ves que no cabe por aquí ni siquiera una de mis aletas? ¡Gran tonto! No nos perturbes el bienestar… Nuestro lago es el centro del Universo… ¡Nadie posee  vida igual a la nuestra!

Expulsado a golpes de sarcasmo, el pececito realizó el viaje de regreso, y se instaló definitivamente, en el palacio de Coral, aguardando el tiempo.

Después de algunos años apareció  pavorosa y devastadora  sequía. Las aguas descendieron de nivel. Y el pozo donde Vivian los peces, glotones, se secó, compeliendo a la comunidad entera  a perecer, atollada en el lodo.

Con todo hay muchos peces humanos que sonríen y pasan, entre la mordacidad y la indiferencia, procurando rutas pasajeras o peleando larvas temporales.

Esperan un paraíso gratuito con milagrosos deslumbramientos, después de la muerte del cuerpo.

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El intercambio con lo invisible es un movimiento sagrado en función restauradora del Cristianismo puro; por tanto, que nadie  se descuide de las necesidades propias en el lugar que ocupa por la voluntad del Señor.

André Luíz  nos dice que la mayor sorpresa en la muerte carnal, es la de colocarnos cara a cara con nuestra propia conciencia, donde edifiquemos el cielo, nos estacionamos en el purgatorio y nos precipitamos en el abismo infernal;  y nos recuerda que la tierra es un taller sagrado y que nadie lo menos preciará sin conocer el precio del terrible engaño al que se sometió su propio corazón.

Guardemos la experiencia en el libro del alma. Ella dice muy alto que no le basta al hombre apegarse a la existencia humana, sino que necesita aprovecharla dignamente, que los pasos del cristiano en cualquier  escuela religiosa, deben dirigirse verdaderamente a Cristo, y que, en nuestro campo doctrinario necesitamos en verdad del Espiritismo y del Espiritualismo, pero más, mucho más, de  Espiritualidad