¡DESPROGRÁMATE! ¡SÉ TÚ MISMO! DE ANTHONY MELO


¡DESPROGRÁMATE!

¡SÉ TÚ MISMO!

De Anthony Melo

Lo importante es ser capaz de darte cuenta de que no eres más que un yoyo, siempre de arriba para abajo, según tus problemas, tus disgustos o depresiones; que eres incapaz de mantener una estabilidad. Darte cuenta de que te pasas la vida a merced de personas, de cosas o situaciones. Que te manipulan o tú puedes manipular. Que no eres dueño de ti ni capaz de mirar las situaciones con sosiego, sin enfados ni ansiedad.

Toda esa actitud sólo depende de tu programación. Estamos programados desde niños por las conveniencias sociales, por una mal llamada educación y por lo cultural. Vivimos por ello programados y damos la respuesta esperada ante situaciones determinadas, sin pararnos a pensar qué hay de cierto en la situación, y si es consecuente con lo que de verdad somos esa respuesta habitual y mecánica.

Tenemos programadas ideas convencionales y culturales, que tomamos como verdades cuando no lo son. Como la idea de patria, de fronteras y hábitos culturales que nos llevan a conflictos cuando nada tienen que ver con la verdad.

Lo que haces como hábito, te hace dependiente porque te lo han programado. Sólo lo que surge de dentro es tuyo y te hace libre.

¡DESPROGRÁMATE!

Cuando venía hacia aquí, en el avión, me dijeron: -Mira, ya salimos de la India, ahí está la frontera.

Yo me asomé y por más que miraba no vi ni una línea, ni una barrera natural de separación. ¿Es que existen las fronteras en la naturaleza? No están más que en nuestra mente. Toda tierra es de todos, y toda cultura no es más que ideas que nos separan.

Hubo un niño blanco que se perdió en la selva y se crio en una tribu con cultura distinta. Cuando creció se casó con una nativa de aquella cultura. Ocurrió que a una amiga de su mujer se le murió su marido en la guerra, y aquella noche, al pensar en su amiga sola, la mujer nativa le dijo al marido blanco:

-Oye, me gustaría que fueses a consolar a mi amiga, que está sola, y como ya no tiene marido te acostases con ella.

El marido, que recordaba aún rasgos de su cultura, se negaba, horrorizado, pero al final complació a su mujer.

Cuando volvió, la mujer le dijo:

-Ya sabía que eras un buen hombre y ahora te quiero más, porque eres compasivo y me siento orgullosa de ti. ¡Qué bella su cultura, pero qué difícil de entender y seguir para nosotros! No existe separación de razas, sólo distintas culturas programadas en nuestras mentes. En la naturaleza no existen fronteras. El honor, el éxito y el fracaso no existen, como tampoco la belleza ni la fealdad, porque todo consiste en una manera de ver de cada cultura. Es lo cultural lo que provoca esas emociones ante el nombre de patria, raza, idioma o pueblo. Son distintas formas de ver que están programadas en nuestra mente. La patria es el producto de la política, y la cultura es la manera de adoctrinar.

Cuando eres un producto de tu cultura, sin cuestionarte nada, te conviertes en un robot. Tu cultura, tu religiosidad y las diferencias raciales, nacionales o regionales te han sido estampadas como un sello y las tomas como algo real. Te enseñaron una religiosidad y una forma de comportarte que no has elegido, sino que te vinieron impuestas desde fuera, antes de que tuvieses edad o discernimiento para decidir, y sigues así, con ellas colgadas, como una piedra al cuello.

Sólo lo que nace y se decide adentro es auténtico y te hace libre. Lo que haces como hábito y que no puedes dejar de hacer porque te domina, te hace dependiente, esclavo de lo que crees, porque te lo han programado. Sólo lo que surge de dentro lo analizas, lo pasas por tu criterio y te decides a ponerlo en práctica asumiéndolo; es tuyo y te hace libre.

Tienes que liberarte de tu historia y su programación para responder por ti mismo y no de personaje a personaje.

Lo mismo ocurre con lo que creemos amor y que no es más que un modelo cultural aceptado por la mente. No se puede vivir influenciado por el pasado. Lo menos que se puede hacer por el amor es ser sincero, tener claridad de percepción y llamar a cada cosa por su nombre. Ser capaz de dar la respuesta precisa sin engañar ni engañarte. Porque te amo te doy la respuesta, desde mi realidad, que te corresponde a ti y a tu realidad, en este momento. Más tarde no sé lo que puede ocurrir, y por ello no te hago promesas que no sé si podría cumplir.

Esto es lo menos que puedes exigirle al amor: sinceridad. La espiritualidad consiste en ver las cosas, no a través de cristales de color, sino tal como son. La espiritualidad ha de nacer de ti mismo; y cuanto más seas tú mismo, serás más espiritual.

Lo cierto es que el dolor existe porque rechazamos que lo único sustancial es el amor, la felicidad, el gozo.

NO SEAS FOTOCOPIA

No imites a nadie, ni siquiera a Jesús. Jesús no era copia de nadie. Para ser como Jesús, has de ser tú mismo, sin copiar a nadie, pues todo lo auténtico es lo real, como real era Jesús.

La culpabilidad y la crítica no existen más que en la mente de la cultura. Las personas que menos se preocupan de la vida de ahora, de vivir el presente, son las que más se preocupan por lo venidero. Preocúpate por estar despierto, vive ahora y no te importará el futuro. Cuando tu mentalidad cambia, todo cambia para ti, a tu alrededor. Lo que antes te preocupaba tanto, ahora te importa un bledo y, en cambio, vas descubriendo cosas maravillosas que antes te pasaban inadvertidas.

Lo que más les preocupa a las personas programadas es tener razón. Tienen miedo a perder sus ideas, en las que se apoyan, porque les dan pavor el riesgo, el cambio, la novedad, y se agarran a sus viejas ideas porque están fosilizadas.

Nuestra vida se convierte en un lío porque tomamos por realidad lo que no son más que programaciones que no nos sirven de nada y nos agarramos a ellas porque no sabemos descubrir otra cosa. En el fondo, tenemos una enorme inseguridad y, para sentirnos mejor, vamos a consultar a los que creemos que saben más que nosotros, creyendo que ellos nos van a solucionar los problemas. Pero los problemas, que sólo existen en nuestra imaginación, sólo despertando los solucionaremos.

Del libro AUTOLIBERACIÓN

De Anthony Melo

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